Escena para compilar los resultados de las búsquedas realizadas. Se irán abriendo a los distintos personajes según vayan pidiendo (buscando) datos de distintos episodios o personas.
NEW YORK TIMES
En Portada:
IN MEMORIAM
"Saqqara, 21 de Junio de 2010
La preparación de la esperada Ceremonia de Apertura de la Mastaba de Horhotep, el mayor descubrimiento de la arqueología de este siglo, ha tenido un fatal desenlace que ha conmocionado al mundo entero.
Un inesperado y extraño seísmo ha destruido por completo el milenario edificio, y todo su contenido. En el trágico accidente han resultado muertas cinco personas. Entre ellas el mecenas de la excavación, el altruista millonario Olam Al Hassim, así como su amigo y representante del Consejo de Antigüedades egipcio, Anhur Hajnam. Ambos fueron los primeros en entrar en la Mastaba cuando ésta fue descubierta, dando pie a que en Egipto empiece a hablarse de una nueva "Maldición de la Momia".
También han resultado muertos la secretaria personal de Al Hassim, Maddalena Dafuoco, y el hombre de confianza del magnate, conocido por Rashidi, que se encontraban en ese momento cerca del monumento funerario.
Todos ellos han desaparecido tras haber sido literalmente engullidos por un enorme remolino de arena formado durante el suceso, que horrorizó a cuantos llegaron a verlo.
Sin embargo, y por fortuna, después del seísmo han podido ser rescatadas de entre los escombros, inconscientes pero con vida, catorce personas milagrosamente indemnes. Un hecho insólito siendo que durante el terremoto se encontraban todas ellas en el interior de la Mastaba destruida. Entre esas personas están los dos arqueólogos que dirigieron la excavación, así como los diez propietarios de las piezas desaparecidas, invitados al evento por el millonario.
Las piezas formaban parte de la exposición que tendría lugar en la Mastaba con motivo de la edición del Catálogo recientemente publicado por Al Hassim, y que, según nos ha informado el General Hassan Abmud, portavoz del Gobierno egipcio, fueron en su momento, y a instancias del propio Gobierno, generosamente aseguradas por Al Hassim a favor de los propietarios.
También han sido rescatados un periodista francés y un hombre egipcio cuya identidad aún no ha sido revelada. Todos ellos han sobrevivido a la tragedia de un modo casi sobrenatural.
Nuestro más sentido pésame para la anciana madre del filántropo, Umayma Al Hassim, dolorosamente trastornada tras la terrible muerte de su hijo, y para los familiares de los demás fallecidos durante el luctuoso suceso.
Sentimos profundamente tener que comunicarles así mismo que la quinta persona muerta era nuestra querida corresponsal en Egipto, Sarah Jones, quien se encontraba allí cumpliendo con su deber profesional.
Descansen en Paz."
Fallecidos en el desgraciado incidente del hundimiento de la Mastaba de Horhotep:
Olam Al Hassim, Anhur Hajnam, Maddalena Dafuoco, Rashidi, Sarah Jones.
Supervivientes rescatados de entre las ruinas y los escombros:
Benjamin Yaddow, Sofía Roget, Xabier Echenique, Isabelle Dubois, Jacob Booth, Shawn Dunne, Leonard Morrison, Edgar Meyer, Emilie Blanc, Lars Magnusen, Halima, Harold Highwater, Jean Michele Mouris, Habbab Jannan.
Por Jean Michele Mouris, Julio de 2011.
Llegué al aeropuerto de El Cairo pertrechado con mi Nikon y poco más. Iba a cubrir la exposición de objetos de la época pre-dinástica que iba a ofrecerse como ceremonia de inauguración y apertura al público de la recientemente descubierta Mastaba de Horhotep, éste el último Rey Sacerdote del Antiguo Egipto, antes de los linajes faraónicos.
Allí mismo, en la sala vip del aeropuerto que nuestro anfitrión Olam Al Hassim había dispuesto para nuestra llegada, pude conocer a los propietarios de esos objetos. Y también a la secretaria personal de dicho magnate (el cual estaba financiando toda la operación), a los arqueólogos que la llevaban a cabo y a una periodista americana en mi misma situación. Poco podía imaginar que juntos viviríamos la experiencia más drástica de nuestras vidas, y, trágicamente, la última para algunos de ellos.
