Partida Rol por web

¿Viste lo rico que es? Luego le pediremos a Hirokichi que haga más, pero sólo los fines de semana, ¿de acuerdo?

 —Eso será cuando pueda, y siempre y cuando ella lleve bien sus estudios.

A Katya le brillan los ojos.

 —¡Chí! Seguiré estudiando mucho y haciendo todos los deberes. Pero toditos.

Tras saborear los dulces los hermanos Escarpone, Zack y Himiko se despiden para regresar a sus casas. Cuando tienes ocasión te quedas a solas con Drake, quien no pierde el tiempo para abrazarte y dedicarte mimos.

 —¿Te ha gustado el postre?— sonríe —Rosalia, me encanta que esto haya pasado pero hay algo que me preocupa. Tenemos asuntos importantes de los que ocuparnos, como los fragmentos del diapasón y los siervos de Nihil, y me preocupa que esto nos distraiga y bajemos la guardia.

—Mm... ¿A cuál de los dos postres te refieres? —respondo preguntando, abrazándole el cuello—. Aunque no es necesario que especifiques, me gustaron ambos. Mucho. Estaban deliciosos.

Tras exponerme su inquietud, oprimo más el abrazo y descanso la cara sobre su hombro.
—Tranquilo, yo nunca bajo la guardia. Si lo primero que se me vino a la cabeza cuando sucedió el terremoto fue que pudiera ser obra de nuestros enemigos. Incluso creo que todo este trabajo que tenemos me está volviendo paranoica, no quiero eso.

—De todos modos, el descanso ya termina, ¿no? A partir de mañana volvemos a la rosca y seguro habrá menos mimos que ahora, porque estaremos muy ocupados. Pero tampoco nos precipitemos.

Me aparto un poquito, llevando ahora las manos a sus mejillas. Me cuesta mirarlo a los ojos, ¡es tan lindo! Hace que me ponga colorada, pero de todos modos mantengo el contacto visual mientras le hablo.
—Gracias por comunicarme lo que te preocupa, pero va a estar todo bien, vas a ver.

—¿Quieres reunir a todos en la base secreta antes de que acabe el día para ver cómo nos organizamos a partir de ahora o prefieres esperar hasta mañana?

 —Tampoco es necesario volverse paranoicos, solo no distraernos con nuestra nueva relación. Y bueno, tampoco quiero que nos precipitemos, a veces me da miedo cuando empiezas a hablar de boda o hijos. No porque no fuese a querer, sino por que puede elevar demasiado las expectativas y si algo acaba yendo mal será muy doloroso. Quiero ir con cautela y que nada lo arruine.

Hace lo mismo, poniendo las manos en tus mejillas y sonríe sonrojado.

 —Si estamos juntos en esto lo suyo es que comuniquemos al otro nuestras inquietudes y preocupaciones. Esto no es un "yo", sino un "nosotros". Será mejor reunirlos mañana, deberíamos dedicar el día de hoy a descansar.

Te besa con dulzura antes de separarse un poco de ti.

 —Eeehm... otra cosa. ¿Cómo lo haremos para comunicárselo a tu padre?

—¿Desde cuándo eres pesimista tú? —pregunto, juntando las cejas, que se me hace raro el comentario—. Yo no tengo expectativas, tengo certeza. Si sale, sale, y si no sale, no sale, pero le pondré mi mayor empeño a tener la familia más linda de Ambrosia.

—¿A papá? —repito, mientras que se me escapa una risa—. Se lo decimos. Así, sin rodeos. ¿Piensas que no se alegrará de que sus nietitos sean descendientes del señor héroe? Y de un serafín, por si eso fuera poco. Estoy segura de que nos pondrá fecha para la boda antes de fin de año.

Estoy tan emocionada que empiezo a temblar. La sonrisa que tengo ahora es enorme.

—Así que vamos, arriba ese espíritu. Y marcha a casita a descansar, que yo también haré lo mismo. ¿O es que prefieres mimosearme más? —río de nuevo—. Pero entonces mañana estarás todo cansadito.

 —No soy pesimista sino cauto. Solo trato de anticiparme a lo peor. Es algo que aprendí cuando acabé en este mundo— pone mala cara cuando mencionas lo de que tu padre pondría fecha a la boda —A eso me refiero, es muy precipitado. El asunto de la Canción y los cultistas de Nihil podrían mezclarse y causarnos serios problemas, y eso me da miedo por ti. Además vas muy acelerada, aún no estamos prometidos. A mí también me hace ilusión que tú y yo pasemos a un nuevo nivel, pero no quiero correr tanto. Perdona, supongo que nos hemos criado en sociedades diferentes, no pretendo desinflar tu alegría. Espera. ¿Aquí ser novios es lo mismo que estar prometidos?

