Partida Rol por web

Las palabras de Niklas no convencieron a Erik ni a Astryr, quien estaba también con ellos. El cazador, que era a su vez uno de los fundadores del clan, dejó clara su postura sin que nadie le contradijese o intentase detenerle. No iba a haber prisioneros.

A la lejanía un combate se libraba, aquel fugitivo no parecía tener intensiones de ser tomado prisionero o morir. Eskol se había adelantado y le había alcanzado, solo para ser sorprendido por el debilitado guerrero, que aun combatiendo de rodillas, logró desarmarle y estuvo cerca de clavarle su hacha en el pecho de no ser por que uno de los guerreros enviados por Niklas llegó a tiempo e interpuso su escudo de madera a tiempo. El combate se tornó en ese momento a favor del clan Rotensnö pues cinco guerreros contra uno herido ya era demasiada ventaja y pronto las heridas de aquel hombre fueron multiplicándose. Para cuando no pudo luchar más, ya había perdido un brazo el cual le colgaba con dificultad entre las prendas de su destrozada armadura, tenía dos heridas severas en el dorso y las piernas, un tajo de Eskol le había quitado una oreja y desprendido parte de la cara, y finalmente una lanza le había atravesado el pecho. Ya solo era tiempo para que su muerte le alcanzase.

Erik, a quien poco le importaba aquel desenlace que se producía en la lejanía, tenía su vista fija en el último superviviente de entre los ladrones y asesinos. Éste, no tardó en sentir la llamada de la muerte en el hacha que sujetaba con firmeza y determinación el cazador que se aproximaba a él con pasos decididos. Su reacción fue la lógica, intento escapar; pero para su desgracia, volvió a tropezar con la sangre de sus cómplices, y ya en el suelo fue sujetado por otros dos guerreros del clan.

Los lloriqueos de aquel hombre no hicieron más que humillarle ante los ojos de los que allí estaban presentes, claramente se había meado encima y lloraba aterrorizado mientras Erik parado junto a él preparada su hacha y esta surcaba los cielos precipitándose sobre su cuello. El sonido del viento, como un lejano aullido, dio paso al singular sonido que producía un hacha bien afilada cuando se incrustaba en la carne y los huesos, y después, un breve silencio, el silencio de la muerte, el cual duró hasta que la cabeza cercenada de aquel hombre se estrelló contra el frio suelo y rodó un par de metros.

Niklas no estaba conforme con lo que escuchaba, pues él era de intentar gestionar todo con más diplomacia que mano dura pese al mal genio que tenía de vez en cuando, pero en cierta forma Erik no dejaba de tener razón. Aquellos hombres se habían condenado ellos solos, y no sólo habían desafiado al clan, si no que habían asesinado a uno de los suyos.

No dijo nada y dejó hacer, pues la mayoría parecían a favor de las palabras de Erik y así se decidían las cosas allí.

El anciano sintió vergüenza al ver el comportamiento del hombre que se había hecho sus necesidades encima. Apartó la mirada y la dirigió hacia el combate que tendrían un rápido final. Al menos aquel hombre había decidido luchar por su vida afrontando sus actos y defendiéndolos, tendría una muerte honorable, no como el despojo que temblaba a sus pies, que iba a ser decapitado como el criminal que era.

Unos segundos después todo había terminado, los dos hombres que quedaban con vida fueron ejecutados, uno con el honor del guerrero y otro como el vil cobarde que era. Niklas sabía que las valquirias llevarían a cada uno a donde le tocara, y los dioses decidirían*.

Tras recoger todo lo que pudieron recuperar, tocaba volver a casa. Un par de horas más tarde se acercó a Erik y al resto del consejo interno y les preguntó - ¿Ven viable aprovechar nuestra salida para ir a ver si pudiéramos rescatar a esa gente atrapada?** Si vamos a hacer algo, cuanto antes mejor, puesto que si los rescatamos podrán ayudar durante más tiempo a recolectar, construir o defender nuestro clan, y desde luego, eso tendrían un impacto muy positivo en la moral del clan y estrecharía aún más los lazos con los nuevos integrantes. -

Niklas siempre buscaba la forma de beneficiar al Clan por encima de todo, y creía que hacer el esfuerzo de rescatar a aquella gente sería una buena inversión. Probablemente después del invierno sería muy tarde, y si iban a hacerlo, sería mejor cuanto antes, según le dictaba su sentido común.

