Partida Rol por web

Tras ya mas de tres semanas en su nuevo hogar, el clan empezaba a florecer. Había alimento, había recursos y sobre todo, contaban ya con un gran salón. Lo único que aun les atemorizaba era el cercano invierno, el alimento no les duraría para siempre y los tratos con el clan Lávidr habrían de cerrarse en esos días, incluyendo lo referente al posible intercambio de recursos por alimento.

Con todas aquellas cosas en sus mentes, un grupo reducido del clan, conformado solo por miembros del consejo, partió hacia el gran bosque para realizar una pequeña cacería en aquel día pues necesitaban alimento para intercambiar, y ya tenían claro que ese bosque aun ofrecía mucho. El grupo inició su día con cierto éxito cazando con suma facilidad algunos cerdos y jabalíes del bosque, pero cuando se adentraron mas hacia la parte noroeste del bosque, se toparon con una escena que les llevó a preocuparse.

Frente a ellos se encontraba el cadáver de un gran venado, probablemente una hembra adulta que se encontraba criando. Aquello habría sido normal si su muerte hubiese sido causada por un lobo, un oso o algún otro animal, incluyendo otro venado. Pero no era así, la criatura había sido destazada, su piel arrancada casi en la totalidad, le faltaba gran parte de su carne. Sus piernas y cabeza estaban casi enteras, y en su cuello tenía señales de haber sido atravesada por una lanza, incluso encontraron una flecha rota cerca de su cadáver. No había señales de ninguna otra bestia en la zona, ni siquiera carroñeros, y la sangre aun se sentía muy fresca; su cuerpo casi palpitaba la vida que se esfumaba de ella. Quien fuera que la había cazado estaba aun cerca y no era un miembro de su clan.

Avanzaba contento, pues había conseguido darle el golpe de gracia a un jabalí y aunándolo a las otras presas conseguidas entre todos, ya tenían unas pocas provisiones para llevar a casa, el comienzo no podía haber sido mejor y eso le agradaba. Sentir que podía llenar la panza en los días más crudos de invierno era una sensación muy agradable.

Pero una mala noticia les esperaba en mitad del bosque.

Un gran venado muerto y desollado por completo. No por animales ni una bestia feroz. Por humanos.

- Intrusos. Nómadas, bandidos o incursores de otro Clan. Sea como sea, no podemos dejar que cacen en nuestros dominios. - dijo. Miró alrededor buscando señales o rastros de aquellos cazadores furtivos.

Allí están, en el bosque. Atrás han dejado su floreciente poblado para ir a encontrar el alimento que tanto van a necesitar durante el invierno. Si bien es cierto que han conseguido mucha comida y animales de cría, también es cierto que en algún momento todas esas cosas escasearán, así que hay que reponer los alimentos consumidos. Y el mejor lugar para cazar es el bosque. 

Y parece que no son los únicos que opinan igual. En el centro de un pequeño claro, se encuentran el cuerpo de un ciervo que ha sido atravesado con una lanza y despiezado casi por completo. La sangre aun parece fresca y seguro que los que lo han hecho no son de su clan. Enemigos o ladronas... quizá las dos cosas.

-No hace mucho que han estado aquí. Quizá aun podamos darles caza a ellos y hacer saber que nadie nos roba la comida.

Mirando a la pelirroja guerrera, el cazador asintió. - Hm. Estoy de acuerdo. Deberíamos darles caza y enseñarles quién manda aquí. Ahora ésto es nuestro territorio de caza. -
 

Las cosas marchaban bien gracias al trabajo duro que habían desempeñado entre todos hasta ahora. El edificio prinicipal acababa de ser levantado, y no tardarían en construir un poblado entero acorde a sus necesidades, ahora que podían relajarse un poco con el alimento gracias a las reservas que habían acumulado. Claro que tampoco podían despistarse, el invierno se acercaba y una vez llegara sería cuando las cosas se pondrían difíciles de verdad. Pero si conseguían sobrevivir al primero, ya no habría ninún obstaculo que pudiera hacerles frente o echarlos de aquellas tierras.

Aquél día habían decidido enviar una partida de caza al gran bosque y Jendalos se ofreció voluntario para la misma, ya que había pasado bastante tiempo en él durante el tiempo de recolectáar provisiones y una lanza más nunca venía mal. La suerte pronto les sonrió con unos cuantas presas, porcinas de paso, lo cual era aún mejor. Pero las cosas se torcieron cuando encontraron el cadáver destrozado de un venado de buen tamaño. Les habría venido de lujo pero alguien se les había adelantado. Llevaban un mes allí instalados y aún había a los que no les quedaba claro que aquellas eran sus tierras ahora. Bueno, pues como decían Astryr y Eskol, mejor enseñarles quién era el que mandaba ahora.

