Partida Rol por web

La oscuridad de aquel lugar se iba haciendo más patente a medida que se iban adentrando dentro de las profundidades de este bosque, un bosque que, formado por multitud de arboles hasta donde alcanzaba la vista junto a frondosos arbustos y alguna que otra luciérnaga de brillantes colores como las de los farolillos de Lantern Village, parecía el concepto mismo de Vida, pero no no de una vida tranquila y silvestre, sino de una oscura y siniestra. Los mismos arboles, si se observaba con detenimiento parecían... moverse. Quien sabe si era el viento, quien sabe si aquellas ramas que parecían intentar rozar los rostros de nuestros heroes podrían tener algún tipo de intención, aunque por el momento no se acercaban más de lo que deberían, volviendo a su posición original una vez que uno giraba la cabeza.

Pero esto no era lo único. A medida que avanzaban, sombras sigilosas aparecían y desaparecían entre arboles y matorrales, y nuestros heroes no podían saber del todo cual era producto de la luz de la luna o de las propias luciérnagas, y lo cierto es que la actitud vigilante de Roberta no tranquilizaba aquella situación ya de por si tensa. ¿Cuando se rompería aquella calma? Era algo que sin duda mantenía en vilo a nuestros heroes.

Este bosque... sabes que es especial. Lo sabes. Si, si, lo sabes. Aquí los ángeles te susurran. Susurran vuestra presencia, sorprendidos. ¿Cómo has recibido tal bendición de venir hasta aquí? Eres afortunado, Vincent, afortunado, bendito, bendecido.

Una mano se asoma por entre uno de los arboles. en uno d los agujeros. Se te ofrece, se te ofrece para que la cojas. Pero para eso tendrás que apartarte del grupo, e introducirte en las profundidades del bosque, y eso igual te hace dudar, por lo que sin querer sigues avanzando, aunque en el siguiente recoveco, la mano vuelve a asomar de otro arbol, y de otro, y de otro, y de otro. La opción se te repite una y otra vez, pero se te acaba el tiempo, se te acaba...

- Sigamos adelante, ya falta poco. Dice la guerrera, mientras intenta avanzar con sus muletas lo mejor posible por entre los árboles- En principio los monstruos no se deberían acercar a esta zona, pero permanezcan alerta.

El Penitente avanzaba por el bosque. Entendía que según las reglas no debían encender fuego, derramar sangre o correr.  La primera no iba a ser un problema para él, un guerrero sacro luchaba en las tinieblas. La segunda... bueno, más le valía no ser atacado. Y por supuesto la tercera tampoco. Un penitente no corría ni huía. De hecho, como hacía siempre, al andar golpeaba el suelo con su palermo. Anunciando siempre su presencia al enemigo para infundir el terror en sus corazones.

Vincent andaba en silencio detrás del resto, raro en él, no corría, iba a oscuras y por supuesto no sangraba... Pero algo le llamó la atención, un ente entre los árboles le estaba llamando, un ángel, la salvación, no dudó ni un segundo en aceptar su llamada y agarrar su mano, silenciosamente desapareció.

El joven en silencio iba delizandose entre las ramas de los arboles sobre las cabezas de los Inquisidores. Rastreaba los simbolos tallados que le guiaban hasta la mansión en el laberintico bosque, y a la vez tomaba algunas luciernagas en frascos. 

Trepaba, se deslizaba, bajaba, subia, saltaba, se paraba a pensar, daba indicaciones al grupo, miraba a la oscuridad como si sus ojos fuesen los de un felino acostumbrado a la oscuridad. Todos los movimientos de ReRe eran mecanicos, automatizados de una manera casi perfecta echa para no vacilar en lo mas mínimo. 

Hop apenas era visible entre la maleza lo único que indicaba su posición era el sombrero que flotaba entre la  hierba , de vez en cuando saltaba para ver los alrededores.

Aquel lugar, aquellos árboles de aspecto sombrío, aquel bosque sacado de uno de esos cuentos de niños que les enseñaba a ser cautelosos ante un mundo lleno de lobos y monstruos parecia nunca acabar. El silencio y el ocasional sonido de las hojas moverse al pasar.... algo, que ni siquiera la luz de las luciérnagas alcanzaban a iluminar más allá de una difusa silueta, llenaban de tensión el ambiente, como si en cualquier momento la paz de aquel lugar se fuera a romper.

En cualquier momento.

Y lo cierto es que, gracias a Dios, este no fue perturbado, pues tras conseguir pasar por unos frondosos arbustos, consiguieron vislumbrar un claro ante ellos, del cual surgió una enorme mansión, con aspecto de haber pasado mejores días, con madera vieja cubriéndola, al igual que extrañas lanzas que cubrían su techo y un rostro demoniaco que coronaba la parte más alta de la construcción, y que parecía saludar a nuestros visitantes a su extraña manera. Se alzaba alrededor de las profundidades de aquel bosque, escondida por este y bajo el cielo estrellado y la luna antes oculto por ramas y hojas. Lo cierto es que, sin ninguna duda, aquel lugar parecía intimidante, aunque no parecia que esto tuviera algún efecto sobre Rere y Roberta.

-Vale, aquí descansaremos esta noche. Tenemos mucho que preparar y hablar. La marina, Mandra y su tripulación, el evento....un momento, ¿dónde esta el de la campana?.

