Partida Rol por web

Partieron lo antes posible desde su lugar en Dorne, Lady Larra Blackwood les había dado parte de su guardia para que los acompañaran hasta los puertos en donde un barco zarpaba en dirección a la tierra de las tormentas.
 La carta que había enviado Bastian tuvo respuesta, en la misma su padre le contaba que estaban en Vado Cenizas con las tropas a la espera del ataque y lo instaba a volver de su viaje lo antes posible. Tanto Balaquo como Shandi decidieron viajar con Constance y Bastian de vuelta a rocacuervo.
Cuando salieron fueron despedidos por la señora de la casa y uno de los guardias reales, al parecer la chica que viajaba con ellos se encontraba en un mal estado de salud y no podía asistir a la despedida.
El viaje fue largo, no hubo mayores problemas hasta llegar a lanza rota donde quisieron cargar agua y el príncipe Doran dio la orden de que ninguna nave zarpara.
 Esa orden por suerte fue revocada dos días después y el grupo pudo seguir viaje. En el resto del viaje solo tuvieron un problema con un barco pirata que intento abordarlos pero fueron repelidos por la tripulación de la nave sin muchos problemas.
Al llegar al puerto más cercano a las tierras de Lord Owen el grupo desembarco y uso algo de oro para comprar caballos que los llevaron de vuelta hasta el castillo.
 Cuando Constance llego a las proximidades de su hogar vio algo extraños. Los estandartes que antes ondeaban a los cuatro vientos mostrando el curvo sobre el fondo rojo estaban media asta. Algo había ocurrido en el castillo y de seguro no eran buenas noticias.

Constance se despidió de Bastian prometiéndole que ni bien hablara con su padre le buscaría, lo mejor era que ella hablara a solas con su padre aunque eso no le hiciera mucha ilusión, especialmente porque no podía sacarse de la cabeza los estandartes a media hasta. Los pasillos se le hacían la cosa más larga del mundo, algunos se sorprendían de su regreso, otros murmuraban pero ella continuaba su camino, sólo importaba encontrar a su padre.

Preguntó a uno de los guardias por él y siguió las indicaciones que le dieron con la cabeza confundida sin saber qué había sucedido en la fortaleza.

-¡Padre! ¡He vuelto, padre!

Gritaba por sí él venía a su encuentro.

Ser Tuomas fue el hombre que encontró a Constance mientras esta buscaba al señor de la casa.
-Lady Constance.- Dijo con sorpresa, su rostro estaba demacrado, tenia ojeras y se lo veía cansado.-
-Mi señora debe acompañarme a ver a su madre.- Dijo sin pensarlo 2 veces -es urgente. Con un rápido movimiento giro sobre sus talones, tomo amablemente del brazo a la chica y la llevo hasta los aposentos de su madre.
 En los mismos pudo ver a la mujer en su peor estado, se encontraba desaliñada, despeinada y con las facciones clásicas de una persona que había estado llorando durante mucho tiempo.

Cuando la mujer vio a su hija se levanto de la silla en donde se encontraba dejando caer un pañuelo con el que se había secado los ojos. Para sorpresa de la chica su madre vestía de negro un color que nunca la vio usar.

-¡Oh! mi niña está en casa.- Dijo y se arrojo a los brazos de su hijo y rompió a llorar. Sus lagrimas eran amargas y no dejaban de correr por sus ojos, la mujer no podía hablar del dolor.

-Mi señora, han sido días muy duros para la familia y vienen otros aun peor.- Intervino ser Tuomas que no se había marchado.
-Su hermano fue acusado como traidor y fue exiliado.- Dijo el hombre y algo en su tono le dijo a la chica que no eran las peores noticias.
-Lamento tener que ser yo quien se lo comunique pero su padre cayó en combate hace tan solo unos días.- El hombre hizo un pausa y siguió. -Estamos comenzando con los funerales y pronto también hay que comenzar con su sucesión como señora de la casa.-

Eran muchas cosas para Constance, muchas malas noticias, mucho dolor y ahora también mucha responsabilidad.

