Partida Rol por web

Sonrió al oír la teoría de Danny sobre la supuesta locura de quienes habían ideado aquel acertijo. De hecho, todo el juego parecía girar en torno a lo inesperado, y la pila de cáscaras de huevo junto a ellos les recordaba que estaban en terreno desconocido. Asintió mientras Danny continuaba con el rompecabezas del microondas.

-Me encanta esa idea. - respondió entusiasmado. -La lógica de los teléfonos antiguos podría tener todo el sentido. ¡Imagínate que todo este rollo era una pista para escribir algo específico! "LOVE" sería un buen intento, suena romántico para una receta, aunque de momento no lo entendamos del todo.

Danny empieza a marcar las teclas el número de veces para obtener la letra, como haría en un movil viejo: 444555822. Pero no ocurre nada.

En la pantalla, sin embargo, ven que solo se marcan los primeros cuatro numeros que Danny puso. Pulsa entonces solo los botones 4582, y la pantallita que muestra los minutos se enciende. Al probar una vez más en abrir, lo logran.

Nuevamente, como en el cuarto anterior, suena una campanilla seguida de aplausos. En el interior del microondas se encuentran con un plato mediano, con galletas, brownies, fresas en trozos, y un dip de chocolate amargo.

-¡Excelente trabajo! Se han ganado un pequeño refrigerio. Disfruten.- De algún lugar de la habitación suena una vez más la voz misteriosa. -Cuando finalicen los minutos, el montacargas se activará y podrán continuar con la siguiente prueba. Sólo pueden entrar uno a la vez, pero esta vez no tendrán que decidir por quién lo usará. Repito, sólo uno a la vez. En "A Escape to Date" no nos hacemos responsables por daños ocasionados por no seguir las instrucciones.-

Terminada la advertencia, los compañeros son dejados a su libertad por los pocos minutos que aun quedan. El reloj de cocina sigue con su clickeo, marcando el número 2.

Buscó la figura de su compi con una sonrisa cómplice mientras comprobaba cómo el microondas se activaba al introducir la palabra “LOVE” en su teclado improvisado, abriéndose su puertecita. Había sido un acierto total y, aunque no sabían bien qué esperar, la satisfacción de haber resuelto el enigma era cojonuda.

-¡Eres un genio, tío! - exclamó Yeni, aplaudiéndolo. -En serio, a este paso, si de verdad te metes en el montacargas, capaz que te encuentres a una muchacha esperándote del otro lado. Si la organización es justa, seguro que te dejarán disfrutar de algo de compañía. - rió, sabiendo que Danny no se resistiría a la broma, ¡y que aquello probablemente le hiciera ilusión!

-Yo ni loco me metería ahí, pero tú, con tu energía y ganas de resolver todo lo que se te ponga por delante, tal vez hasta termines con una buena sorpresa…jaja.

Seguidamente Yeni sonrió por los dulces hallados dentro del microondas, y se decantó por probar algo extremadamente dulce, siendo fan del chocolate. Tomó el que le ofrecía Danny.

-¿Un premio extra por nuestro trabajo en equipo? - le dijo, alzando el brownie como si fuera un brindis.

Masticó el brownie, disfrutando de la dulzura del chocolate que complementaba el momento dulce de victoria, mientras pensaba en el próximo enigma y como se lo estaban ingeniando los del local para mantenerle entretenido.

Danny saltó de alegría y buscó enseguida a Yeni para compartir su felicidad, al final habían conseguido resolver el enigma de la habitación y además se lo habían pasado muy bien.

-¿Yo? Si no fuera por ti no habríamos llegado tan lejos, ha sido un gran trabajo en equipo. ¡Y además nos hemos divertido! Jajajajaja. -Se rió con las insinuaciones de Yeni sobre lo que podría encontrar en la siguiente sala o más bien a quien.- ¿En serio? No se Yeni, eso suena a que estás rompiendo conmigo eh... No eres tu, soy yo y todo eso jajajajaja. Creo que de este sitio voy a salir poliamoroso porque me va a ser difícil renunciar a ninguna de mis parejas jajajajaja.

La verdad es que otra de las cosas que le hacía ilusión era tener que irse en el pequeño ascensor, podían llamarle loco, pero había ido a divertirse y hacer cosas nuevas.

-Pues si quieres salir de aquí parece que no te queda otra opción. Si te parece bien podemos hacer una cosa. Me meto yo el primero para que veas que funciona bien y tu lo cojas más tranquilo. -Mejor no hacerle como el cabrón de Liam que había empezado a gritar en cuanto se cerró la puerta como si lo estuvieran matando, no quería asustar a Yeni.- Claro que... ¿Te las podrás apañar bien? Quizás prefieres que te ayude yo a entrar.

Tampoco quería dejar a Yeni arreglárselas solo entrando en el montacargas, aunque su compañero ya había demostrado que no se lo ponía nada por delante. 

