A pesar del macabro espectáculo, trato de mantener la calma y hablo hacia los demás compañeros.
- A este ritmo, estaremos todos muertos en un par de días. Tenemos que dar por hecho que SÍ hay alguno de nosotros que nos la está jugando y averiguar quién es lo antes posible.
De partida, sólo tenemos la extraña confesión de Irina. Dinos si hay algún motivo para que hables así o quién más podría estar detrás de esto o nos veremos en la obligación moral de votar por ti.
No podía deshacer la sonrisa de mi boca a medida que escuchaba la confusión de todos los que me rodeaban, pero, poco a poco, fue disminuyendo cuando mis ojos vieron la escena que estaba teniendo lugar a pocos metros de mí.
Ver a Camille caer detrás de Tifu inundó mi cuerpo de una sensación extraña. Mis rodillas golpearon el suelo con una gran fuerza y mi pelo cubrió todo mi rostro después de desvanecerme. Daba la sensación de que todas mis fuerzas habían sido extraídas, así como mi propia voluntad.
Tras unos segundos, me eché para atrás el pelo de la cara y me levanté furiosa hasta el cuerpo tendido de Camille - ¡Tú! ¡Puta! - grité muy cabreada mientras le daba patadas al cuerpo tendido de la muchacha - ¡No era quien creíais que era! - confesé al resto señalando a aquel cuerpo fallecido en el suelo - No sé qué o quién habrá hecho esto, pero gracias - En esos momentos, como si lo que guardaba por dentro me desbordase, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. No podía mediar palabra, solo fui capaz de taparme la cara con mis dos manos y empezar a llorar como una cría asustada.
Las palabras de la rubia me sacaron por un momento del trance. Con la cara empapada y la nariz llena de mocos, miré a todos los presentes consciente al fin de lo que acababa de hacer - ¡Ella me obligó a esto! - respondí a Tatianna - Desde la segunda muerte, sé que ella es cómplice de los asesinatos. Anoche, después de las votaciones, alguien se metió en mi tienda y me inyectó algo en el cuello, no vi su cara, pero sentí la necesidad de declararme culpable y hacer a toda costa que Camille pareciera inocente - En ese momento, miré el cadáver de aquella chica con una mueca increíble de asco. La odiaba por todo lo que había hecho, lo que me había hecho.
Ver caer uno tras otro a las personas, cuatro en esta ocasión era algo que empezaba a parecerle hasta normal, un buen numero si, pero desde hacia poco mas de 3 días, ya había visto tanto que empezaba a hasta acostumbrarse, aunque las palabras de aquella rubia le devolvieron la capacidad e sorprenderse.
-¿Pero que coño te pasa ahora? -Miro al resto y recordó lo que dijo alguien. -¿Se supone que estabas siendo controlada por ella? Y quien coño la ha matado, ¿Y porque te obligaba a decir eso? -Se llevo las manos a la cabeza, sin importar lo despeinado que acabara. -Joder me estoy volviendo loco.
Había caminado a través de aquél yermo, siguiendo al grupo de supervivientes, guiado por una determinación que apenas comenzaba a recordar. De nuevo podía sentirse a sí mismo allá adentro, en algún lugar. El valle de las sombras y la muerte le había devuelto a la vida, en más de un sentido. A esas alturas no quedaba espacio para la duda; en Prypiat había encontrado cuanto buscaba, y mucho más.
El escenario que recorría acariciaba sus sentidos, brindándole una antinatural calma. Bien sabía que, de no ser prudente, Chernobyl y él se unirían como uno solo. Un pensamiento aterradoramente tentador...y sin embargo, algo en su interior se revolvía y plantaba cara con fiereza a tales conceptos. Luces y sombras, danzando y oponiéndose, desgarrando sus entrañas y su alma. Conocía bien esa situación. Se había mostrado ante él, obscena, en incontables ocasiones durante el pasado. Y cada vez, él había respondido a su desafío sin dudar. En estos momentos, en que el incendio consumía su propia mente, estaba decidido a recuperar el hombre que fue.
Engendrado en una tierra de luz y alegría, muchos años atrás había vencido y exiliado aquellos demonios...renacido en el seno de un erial tenebroso y depresivo, los encararía una vez más, y el desenlace sería el mismo.