—Quisiera casarme antes de cumplir los veinte —reprocho a Drake, inflando los mofletes como Katya. 

De nuevo sale con otra cosa rara y me descoloca. Parpadeo y me quedo mirándolo.
—Em, más o menos. El noviazgo sirve para conocernos mejor y descubrir si realmente podemos comprometernos al amor mutuo. Por más prometidos que estemos, si me entero durante este tiempo de que me traicionas o que no estarías dispuesto a entregar tu vida a nuestro matrimonio, entonces la boda se cancela. También si a alguno de los dos le ocurre algo, por supuesto.

Al decir eso, se me forma un nudo en la garganta.
—Confío en ti y en que eso no sucedería, pero... Yo también soy precavida. Ya me pasó una vez, ¿o lo olvidas?

Drake esboza una sonrisa.

 —En mi mundo, el noviazgo es el paso previo a comprometerse. Es muy habitual que una pareja acabe rompiendo antes de dar ese paso por diversos motivos. Ahora que lo pienso, Anabella habrá tenido como 100 novios ya. ¿No?— le cae una gota de sudor frío por la sien —Sobre lo de casarnos antes de que cumplas los 20 va a ser complicado. Tenía en mente que fuese después del tema de la Canción y la secta de Nihil. Dudo que todo eso lo podamos resolver en solo 3 meses— su sonrisa resulta tranquilizadora y te mira con determinación —No te preocupes, no pienso morir por nada del mundo. Vas a tener Hirokichi hasta que te hartes.

—Ju...
La desilusión se me nota en toda la cara, pero tiene razón, sería una distracción muy grande.
—Nihil stronzo y stronzi también todos los fragmentos y los malos que quieren conseguirlos —mascullo, enfurruñada.

De nuevo poniendo morritos, levanto la mirada hacia Drake.

—¿De verdad? Es una promesa, ¿de acuerdo? ¿Me lo prometes? Ya he pensado quince nombres. No, veinte en realidad, para niños y niñas. Aunque me gustaría tener un montón de niñas y que todas sean tan bonitas como yo. ¿A ti qué te gustaría, Hirokichi?

 —Sí, es una promesa— pone cara de espanto —Espero que no estés pensando en tener 15 o 20 cuanto antes... yo había pensado en solo 2 o 3 como mucho en principio, que criarlos y educarlos correctamente supone mucho trabajo. Más adelante, cuando crezcan un poco y puedan ayudarnos ya se vería si se aumentaría la familia, pero mi cifra pensada estaría lejos de llegar a 10. Y no dudo que las niñas saldrían tan bonitas como tú.

—¿Eh? ¿Nada más? —replico, ya frunciendo el ceño—. ¿Y para qué esperar? Todos nos ayudarán a cuidarlos, tienen una casa enorme para jugar por todas partes y ser felices. ¿Esperar a que yo me ponga vieja? Esos años en que no tengamos niños, pudiendo haber tenido, luego me arrepentiré mucho y no quiero. La mansión Vivaldi lleva tiempo siendo una cueva solitaria y triste, ¡eso ya no va más!

Respiro hondo, intentando volver al otro tema, porque aún es temprano para tratar este, supongo.

—Mejor dejemos esto para otro momento. Anda, ve a casa a descansar, mientras tanto yo me daré otro baño y planificaré cosas para mañana. Quiero saber cómo podríamos conseguir de esos cristales que precisa el rarito y ver si tenemos pistas de Barafor, que no me olvido de que lo vimos entrando a la Ciudadela y me inquieta.

Drake frunce el ceño.

 —Tú no sabes lo que es cuidar de un niño pequeño. ¿Pretendes dejar todo el trabajo duro a Lei y Melissa? Y no hace falta llenarla de hijos para que una mansión deje de estar vacía. Ahora no lo está, ¿no crees?— esboza una sonrisa —Sí, es mejor dejarlo para un momento mejor. Lo de los cristales déjaselo a Himiko, y lo otro mejor no le des demasiadas vueltas— se acerca para besarte con dulzura —Buenas noches, Rosalia.

Y con esas palabras Drake se despide para volver a su residencia.

—¿Y tú lo sabes? ¿Acaso no te gustaría multiplicar por diez la cantidad de Katyas mimosas y dulces que te darán abrazos?—replico de nuevo—. No, dije que ayudarán, no que les daré todo el trabajo a ellas. A mis nenes los criaremos nosotros, no el servicio. Tonto.

Trato de dejar a un lado las dudas que me quedan dándome vueltas en la cabeza para dar paso a lo que nos concierne ahora.

—Sí, supongo que se encargará ella si se lo pedimos. Himiko.

Tras el beso doy un suspiro, respiro hondo mientras le doy un abrazo fuerte y me separo, despidiéndome con la mano.