Bajazet camina en lentos círculos a tu alrededor mientras te pregunta
¿Te gusta la muerte? ¿te has puesto en paz con ella? ¿puedes matar sin miedo? ¿Podrías morir sin miedo?
-Encantado caball...- intenta completar justo cuando comienza a dar vueltas a su alrededor y comienza a hablar. Le escuchó atentamente, cada sonido, cada palabra, cada matiz; y observó cada gesto que pudiese revelarle cualquier cosa. Por un momento pensó en llevarse la mano a su alfanje, o a su kukri, lo que sería mas discreto, pero no lo consideró necesario.
-¿Muerte?- le dijo con una sonrisa. -No me gusta, pero es necesaria. Nunca podré ponerme en paz con ella, por mucho que sea mi empeño, no existe redención a tal castigo. He matado sin miedo, y volvería a hacerlo, y por supuesto, no tengo miedo a morir, pues soy un guerrero, y es algo con lo que hemos de convivir.- tras contestar de seguido a cada una de estas preguntas, intentó seguir sus pasos con la mirada.
-¿Usted cree que hubo miedo de por medio cuando se crucificó a algunas personas de camino a este lugar? Ese es un castigo que no tenemos derecho a dar, todo el mundo merece una muerte digna.-
Ya estoy al día, me he leído la parte en la que estaba ausente. Siento el percance, pero no podía hacer nada, si siquiera entrar a avisar.
Cuando Bajazet iba a proseguir la conversación aparece un sirviente para informarle con respeto y temor en su voz
Milord, la cena está servida. Se requiere el honor de su presencia
Tras escuchar las palabras del criado, Bajazet se dirige a ti
Vayamos...ya continuaremos esta conversación en otro momento... y os dirigís hacia el gran salón y la cena que os espera