Con esfuerzo pudo reprimir su caótico meditar, centrando su interés en la escena a la que acababa de incorporarse. Contemplaba a los supervivientes con ojos vacíos, dotados de una frialdad más profunda que en días pasados, depredadora. Y tras esa mirada, una cálida esfera desterraba las tinieblas, infatigable. Era obvio que, una vez más, tendría que caminar a través de las tinieblas marcado por la más absoluta contradicción.
Varios participantes fueron enviados al otro lado del ligero y sombrío velo que parecía envolver al grupo. Nada podían hacer por ellos.
-Tal vez necesite que me pongan al día-habló al fin, en un tono calmado, cálido pese a la falta de emoción-. Como se habrán percatado, también yo he tenido ocasión de alzarme del polvo. Lamento decirles que no aguardan respuestas en el lugar del que he vuelto.
Cruzó los brazos, adoptando una de las posturas en principio habituales en él, aunque más segura e imponente; era claro que había tomado alguna clase de decisión y desterrado con ello gran parte de las dudas e inseguridades que atenazan a las personas. Llevándose una mano al mentón, dirigió una mirada de lástima a los cuerpos consumidos.
-Todos coincidimos en que hay mucho que no se nos ha explicado, más todavía albergo mis dudas acerca de cuánto saben quienes nos han metido en esto. Con suerte, ignorarán lo suficiente para recorrer, tarde o temprano, un camino similar al nuestro a través de este frío averno-comentó, sin dignarse a dirigir una sola mirada a los responsables del experimento-. En última instancia, nuestra sola elección es proseguir con los esfuerzos por llevar a buen término este peregrinaje maldito. Confío en que compartan esta opinión.
Guardó silencio, meditabundo, ante el desarrollo de las circunstancias. Numerosos interrogantes, aunque muchos de ellos poco importaban. Incluso la batalla que habría de afrontar gozaba de poca relevancia. El objetivo del grupo era claro y prioritario, y confiaba en que sus metas estuvieran en sintonía con las de aquellos de entre sus acompañantes que fueran inocentes.
-Tratemos, como un primer paso, de despejar la confusión de cada uno de los presentes. ¿Acierto al interpretar que, antes de los últimos sucesos, estaban conversando y compartiendo posturas?-preguntó, con la esperanza de que el grupo diera comienzo a un diálogo productivo. Después, dirigió su atención a Clive-. Tranquilo, resolvamos estas cuestiones con calma. Dejarte llevar por los nervios solo empeorará las cosas. Sé de lo que hablo, después de todo, yo también tengo unas cuantas preguntas que me atormentan, algunas bastante obvias-concluyó con una sonrisa reconfortante.
A la espera de cómo se resolvía la situación, primero fue que Inadra parecía levantarse y que Charles se iba acercando. Eso simplemente reforzaba su teoría de lo que les estaban inyectando y desvió su atención de Irina a un suceso que rayaba a lo sobrenatural. Claro, según se dice ha que temerle a los vivos más que a los muertos, pero esa frase ya no aplicaba aquí. Habría interrumpido la pelea, pero las cosas ya se habían salido de control como para hacer alguna diferencia.
No obstante, el inicio de un ambiente tranquilo le tomó más por sorpresa que otra cosa tomando en cuenta en el sitio en el que estaban y lo que acontecía, por lo que al ver que Nicolaj se acercaba su corazón de nueva cuenta aceleró, poniéndose más nerviosa al percatarse que otro "muerto", que ahora parecían ser cuatro, se manifestaban a la vida. Escuchó a Maggie hablar con Inadra esperando que él reaccionase a sus palabras y como Leinad, quien seguía en silencio hasta ese momento.
No obstante, la riña de Irina vs Todos le estaba colmando un poco la paciencia, pues para ella era solo la manifestación de un berrinche o de alguien que amaba la atención; pero a pesar de todo se mantenía callada y estando de acuerdo con lo expresado por Alexei y Clive. No obstante, lo que pasaría a continuación de nueva cuenta le pondría mal, pues Tifu y Camille, junto a Charles e Inandra murieron frente a ellos sin que alguien pudiese hacer algo.
-Las reacciones pueden... ser diferentes para cada quien...-expresó más para sí recordando efectos secundarios de distintas vacunas y las probabilidades de cómo una misma enfermedad se presente con otras sintomatologías que logran confundir a los especialistas.
Al escuchar las palabras de Irina, los ojos de Cossette se volvieron cristalinos y desvió la mirada de los cuerpos... para todo eso, su mente fría intentaba calcular las posibilidades y entender bien qué era lo que pasaba... pero no tenía nada para analizar, nada para...