La primera sorpresa, o el primer misterio si lo prefieren, surgió en esa abarrotada sala del aeropuerto, cuando supe que cada uno de los objetos seleccionados tenía una marca que "sólo podía verse mediante una extraña lente azul encontrada en el interior de la Mastaba" (sic). Y que esas marcas eran parte de un símbolo: el Udjat, u Ojo de Horus. Allí empezó lo que ha sido una espiral de sucesos, a cual más peligroso, y a cual más increíble.
Egipto ha sido y es generadora de leyendas y mitos. Y maldiciones. Uno lee acerca de ellas, las escucha. Pero vivirlas en primera línea te sumerge en una pesadilla que, a la vez, fascina y aterra. Incluso a un hombre bregado en las situaciones más extremas.
Porque sufrimos en nuestra piel la persecución de una organización clandestina que intentaba recuperar para su patria aquellas obras de arte que decían habían sido expoliadas siglos atrás, y la represión de sus despliegues, a tiros. Y que después optó por intentar destruirlas, con una verdadera operación de guerrillas en el desierto, y un ataque con lanzamisiles sobre el furgón blindado que, supuestamente, contenía los objetos. Afortunadamente en aquel momento no era así. Pero esos actos, por duros que sean, son obra de personas, de hombres y mujeres, uno puede entenderlo, preverlo incluso. Lo que ya escapa del raciocinio, de la lógica, son aquellos hechos que no tienen origen claro, aquello que parece tener una causa sobrenatural.
No digo que la tuvieran, desde luego. Pero aunque pueda narrar lo que vi con mis propios ojos, nunca pude encontrarle explicación plausible. Me refiero, concretamente, a lo que los locales han llamado, un vez más, "la maldición". La destrucción por un inaudito seísmo, y un remolino de arena, del milenario edificio junto con todo su contenido. Y de aquellos que lo descubrieron.
Cuando vi de lejos la Mastaba, cuya fotografía encabeza este artículo, comprendí que si su interior se había preservado como el exterior estaríamos ante una maravilla arrancada al tiempo. Y lo era. Un verdadera joya, estuche digno de aquellas diez piezas que iban a ser expuestas en ella. Las salas eran de una belleza solemne, y como eje alrededor del cual se levantaba el monumento, el sarcófago con la momia de Horhotep.
La tumba cumplía con las expectativas de la imaginación más desatada: Inscripciones, mecanismos, falsos muros. Una sala secreta, una especie de templo con doce pedestales, y otra sala más pequeña con la escultura del dios Horus. Y un altar frente a él, con un inconcebible cubo metálico encima, con el Udjat labrado en cada una de sus caras. Un objeto discordante con el resto, de un rutilante azul cobalto, anacrónico, fuera de lugar. Y, justamente en su vertical, un tragaluz con lo que parecía una lente encastada en él.
¿Qué era todo aquello, con qué fin había sido construido, con qué técnica, con qué materiales, cinco mil años atrás?
Nunca lo sabremos.
Me encontraba cerca de la Mastaba cuando anocheció. Dentro estaban los diez propietarios de los objetos, y los arqueólogos. Salía en ese momento la colaboradora de Al Hassim, quien la esperaba fuera, junto al otro hombre que había descubierto la Mastaba, ambos los primeros en entrar en ella. Cerca de mi, mi colega americana.
Y empezó.
Una espiral de arena empezó a formarse, gigantesca, el suelo tembló como un flan. Y, tal cual por imposible que suene, cayó un rayo, recto como un dedo de luz brillante y rojo, justo hacia la lente de la claraboya. No recuerdo nada más, lo siguiente es una intensa pesadilla, demasiado densa y oscura como para narrarla, y ya, despertar entre las blancas telas de una jaima, junto a los demás supervivientes. Algunos escupidos literalmente de entre los restos en la arena.
He vuelto al lugar, intentando saber más. Pero no queda nada, nada más que bloques de piedra, y arena. Ni escultura, ni lente, ni objetos, nada. Se ha excavado, a conciencia, el Gobierno egipcio ha desplegado medios a destajo, así como Umayma Al Hassim, la anciana madre del fallecido y desaparecido magnate. Pero ha sido inútil. Inexplicablemente, nada de lo que habíamos visto, de lo que había sido, seguía allí.
Catorce personas salimos indemnes. Y otras cinco permanecen enterradas junto a Horhotep.
¿Destino... o Maldición?
La nota cerraba con una foto. Una algo movida, algo desencuadrada, con la imagen temblorosa y extraña, como ida, como asfixiada. Una que se notaba que había sido tomada por alguien al borde del pánico, que casi había accionado el gatillo por acto reflejo. Quizás por ello, por ser tan fidedigno testimonio en primera persona de alguien envuelto en el horror de la muerte, mirarla generaba un extraño desasosiego y volvía de hielo las venas.
