Por fugaz que fuera, por pocos minutos de que dispusieran hasta que el juego debiera continuar, aquel rato escuchando a Claire, compartiendo el vino y los dulces con ella, fue para Matthias como un regalo, como si hubiera encontrado una puerta secreta a un lugar fuera del tiempo. Pensaba que entre los dos habían desentrañado de qué iba aquel juego en realidad, como si hubieran resuelto una especie de meta-acertijo que se escondía allí y también en la vida misma, en los encuentros con los demás. Así que apuró su copa y escuchó con agrado todo lo que la chica le contaba, disfrutando de aquella isla efímera a la que había llegado como un náufrago y en la que había encontrado una sirena.
Un placer de verdad. Gracias igualmente!! :-)
Edito: cambio sin importancia.
Antes de darse cuenta, el reloj de cocina empieza a sonar con una estridente campanilla, y el montacargas se activa, listo para usarse.
Pueden poner un último mensaje de despedida, y de allí les daré paso a la siguiente habitación para esta noche (hora Venezuela). No tienen que decidir quien se sube y quien no, pues ambos usarán el montacargas, solo que no al mismo tiempo.
Al bajar del montacargas, un pasillo de paredes de metal se extiende y cruza. Cada pocos pasos hay un cruce a derecha o a izquierda, hay momentos en que se escucha golpes metálicos y deslizantes. Finalmente está una puerta. Al abrir...