Tuomas salió a su encuentro y la condujo a los aposentos de sus padres donde sólo pudo encontrarse con su querida madre. La pelirroja se arrodilló delante de su madre y se abrazó a ella. No pasó por alto las lágrimas de su madre, ni mucho menos el estado deplorable en que estaba; era lógico que algo iba muy mal y se apartó de su madre.

-Estoy bien, madre... Me alegra volver a...

Pero no pudo continuar porque Norcross la interrumpió con aquellas noticias que no sabía cómo tomar. Se puso de pie de un salto soltando las manos de su madre, mirando a Norcross a los ojos con un nudo en la garganta.

-¿Cómo...?

Pero no terminó su pregunta, se mantuvo estoica sin llorar y se volvió a su madre.

-Volveré enseguida, madre. Tengo que arreglar unos asuntos antes...

Le dio un beso en la frente y le pidió a Tuomas que la acompañara. Salieron al pasillo y ella se volvió a él, estaba temblorosa pero firme, si su familia necesitaba de ella, simplemente no podía derrumbarse.

-¿Cuándo se fue mi hermano, Tuomas? ¿Cómo fue lo de mi padre? Pero sobre todo... ¿Quién nos ataca?

Constance necesitaba saber todo en ese momento porque no había tiempo de nada más.

-¿Quién está al frente y quiénes son nuestros aliados? Necesitaré vuestra ayuda en todo sentido... Llamad al maestre, quiero que se queda a cargo de mi madre y... Necesito a ser Bastian conmigo.

La muchacha respiró profundo, no podía caerse en ese momento.

Tuomas salió detrás de Constance apurando el paso para alcanzarla.
-Su hermano se fue hace una semana aproximadamente mi señora.- Dijo el hombre con respeto a la hija de su amigo.
-Lord Owne marcho para aguantar el avance de las tropas de Robert Baratheon, cuando llegaron a refugio estival el ejercito del traidor había derrotado a nuestros aliados, así que las tropas se enfrentaron contra las del Baratheon esperando que estas estuvieran cansadas pero no fue así.
-Hubo muchas bajas tanto de nuestro lado como el de ellos, su padre cayo por la lanza de un tal Frederick Selmy.- Hizo una pausa antes de seguir hablando.
-Los hombres más valientes lograron recuperar el cuerpo y lo trajeron hasta aquí. Hoy lo estamos velando y mañana teníamos pensado enterrarlo, estamos en una situación desesperante mi señora y sé que es un mal momento pero hay que resolver asuntos de estado con urgencia.

Tuomas no sabia quien era Bastian pero hizo que lo fueran a buscar de inmediato

Eran demasiadas cosas para asimilarlas por màs que lo intentaba, ella era una chiquilla y no sabìa còmo iba a manejar aquello, siempre creyò que su padre serìa hasta muy viejo el lord de su casa y que luego lo sustituirìa su hermano pero ahora su hermano estaba marchando al muro y aùn seguìa sin saber què habìa sucedido exactamente. La joven se cambiò de ropa mientras Tuomas se encargaba de encontrar al Fossoway, tras hacerlo y repensar una y otra vez lo que tenìa que hacer, se encaminò al despacho de su padre.

-Tengo que pensar muy bien còmo hacer esto.

Constance caminaba de un lado al otro hasta que vio entrar a Tuomas, le señalò con un dedo sin darse cuenta que venìa acompañado por ser Fossoway.ç

-Selmy, quiero la cabeza de ese tal Frederick Selmy y si tiene hijos quiero sus cabezas tambièn. Imagino que tenemos que reorganizarnos pero serà luego de los funerales de ser Owen y...

La pelirroja posò sus ojos en los de Bastian, era evidente que dentro de ella habìa mucho dolor, que lo que habìa sucedido con su padre era algo muy difìcil de sobrellevar para ella y sin embargo no habìa una sola làgrima en sus ojos. Por consideraciòn a Bastian se refiriò a èl con formalidad y respeto, agradecièndole a Norcross por haberlo encontrado y traìdo ante ella.

-¡Ser Fossoway, entrad! Sois bienvenido aunque sea en estas circunstancias.

Le hizo una seña con la mano y antes que Tuomas decidiera dejarlos a solas, se dirigiò a èl sin importar que Bastian ya estuviera allì, era obvio que a la Nightwing no sòlo no le importaba que Bastian se enterara de lo que habìa pasado con su gemelo sino que necesitaba que èl estuviera enterado.