La imagen mostraba en el centro, o casi, un cuerpo tirado en lo que parecía el estrecho pasillo de un minibús turístico. El hombre joven, de barba espesa, estaba inmóvil rodeado de vidrios, y había una mancha oscura inconfundible cubriendo casi todo su pecho. A su lado estaban agachados un enorme pelirrojo y un hombre de rasgos asiáticos, presionando a cuatro manos la herida y mirando hacia un punto más allá, como si esperaran algo. Una mujer caucásica, también agachada y con la camisa llena de sangre, sostenía la mano del herido y parecía hablar. En una de las esquinas, borroso, detrás de una mujer de rasgos árabes que lloraba, estaba encogido un hombre caucásico. Parapetado tras un asiento. Bañado en sudor y vidrios. Inmóvil. En shock.
Fadil Jannan:
Una búsqueda superficial sobre Fadil Jannan no ofrece demasiada información. Además de la página del hotel y su Facebook, menciones de su nombre y cargo en los artículos de diversos medios sobre la restauración de la mansión de la familia Al-Hassim, y su transformación en un hotel de lujo bajo el auspicio de Stevenson Enterprises y el Bufete Stevenson, Harunn & Sorensen.
Su nombre aparece listado en la promoción de la Facultad de Administración de Empresas de El Cairo de 2034, y de la Escuela Superior de Hostelería de la misma ciudad del año siguiente.
No parece preocupado por la privacidad, y su Facebook ha acumulado miles de fotografías y entradas desde que lo abrió, en el 2020, cuando según la fecha de nacimiento que indica su perfil, aparentente contaba con ocho años. Todavía le restan dos años para alcanzar la treintena.
Su padre es el fallecido Habbab Jannan, médico y catedrático de la universidad de El Cairo, a quien la anterior generación conocía por el sobrenombre de Osiris.
Edad 27 años
Altura 1,86
Aunque de raza blanca Mike siempre suele estar bronceado por el sol, ya que es una persona acostumbrada a tener muchas actividades al aire libre.
Ojos: azul grisáceo
Pelo: Castaño oscuro - negro. Puede llevarlo corto o dejarse algo de melena, aunque nunca va repeinado.
Complexión: Tiene un peso normal para su altura y suele estar en buena forma gracias al deporte que practica, aunque no es ningún loco de los gimnasios ni nada por el estilo.
Con una simple búsqueda de internet pueden encontrarse fotos e información suficiente de él. Su Facebook, aunque no está del todo abierto a cualquiera si deja acceso a la información más básica y a un buen número de fotos. Cualquiera que lo siga comprobará que es bastante activo en las redes sociales por norma general. Cursó informática en la universidad y después ha pasado por varios trabajos, la mayoría de ellos sencillos (servicios técnicos presenciales o telefónicos, tiendas de informática...) y nunca ha estado mucho tiempo en ninguno. Sus fotos dejan claro que es un amante de las actividades al aire libre y practica casi todo tipo de deportes, sobre todo los relacionados con la playa y el mar. En sus fotos se le puede ver con un buen número de amigos y amigas de toda índole, debido a la multiculturalidad de Miami, dejando claro que es una persona bastante sociable pero sobre todo junto a su hermana melliza Melyssa y su mejor amiga Samantha.
Edad: 27
Altura: 1.73
A diferencia de su hermano, es un poco obsesionada con las cremas solares y el cuidado de su cuerpo, así que casi siempre tiene la piel muy blanca a pesar de moverse por lugares de mucho sol. No se salta nunca su hora de ejercicio, por lo general en una sala. Cuando tiene tiempo simplemente sale a correr con su hermano, Samantha o algún compañero de trabajo.
Tiene los ojos azules grisáceos, como su hermano y su madre.
Su pelo es castaño oscuro, pero a menudo le cambia el color, el corte y el peinado. Nuca se lo tiñó de verde, azul o rojo vivo, suelen ser tonos que no la hacen destacar, solo le gusta verse diferente.
En la búsqueda por internet se pueden encontrar fácilmente algunos artículos sobre ella, en los periódicos, como jefa de laboratorio de criminalística donde trabajaba en Las Vegas. En revistas de especialidad puede tener entrevistas sobre algunas técnicas destacadas que ha usado, junto a sus compañeros, para ayudar a la policía a atrapar a todo tipo de criminales.