- Si los encontramos pronto, quizás hasta podamos recuperar lo que falta del animal - Jendalos se acercó hacia el cadáver del animal en busca de algún posible rastro que los intrusos hubieran dejado tras de sí y que les sirviera para descubrir su paradero.

Un día más de cacería nos había traído a una zona del bosque, el que yo sé que está lleno de muchas presas de cacería. Una partida de caza como la que somos ahora podría fácilmente llevar más carne de la que podamos transportar sin invertir demasiadas horas.

Pero aquella escena del venado me preocupó. Me arrodillé al lado del cuerpo, intentando averiguar qué le había causado aquello y entendí que fue asesinado con una lanza y luego se encargaron de arrancar del animal todo lo que le falta. Lo fresco del cuerpo me indica que el cazador no debe estar lejos.

Escucho lo que dicen mis compañeros y hablo:

 - "Todos tienen razón, debemos proteger nuestros dominios ahora. Vamos a cazarles de inmediato."

Me pongo de pie y comienzo a mirar alrededor, buscando algún rastro que seguir. Busco al lado del animal unas huellas que me digan de donde vino y a donde se fue el bandido, pues no tiene otro nombre quien caza lo que no le pertenece y todas las criaturas que habitan en este bosque son ahora propiedad del clan Rotensnö.

Cacería, buena, caminata, buena. Enfrentarnos a la idea de otro grupo, no.

El ciervo a medio descomponer era simplemente la muestra mas clara de nuestro siguiente reto: los invasores. Si algo sabia el nómada, es que no importa donde te asientes, siempre habrá alguien buscando meterse en tu territorio. Esta vez era el caso.

Peinando la poca cabellera hacia atras, Alistar los miró a todos. Tenia tiempo sin interrumpir. No veía necesario opinar, ellos ya habian decidido ir a la caza de los invasores, salvajes por cierto. Sin embargo, si no es necesario pelear, ¿acaso debemos buscar la guerra?

 - Buscarlos es un buen movimiento, pero ir para matarlos es ganarnos enemigos innecesarios - Se acercó al cadaver, tratando de ver si era fresco o si tenia mucho tiempo, al menos así se sabría si estaban lejos o cerca.

La opinión general era cazar a los ladrones, al menos esa era la opinión general pues solo Alistar tenía sus dudas; Einar incluso ya afilaba su gran hacha practicando contra un gran roble. El mismo Alistar y otros inspeccionaron a detalle el cadáver sin encontrar mas datos el hecho de que el animal no tenía mas de una hora de muerto, y por tanto, a lo mas, los ladrones habían estado allí hacia unos treinta minutos.

Erik por su parte no esperó y empezó a explorar los alrededores, con Troknir protegiéndole un tanto a la distancia, pues no quería hacer demasiado ruido. El cazador no tardo mucho en dar con el rastro de su presa, que en este caso eran los ladrones que habían cazado en su territorio sin permiso. Y es que, aunque Alistar no quisiera admitirlo, si permitían cazar en sus tierras a cualquiera, pronto tendrían demasiados invitados, incluyendo otros clanes; si no es que ya estaban enfrentando a otros clanes.

El rastro que Erik encontró mostraba sangre y movimiento apresurado, lo que le llevaba a pensar que les habían visto acercarse o bien cazando en las cercanías. Debían estar cerca, quizá muy cerca. Y había algo más, le parecía que algunos de ellos dejaban rastros ligeros de lodo al caminar, pues le parecía haber visto varias pisadas, quizá de más de 4 hombres que seguramente habían estado en algún lugar lodoso.

Parece que los cazadores furtivos han estado ahí hace poco y que sus huellas tienen restos de lodo. ¿La ciénaga quizá? Mira a sus compañeros.

-Si les perseguimos, huirán. Quizá podamos tenderles una emboscada. Parece que vienen de un lugar con lodo, quizá la ciénaga. Si les apresamos, podremos dar ejemplo de mejor forma que solo acabando con ellos en la espesura del bosque. O quizá, si les falta comida, podamos hacer que se unan a nuestro clan. Pero de nada servirá si les hostigamos y los matamos.

Tienen que decidirse rápido o perderán la oportunidad.

Para Eskol el tema de la comida era muy serio. Habían cazadores que se habían entrometido en sus terrenos, concedidos abiertamente por el mandamás de aquellas tierras y les habían usurpado la caza.

