Partida Rol por web

Eh! Respetito musculitos! ¿Quién dices que está más chiflada que yo?

   los escenarios alternos siempre son interesantes de visitar - comentaba tras un largo silencio - Bueno... el sigue vivo, en parte... aún tengo esperanza de cumplir mi objetivo...

  después de todo, es lo último que se pierde...

Las palabras de Usagi me recuerdan lo que había hecho Dory y justo está lanza aquellas frases.

es verdad! Dory nos dijo que había Sido sin querer, por paranoia, pero está claro que ella presentía que con tu magia eras la mayor amenaza! Y ahora deja claro que se alegra de que Maurice aún siga con vida, aunque prisionero de la hermana malvada de Miu!

Quien dijo que era Maurice ?

Tras observar el mundo de los vivos, Kenu respiro tranquilo.

-así que siempre fue Ayana-Chan, menos mal que no heredara la fábrica, aunque ojalá el señor Womkat llame a los héroes y detengan a esta supervillana en potencia.

Sí iba hacia Jinsokuna, pero no acabé con él, sino con Juniro - Tyrion puso una mano sobre Cerise

Alguien desvió mi ataque en el que yo ya preveía iba a morir... por eso os dije mis suposiciones antes de morir, intentando llevarme conmigo a aquel consideraba que no podríais eliminar sin ser heridos.... Jinso

No. NO. NONONONONONO. No podía estar pasando. Yasuko solo se había detenido para ver los resultados de la votación. Ya era suficiente horrible ver como Maurice y Ayana se salían con la suya cuando Jinsokuna salió votado, pero nada se comparaba con lo que vio a continuación. Puas azules atravesando el cuerpo de Cerise, robándole aquella energía y vitalidad que tanto la caracterizaban.

-¡TEVOYAMATARPELIAZULCABRÓN!-la rabia que sentía ahora era muy diferente a la que había sentido antes. Su cuerpo, ahora liberado de sus límites terrenales, ya no podía sentir cansancio. Su garganta tampoco. Era una de las ventajas de estar muerta, que Yasuko sentía que podría pasarse toda la eternidad golpeando y gritando, y así lo haría. Su cuerpo no desfallecería en el intento. Golpe a golpe destrozaría la barrera que la separaba de los vivos. Tenía que hacerlo. No era suficiente que Jinsokune fuera a la cárcel. Quería vengarse de él, y quería ir junto a Cerise. Quizás todavía podía salvarla, en vez de quedarse mirándola como una pasmarota desde allí arriba, más lejos de sus objetivos que nunca. Cerise no merecía morir, no merecía--

Entonces oyó la llegada de alguien, y cuando vió quién era, cayó en la cuenta de que quizás todo era más sencillo de lo que se había imaginado.

-Cerise...

Se quedo con la palabra en la boca cuando la chica se acercó. Durante un momento temió el qué pudiera decir, o hacer, pero lo que menos se esperaba era que se disculpara ante ella.

-¡AGH, CERISE, NO ES TU CULPA!-gritó, notando todavía aquella rabia. ¿Por qué todo el mundo estaba empeñado en sentirse culpable por cosas de las que no era responsable?.-La culpa de todo-- todo esto-- es culpa mía. No es justo, querías ser policía y... ¡y ahora estás aquí!

-¡Tenía un plan! ¡Solo necesitaba vivir una noche o dos más! ¡Y voy y me muero! ¡Y no solo me muero sino que-- sino que---

Yasuko dudó sobre si seguir o callar. ¿Contarle la verdad haría que ella también la abandonara? Casi sin pensarlo acercó sus manos a las mejillas de Cerise, apartando el pelo de la chica con suavidad. Necesitaba ver si el chupetón había desaparecido. Parecía que sí, junto al resto de sus heridas. Eso estaba bien. Quizás era una señal para no decir nada y hacer como que nunca había ocurrido. Aceptar la oportunidad de no sentirse tan culpable cada vez que la mirara.