En Facebook salen muchas fotos de lugares que ha visitado con la típica cara sonriente y postura educada. En las fotos donde sale con Samantha y su hermano ya se puede ver algo más de desmadre y naturalidad.
Charlotte Dunne.
Una primera búsqueda de este nombre en internet, dejará un poco a frio a quien esté buscando, ya que son pocas las reseñas que aparecen con ese nombre exacto. Entradas con el literal ‘Charlotte’ aparecen muchas, con ‘Dunne’ aparecen muchas menos, pero ‘ Charlotte Dunne’ solo aparece en tres entradas en la red.
En la primera, aparece como número 10 de la promoción de Licenciatura en Biología por la Universidad de París, especializada en Recuperación de Especies en Riesgo de Extinción.
En la segunda, aparece como destinataria de la beca Barack Obama’s Foundation for Environment and Wild Nature. Cuatro meses en Washington DC en la fundación que el presidente americano del mismo nombre que la beca fundó en 2017 para la conservación de la flora y fauna americana.
En la tercera, en la página de la Fundación Smithsonian, como destinataria de la beca Foundation Smithsonian’s Studies for Recovery of Wild Otter in Panama. Beca desarrollada durante cuatro meses en la sede de la Fundación en Panamá.
Solo esas tres entradas directas en el inmenso mundo de la red.
Si ya la persona que quiere saber más de ella se entretiene en buscar en el famoso y controvertido Facebook, encontrará una coincidencia. Un perfil creado hace unos años y actualizado de una forma un tanto curiosa. De ella solo se puede ver una fotografía y, en el resto de las pocas fotografías que hay en el perfil, se muestran diversas instantáneas en las que los protagonistas nunca son ella: unos brazos pecosos abrazando a un perezoso, un coatí, un canguro bebé asomando la cabeza por el marsupio de la que sería la mamá canguro. Y así, una docena de fotos más o menos. Tal vez un pequeño recordatorio de cosas importantes en su vida. Tal vez una imagen por proyecto, por momento especial o por victoria ganada contra la extinción de las especies que retrataba. O simplemente fotografías que le gustaban sacadas de internet. Pero solo para Charlotte podían tener sentido, o sentimiento.
La última foto estaba subida a su perfil hacía más de cuatro años. Ningún comentario personal, ni antes, ni durante, ni después de esas escasas fotografías.
Así que poco de su vida privada quedaba al descubierto en la red, exceptuando que se trataba de una chica pelirroja de sonrisa sincera a la que le gustaban los animales y que, si se hacían un poco las cuentas, habría cumplido ya los veintinueve años.
Ésta es la forma más habitual para encontrar a una persona, siempre y cuando quiera ser encontrada. Pero no es el caso de Samantha, aunque sus datos en las redes sociales se limitan al...
Lo primero que llama la atención es su limitado grupo de "amigos", apenas unos treinta catalogados en tres grupos: amigos, trabajo y otros.
Lo segundo es su poca actividad en la red, limitándose a algunas fotos en abierto bastante normales y comentarios de felicitaciones algo atrasadas por lo general. No deja mensajes en su muro a menos que sea para quedar, y en la mayoría de las veces es entre los gemelos y ella.
Se ve que ha dado un "like" a muchas cosas relacionadas con su profesión, películas (de distintos géneros, aunque se ven muchas de ciencia ficción), algo de música (también variado, y si alguien prestara atención tiene predilección a las voces masculinas ligeramente roncas, profundas). Sobre lectura un poco de todo, incluído novelas románticas.
Es visible que no mantiene una actividad regular, pero lo que si destaca son las fotos junto a los Yaddoww, padres e hijos. Por lo demás mantiene un perfil reservado.
Con algo más de interés aparece en distintos simposios sobre su materia, así que una búsqueda más profunda lleva a una web para profesionales de alto nivel en el campo de la Informática:
Concluye su CV con una carta de recomendación del Dr. Harrison, profesor de Ingeniería Informática del MIT (disponible vía contacto).
Todos queremos a Sean, ¿pero qué dice internet acerca de este pelirrojo fogoso?