Enfrascado estaba en buscar huellas y en decirles cuatro cosas a aquellos furtivos cuando Astryr habló. - Hay cierta sabiduría en tus palabras, pero ni loco me vuelvo a meter en aquella ciénaga, que es lo que haremos si les adelantamos y nos situamos delante*. Los dragones y las tortugas gigantes acabarán con nosotros y con ellos. Si queréis dialogar, lo mejor es darles el alto y pedirles hablar....y en lo que estoy totalmente de acuerdo es que cuanto antes, mejor. - argumentó, en contrapartida a la cazadora pelirroja.

Pienso un momento en la situación actual mientras analizo lo ocurrido. La verdad es que no deben ser pocos y si tienen la capacidad de hacer lo que le hicieron a ese venado, no han de ser tipos débiles. Probablemente lo más sabio para nuestra salud sea simplemente atacarles o emboscarles mientras que, por otro lado, si no tienen alimento ni hogar deseen unirse a nuestro clan si se les da la opción y sus capacidades serían muy útiles para nosotros.

Lo peor es actuar sin saber qué sucede y la única forma de saberlo es hablando. Miro al grupo y doy mi opinión:

 - "Creo que atacarles o emboscarles sin saber bien qué sucede no sería sensato. Lo mejor es simplemente dialogar con ellos. Si no nos gusta lo que nos dicen, atacamos de frente. Puede que en vez de luchar terminemos con nuevos aliados y eso es siempre algo bueno en un lugar como este, con Jerknir como gobernante."

Doy mi apoyo a la idea de Eskol mientras pienso en el varl y sus aliados, sobre todo ese otro clan de gran tamaño que de seguro lucharía por él sin dudarlo. No es momento de volverse cerrados y no pensar en las alternativas que puedan servirnos más a la larga.

Jendalos escuchaba a sus compañeros discutir mientras avanzaban por la espesura en busca de los intrusos. Compartía los diversos puntos de vista, por un lado no podían permitir que el robo quedara sin castigo, pero tampoco estaba dispuesto a masacrar a alguien que se hubiera visto obligado a aquello fruto de la necesidad. Él también haría lo mismo para asegurar la supervivencia de su familia. Pero hasta que no los encontraran, no sabrían seguros a que se enfrentaban, si a hombres desesperados o a meros bandidos.

- Aunque perderemos el factor sorpresa, creo que lo mejor es que vayamos de frente y tratar de averiguar quienes són y porqué han cazado en nuestras tierras. Puede que sean simples viajeros desesperados, entonces seguro que aceptarían el unirse a nuestro clan - en aquellas tierras tan hostiles aún para los hombres, ir por la propia cuenta era una sentencia segura de muerte - Pero como bien a dicho Eskol, deberíamos evitar llegar hasta la ciénaga, allí no encontraremos nada bueno.

Las opiniones eran claras, seguirlos sin atacarles, al menos no en primera instancia. Decirles que pararan no iba a funcionar, dudo que escaparan y luego se detuvieran a hablarnos. Ellos saben que hicieron mal al entrar en estos territorios. Lo que les queda es huir, pero nosotros podemos hacer frente

Levanté mi hacha y vi a los demas - Astryr tiene razón. Lo mejor es adelantarnos, Aunque podemos dividirnos en 2 grupos, unos adelante para emboscar y otros detras para torearlos - Vi a la pelirroja de nuevo - Cuenta con mi hacha, empecemos a movernos si el grupo está de acuerdo.

Aunque no parecía muy convencido, el gigantesco Varl Troknir estuvo de acuerdo en gritarles e intentar dialogar por ellos. Einar por su parte fiel a su comportamiento tomó la opción mas radical, seguirles atacarles en cuanto estuvieran a alcance. El varl de nombre Igrim, quien recientemente se había incorporado al consejo del clan se mantuvo neutral y no emitió su opinión, quizá ante la desconfianza de tomar un rol importante en algo que era nuevo para él.

La decisión final fue dialogar, aun cuando Alistar y Astryr opinaban que era mejor emboscarles y quizá entonces dialogar. Por ello el pequeño grupo que conformaba un núcleo importante de guerreros del clan Rotensnö apresuró el paso siguiendo al rastro a través de la espesura del bosque en un intento por alcanzar a aquel o aquellos que habían cazado a aquel animal en sus tierras.

No les llevo mucho tiempo darles alcance y notar que el grupo no era pequeño, aunque tampoco grande. Se trataba de un total de ocho montañeses, quizá parte de un clan o bien un grupo nómada solitario pues había en él tanto mujeres como hombres. Todos iban armados y al ver que tras claramente intentar huir, el clan Rotensnö les había dado alcance, se detuvieron en los límites del bosque.

