Lady Elaena se encontraba en la habitación que compartía con su marido Ragnar, el reciente embarazo había hecho que sus actividades cambiar rotundamente, antes podía pasar la tarde tratando de dominar el Hacha con la ayuda de Ser Tuomas o de su marido ahora ya no podía. En cambio se sentaba en su cama y se sacaba los zapatos, los pies se le hinchaban un poco desde que la semilla de su marido había dado frutos y no podía soportar mucho tiempo el calzado. Había tomado un libro de la biblioteca, era una novela romántica que hablaba sobre una gobernante de Norvos que con la ayuda se su amante, un valiente caballero de poniente se disponía a recuperar lo que le habían quitado. El libro era un poco meloso pero estaba bien escrito y se dejaba leer. No era una obra literaria pero servía para pasar el tiempo.
De pronto la puerta se abrió y su marido entro en la habitación.
-Buenas tardes querido ¿como estuvo tu practica de hacha? pregunto con una hermosa sonrisa en su rostro
Ragnar entró en la habitación con cara cansada. Se desabrochó el cinturón con las armas y lo dejó colgado en una silla cerca de la puerta. Estaba cubierto de polvo y sus ropas lo demostraban a ojos vistas. Pero cuando vio a su esposa, le sonrió sinceramente.
-Buenas tardes, hermosa- le dijo enviándole un beso con un gesto de la mano -Me fue bien, aunque estoy cansado... Me daré un baño y hablaremos, tengo cosas para contarte y quiero escuchar tu consejo-
Sin esperar una respuesta, le ordenó a sus sirvientes que prepararan una tina para él. Se bañó con celeridad, por más que generalmente era un momento durante el cual reflexionaba, sabía que Eleana se encontraba esperando sus noticias y además quería su presencia, sus caricias, sus besos... lo necesitaba.
Cuando estuvo ya cambiado y aseado, perfumado y peinado, se acercó a la cama donde reposaba Milady Nightwing. Se acercó con paso seguro, le dio un beso en la boca y otro en la frente, mientras apoyaba gentilmente su nudosa mano sobre la panza de embarazada que ya ostentaba la norteña.
-¿Cómo te encuentras hoy? ¿Estás más bella que ayer o el baño ha embotado mis sentidos?- dijo con una sonrisa de felicidad. La amaba, amaba a su retoño, sin saber aún si sería un heredero o una dulce niña, no le importaba, lo amaba.
Luego de acomodarse junto a ella, continuó hablando.
-¿Sabes lo que significa esta guerra para nosotros?- dijo en un tono muy distinto al que había utilizado hasta ese momento.
-Bastante cansada.- Contesto Lady Elaena, -A veces no hago nada y aun asi estoy cansada, me duelen las articulaciones y tengo todo inchado, salvando esas cosas me encuentro bien... en general.- El Maestre Teo le habia indicado que estas cosas eran comunes en el embarazo y se negaba a darle algo para aplacar el dolor, habia medicamentos que era mejor no tomarlos si no era un fuerte dolor debido a que podia afectar a la criatura.
-Se que Nuestros señores feudales se unieron para combatir con nuestro rey.- Dijo Lady Elaena con algo de preocupación se viera por donde se viera no habia forma de no sentirse culpable por las cosas que sucedian, la marca de la traicion estaba sobre su cabeza y solo podrian quitarsela si estaban en el bando ganador.
-Así es... mi padre se a alineado con los realistas mientras que tu familia ha seguido sus lazos de vasallaje y se han alineado con los rebeldes- dijo con desgano, pero para luego levantar la cabeza y mirarla fijamente a los ojos: ella vería la sinceridad en él, y Ragnar la vería en ella -Te juro que no nos separarán por nada del mundo, y ni tú ni nuestro hijo tendrá problema alguno, ¿me escuchaste? Están los Siete de testigos...-
Eso sabía muy bien... haría todo lo posible por proteger a su familia... su nueva familia. Ya no eran tan importantes como antes su padre, su madre o de igual manera su tío o su hermana que tanto amaba. Ahora tenía un retoño que proteger y una esposa a la que había aprendido a amar, y creía que ella a él. Haría lo que fuera por salir bien parado de este embrollo... no sabía qué podía hacer, pero lo haría.
Por lo que sé, ¿Eleana lo ama a Ragnar?
Lady Elaena sonrió con desgano, -Me gustaría creerte pero me siento como si estuviera prisionera.- Dijo con sinceridad. -Espero que no me malinterpretes, tu familia me trata muy bien pero no creo que me dejen enviar una carta a mi familia, nunca lo he intentado pero presiento que si lo hago no me lo permitirán o cuanto menos abrirán mi carta para ver lo que esta diga.- La mujer se toca la panza mientras hacia silencio.
El amor es algo complicado en la edad media, mas teniendo en cuenta que el matrimonio es arreglado. La Manderly te acepta y ama el hijo que tiene en su vientre pero aun hay un largo camino que recorrer antes de que ella te ame (Tomando siempre como referencia el amor que le tenia Cathelin a Ned)
-En cierta forma es lo que mi padre quiere, y por más que nos pese, es lógico, pero yo me ofrecí a controlar tus cartas para que nadie más lo hiciera- dijo a su vez Ragnar con la sinceridad con la que siempre se dirigía a su esposa -Sé que no es la mejor situación, pero es lo más que puedo hacer sin rebelarme expresamente contra mi padre-
Luego de un momento, durante el cual el joven acarició la piel de su bella mujer, volvió a hablar.
