-Necesito mejorar mi solvencia económica, hay algunas obras que me gustaría hacer y no puedo depender siempre de mis compañeros del consejo. Así que es importante conseguir recursos mediante la venta de leche y vegetales de mi hacienda a los mercaderes. Llevando la producción del día Marcus se acercó al mercado, allí tenía a un conocido que era prácticamente uno de sus clientes fijos. -Buenos días estimado, traigo deliciosos vegetales y cremosa leche. De seguro podrá ganar bien vendiéndolos, así que... ¿acordamos el precio?
-Reunirme con un gremio (grupo de personas) compuesto por: un sacerdote, un militar, un mercader y una madre de familia.
Estimados y estimadas,
Mediante la presente están cordialmente invitados a mi vivienda el día 5 de éste mes. Cada uno de ustedes representa un sector de nuestra sociedad, así que juntos discutiremos asuntos que serán de vital importancia para el desarrollo de la república.
Por favor, les solicito absoluta discreción.
Atentamente,
Marcus Dalmar.
Atentamente
- Siempre me ha gustado estar bien informado y ahora me parece un buen momento para saber que está pensando la gente sobre el consejo. Es momento de contactar a Bob. Preparé la pieza de cuero y elegí a una vaca que ya casi ni producía, le cocí el mensaje y se la envíe a Bob.
Las instrucciones enviadas eran simples: Averigua que se dice del consejo, si alguien esta disconforme quiero saberlo.
Los invitados fueron llegando y Marcus los recibió con una rica comida preparada por su esposa. Todos se encontraban sentados en la mesa esperando la autorización del anfitrión para comenzar a comer. Marcus se puso de pie y dijo.- Buenas noches señores y señora, es para mi un honor recibirlos en mi hogar y le agradezco por haber aceptado la invitación. Sé que saldrán cosas muy positivas de ésta reunión, pero por ahora coman, que todos pensamos mejor con la barriga llena.
La comida transcurrió muy bien y los invitados estuvieron halagados por haber sido recibidos de esa manera. Marcus y su esposa limpiaron la mesa para dejarla totalmente despejada, una vez terminaron la verdadera reunión dio comienzo.
-Bueno, como ya se los he dicho en la carta los he invitado porque cada uno representa un sector importante de nuestra nación y me interesa mucho conocer sus preocupaciones, necesidades, consejos y demás para poder enfocar el desarrollo de la república de la mejor manera. Quiero que sepan que las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para escucharlos, el pueblo me eligió para representarlos y lo menos que puedo hacer es ser su voz en el consejo. Después de una breve pausa miró a la madre de familia -que también representaba la voz de la mujer- y le dijo.-Señora Williams porque no comenzamos por usted.
No era la mejor hora para presentarse en casa de nadie, según todas las normas de etiqueta y buena educación, pero era la mejor para casi asegurarse la presencia del anfitrión. Así, cuando Marcus Dalmar se disponía a dar el primer bocado a su comida, el consejero Rak Moorag llamaba a su puerta, con la intención de tener una pequeña entrevista.
Nada, que venía a hablar de unas cosas... Ah, qué casualidad, estaba usted empezando a comer...
Su mujer era una excelente cocinera, cada día Marcus esperaba con ansias la hora de comer para probar las delicias de su esposa, éste día no era la excepción. El hombre se encontraba bien sentado, con cubiertos en manos y presto para dar el primer bocado cuando el sonido de la puerta lo detuvo en seco. Maldición, se me enfriará la comida mientras atiendo. Pensó refunfuñando mientras se levantaba para ver de quien se trataba. Oh sorpresa se llevó cuando por la rendija de la puerta vio a uno de los miembros del consejo esperando afuera. -Señor Moorag no esperaba su visita. Dijo algo sorprendido. -¡Perdón! ¿Dónde están mis modales? Pase por favor, espero qe tenga hambre. Mi esposa cocina delicioso. Sin darle tiempo a responder Marcus ya estaba llamando a su mujer.-¡Melania! Sirve otro plato por favor que tenemos a un distinguido caballero en nuestro hogar. Mientras acomodaba todo lo que podía preguntó.-Disculpe la pregunta, pero... ¿a qué se debe el honor de su visita?
Todos los citados acuden a la comida menos el militar.
- Bueno, creo que todos acordamos en que no vemos que el consejo haga nada, ha pasado un trimestre y en este tiempo solo han elegido a un presidente... - El resto del grupo asiente - Hablando de camino aquí todos compartimos el mismo sentimiento de esperanza frente al consejo, pero no vemos que hagan nada. Estos duros cuatro años en el cual hemos conseguido montar todo esto... ¿servirán para algo señor Dalmar?
La conversación transcurrió durante un par de horas, hablando de las preocupaciones básicas (comida y vivienda) y poco más, parece ser que el grupo estaba bastante ofuscado en el tema de la lentitud del consejo.
Marcus no consiguió que le dijeran algo más de importante valor.
Moorag asentía débilmente con una sonrisa forzada en los labios, evidentemente abrumado por la hospitalidad de Dalmar, que lo invitaba a sentarse con él y su esposa. Cuando quiso darse cuenta ya estaba sentado a la mesa de su anfitrión, con su guapa esposa sirviéndole un plato de deliciosa comida.
El taciturno consejero no había venido solo. Le acompañaba Oigres Kar, una especie de colaborador y amigo al que conocía de antiguo y trabajaba para él. Pero Kar, al advertir la incomodidad de su jefe, sonrió divertido y sugirió esperar fuera, escabulléndose rápidamente.
-Gracias, gracias, no es necesario, se lo agradezco... -farfullaba. -Gracias por su amabilidad, consejero Dalmar. Un placer, señora -la miró a los ojos al dirigirse a ella, y recobró un poco el control de sí mismo. -Verá, no quisiera importunarles. He venido porque deseo conocerle mejor, consejero. Quisiera, en realidad, conocer mejor a todos los miembros del consejo. Conocer sus ideas, qué idea de sociedad tiene usted, cómo cree que deberían ser las cosas y cómo llegar a alcanzarlas. Saber, en definitiva, si podemos compartir nuestros pensamientos y, quizás, algún proyecto en común.
Moorag se quedó muy serio, mirando a Dalmar a los ojos. Luego los bajó al plato, cogió un cubierto y comenzó a comer. Bocaditos muy pequeños, delicadamente. Como un pajarillo.
Marcus desaparece de la ciudad, su vivienda queda abandonada y su antiguo agente les dice a todos que no sabe donde ha ido.