-¡Por supuesto! -Dijo chocando un trozo de brownie con el de Yeni.- Este es el dulce sabor de nuestra victoria. Y si te quedas con hambre todavía podemos hacer esa pedazo de tortilla que nos ha quedado pendiente jajajajaja. Ay... Lo siento por el que tenga que venir detrás a arreglar todo este desastre, lo de limpiar después de cocinar es la peor parte de todas.

Sonrió, negando con la cabeza entre risas mientras masticaba otro pedazo de brownie.

-No, tío. Yo no me meto ahí ni aunque me prometan que me espera Beyoncé del otro lado. - le explicó, con una sonrisa de broma, aunque en el fondo lo decía en serio. -Lo de los espacios cerrados no va conmigo, me ponen bastante mal. Y oye, si resulta que esa es la única forma de continuar, pues no pasa nada. Ya hice mi parte contigo, y con Robert. Me lo pasé genial, y luego me voy a reunir con Andel, tan pancho.

Se río otra vez al escuchar a Danny en su actitud desenfadada.

-Así que poliamoroso, ¿eh? jaja. - le dio un codazo amistoso. -Nada mal. Tú tienes madera de explorador, y lo respeto, así que vas solo en esa misión especial.

Se quedó pensando en la experiencia y en lo divertido que había sido el rato que habían pasado juntos, y chocó otro trozo de brownie con el de Danny en señal de su victoria.

-¿Chocolate y tortilla? Jaja. Aquí estará para los próximos retos culinarios. - rió. -A  ver quién limpia este desastre; espero que el siguiente en venir no tenga manías de orden, porque lo que hemos dejado... debe ser tremendo.

A Danny le preocupaba un poco lo que fuera a pasar con Yeni tras aquella prueba, esperaba que desde la organización comprendieran sus circunstancias. Se acercó para darle ánimos con una palmada suave en el hombro.

-Seguro que comprenden tu miedo, las fobias no son ninguna broma, quiero verte al final de todas las habitaciones. -Danny miró hacia su alrededor y se dirigió como hacia el techo.- ¡Señores de la organización, espero que Yeni pueda pasar por otro lado y si hay algún problema yo me ofrezco a subirme dos veces al montacargas! -Esperó unos segundos en silencio como si esperase respuesta y después se acercó al oído de Yeni.- ¿Crees que me harán caso?

Debía admitir que le estaba gustando aquella exploración, algo nuevo tras cada puerta, o tobogán o montacargas... ¿Qué sería lo siguiente? Chocó el brownie con Yeni mientras seguía degustando el postre de la victoria.

-Hablando de orden... Deberíamos quitarnos el gorro y el delantal ¿Verdad? Aunque molaría llevarlos de recuerdo jajajaja.

Soltó una carcajada cuando escuchó el grito de Danny hacia la organización. Era un buen chaval, y esa actitud de protector le caía bien.

-No sé, tío. - respondió, inclinándose hacia él para seguir el tono cómplice-, pero tienes talento para los discursos heroicos. Aunque no te preocupes, seguro que me dejan salir por otro lado, y si no, igual te tocará contarles lo épico que fue sobrevivir a esta misión conmigo. - le dio una palmada en la espalda, sonriendo de oreja a oreja. -Te aseguro que, montacargas o no, nos veremos afuera para una revancha de cocina o, no sé, una salida en condiciones normales.

Yeni levantó el gorro de chef y se lo quitó con una exagerada reverencia dejándolo sobre la isla.

-El delantal, pues... será nuestro pequeño secreto de aventura. Imagínate entrando con él a la próxima sala, ¡te van a dar por lo menos 10 puntos extra solo por el estilazo!

Con una última sonrisa y un choque de brownies, Yeni dio un paso atrás.

-Nos vemos, Danny. De verdad que ha sido un placer hacer equipo contigo

Antes de darse cuenta, el reloj de cocina empieza a sonar con una estridente campanilla, y el montacargas se activa, listo para usarse. Danny sube, y la puerta del montacargas se cierra.

Al bajar del montacargas, un pasillo de paredes de metal se extiende y cruza. Cada pocos pasos hay un cruce a derecha o a izquierda, hay momentos en que se escucha golpes metálicos y deslizantes. Finalmente está una puerta. Al abrir...

Yeni queda solo en la habitación, y nota como las luces se apagan. Todo está oscuro, aunque tampoco es que eso haga gran diferencia con lo que ha sido su vida los ultimos tiempos. Entonces, siente una mano que toma la suya.

-Vamos a la siguiente habitación.- Le llega una voz dulce y femenina. Le parece reconocer en su cadencia a la voz misteriosa que les ha guiado desde el principio. Avanzan por la sala hasta la puerta por la que entró. Escucha ruidos, de mecanismos, ¿puertas corredizas? Unas escaleras. Metal que se arrastra. Y así, sin poder orientarse en verdad, luego de varios minutos siente que quien le lleva de la mano se detiene. -Aquí está la puerta. Adelante.- Y la mano guía su mano hasta un pomo, antes de desvanecerse su presencia, como si nunca hubiera estado allí.

Al abrir...