Partida Rol por web

       " Buen día señor conductor! Venimos para el experimento.  ¿Hacia donde nos llevará? ¿Cómo cuanto tiempo haremos de viaje? y  ¿Cuando regresará por nosotros? "    

       Tras escuchar la respuesta Camille tomo asiento en el transporte cerca de Cossete y Shahrzad en el camión, viendo de reojo el tema del libro, por lo que le preguntó a la chica francesa:

       " ¿Acaso eres bióloga o algo parecido? "  

        Entonces la chica brasileña sacó una revista de su mochila y comenzó a leer acerca de un reportaje de investigación histórica acerca de lo ocurrido en Chernobyl, que leyó durante casi todo el viaje, dando una ojeada ocasional al desolado paisaje del lugar; se alegró Camille por un momento cuando llegaron al destino, pero tras conocer y escuchar a la doctora que les recibió no supo como debía tomarlo y le comenzó a dar cierto miedo que no mejoró cuando los médicos amenazaron los aplicarle una inyección ... en el cuello, entonces les dijo asustada:

        " Esperen ... nunca me explicaron antes que nos clavarían esa cosa en el cuello ... a mi me dan un poco de miedo las inyecciones ... nunca me han inyectado allí y prefiero seguir así ... por favor inyecten me en el brazo o en el trasero pero no allí "    

        Cuando los científicos se acercaron a la chica y le dieron la primera dosis. Esa dosis se clavó en tu cuerpo como ácido, era dolorosa, sin duda, pero eso no fue lo más extraño. Al recibirla, se sintió mareada inmediatamente, obligandola a buscar apoyo de quien estuviese al lado y pudo sentir su cuerpo calentarse a una velocidad abrumadora.      También sintió la sustancia fluir a gran velocidad por su torrente sanguíneo con una fuerza abrumadora y poco a poco logró recomponerse y entonces creyó escuchar a un tipo (Inadra Ziru Sillacto) que no había visto entre los que iban a ser parte del experimento en una mezcla de idiomas que no entendió la primera vez, pero que asimiló tras pedirle que repitiese, entonces le respondió:

        " ¡Mucho gusto amigo! Parece que tenemos a otro físico en el grupo Shahrzad, y él es uno americano, como dijo Cossete creo que no te has presentado aún, yo me llamo Camille y ¿tu?  Hasta ahora tambien había estado muy emocionada porque también me parece muy interesante el tema, al grado de estar haciendo una tesis de posgrado sobre el tema de los sistmas de seguridad de plantas nucleares como Chernobyl "   

        Entonces antes de tomar la casa de campaña escuchó las últimas indicaciones de la doctora, quien parecía proponer les pasar allí la noche y apurar su partida, como la del resto de los médicos allí presentes, lo que la puso de inmediato un poco paranoica, por lo que se acercó para decir frente a la mayoría allí presente a quienes curiosamente parecía que no se les había ocurrido:

        " Disculpe doctora, pero antes de que se vayan ... me llamo Camille Rodrígues y gustaría que nos respondiese algunas preguntas si no le molesta ... ¿Cuál es su nombre? ¿Cual es el plan del experimento? ¿Como hacemos para avisar les para pedir ayuda en caso de que seamos afectados durante el transcurso del recorrido? ¿Que medidas de primeros auxilios podemos tomar nosotros mientras que puedan venir a ayudarnos? ¿Cuanto tiempo dura el experimento? "   

         Tras escuchar Camille las respuestas de la doctora y al ver que los demás ya se habían puesto a colocar sus tiendas de campaña personales busco colocarse cerca de la doctora Shahrzad, escuchó las oferta a Cossete y Clive y les respondió:

         " Aunque yo se poner una tienda de campaña les agradezco mucho su oferta y les pido por favor que las coloquemos cerca, si es posible haciendo un círculo en común para poder protegernos durante la noche, porque a raíz de la inyección tengo un mal presentimiento de todo esto, no se como explicarlo bien "   

Con bastante desparpajo, Inadra realizó una exagerada reverencia.

- Oh! Que descuido el mío! - Comentó a carcajadas - Me llamo Inadra Ziru Sillacto, si, es un nombre muy raro, es lo que pasa cuando tus padres son demasiado creativos - Comenta jocosamente - Es un placer conocerlas.