-Tuomas, antes que os vayàis... ¿Què pasò con mi hermano? Necesito saberlo todo.

Su padre era su padre pero siempre podìa equivocarse y ella podìa llegar a necesitar a su gemelo.

Tuomas estaba se mostraba estoico ante la situación. A pesar de que su cara demostraba cansancio y dolor, de pronto el caballero parecía 10 años más viejo pero aun así seguía cumpliendo con su tarea.
 -Antes de que su padre marche hacia Refugio estival había declarado su intención de apoyar a la corona en esta guerra.- Comenzó a contar el caballero. -La mayoría de las tierras de las tormentas apoya a Robert por lo que no se vio muy bien su decisión.- Tuomas hizo una pausa antes de seguir.

-Vuestro tío Ronald hizo una reunión con su Hermano y el jefe de espías, en aquella reunión se acordó traicionas a Lord Ronald para que la casa cambie de bando, incluso se hablo de la posibilidad de matarlo.- El relato era difícil mas sabiendo que él había instruido al muchacho que planeaba matar a su hijo.
 -Ragnar y Ronald no sabían que Alvar estaba espiando para su padre y cuando concluyo la reunión fue a avisarle Owen. Al día siguiente reunió a todos y obligo a confesar sus crímenes. Ragnar perdió su derecho de herencia, el arma de la casa y fue enviado al muro. Ronald corrió la misma suerte. El Norcross hizo silencio unos segundos y retomo la palabra. -Hay muchos asuntos que tratar pero me gustaría hacerle un paneo de los mismos antes de retirarme.- Sin esperar a que la pelirroja asintiera comenzó a hablar. -Tenemos encerrada en su habitación a la esposa de su tío y a la de su hermano, su padre las retenía como rehenes pero con trato cordial. La esposa de su hermano está embarazada. Acotó por que le pareció una información importante.
-Para su seguridad aun no hay noticias de que alguien este próximo a atacarnos, tenemos aun una buena cantidad de hombres para defender el castillo por lo que no hay nada que temer.
 Por otra parte el jefe de espías está buscando a su hermana Merida para traerla de nuevo a casa.-

Constance escuchó pacientemente porque además de que no quería interrumpir, se notaba que Tuomas estaba cansado. Cada palabra le pare ia más inverosímil y difícil de creer que la anterior pero sabía que él no se atrevería a mentirle, no con eso. Respiró profundo y miró a Bastian que no se había atrevido a acotar nada aún. Cuando Tuomas terminó de hablar, la pelirroja se dejó caer en la silla que antes pertenecía a su padre, era obvio que estaba cavilando algo.

-Tuomas, ambas mujeres permanecerán como hasta ahora hasta que yo tome una decisión sobre que hacer con ellas... Sobre Mérida y el espía..., enviad un cuervo a donde esté él y que envíe noticias cuanto antes. Ahora, necesito que descanses un poco... Es una orden, porque te necesitaré y mucho.

Dejó que Tuomas atendiera lo que le había dicho y se volvió a Bastian, necesitaba su abrazo pero no delante del hombretón.

Tras la salida de Dorne Bastian se sentía extraño. Había asimilado que Constance, la mujer a la que amaba, parecía corresponderle. Aquello le había llenado igual de gozo que de preocupación. Aunque ésta última no era por el hecho en sí, sino por la situación en la que se daba. Guerra. Había una guerra en ciernes. Las tropas de su padre se movilizaban y la familia de su amada acababa de sufrir un duro revés. Una aparente traición. 

Todo el camino de vuelta había ido el Fossoway pensando en cómo pedir a Lord Owen la mano de Constance... porque pensaba hacerlo. Pensaba casarse con ella y unir así tanto las dos Casas como sus dos almas. Con esta esperanza, el boqueo en Lanza del Sol o la lucha contra los piratas no supusieron nada para el heredero de La Sidra. Las afrontó y venció sin mayor problema que unas pocas magulladuras.