Quien parecía ser el líder del grupo, un hombre algo viejo y con barba que a su vez se mostraba curtido por largas batallas dio señal a su grupo de que se desplegará, quedando el al centro junto a otro guerrero con hacha, mientras los otros cuatro hombres se desplegaban por los flancos y las dos mujeres que les acompañaban se retrasaban un poco.

Luego con una señal de su mano, lentamente invitó a los héroes a acercarse a él -vamos, acérquense, vamos a dialogar- exclamó mientras firme en su posición seguía invitándoles a acercarse con el brazo en alto.

No les costó mucho dar alcance a los intrusos una vez encontrado su rastro. Se trataba de un grupo variopinto, pero armado y receloso de sus perseguidores, tanto como ellos lo estaban del otro grupo. Adoptaron una formación defensiva por si acaso, pero su líder parecía querer evitar un derramamiento de sangre innecesario.

Jendalos no terminaba de fiarse, en su opinión debían llegar a un acuerdo con aquella gente pero tampoco podían ser pillados desprevenidos. Ellos eran más, pero los de Rotesnö contaban con un Varl entre ellos, por lo que la cosa estaba bastante igualada.

Hizo varios gestos hacia sus compañeros para indicarles que se desplegaran también en una formación similar a la del contrario, para evitar que pudieran flanquearlos si avanzaban directamente hacia el centro. Sabía que él no era el líder pero esperaba que entendieran la lógica de su proceder y lo imitaran.

Los bandidos son pronto alcanzados y es un grupo numeroso que parece considerablemente curtido. No parecen mostrar arrepentimiento y más bien parecen dispuestos al combate. No los culpo pues es lo que cualquiera haría para sobrevivir en estas tierras inhóspitas, pero no corresponde y claramente saben que no debían. 

"Quizás para ellos era la única opción. Si las cosas hubiesen sido distintas, seríamos nosotros quienes viviríamos así."

Pero las cosas son distintas pues ahora estas tierras son nuestras y debemos cuidarlas. Nuestro clan no sobrevivirá si permitimos que cualquiera haga y deshaga en lo que nos corresponde. Cazar en estas tierras es nuestro derecho y nos lo hemos ganado con sangre.

Pero merecen la oportunidad de rectificar y no seré yo quien se las niegue. Me acerco frontalmente y les grito:

 - "¡Han cazado en las tierras del Clan Rotensnö! ¡Suelten sus armas, ríndanse y serán escuchados!"

No menciono el resto pues han de saber lo que ocurrirá si se niegan. Sus cuerpos alimentarán esta zona y sus carnes nutrirán a las plantas y animales que algún día serán de provecho para nuestro clan. La única opción que les queda es entregarse pues se equivocan si piensan que pueden ganar esta lucha.

Aard había observado con detenimiento el grupo de hombres que se posicionaban frente a ellos, un bufido salió disparado de su nariz y su entrecejo se frunció mientras analizaba las características de cada uno de ellos. Giró su cabeza en dirección a los suyos y detallaba en sus acciones y gestos. 

Jendalos parecía mostrarse tan receloso como él, y mientras se iba separando del grupo iba realizando varias florituras para indicar al resto que tenían que ponerse en movimiento. El varl con sus armas ya desenfundadas empezaba a avanzar a uno de los flancos acompañando al hombre, ocupando un gran espacio en el mismo.

Un áspero susurro salió de su boca.

—Hay que estar atentos, no pienso que los hombres deseen iniciar la ofensiva. De todas formas, algo tendrán entre manos.

Tras alcanzarlos, los intrusos, un grupo de hombres y mujeres, reaccionaron de forma agresiva, tomando directamente posiciones de ataque, a pesar de los intentos de Erik por dialogar...aunque aún podían detenerse y parlamentar. Jendalos comenzó a dar órdenes para contrarrestar y un par más comenzaron a tomar posiciones reaccionando a la amenaza del otro grupo, por lo que Eskol siguió las órdenes de Jendalos, y se situó tras el Varl, listo para aprovechar su cobertura y desaparecer, si era necesario. 

- Son intrusos en nuestra tierra, bajen las armas y hablemos....sigan con sus amenazas y responderemos. No hay tercera opción. - 

No tardan demasiado en alcanzar al grupo que ha decidido cazar en sus tierras. Entre ellos, hay varias mujeres, lo que no quiere decir que no sean tan capaces como los hombres que las acompañan. Podría ser parte de un clan sin tierras que se han visto obligados a cazar en sus tierras. Pero eso no les eximen del rimen de haber robado. Y la actitud que muestran no es de personas que quieran dialogar de verdad.

Se colocan en posición defensiva para proteger al que parece el líder así que creen que habrá batalla. No dice nada, pero se mantiene en posición con el arco listo, en caso de necesitarlo.