Partida Rol por web

 Es una cabaña de piedra y madera, ubicada a las afueras del pueblo... Bastante rustico y humilde... No hay mucho más que añadir.

 Ok, lo primero que quiero hacer es dar un discurso en el mercado, instigando a la gente a apoyar mas la idea de contactar con otras naciones... Eso tambien conecta con lo segundo, pues quiero que me den dinero...

 Lo tercero es porque me intrigan los rumores que las bajas lenguas están escupiendo en los callejones...

Como dije, necesitaría que me desarrollases más el porque haces estas acciones, este desarrollo has de hacerlo en esta escena. Cuando lo hagas te digo si hay cosas mal-bien y que tienes que tirar.

1º- Dar un discurso en el Mercado

2º- Reunir fondos mediante donaciones

3º- Mandar a Don Ramón a explorar los callejones

 Ok, el primero es simple, quiero que la gente me apoye más, quiero ganar apoyo entre el populacho, lo suficiente como para que el consejo se sienta obligado a seguir mis ideas. Basicamente, quiero ganar apoyo para cuasi-extorcionar al consejo para empujarlos a hacer contacto con otras naciones.

 El segundo es que, como todo politico, necesito más dinero para hacer cosas, y ¿Que mejor forma de ganar dinero que pidiendoselo a la gente?

 El tercero es, tambien, bastante auto-explicativo, quiero que Don Ramón valla a los callejones y escuche lo que las bajas lenguas dicen sobre lo que pasa en la ciudad, con el objetivo de que escuche cosas que me seal de utilidad, tales como: 

 - ¿Que le pasa a los pobres?

- ¿Que quieren o necesitan?

- ¿Cual es el concejero más odiado por la gente sin dinero? ¿El más amado?

1ª Diplomacia
2ª Diplomacia
3ª Intriga (matón ayuda si lo tiene) de Don Ramón.

Te queda una acción por realizar, si es que quieres realizarla.

La cuarta acción me la guardo hasta el viernes, por si algo interesante pasa.

¿Cual es la dificultad para cada uno?

La cuarta acción me la guardo hasta el viernes, por si algo interesante pasa.

 Perfecto xD, eso es de ser previsor.

¿Cual es la dificultad para cada uno?

La dificultad no la digo, empezando por el viernes y terminando el domingo, os diré como se resuelven vuestras acciones :)

Ok, pues entonces estas son las tiradas:

 Primero, me gustaria contratar un agente (ya que tengo dinero) que me ayude con las tiradas de Ingenieria Civil, ya que soy malo en eso.

Segundo, quiero que ese agente me haga unos planos para un escenario en el mercado, para que no tengamos que ir parados sobre cajas (Podriamos decir que es un +1 para los discursos?)

Tercero, quiero negociar el precio de la mano de obra y tal.

Y quinto, quiero hacer la maldita cosa.

No era la mejor hora para presentarse en casa de nadie, según todas las normas de etiqueta y buena educación, pero era la mejor para casi asegurarse la presencia del anfitrión. Así, cuando Duncan Leowich se disponía a dar el primer bocado a su comida, el consejero Rak Moorag llamaba a su puerta, con la intención de tener una pequeña entrevista.

-Oh!, no es ningún problema, señor Moorag. Pase, pase- Dice Duncan mientras le abre la puerta y le hace señas insistentes para que entre.

Moorag asentía débilmente con una sonrisa forzada en los labios, algo abrumado por la hospitalidad de Duncan, que lo invitaba a pasar. Cuando quiso darse cuenta ya estaba sentado con su anfitrión.

El taciturno consejero no había venido solo. Le acompañaba Oigres Kar, una especie de colaborador y amigo al que conocía de antiguo y trabajaba para él. Pero Kar, al advertir la incomodidad de su jefe, sonrió divertido y sugirió esperar fuera, escabulléndose rápidamente.

-Gracias, gracias, se lo agradezco... -farfullaba. -Gracias por su amabilidad, consejero Dalmar. Verá, no quisiera importunarles. He venido porque deseo conocerle mejor, consejero. Quisiera, en realidad, conocer mejor a todos los miembros del consejo. Conocer sus ideas, qué idea de sociedad tiene usted, cómo cree que deberían ser las cosas y cómo llegar a alcanzarlas. Saber, en definitiva, si podemos compartir nuestros pensamientos y, quizás, algún proyecto en común.

-No tengo inconveniente en informarle de mi propia posición. Estoy dispuesto a sacrificar la libertad personal en aras de la seguridad colectiva,* y más todavía a restringir la libertad económica del individuo, pues considero más adecuado un fuerte control del consejo sobre esos asuntos.**

-Interesante...- Dice Duncan al escuchar la propuesta de Rak - Bueno, si de verdad quisiera saberlo, mi vista del mundo es, por desgracia, muy diferente a la suya-

-Verá, yo creo que todas las personas deberían ser libres para controlar sus vidas, mientras que esas libertades no obstruyan las de otros, obviamente -

-Entiendo -asintió Moorag, reflexivo. -Sepa usted que no soy reacio a las libertades políticas y económicas de los individuos por convicción, sino más bien por necesidad; es de esos "conflictos entre libertadas" que usted menciona de donde vienen la mayor parte de los problemas. Por eso me inclino más por una libertad colectiva y... digamos... guiada.

-No creo que una ideología diferente sea un problema insalvable para poder colaborar puntualmente, señor Leowich. Ambos somos consejeros del pueblo y creo que ambos queremos lo mejor para la mayoría; tal vez diferiremos en cuanto a qué es lo mejor para la mayoría. Y sepa que yo soy partidario de formas expeditivas para alcanzar o mantener ese bienestar popular o colectivo. Su idea de elegir para la guardia a los más pobres me parece excelente, por ejemplo; pero debemos tomar las más duras medidas para impedir que la guardia se corrompa.

Moorag dio opción a Leowich a replicar, pero casi sin querer se movió y miró la puerta; parecía que quería bandonar la casa y dar por terminada la reunión.

 Duncan se encogió de hombros -No me gusta meterme en cosas militares, no soy muy competente en esas áreas- Mira a la puerta y sonríe -Y parece que a usted no le gusta estar aquí- Se para, abre la puerta y dice -Si no tiene otra cosa que discutir, que tenga un buen día-

Moorag llega hasta la puerta. Parece que va a salir sin despedirse, pero se gira para responder a Duncan.

-No me gusta meterme en cosas militares, no soy muy competente en esas áreas

Por primera vez, su expresión parece risueña, agradable.

-La verdad, yo tampoco...

Y se despide con un gesto amigable de la mano y una franca sonrisa.