Oswald se ha sorprendido un poco por tu reacción, pero parece no darle importancia y sonríe cuando la llave espada se materializa en tu mano.
-La llave espada puede abrir y cerrar cualquier cerradura. ¡Incluyendo las cerraduras de los mundos!
- ¿Cerraduras de los mundos? - la respuesta la deja un tanto extrañada. No deja de pensar en la semejanza que guarda el artefacto, lejos de todo el ornamento y su fisionomía, con una llave común y corriente.- ¿Qué es eso?
Oswald agacha sus orejas y se rasca la nuca, pensativo.
-A ver... las cerraduras de los mundos son como... mmm... como pasajes, caminos que llevan de un mundo a otro. Normalmente están cerrados, pero por alguna razón se han abierto y los sincorazón están atacando los mundos a los que llegan por esos caminos. La llave espada puede abrir y cerrar cualquier cerradura, así que puedes usarla para sellar la cerradura de este mundo y evitar que los sincorazón sigan invadiéndonos, además de para viajar a otros mundos.
- ¿Sabes donde está? - Tsubaki no necesitaba saber nada más. Aunque primero debía buscar alguna pista, el objetivo estaba claro. Ayudaría a Oswald y a los suyos. Así no solamente abriría la puerta a otros mundos en los que quizás podría dar con algunos de los miembros del grupo, sino que también erradicaría la amenaza de los sincorazón en El Páramo. Esto último podría ser útil si Daichi, Eri o los demás llegaban por casualidad después de que ella se hubiese marchado.- Favor por favor.
-No sé si me gusta mucho tu actitud. - dice Oswald, cruzándose de brazos. - De todas formas, no sé dónde está la cerradura de este mundo. Podría estar en cualquier parte, la verdad. Ahora mismo estamos en Ventureland*, algo así como la zona pirata de El Páramo. Cerca de aquí está la Isla de la Calavera, la Jungla y Ciudad Tortooga*.
*No sé cómo se ha traducido oficialmente al castellano...
Lo siento.- no lo sentía. Ella trabaja sola, no le debía nada a ninguno de los habitantes de El Páramo. Si aceptaba a regañadientes a tratar con Oswald era por pura casualidad.- Soy reacia al contacto con las personas.- Y era verdad. El lugareño podría darse cuenta por la forma en que la arrastraba sus palabras, en las muecas que hacía mientras la conversación se prolongaba más y más. Tsubaki no estaba hecha para cosas así. Sin embargo, en su condición de extranjera, necesitaba un guía que le ayudase a encontrar aquella cerradura. Y el conejo humanoide parecía ser una buena opción.- ¿Dónde hay más sincorazón?
-En la Isla de la Calavera. - dice Oswald con seguridad. - Ese sitio está plagado, realmente.
¿Allí aparecieron por primera vez? - Isla Calavera no era su destino. Si los sincorazón eran los restos de personas que habían sido despojadas de sus sentimientos, un lugar tan macabro como sugería su nombre no guardaría la cerradura del mundo. De eso estaba segura, y esperaba no equivocarse.- ¿Ocurrió algo antes? - volvió a dejar pasar unos segundos antes de continuar.- Algo misterioso... enigmático...
- Ciudad Tortooga... - otra pausa.- ¿Es segura?
- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó, cruzándose de brazos y ligeramente preocupada.
-Dicen que el Capitán Garfio está causando estragos allí. - explica Oswald. - Bueno, igual no lo conoces, pero el Capitán Garfio es un famoso y malvado pirata.
- ¿Aparecieron con él? - dijo, dejando otro lapso de tiempo para dejar pasar unos segundos para continuar.- Los sincorazón.
-Ahora que lo dices, hacía tiempo que no se sabía nada del Capitán Garfio, hasta que aparecieron los sincorazón.
- Pues llévame hasta allí.- la expresión en los ojos de Tsubaki dejaba muy claro que estaba hablando en serio. ¿Acaso podía bromear una persona como ella en una situación semejante?