Así llegaron al fin a las Tierras de la Tormenta. Tras el desembarco Bastian se mantuvo en todo momento junto a Constance. La visión de los blasones a media asta no auguraban nada bueno, y el caballero no quería que se sintiera sola en ningún momento. Mientras ella prefirió ir a arreglar los asuntos de su familia, él se quedó con Balaquo buscando la manera de contactar con Vado Ceniza. Era el último lugar en el que sabía estaba su padre y los hombres de armas de su Casa. Desde allí sería más fácil mandarle un mensaje. Estuvo pensando, mientras esperaba, que quizá los soldados Fossoway podrían descansar de su marcha en aquellas tierras. Tendría que pedir permiso a Lord Owen y, a cambio, de seguro que su padre estaría dispuesto a ayudar a los Nightwing con lo que necesitaran. Aquel sería el momento ideal para anunciar el deseo de matrimonio...

Tuomas Norcross encontró a Bastian pensando estas cosas y le pidió que le acompañase. Cuando entró en el despacho de Lord Owen, se extrañó de no verlo. En su lugar, una consternada Constance presidía la estancia. ¿Qué habría pasado? LA saludó con respeto aunque en la mirada del Fossoway podía adivinarse complicidad con la joven. Se mantuvo en silencio escuchando la explicación de Tuomas y, cuando acabó, no podía creer lo que había oído... ¡Traición! ¡Intento de magnicidio!

Bastian esperó a que el guerrero se marchase a cumplir las órdenes de Constance. Cerró la puerta y se acercó a la noble pelirroja.

-Constance... ¿estás bien? -inquirió abrazándola firmemente mientras besaba su cuero cabelludo que quedaba justo bajo su barbilla-. No puedo creer lo de tu hermano... -era notable el cambio en el trato hacia la joven-. He estado pensando algo que quizá pueda servir de ayuda. Pero antes... ¿y tu padre?

Constance se dejò cobijar por los brazos de Bastian, temblaba como una hoja y cuando le preguntò por su padre no pudo evitar el llanto.

-Mi padre... Mi padre muriò.

No parecìa que hubiera poder humano que controlara a la joven.

-Me fui sin despedirme y ahora no lo verè jamàs... Tuomas ha preparado sus funerales pero...

Pero Constance sabìa que ahora ella estaba al mando y que tenìa que comportarse como su padre hubiera querido, se apartò de Bastian y se secò las làgrimas.

-La mujer de mi hermano està aquì y està embarazada pero no sè si sobreviva demasiado.

Si èl le entendìa lo agradecerìa, si no, no tendrìa problema en explicarle pero preferìa que no.

-He enviado a buscar a Mèrida porque la necesito aquì pero estamos en peligro. Todo lo que pertenece a mi familia lo està. ¿Què es eso que se te ha ocurrido?

Se volviò a èl.

-A ti tambièn te necesito aquì, Bastian.

Por màs que la muchacha intentaba mantenerse ecuànime, por momentos se le quebraba la voz.

Bastian miró a la joven dama completamente sorprendido. En aquel momento solo veía su cabeza hundida contra él, mientras se esforzaba por consolarla. Lord Owen... entonces, ¿había muerto? ¿La traición? ¿Su primogénito? El Fossoway no quería hilar demasiado a partir de las cosas que había escuchado. Él no estaba allí para administrar justicia, solo para apoyar a la hermosa joven y no dejar que cayera en el mal camino.

-Constance... Que los Siete lo acojan en su seno... -dijo a la par que la abrazaba un poco más fuerte-. No te preocupes, estaré aquí contigo. No vas a estar sola en un momento como éste.

Cuando ella se separó, él la miró directo a los ojos aún con preocupación. Expresión que se tornó en alerta cuando escuchó sus siguientes palabras. ¿Estaba diciendo que planeaba matar a su cuñada y al bebé que portaba? No podía... no quería creer aquello. Negó repetidamente de forma leve:

-Mylady no... no puedes. Tu deber es proteger a la pobre esposa de tu hermano. Tendremos -porque él la ayudaría siempre- que defender ante Lord Baratheon tus derechos y, efectivamente, no puede heredar un vástago nonato que, además, no sabemos si es niño o niña. Pero en cualquier caso, no puedes permitir que ella muera. Es tu cuñada, y tu sobrino, Constance. No tienen culpa de que tu hermano sea un traidor...