El primer resultado en google muestra su cuenta de facebook. Su foto de perfil es él mismo con su sudadera del equipo de baloncesto de la Universidad de París. Su foto de portada es la panorámica de todo el equipo de baloncesto formando una cadena con los brazos pasados sobre los hombros. Número de amigos: 218. Sus fotos están catalogadas como privadas, y alguien que no pertenezca a su lista de amistades solo vería los títulos de los siguientes álbumes:
-Madagascar 2040 (84 fotos)
-Fotos de Perfil (24 fotos)
-Fotos subidas con el móvil (1.019 fotos)
-Fotos de portada (3 fotos)
-Noches locas (68 fotos)
-Con la familia (132 fotos)
-Felices 21 (16 fotos)
-Esquiando en la nieve!!! (8 fotos)
-Ya soy un viejo de 20 (21 fotos)
-Casa rural (39 fotos)
-Fotos comprometedoras de Lottie recopilación 2032-2037 (15 fotos)
-Mi cumple (26 fotos)
-Entrega de diplomas (6 fotos)
-De acampada (73 fotos)
-¡Ya puedo votar! (19 fotos)
-Torneo Junior (32 fotos)
-17 años (21 fotos)
-¡Acapulco! (181 fotos)
-Mis fabulosos 16 (57 fotos)
Además, la cuenta de Sean Dunne muestra la siguiente información general:
-Trabaja en La vacuna para curar la estupidez humana
-Ha estudiado en Institut d'études secondaires Louis Pasteur
-Vive en París
-De París
-Fecha de nacimiento 14 de abril de 2019
-Correo electrónico turbo-rouge@jettua.fr
Navegando por la página del IES L. Pasteur, se vanaglorian de los logros deportivos de su alumno Sean Dunne, al ganar dos años consecutivos un pequeño torneo de tenis disputado entre los distintos institutos de París. Una comprometedora foto saca a un Sean adolescente con la cara llena de granos con un pequeño trofeo en las manos. Una búsqueda en google de su e-mail reporta sus otras tres identidades:
-Turbo-rouge@jettua.fr está asociada a la cuenta Sin Doom en un foro de videojuegos. Sus comentarios en el foro hablan de un juego llamado BaDaSS. Buscando información adicional de BaDaSS en google, parece ser un juego rpg (Balrogs and Demons after Soul's Siege) sobre demonios viajando por el plano del abismo.
-Turbo-rouge@jettua.fr está asociada a la cuenta Sean en una página de búsqueda de empleo. Se oferta como instructor de tenis.
-Turbo-rouge@jettua.fr está asociada a la cuenta 123456 en una página de cine. 123456 posteó hace poco el siguiente comentario en la sinopsis de la película Diez Negritos (1974): "urgente! alguien puede decirme el final de la peli??? es cuestión de vida o muerte!!!". Según la sinopsis, la película es una curiosa adaptación del libro de Agatha Christie en la que los protagonistas son invitados a un hotel en medio del desierto, y empiezan a ser asesinados uno a uno.
Lo primero que se encuentra de Estel Highwater en la red es que es hija. Hija de Harold Highwater, la eminencia mundial en Arqueología y Egiptología que –entre tantas otras cosas– descubrió la famosa Mastaba de Horhotep y todos sus misterios casi treinta años atrás. Hija de Sofía Roget Fabra, una astrónoma muy conocida en los círculos de su arte, como quien tiró la primer piedra que demostró la música de las esferas. Hija de un representante mundialmente conocido del Museo Británico de Londres, viajero empedernido y a la vez erudito sin paragón, líder de incontables expediciones arqueológicas y descubrimientos relevantes que ya figuran y figurarán en los libros de historia. Hija de la jefa de carrera de Astronomía de la Universidad de Barcelona, jefa del Observatorio Fabra, colaboradora de otros tantos a nivel internacional y asesora permanente de la Agencia Espacial Europea.
Algunas noticias que refieren a exposiciones y presentaciones muestran fotos de la astrónoma o el arqueólogo con una niña pequeña en brazos, o de la mano. Una niña de enormes ojos claros, como los de su padre, y de fuerte cabello oscuro, como su madre, que se aferra a ellos con sorpresa y que mira a su alrededor con una sonrisa azorada, y una curiosidad trascendente.
Claramente, hija única.