Sí, eso haría. Callar y seguir adelante. No podía arriesgarse a que Cerise pensara que era un monstruo que chupaba la sangre a sus amigos, aunque esta vez había sido de manera accidental. Pero entonces cayó en la cuenta de que llevaba ya varios segundos callada mirándola y balbuceando, así que de alguna manera debía cerrar el tema de manera sutil y sobre todo, sin causar sospecha alguna sobre lo que le había estado a punto de decir, así que lo mejor sería que--

Alguien desvió mi ataque 

-¡ESO, ¿¿quién desviaba los ataques, que me lo cargo??!

--gritara de repente mientras chocaba los puños entre sí, pasando totalmente de lo que iba a decirle; además de sonreír orgullosa para sus adentros y pensar que había bordado el cambio de tema.

No esperaba ver a Yasuko de esa manera. Se mordió la lengua para evitar volver a pedir perdón por disculparse tanto...  Nunca había visto a la pelirroja con esa efusividad, con esa energía y temperamento.

Se había quedado callada, mirando fijamente los profundos ojos de Yasuko, quien cambió de tema drásticamente. Cerise no pudo contener una carcajada.

No le importaba el cambio de tema ni le importaban las explicaciones. Atrajo a la chica hacia ella para poder darle un cálido abrazo, si es que estando muertas podían sentir algo... aunque juraría que sí, aun siendo tan solo fruto de su imaginación.

—Lo importante es que estamos aquí ahora. Juntas. Me da igual lo que hayamos podido hacer o no allí abajo— total, haber conseguido eliminar a todos y tener la fábrica para ella sola tampoco le habría gustado. Seguramente se habría sentido mal por ello.

Aflojó un poco el abrazo para no asfixiar a Yasuko (si es que estando muerta podía ahogarse) y aprovechó para echar un vistazo para ver cómo iban las cosas allí abajo.

—Mira, pues Maurice se queda encerrado para el resto de la eternidad -espero-, así no podrá contarle chistes malos a nadie más. Y Ayana... Bueno, parece toda una villana. Quizás la fábrica de dulces termine siendo una especie de casa del terror cuando empiecen a desaparecer niños... Solamente espero que la policía y los héroes estén a la altura de poder detener a semejante monstruo.

Miro a Cerise y Yasuko abrazadas y una sonrisa de dibuja en mi rostro mientras saco del bolsillo un porro armado al estilo de Kusuri, lo olió y lo prendió con un chasquido. (Después de todo estaba en el cielo y si allí no podía prender un porro con un chasquido de que valía estar en el cielo, no?) 

Le dió unas caladas profundas tociendo entre medio y luego de la última lanzó un corazón de humo tan perfecto que parecía que fuera a latir. 

Se que quizá se feo lo que voy a decir, pero creo que me alegro de poder pasar la eternidad con ustedes. Incluso con la Chiflada de Miu, algo bueno quizá pueda hacer con ella Kenu...

Yasuko seguía cambiando de tema de manera exitosa, incluso parecía que había hecho reír a Cerise. No sabía exactamente por qué, pero se sentía bien oírla de mejor humor. Entonces notó que tiraban de ella y se encontró de repente entre los brazos de Cerise. Parpadeó extrañada ante sus palabras, tardando en asimilarlas. Eran tan sencillas, y a la vez, tenía la impresión de que no debía estar oyendo bien. ¿Podían hacer eso? ¿Olvidarlo todo y empezar de nuevo? Recordó las alas negras que había visto en el cuerpo de Cerise cuando murió y se preguntó si podría vivir sin saber qué eran. Si podría vivir con la posibilidad de que Cerise hubiera matado o herido a alguien de ahí abajo....

Volvió a tierra cuando Katsumoto habló, y entonces vio aquel corazón hecho de humo claramente dirigido a ellas. Claro que no sabía qué le hacía sonrojarse más, si el corazón o esa sonrisa con la que las miraba. Su primera reacción fue intentar ir a disiparlo, pero no iba a apartarse si eso significaba romper el abrazo. Así que se conformó con dedicarle una mirada asesina, claro que con su rostro del color de su pelo era difícil que resultara amenazadora.