Lo cierto es que si bien no era difícil que Vincent no descase allá donde pasaba, lo cierto es que no estaba. Daba igual donde mirarses, no se veía rastro de él. De repente del bosque surgió un viento frío y helado, como si surgiera directamente de sus entrañas, mientras parecía observar impasible con ojos invisibles a nuestros heroes.

Cómo no, el loco del apocalipsis se había perdido. ¿Por qué se iba a comportar con un mínimo de cordura? Indiferente a lo ocurrido, el penitente avanzó hacia la mansión hasta llegar a la puerta. Una vez allí se giró con la esperanza de que le hubieran acompañado. Pero había algo que le preocupaba, algo le decía que ahora era cuando proponían ir a buscar a Vincent.

De un salto, ReRe cayó al suelo terroso levantando algo de tierra, arena y polvo que se le pego al traje negro. Se acomodo las ropas y carraspeo camino a la entrada cuando Roberta advirtio de la desaparición del compañero, dio media vuelta soltando un suspiro que no se molesto en ocultar. 

- Aghhh ¡Venga ya!, ¿Es que vuestro Dios mágico hiperpoderoso no os enseño a caminar recto? - Recrimino dejando claro su nerviosismo e impaciencia. Estos frikis le estaban poniendo de los nervios. Y el tortuoso silencio de aquel con cabeza de metal no ayudaba. - Es vuestro compañero, id tras el vosotros sabreis a donde habrá ido, yo tengo que preparar la ruta para colarnos, el equipamiento, reestudiar la información dada por el Zombie Karate.

Puntualizó punto por punto mientras daba vueltas de un lado a otro. 

La mirada que le hecho Roberta a Rere podría haber helado hasta el corazón de un volcán. Dirigiéndose hacia él con una velocidad inesoeeada incluso a pesar de la muleta, la bofetada que le dio resonó por todo el claro, produciendo un ruido seco y firme.

Inspirando profundamente tras aquello, tomandose su tiempo para calmarse después de ese estadillo de ira, tras un profundo suspiro dijo:

-Rere, lo vas a ir a buscar tú. No podemos perder más tiempo, y hay mucho que hablar. Tu conoces el bosque y ellos no. Lo  que tengas que hacer ahora mismo importa poco hasta que no traigas a este claro al Inquisidor Vincent. Y cuando terminemos la reunión, hablaremos. Ahora date ma vuelta y no vas a decir ninguna palabra. Después de la reunión, hablaremos.

Después, Roberta cogió a Rere de la camisa, diciéndole unas palabras que solo escucharía él.

-Si vas a dejar que la arrogancia y la estupidez te maten, es que aún tienes mucho que aprender.

El joven mantuvo una mirada seca y vacia a la chica y respondio antes de irse.

- La arrogancia y la estupidez es lo que te dejo así, lo que me dejo solo. No me culpes de ser como tu y estar desesperado. 

Tras responderle a Roberta, tomo la mano que le sujetaba de la solapa haciendo que lo soltase de manera suave. Dio media vuelta y en un pestañeo se esfumo en un haz brillante, hasta la gota más pequeña reflejaba la luz de la luna. 

El penitente negó con la cabeza con desprecio a Roberta. Esto era lo que implicaba lidiar con demonios y por eso debían de ser erradicados. Al menos, ella misma se había encargado de poner en orden al chico. En caso contrario el muchacho hubiese lidiado con el sabor de su aura.

Dormir. Demonios. Quemar. Por la mañana.

El inquisidor le dijo a Roberta usando su lenguaje de signos un popular dicho de la Inquisición. Quién con demonios duerme, quemado se levanta. Tenía que averiguar si le entendía para así saber con qué libertad podía hablar con sus compañeros.

Hop al llegar a la mansion no podía evitar pensar que había perdido a un sualterno ,  maldita sea, para una vez que no esta dando sermones y es por que se ha perdido esto va a quedar muy mal en el informe.

Dirigiendose al penintente murmuró  ¿ y si no aparece ?

Quedándose un rato mirando al bosque, Roberta giro la cabeza, justo para observar fijamente el gesto del Penitente. En principio, este no supo reconocer en principio si en verdad le había entendido o no, pues en aquel momento su rostro parecía bastante serio. Aunque, si uno se fijaba bien, quizas podria....

-Le aseguro que aparecerá. No hay nadie que conozca mejor este bosque que ese hombre, y si alguien es capaz de saber donde puede haberse metido vuestro compañero, dudo que este entre nosotros. 

Poniéndose en movimiento, se desplazó, abandonando la ligereza que la había acompañado en el bosque por un andar más tosco acompañandose de la muleta, directa a las puertas de la mansión.

-Entremos, tenemos mucho de lo que hablar.

El penitente siguió a Roberta. En el mullido suelo del bosque no se escuchaban los golpes de su palermo de la misma forma. La verdad es que le resultaba bastante extraño, el inquisidor se había acostumbrado al sempiterno ruido de su mecánica arma. Pero bueno, no es como si eso fuera la mayor de sus preocupaciones en ese momento.

Si bien no sabes si te ha entendido lo que acabas de hacer o no, si que sabes una cosa seguro: Roberta acaba de usar aura sobre ti, pudiendola ver resplandecer en sus ojos durante un instante. Conoces de algunos inquisidores que usan su aura para conocer mejor a su enemigo, o bien en interrogatorios, y si bien no eres capaz de descubrir que tipo de aura ha usado (nunca has tenido demasiado dotes de gentes), estas bastante seguro de que ha sido algo así.