Según él lo veía, sería ahora o nunca.

Limpio el filo de mi hacha pues está manchado con sangre. El bandido demostró en sus últimos alientos no ser más que un indigno cobarde. Le he dado una muerte rápida pues es lo que merecía por hablar pero su comportamiento, vergonzoso a los ojos de dioses y hombres, no lo hace merecedor de más esfuerzo que el ya brindado. Su cadáver ha de pudrirse en este lugar con el resto de la escoria.

Niklas habla de un plan para intentar rescatar a las familias que han quedado prisioneras del clan Garra de Hielo. La verdad es que creo es sumamente importante salvar a esa gente pero no se me ocurre una manera de sacar a esas personas sin iniciar una guerra de clanes, una guerra que en este momento no estamos en condiciones de ganar.

Le respondo lo que creo:

 - "Me parece una muy buena idea, pero no creo que estemos en condiciones ahora. Además, ese paso debe planificarse muy bien pues no podemos ganar un enfrentamiento directo contra ese clan. Lo más probable es que debamos utilizar alguna estratagema pero no sin mucho cuidado."

Guardo el hacha y me preparo para continuar el camino, ya sea de vuelta al campamento o hacia adelante, como Niklas, nuestro líder, ordene. Ya he hecho lo que vine a hacer y ahora ya puedo descansar.

Escuchó la respuesta de Erik y sopesó las posibilidades. - Sí, tenía contemplado que primero debemos explorar el terreno y saber exáctamente cómo está la situación, sería demasiado arriesgado lanzarnos a ciegas. Y sí, es cierto que somos pocos ahora mismo para arriesgarnos. Bien visto. Gracias por tus palabras Erik, siempre es bueno escucharte.  -

Siguió andando de vuelta a su poblado, puesto que a lo que habían salido, ya se había hecho.

Tenía una idea en mente* para subsanar lo que Eirk había comentado, pero antes tendrían que saber de cuántos efectivos disponía el clan de las montañas. 

- Volvemos a casa, tenemos que terminar tareas. - dijo, dando por cerrado el tema hasta que se produjeran nuevos acontecimientos.

Tras acabar con el problema de los ladrones y asesinos, llega el momento de volver a casa o eso cree hasta que Niklas propone ir a ayudar a otros pueblos en problemas. Sinceramente, ella considera que no es una buena opción para eso. Han caminado sin descanso y son pocos para ayudar a muchos. Así pues, comparte su opinión, como ha hecho Erik.

-Estoy con Erik. No hay forma de que podamos ayudar a esas personas con tan pocos guerreros con nosotros. Además, tenemos otros asuntos que atender en nuestro pueblo. Debemos continuar con la preparación de cara al invierno, que cada vez está más cerca, y es una buena ocasión para preguntar a nuestro pueblo quién quiere unirse para salvar a aquellos que necesitan ayuda.

Tras eso, parece que Niklas cambia de parecer y decide que es momento para ir a casa. Cosa con lo que está de acuerdo.

Con el castigo a aquellos hombres y a su anciano líder, aquel capítulo terminaba, al menos de momento. No era claro si habría problemas en el campamentos a raíz de todo aquello, o bien si con el tiempo se encontrarían con mas grupos de familias huyendo de la amenaza que representaba aquel clan en el norte.

Por ello cierto era que la intensión de Niklas estaba bien justificada, el mender esperaba poder salvar a aquellos hombres y de paso poder acrecentar la estabilidad del clan Rotensnö y quizá con ello concluir con su misión. Pero cierto era que tal como planteaban Erik y Astryr, eran pocos guerreros y desconocían realmente la situación. Explorar era primordial si se tenían aquellas intenciones, pero muy por encima de ello estaba el inminente invierno y la necesidad que había de prepararse para este, el cual, ya no tardaría mucho en llegar.