-Irina, ¿aún tienes la jeringa o alguna prueba con lo que dices que te inyectaron? ¿En dónde fue? ¿Lo recuerdas?
Después llegó el turno de Nicolaj quien pedía que alguien lo actualizara con los últimos acontecimientos, pero ella no se sentía capaz de hablar más a pesar de su personalidad extrovertida. Simplemente no tenía más fuerzas para eso... pero alguien debía hacerlo.
-Después de tu... tu muerte, Nicolaj... encontramos el cuerpo de Leinad apuntando a tu tienda, quien luego "revivió".. ¿De pura casualidad tendrás alguna idea de por qué? ... e Inadra dijo que era un agente de la CIA y el votado de ese día fue Vladimir. Hoy nos dieron nuevas dosis, hablamos sobre quién votó a quién, Irina confesó que había asesinado a Inadra y luego de un conflicto con pelea y preguntas, cuatro más murieron.... Irina dijo que fue manipulada, por eso es que te pido-miró a la joven Irina-... alguna evidencia para verla.
Su tono de voz era cansado, estaba harta de lo que pasaba y al saber que no servía de nada quedarse callada, mejor hacer algo al respecto.
- La verdad es que no me dejaron la jeringa de regalo después de inyectármela - contesté irónicamente a las palabras de Cossette - Pero mirad mi cuello si queréis, creo que se podrá apreciar la marca de una inyección extra a la del resto...Fue anoche, mientras dormía en la tienda. No suelo pasar mucho tiempo allí, supongo que será por esas tienduchas asquerosas pero desde que llegué no consigo conciliar el sueño...Así fue cómo vi a Camille la segunda noche y la sombra de una persona gorda la primera.
Entendía que el resto tuviera mil preguntas sobre lo que acababa de pasar, por eso intentaba mantenerme lo más calmada posible. La situación me sobrepasaba a ratos y se notaba en mi forma de actuar, me parecía estúpido explicar que no tengo la jeringa que me inyectaron por ejemplo, pero comprendía que, después de todo lo ocurrido, ponerme a la defensiva no jugaría a mi favor. Al fin y al cabo, ellos no tenían la culpa de nada.
Llegado el momento del atardecer, la doctora se acercó y su habitual fría expresión, les molestaba un poco después de todo lo que había pasado. Entonces, miró los cuerpos de los cuatro que habían perecido juntos y dijo - Nosotros no hemos hecho esto. Puede ser que alguien les haya inyectado algo durante el día. Las dosis son claras por una cosa: más de eso, podría ser peligroso -.
Hizo una pausa y tras meditar un poco, dijo - Hablando de peligroso, el consenso se ha hecho - sonrió y miró a Irina, la cual seguía con esa actitud tan extraña. A pesar de eso, esta vez la doctora no la inmobilizó. Maddie se movió con gran rapidez hacia ella, mientras la chica trataba de esquivarle, pero con un fuerte golpe en las costillas, la dejó sin aire y en el suelo de rodillas. Irina la miró con odio y entonces, se dispuso a levantarse, pero se encontró con Mariano, quien sujetó una de sus manos. Parecía ser bastante fuerte para ser tan delgado, pero la chica no pudo soltarse de su agarre. Entonces, Shahrzad la tomó por detrás e inmovilizó sus hombros, mientras Alessandra tomaba su otro brazo y lo torcía, de manera que la palma de su mano quedara apoyada sobre su espalda. Era una posición dolorosa, en verdad.
Al ver esto, Maddie ató sus piernas y con la ayuda de los demás, la llevaron hasta la base de la plataforma de clavados. La colocaron en posición y le ataron. A pesar de todo esto, Irina no podía evitar reír y con todo un repertorio de insultos, les hizo saber lo que pensaba de cada uno. Sus risas no cesaron mientras la doctora hablaba.
- Debemos dirigirnos al nuevo lugar. Ya ha parado de llover y no hay mucho riesgo de lluvia - sin mucha gana, la siguieron y tras caminar un poco, encontraron una rueda de la fortuna, la cual se había vuelto uno de los monumentos del desastre y un gran atractivo para aquellos que visitaban la ciudad ocasionalmente.
- Este será el lugar. Ahora, descansen. Esperemos que las nuevas dosis tengan el efecto deseado -.
- FIN DEL DÍA 3 -