Partida Rol por web

Frenando como puede a la montura que hace unos minutos era fustigada severamente para que corriera como el viento, el gnomo Warrik observa pasmado la trepidante escena. Durante unos segundos,  se olvida de porque tanta prisa hasta que oye los gemidos del monje barbudo y recuerda  que sobre su regazo descansa el extraño libro que tanto interés despertaba.

Agarrándolo bien fuerte con la zurda, el gnomo orienta al caballo para que trote hacia el que se hacia llamar  Ariminden, al cual oye  agradecer a los dioses por salir  ilesos de tal  asfixiante encuentro.

- TAL COMO DAS GRACIAS SUENAS A UN SEGUIDOR   FERVIENTE..-  miró con calma al compañero Ariminden, y sus ojos se hicieron grandes como dos platos soperos.- ... ¿ SOIS..SOIS..UN.. UN..UN.. SACERDOTE?!- antes de que la respuesta se escabulliera de los labios del clérigo, el gnomo se afanaba por revisar sus bolsillos hasta que encontró unas piezas de oro y ofreciéndoselas dijo: 

-... TOMAD, TOMAD, PARA VUESTRA CAUSA....-

Luego, enchido de un extraño orgullo dedico una amplia sonrisa mientras veía despejarse el dia y el nuevo amanecer que daba comienzo...

Vaya, Señor Woolthington... - respondo al gnomo tras mirarle con desconfianza unos instantes - Es posible que no le haya juzgado bien, El Misericordioso Geonea agradece la donación, y le aseguro que este humilde siervo hará buen uso de ella. También le agradecería que me entregara ese libro que tanto aprieta contra su pecho, no son cosas con las que se deba jugar y a usted sin duda le estorbaría sus ágiles movimientos... - añado, tomando las monedas con la mano izquierda y haciendo ademán de recoger el libro con la derecha. 

Que ha sucedido?

Galdor el mercenario recupera la consciencia y se levanta rascandose la cabeza.

No me acuerdo de nada, que ha pasado con los zombis?

Gracias al Altísimo ha recuperado la conciencia. No haga movimientos bruscos, señor Galdor, aún está demasiado débil - respondo con la atención aún centrada en el libro y las monedas del gnomo - El peligro ha pasado. Adreim y Alfred han combatido, y contra todo pronóstico ante un enemigo poderoso, han vencido... - continúo - Ha estado usted al borde de la muerte, pero gracias a Geonea y las virtudes que me ha otorgado aún está entre nosotros..., y no permitiré que estropee mis esfuerzos ahora, así que haga el favor de sentarse hasta que pueda revisar sus heridas - termino con tono tajante - Si puede viajar, nos acompañará. Nos vendrá bien otro brazo armado...

Adreim, el Lechoso, el Felpo Oscuro Blanqueado, el Libertador de las Huestes del Mal, junto a Alfred, el Puño Divino, el Reparte Galletas Celestiales, el Machacador de las Huestes Malvadas, habían logrado lo imposible, acabar con la no-vida de Grazzdan, o Graznada para los enemigos. El Clérigo maligno había sido puesto fuera de combate por las espadas y los miembros de dos grandes luchadores, respaldados por un grupo valiente y singular. Una compañía que estaba destinada a grandes cosas y de la que los bardos hablarían décadas, pero que apenas empezaban a ser conocidos. Cada uno de ellos era un héroe por descubrir. Era imposible que los dioses no se hubieran fijado ya en el Sindicato Saja y Raja, aventureros a la vieja usanza. Apenas habían empezado y ya tenían enemigos declarados. Xhu´kel, el Paladín del Mal, el Caballero Oscuro, huía con la bendición de los dioses sombríos. Tenían un nuevo lugarteniente en el Mondo, prescindiendo del ambicioso y fracasado clérigo muerto viviente, Grazzdan. Su alma no alcance descanso!

El felpo se levantó y recobró poco a poco la visión a pesar de los grandes fogonazos repentinos. A sus pies yacían carbonizados los restos de Graznada. Los demás estaban bien y Warric había recobrado el libro. Xhu´kel huía con su habitual cobardía. Y Adreim estaba, increíblemente, ileso. Se alzó como el rayo e imprecó con poderosa voz:

Xhuky, cobarde, no podrás huir eternamente. Tus dioses malvados no podrán protegerte siempre, dándote caballos o resucitándote. Al final tendrás que enfrentarte al destino y se verá lo nenaza y miserable traidor que eres. Viejo amigo, yo mismo te cortaré la cabeza si algún día dejas de huir. Jajajaja. Miserable!

Miró en la lejanía por si, en contra de lo esperado, Khu´kel daba la vuelta, pero como, seguramente, no sería así, registró con la punta de su espada los restos de Graznada. Quizá tuviera algún tesoro que no se hubiera carbonizado.

Bien, amigos, ha sido una gran victoria. Tenemos el libro, hemos acabado con Graznada, y los zombis, sin líder, se han dispersado. Marchemos a la casa del comerciante y repongámonos. Tenemos muchas cosas que pensar.

BLURSCH!!

Demetrius aplasta al ser salido del ano del mago Sirë con una saca de piedras preciosas.

Esa criatura es una ponzoña de otro mundo. Parasitan a la gente con ellos para utilizarlos como espias.. no quiero imaginar lo que debe haber sido tal trance para vos...

Mi casa queda en la costa al sur de aqui. No son mas de tres dias de viaje.