-Me fastidia que se hayan salido con la suya, pero ya no podemos hacer nada.-se lamentó, aunque la verdad es que resultaba liberador, como poco a poco todo aquello que la había preocupado durante su estancia en la fábrica dejaba de tener importancia.

Y cuanto más miraba a Cerise, más pensaba que sí, le daba igual lo que hubiera podido hacer en la fábrica. Y si Yasuko podía pensarlo de Cerise, quizás Cerise podría pensar lo mismo de ella, y que fuera de verdad. La manera en la que llegó a esa conclusión la sorprendió. Estaba muerta, pero aún así se sintió más ligera, liberada de un peso.

-Sí. A mí tampoco me importa lo que hayamos hecho ahí abajo.-pudo responder por fin, cautelosa.-Tengamos una nueva vida aquí arriba.-¿espera, vida? ¿Muerte? ¡Como sea!-Mucho mejor de la que hayamos podido tener antes.

Yasuko echó un vistazo a su alrededor, buscando a más gente, o un lugar al que ir.

-Quién sabe, quizás todavía puedes ser policía aquí arriba.-Yasuko lo dijo casi sin pensar, recordando aquello que Cerise tanto quería. Claro que en cuanto se dio cuenta de lo que había propuesto, intentó explicarse cuanto antes:-Quiero decir, podemos inventarnos casos y tú los resuelves--

No lo estaba mejorando, cada propuesta le sonaba más cursi que la anterior. ¡Ella no era cursi, era una tipa dura! Así que le lanzó una mirada de auxilio a Katsumoto y al resto, esperando que la ayudaran a salir de aquel berenjenal en el que se había metido ella solita.

Tenía la sonrisa cincelada en la cara, pero luego de la escena de Cerise y Yasuko, si eso era posible mi sonrisa se volvió aún más grande, y tras otra calada profunda que me hizo cosquillas en el alma, dije.

Pues yo no me fiaría que no fueran necesarias las policías en el más allá, después de todo está aquí Miu y quién sabe cuántos otros villanos haya. A lo mejor era lo que se suponía que debía ser, encontrar este sitio entre todos nosotros para tener lo que no pudimos en tierra. Gente que nos quiera, que no respalde y por supuesto una razón de ser como investigar casos sobre almas, o el misterioso caso de porque el alma de Yasuko cada vez está más roja!

Asintió con la cabeza. Yasuko no podía ver su cara debido al abrazo, pero Cerise sonreía sintiendo verdadera felicidad. Después de todo lo que había luchado antes de entrar en la fábrica, lo sola que se había estado y lo motivada que se sintió cuando decidió el camino profesional que escogería... y, luego, todo lo acontecido en esa maldita fábrica de ensueño. ¡Lástima no haberse atiborrado más de dulces! Aunque, bueno, lo cierto era que la situación no acompañaba a animarse para hacerlo.

—Podemos intentar resolver casos de allí abajo e intentar encontrar una manera de ayudar. O, como dice Katsumoto, quizás nos necesiten aquí arriba— separó levemente uno de los brazos del abrazo (valga la redundancia) para chocarle el puño a Katsumoto. Seguían siendo un equipo, daba igual dónde estuvieran, y eso le gustaba.

—Espera, ¿qué?— empujó suavemente los hombros de Yasuko hacia atrás para poder verle la cara. —¿Que su alma está roja? ¿Qué puede significar? ¿Va a explotar? ¿La van a expulsar? ¡EH! ¡QUIEN SE ENCARGUE DE ESTE LUGAR! ¡COMO SE OS OCURRA LLEVAROS A YASUKO, OS LA VERÉIS CONMIGO!— nunca antes había necesitado levantar la voz, pero en esos momentos sentía verdadero temor de lo que pudiera pasarle a la muchacha.

Y así fue como Kyandi Poppu entró en escena.

-¡ME CAGO EN-