Partida Rol por web

Gabrin se acerca hasta ti, comenzando contigo una conversación intrascendente apartándote del grupo, mientras camina dando vueltas a tu alrededor a la vez que juega con una pequeña daga. Al llegar a un patio interior, dice:

-Yo no necesito títulos para darle sentido a mi vida. ¿Piensas tu que los títulos dan sentido a la vida?

- La vida no tiene mucho sentido de todas maneras y los títulos contribuyen más a hacerla complicada que a simplificarla, eso seguro. Hay una cosa que quisiera preguntar: Habiendo tantos "títulos" y gente adinerada en esta casa, ¿porqué querrían compartir mesa con alguien como tú, yo o aquella señora de allí Dice Grigore señalando con un leve movimiento de cabeza en dirección a la horrenda Matrona Violeta, a la vez que posa la mano en la empuñadura de su propia daga.

Me está poniendo nervioso su bailecito el egipciano este... ¿y porqué habrá venido a hablar conmigo, no ha visto mi marca de criminal? recapacita.

Gabrin frunce el ceño, pone su cara en una actitud seria y se acerca a ti. Apenas hay espacio entre vuestros rostros, puedes escuchar el ruido de su respiración. Luego una sonora carcajada hace volver a cambiar el rostro de Gabrin. En seco la risa acaba y sin darte tiempo a reaccionar muerde tus labios, un hilo de sangre emerge.

-¿Y qué opinas de la misteriosa sustancia que gotea por tu barbilla, amigo mio? ¿Crees que es tu posesión más intima y sagrada?

- ¡Bufón enloquecido! ¿¡Por que demonios me muerdes!? ¡Tienes suerte de estar aquí y no en mi casa, pues allí ya te habría apuñalado por esto! Mientras digo esto acabo de afanar alguno de sus brillantes objetos (que había empezado a alcanzar con la mano izquierda mientras permanecía tan cerca de mi), sobreponiéndome al dolor inesperado y doy un empellón con la otra para apartarlo bruscamente de mi, girando sobre mi mismo mientras me llevo la mano derecha al labio y la izquierda oculta lo que tuviera entre mis ropas...

Empujas a Gabrin y este retrocede algunos pasos. Su mirada es de furia, pero al poco el sonido de las risas inunda la sala.

-Jajajajajaja, eres muy fiero... ¿Sabes? Nosotros los gitanos no creemos que ningún mortal pueda poseer nada. Nosotros... los humanos... nos limitamos a tomar prestado de la Tierra. Nadie tiene más derecho que otro. ¿Crees que necesitas tu sangre? Bueno, y ¿que pasa si yo necesito tu sangre? ¿Que pasa si todos necesitamos tu fluido vital?

Al acabar de hablar Gabrin, te das cuenta que una manada de lobos hambrientos se encuentra a tu alrededor. Por encima de los muros aparecen más y Gabrin vuelve a reír, mientras los lobos empiezan a arañar y morder tus piernas y brazos.

De repente, alguien llama a la puerta del patio.

-¿Si? -pregunta Gabrin.

-Señor, la cena está servida, cuando guste puede bajar a cenar.

-Gracias, de inmediato bajo. -le contesta.

Gabrin te mira fijamente y de repente esos fieros animales que estaban atacandote se desvanecen, estáis solos en el patio. Tu cuerpo no tiene ninguna herida, como si todo hubiera sido un sueño.

-Acompáñame a la mesa, la noche acaba de empezar. -te dice.

Luego se gira en dirección a la puerta y sin mediar ninguna otra palabra, entra de nuevo a la casa y se dirige al comedor.