Hoy es un gran dia!!!, habeis matado al sumo sacerdote de la congregacion de los muertos.

¿Sabeis lo que ello significa?

Dice Calidore mientras Adreim recupera de las cenizas el simbolo sagrado de Grazzdan con la punta de su espada.

Eres dueño de lo que matas...

Dice Galdor colocandose su hacha a la espalda.

... eres el nuevo mesias de sus lacayos, elfo blanco.

¿Que? ¿y ya ezta?... vuelve aqui Xhu´kel!!! acabe contigo una vez... la proxima no te levantaraz... te lo juro!

Alfred recogio su petate enfurruñado, de su boca solo salian gruñidos...malditoz baztardoz... no dejan de huir de mi...

Sin embargo su cabeza se levantó y su mirada se volvió atenta cuando Adreim dio la buena nueva... al fin.. a casa del comerciante... al fin una cama limpia... creo que a pesar de todo echo de menos algunas comodidades.

Adreim tu... el joven monje deposita su mano en el hombro del lechoso elfo... tu haz luchado bien, me honra tenerte de compañero...

Pausando por un segundo y sin saber que más decir.... Alfred, colorado hasta la frente se da la vuelta. Donde ezta eze caballo, que nadie toque miz cozaz.

Oh, Alfred, amigo mío, es un honor ser tu compañero y me alegro haberte encontrado en estas tierras. Alzó una mano para que Alfred la chocase. Tú los trituras y yo los rebano! Jejeje.

Demetrius, el sabio, ofrecía su casa para un merecido descanso y una planificación adecuada. Calidore advertía de la gran hazaña que habían logrado y las posibles consecuencias que podía tener ello. Galtor decía algo de un mesías de los seguidores de Graznada, pero Adreim sólo había luchado contra el cabrón que le había metido un bicho por el ojete, le había sacado un ojo y le había resucitado de entre los muertos para mangonear su voluntad y convertirlo en un títere. Mucho había sufrido por su causa y ahora se había vengado. Por fin!

El mesié de sus lacayos? Qué rayos significa eso? Por cierto, me alegro de que estés mejor. Estaba preocupado, jejeje. Le contestó a Galtor. Que qué significa haberse cargado a este perro? Supongo que hemos librado al Mondo de un ambicioso y pervertido cabronazo, jejeje. Dijo a Calidore mientras cogía el colgante con la mano izquierda y sacaba su trasto de orinar con la derecha, apuntando a los restos cada vez más dispersos de Graznada.

Por poco, pero había superado su honor óptimo, por lo que una cierta prepotencia emanaba sin pensar. Lo que estaba claro era que Adreim no se imaginaba todavía las consecuencias de sus actos. Haber acabado con Graznada y, tal vez, poseer su símbolo sagrado, podía darle el poder de influir a los súbditos de Graznada. Aunque eso no sería tan fácil como contarlo, seguramente. O sí, pues las huestes del mal estaban acostumbradas a ser subyugadas. Quién lo podía confirmar? Lo que estaba claro era que ese amuleto era un precioso y distinguido trofeo que pensaba conservar.

Cuando terminó y guardó su aparato dijo algo solemne:

Dedido esta victoria a los dioses de la luz, ya que hoy hemos librado al Mondo de un Señor Oscuro. Que esto nos de fuerzas para combatir a todos los señores de la oscuridad que se nos pongan por delante! Y en Honor a mi Dios, juro que celebraremos esto con una gran bacanal en cuanto se pueda!

Hizo una pausa.

Ahora marchemos hacia la casa de Demetrius. No nos dejemos nada.

Primero, por supuesto.... el dolor de ese ser horrible saliendo de su cuerpo. Y la sorpresa y, por qué no decirlo, cierta inadecuada cantidad de indignación. Luego vio como Demetrius destrozaba tan vil criatura con una saca de gemas, y por un instante, no pudo evitar sentirse avergonzado. Al fin y al cabo, y aunque solo fuera ahora un recuerdo lejano en su mente, recordaba a la perfección haber tenido sus manos alrededor del cuello de DEmetrius y haber apretado.

Por supuesto Sírë no pensaba disculparse con un ser inferior, pero.... al menos... aun vacilante el elfo grel se acercó a Demetrius y le puso la mano en el hombro

- No sois de mi grupo, ni de me gente, pero agradezco vuestra ayuda. Os recompensaré cuando mi nombre sea temido y conocido en todo el Mondo, y mantendré vuestra libertad y la de vuestros siervos - dijo con el tono de una promesa solemne

Luego viendo como rayos y relámpagos caían sobre la zona de la batalla, volvió con el resto del grupo, trayendo las monturas con el tesoro y el botín del grupo.

- Bien combatido, Adreim y Alfred. Muy bien combatido - dice con una sonrisa- Me llevé el tesoro para que pudiera evitarse que fuera perdido.... pasara lo que pasara. - se queda un momento callado- Estaba convencido que ibais a morir como esclavos patéticos, pero reconozco que habeis luchado tan bien como si fuerais grel. Casi - afirmó lo que constituía el piropo mayor que podía llegar a decir el mago de batalla.

Dicho esto rebuscó entre los restos por todo lo que hubiera podido quedar de la batalla, a fin de sumarlo al botín del grupo, sin olvidar por supuesto la ceniza de muerto viviente, y hecho todo esto, se dispuso a volver junto a sus aliados a la casa de Drmetrius a regodearse de las mieles de la victoria