-Para mí, Owen está equivocado en la decisión que tomó... por lo que no me quedaré sentado esperando a ver cómo lleva nuestra Casa a la ruina- puso su rostro frente al de ella -Debes confiar en mí como yo lo hago en ti... cuando escribas cartas, como es de esperar ante la situación reinante, intenta no decir mucho sobre nuestras decisiones ni de qué bando estamos. Habla con ellos como si no sucediera nada del otro mundo. Yo mientras tanto buscaré la forma de que, se dé como se dé la guerra, no salgamos derrotados, ¿entendiste? Yo me hubiera alineado con Robert y el Norte, pero ahora tendremos que ver cómo se da todo... Además, como te dije antes, hablaré con el Maestre para que no toque tus cartas ni las que recibas, sino que yo me ocuparé de ello, ¿de acuerdo?
Bueno, mi idea sería que sea sincero, al menos de parte de Ragnar, aunque supongo que se daría cuenta él si el de ella no lo fuera :D Siempre es complicado de interpretar el amor en el rol jeje
Lady Elaena asintió a lo dicho por su marido, entendía a que se refería cuando hablaba sobre "quedar del lado ganador". Ella bien sabia que no era nadie para cuestionar a su marido por lo que no dijo nada.
-Te agradezco que me permitas enviar cartas a mi familia, me dolería no poder saber sobre los mios en estos tiempos tan complicados.- No quería tener que estar cuidándose a la hora de escribir algunas palabras a su padre o a su madre.
-¿Que me depara a mi todo este asunto? se que este es, por el momento, el epicentro del conflicto y asumo que no me enviaran al castillo de mi padre para estar mas segura.- A veces temía por su vida y la de su hijo. -Me aterra la posibilidad de afrontar un asedio, temo por la vida de nuestro hijo
-Eleana, no te preocupes que haré todo lo posible por mantenerte... mantenerlos a salvo- dijo con una sonrisa en el rostro -No llegaremos al punto de un asedio, y si fuera así, Stonecrow no es un castillo cualquiera, podemos resistir sin mucho problema.
Luego de una pequeña pausa, continuó.
-Debes estar atenta a no escribir nada que nos pueda comprometer, como posiciones o decisiones de mi padre y mías, ya que eso haría que tuviese que mentir o si el maestre desobedeciera mis órdenes perder el derecho a enviar más cartas, ¿de acuerdo? Debemos ser cuidadosos en todo esto.
-Esta bien querido.- Acepto la mujer -De momento entonces no escribiré nada, mientras menos suspicacias levantemos será mejor.- Lady Elaena se llevo al mano a su vientre y se acaricio la panza.
-Espero que esto termine pronto, la situación me pone nerviosa y el Maestre dijo que eso no le hace bien al bebe. Como odio la posición de las mujeres en la guerra, ustedes combaten allí afuera mientras nosotras sufrimos en casa, creo que estaría más relajada con un hacha en la mano en vez de una angustia en el corazón
Ragnar sonrió ante la belicosidad y valentía de su esposa. Muchos otros hombres habrían pensado que eso era algo malo, que la mujer debía obedecer, criar hijos y quedarse en el castillo haciendo deberes de dama noble. Pero para Ragnar, que su esposa norteña pero creyente de los Siete fuera tan valiente y dispuesta a tomar un arma para defender tanto a ella misma como a su hijo, lo dejaba más tranquilo.
Habían avanzado con las lecciones de combate con hacha, pero pronto ella quedó embarazada y no pudieron continuar. Ragnar besó a su esposa y puso sus manos sobre las de ella.
-Me encanta que seas así, que pienses en tomar un arma antes que pedir que otro lo haga por tí. De todas formas, no hará falta, tendrás guardias que te protejan y protejan nuestro pequeño hijo de toda amenaza. Aunque si quieres quedarte más tranquila, puedo dejar un arma aquí, contigo, por si llegaras a necesitarla. Confía en que yo estaré bien, que el Guerrero guiará mi brazo y el Herrero protegerá mi vida.
Creo que podemos ir cerrando. Me gustaría hablar con el Maestre Teo, avisándole que yo voy a revisar la correspondencia de mi esposa, y nadie más. ¿Abrimos escena o lo dejamos así?
Lady Elaena quedo en silencio unos segundos algo pensativa. -Tomare la oferta del hacha, me quedare mas tranquila si tengo algo con lo que defenderme.- dijo con decisión.
-Tratare de tenerla escondida para que no piensen cualquier cosa, creo que no es el mejor momento como para que una criada encuentre un hacha en mi habitación. Seguramente me acusarían de tenerla allí para cortarte la cabeza.- Con la situación como estaba era una acusación bastante segura.
-Cuando estés allí en el campo de batalla no te hagas el héroe ni nada, tenemos los soldados para pelear por nosotros y tu tienes que volver a casa.... no hagas que te maten ¿me lo prometes? Su tono al hablar esta vez fue dulce y cargado con algo de preocupación hacia su marido.
Salvo que quieras pedirle algo mas al Maestre nos salteamos esa escena
-Haremos lo siguiente, cuando me esté yendo te la dejaré, ¿quieres?- le dijo mientras le acariciaba un mechón del cabello rubio y sedoso y la miró a los ojos con la misma ternura que había usado ella -No haré que me maten, pero tampoco dejaré que mis hombres mueran sin su líder comandando como debe ser. No me arriesgaré más de lo necesario, quiero volver a amarte y quiero ver a mi hijo crecer... no soy temerario, no te preocupes- le dijo con una leve sonrisa.
Ragnar sabía que era peligroso liderar a la Guardia Negra, pero también reconocía que era el mejor lugar para estar. Podría estar protegido y a la vez aprovechando la altura del caballo podía ser una máquina de matar sin recibir ni un rasguño en la carne gracias a su armadura pesada. Peor sería comandar a la infantería.
No, nada más, era eso :D