El grupo parecía más animado que antes, y mientras conversaba Inadra no pudo escuchar la petición de esa chica rubia (Irina Morovoiv) a la que le guiñó un ojo cuando sus miradas se cruzaron.

- Será un placer ayudar y aprender de vosotras, siempre hay algo que aprender de alguien - Dice con una sonrisa cordial.

Opté por sentarme en el suelo a la entrada de mi tienda y volví a coger el libro que había estado leyendo antes. Con una mano sujetaba el libro, y con la que me quedaba libre me tocaba suavemente el cuello, para ser exactos en donde había recibido la inyección. Escuchaba muchos comentarios y conversaciones a la vez, pero terminaba por ignorarlas. No porque fuese borde o antisocial, que todo lo contrario, pero me parecía que no tenía nada que añadir y menos meterme en una charla en la que no me habían incluído. Empecé a notar un poco de fresco, todavía seguía en manga corta, así que decidí buscar la sudadera que traía cuando llegué. Una vez puesta volví al exterior de la tienda, no pude evitar fijarme en lo peculiar que era el grupo, unos muy cantosos, otros no tanto, otros muy habladores, otros más ausentes... Sin más volví a sentarme en donde estaba a seguir con lo mío.

Cossette no decía nada a la espera de alguna respuesta por parte de los compañeros con quienes conversaba, pero aprovechando tal situación se percató de ciertas cosas que evocó en ella una sonrisa sutil, pequeña y un tanto misteriosa. Aunque una gran sonrisa era evidente en ella, algo más estaba tal ese gesto que la francesa no parecía ocultar y también no le daba tanta importancia, aunque dedicó una sonrisa divertida a Alexei ante el comentario de la tecnología. Ella sabía a lo que había ido, y eso era lo importante. 

Negó con educación cuando un hombre bastante social* preguntó si alguien requeriría ayuda al colocar las tiendas y devolvió su atención a Camille recordando una pregunta que le hizo en el camión.

-Soy Química Farmaco-Bióloga, señorita Rodrigues. Trabajo para una farmaceútica especializada en medicinas para enfermedades cardiovasculares, trombosis, cáncer y vacunas. Intento dar un pequeño aporte a la sociedad-expresó en un tono condescendiente y ameno, sin afán de presumir ni nada por el estilo, aunque se cruzó de brazos y dándole la razón a la chica con su mal presentimiento-. No te preocupes por ello, este sitio no es el más maravilloso del mundo y pondré mi tienda cerca de la tuya.

Sonrió para darle ánimos y su gesto aumentó cuando Inadra se presentó. Parecía tener una buena impresión de todos, no se le veía incómoda ni similares. Indicó con señas que pondría su tienda y en pocos minutos ya la tenía lista, pues se notaba que tenía bastante experiencia en ese tipo de actividades.

Monto mi tienda sin casi hablar, me parece tonto que se compliquen tanto por dormír en una tienda, a veces la vida era así, hoy dormías en el hotel más lujoso y mañana en plena calle o al revés... Cuándo termino les miro

-yo ya tengo mi tienda montada si alguien necesíta ayuda o quiere dormír conmigo no tendré problema-

Miró al anciano con extrañeza. No entendía realmente a qué venía ese comentario lleno de amargura. No es que ella fuera la persona más optimista del mundo, pero le sorprendió lo presto que se demostró a tirar por tierra todas las aspiraciones de la joven Camille. Decidió que lo mejor era no darle demasiada cuerda y le sonrió protocolariamente mientras apuraba lo que quedaba de su cigarrillo. 

Aún conteniendo el humo, más tiempo que las anteriores veces, tiró la colilla al suelo y la pisoteó para asegurarse de haberla apagado bien. Lo acabó echando y respondió a la joven doctoranda.

—Kurdo —respondió, sin más, con una sonrisa.

El sol se puso y la noche había llegado. Se les había dicho que, antes de dormir, tendrían que ponerse una inyección más, aunque muchos podían no saber cómo. A pesar de esto, encontraron una guía bastante fácil de seguir en el botiquín con las dosis, las cuales se habían desbloqueado para cada uno en la comodidad de sus tiendas.

Uno a uno, todos se organizaron para descansar y tomaron su botiquín, lo único que era realmente necesario para sobrevivir. El experimento había dado comienzo y solo lo notaron al tocar sus sacos de dormir, ya que al mínimo contacto con la almohada, notaron el cansancio de tan larga travesía. Esa fue la bienvenida de Pripyat.