Lo segundo que se encuentra de Estel Highwater son imágenes. Pero no de sí misma, ni de su vida: de su cámara. Cubren un amplio rango de temas, temáticas, países y modos, que van desde la naturaleza más pura hasta la urbanidad más asentada, del blanco y negro a la explosión de colores, desde la más profunda paz hasta los acontecimientos más agitados. Las más recientes, de los últimos años, parecen haberse centrado en diferentes acontecimientos sociales, sobre todo de protesta, manifestaciones y todo tipo de cosas similares. Al menos, así aparecen en diferentes medios: algunas en periódicos internacionales asentados, sobre todo catalanes y británicos; otras en blogs de diferentes tipos, en noticias de exposiciones artísticas, sitios de bandas de rock y punk, grupos anarquistas, redes sociales…
Pero no aparecen en una página a su nombre, como tampoco aparece ninguna mención a su pertenencia a una universidad o carrera. El único espacio que parece pertenecerle se limita a exhibir algunas fotos de algún modo paradigmáticas, una por cada gran tema, y poco más, casi como si hubiera sido una obligación hecha a regañadientes y abandonada hace mucho tiempo. Muchas, muchísimas, aparecen en un blog llamado “Hijodeputa lleva hache de hombre”, político y periodístico, que firma un tal Omar Echenique y que le da el crédito de todas ellas.
Hay muchas imágenes de otras cosas a su nombre, pero ninguna de su cara. Haciendo una búsqueda con ganas, sólo una página de Facebook no demasiado cuidada muestra a una joven de ojos azul grisáceo y cabello castaño, con la correa de una cámara atravesada sobre el pecho, al lado de un alto joven moreno y de una joven pelirroja con pecas. Luego aparece taggeada en fotos de otros, de una diversidad de nacionalidades y en una cantidad gran de países, muchas en compañía de aquel joven moreno, haciendo diferentes cosas, a lo largo de muchos años.
Y es su cara lo que, una vez descubierta, se hace repentinamente conocida. Porque es la cara de parte de una imagen que recorrió el mundo casi medio año atrás, en el marco de la guerra siria-iraquí, como parte de un audiolibro llamado "Las mil y una noches", una larga cobertura periodística del conflicto firmado por Omar Echenique y Estel Highwater con el sello de la National Geographic. Es el rostro y los ojos de aquella joven tirada y desarmada en el suelo, cubierta de sangre y polvo, su mano extendida intentando alcanzar la del un niño cuyo cuerpo, gracias a una mina antipersona, ya no estaba allí.
Cuando se teclea el nombre de Omar Echenique, lo primero que puede verse en cualquier buscador es la opción de cliquear su imagen. Y al hacerlo, lo que se ve es el rostro que antecede estas líneas. No es una fotografía cualquiera. Ha recorrido el mundo digital de un extremo a otro lo cual no quiere decir necesariamente que sea un personaje famoso al estilo de una celebrity. Pero junto con Estel Highwater es la figura detrás de una de las obras periodísticas más impactantes y revolucionarias del siglo XXI. Las mil y una noches, un retrato descarnado de la guerra siroiraquí en un formato que combinaba texto, imagen y voz. Aunque esto solo llega a verse si alguien opta por prescindir de la imagen y centrarse en la información que la red ofrece sobre este hombre.
Hace cinco años nadie hubiera logrado obtener dato alguno sobre él, poco amigo de redes sociales de contacto al uso. Ni siquiera hubiera podido imaginar que era él quien se hallaba tras el nombre de Rumor, el nick del autor del blog "Hijodeputa lleva hache de hombre". En el presente y tras el efecto mediático de su obra de denuncia, un fenómeno viral que comenzó con un primer capítulo colgado en su blog y que después sería editado bajo el patrocinio de la BBC y National Geographic, es aparentemente poco lo que no puede saberse de él. Se rumorea que fue la obra coral de Highwater y Echenique la que provocó la reunión de emergencia en Davos del Foro Económico Mundial y las movilizaciones para frenar aquella carnicería que nadie parecía desear ver. E idénticos rumores hablan de su candidatura al Pullitzer. La guerra concluyó apenas un mes después. Del premio periodístico nada se sabe.
Hay acceso a una única entrevista concedida por Omar Echenique a un medio televisivo para hablar del libro que revolvió al mundo y cambió su vida. Una única entrevista que concluyó precipitadamente cuando la presentadora derivó la ronda de preguntas hacia aspectos personales e intrascendentes. En ella puede verse a un sonriente Omar, reclinado elegantemente en un sillón, hablando distendidamente con la periodista.
-He leído su blog. Nadie negará que tiene usted un sentido del humor muy... británico. Cáustico e inteligente. Critico para con la sociedad actual, para con las relaciones personales y familiares, la política internacional... Y sin duda se muestra como un apasionado en la defensa de los derechos de la comunidad LGBT. Permítame decirle que para muchas mujeres es decepcionante saberle un gay confeso y profeso. ¡Vaya desperdicio! Pero, hay algo que me tiene intrigada, ¿por qué se hacía llamar Rumor?
-Querida, muy sencillo. Porque me corro de boca en boca.