Bastian intentaba apelar a la clemencia y al honor de la joven. No podía permitirle cometer semejante asesinato o condenaría su alma y su futuro. Sabía que ella era mucho mejor que eso. En cuanto a lo de llamar a sus otros familiares, al joven heredero de La Sidra le pareció bien. En momentos como aquel la familia debía permanecer unida:

-Lo de Mérida es perfecto, Mylady. Yo había pensado... Quizá pudiéramos enviar otro mensaje a mi padre, que se encuentra en Vado Ceniza. En su camino a la guerra en ciernes, podría pasar por aquí. Si hablo con él sería un apoyo importante para tu causa y... quizá... -hizo una pausa, tomándola de las manos y alzándolas hasta su boca para besarlas-. Quizá podamos arreglar una unión... Nuestra unión Constance... ¿Querrías casarte conmigo?

Quizá era un mal momento, o quizá no. Quizá era una alegría que podría darle a la joven. Una buena noticia en medio de tantas horribles. En cualquier caso, con Lord Owen muerto, el joven no sabía a quién le correspondería el derecho de desposarla. Quizá tuvieran que pedírselo a Lord Baratheon. Para ello también podría apoyarlos su padre con los hombres Fossoway que llevase.

Se quedó mirando a la hermosa pelirroja para comprobar su reacción...

Ella entendía que sus decisiones acerca de la mujer de su hermano no podían ser tomadas a la ligera, así que decidió escuchar a Bastian al respecto pero sólo por el momento, más adelante y con más calma, tomaría una decisión.

-Gracias por estar conmigo, sé que no tengo que agradecerte pero necesito hacerlo.

El abrazo terminó con Bastian defendiendo a la mujer de Ragnar, mejor que no hablaran de ello pues ya había tomado una decisión en ese momento, luego se vería. Lo otro podía concederlo sin ninguna preocupación.

-Si, mi señor, envía ese cuervo a tú padre... ¿Y qué?

Apremió la respuesta de Bastian pero no hacía falta verdaderamente. Las palabras de Bastian la golpearon de una manera dulce, de una forma que sintió que el corazón se le saldría del pecho, en medio de tantas cosas desagradables él le pedía que se casara con él. Constance sonrió por primera vez desde que hubieran llegado a casa, acarició la mejilla de Bastian con cariño sin dejar de mirarle a los ojos.

-Nada me haría más feliz que ser lady Fossoway, Bastian... Sólo, quiero que estés seguro, no va a ser fácil y tengo todo este mundo de responsabilidades encima...

Lo decía porque estaba obligada a recalcar que no sería fácil pero sabía que Bastian no era un cobarde y no temía a los contratiempos, juntos quizá pudieran dar más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Se acercó a él y lo abrazó nuevamente, estaba conmovida y no pudo evitar llorar entre sus brazos, con esa mezcla de dolor y felicidad que sentía.

Bastian sonrió a Constance por sus palabras, acariciándola dulce aunque respetuosamente. Por eso la quería. Por eso y por muchas otras cosas más. No solo era su tremenda e hipnótica belleza exterior. Era también su virtud, su candor, su alma libre, joven, alegre, delicada... incluso en una situación tan dura como aquella. Era obligación del caballero protegerla y amarla. Debía ser obligación de todo hombre, mas no dejaría que nadie más lo hiciera más que él.

Mirando a sus ojos azules, el Fossoway contuvo la respiración mientras esperaba respuesta. Pero, en cuanto la oyó y recibió el abrazo de la joven, no pudo resistirse y sus labios fueron a parar a los de la Nightwing. Quiso besarla como nunca antes la hubo besado, y así hizo, como quienes se habían confesado su amor mutuo. Llevado por una alegría que superaba su pudor y su cortesía, aunque fuese momentáneamente. Siguió besándola y acariciándole el cabello tiernamente, con aquella pasión y delicadeza, notando que la joven lloraba y deseando que fuese de felicidad.

-Serás Lady Fossoway-Nightwing, Constance. No permitiré que pierdas estas tierras que son tuyas también por derecho -dijo cuando dejó de besarla y mientras le acariciaba con el pulgar sus sonrojadas mejillas-. Siempre me tendrás, mi amor. No estoy seguro de nada más que de eso...