Partida Rol por web

Anotó el número del compañero de Kelerman y preparó todo para la mañan siguiente. Se despertaría temprano y llamaría para aquel otro trabajito. Después tendría que encontrarse con los chicos de Morrison. Por la tarde ya tendría tiempo de llamar al científico.

Apagó las luces y se metió en su cama. Antes de dormirse dió un rápido repaso por las emisoras locales, tomándose su tiempo en la de la policía, por supuesto.

Old Down Town, 07:00 (estudio de Radcliffe)

Acostumbrado como estabas a dormir lo necesario, que en tu caso podía ser unas cuatro horas, te levantaste con las ideas claras pero adormiladas de todo lo que tenías que hacer ese día.

La noche anterior, antes de acostarte, diste tu habitual repaso a la emisora policial. Por lo general los coches patrulla no solían tener sistemas antiescuchas, así que nuevamente te enteraste del altercado del matrimonio De Giorgio; una pareja bastante pasional que solían discutir y armar follón en tu edificio. También te enteraste de la muerte por sobredosis de un crío de doce años en alguna esquina de la zona. Por lo demás la noche fue tranquila.

Ya en planta, vestido y con algo en el estómago, te dispusiste a responder el mensaje de aquel tipo de la noche anterior. El teléfono sonó una, dos, tres, cuatro y hasta seis veces. El mismo hombre respondió.

- Buenos días, señor Radcliffe –te sorprendiste al saber que tenían tu número de móvil, cosa que significaba que alguien de tus conocidos se lo había dado pero que ellos. La cuestión es que prefirieron seguir tu juego de protocolo.

No volvió a hablar esperando que tú dieras ese paso.

Radcliffe frunció el ceño. ¡Se suponía que eso era un número privado! Tendría que cambiar de número... otra vez.

-Vaya... veo que sabe bastante de mi. Me temo que no puedo decir lo mismo. ¿A que debo el placer?

Para espabilarse aun más cogió un par de pastillas de cafeina y se las tragó dando un vaso de zumo de vitaminas.

Old Down Town, 07:00 (estudio Radcliffe)

La tecnología estaba a la orden del día lo suficiente como para que con un simple clic pasar nuevamente tu número a tus contactos habituales, el problema era saber quién de esos contactos había facilitado tu número (voluntariamente o no). El desconocido te contestó con aquella voz pausada, tranquila.

- Espero que no le haya despertado –se disculpó- A éstas horas llevo despierto unas cuantas horas. Estaba ajustando mi agenda y pensé que no le importaría si nos encontrarnos donde indique antes de las diez de la mañana. Si lo cree oportuno podríamos quedar en un lugar público, de lo contrario espero que comprenda que tendría que ir acompañado de mis guardaespaldas.

No sabías nada de aquel hombre pero al menos tenía una pizca de sinceridad en cuanto te insinuó que encontraros en un lugar  apartado implicaría pensar en su seguridad.

- Le aseguro que será un buen trato… beneficioso para usted y nosotros. Sobre quiénes somos… -hizo una pequeña pausa- Bueno, es algo que espero comentarle en persona, Señor Radcliffe.

El tipos sabía lo que se hacía. Si no accedía a verlo en un sitio público tendría que verse con aquel desconocido y sus matones, lo que no pintaba bien. Seguramente también llevaría seguridad al local, pero al menos rodeados de gente él también se sentiría más seguro.

-Está bien, nos veremos en Huckle's- dijo. El local estaba cerca del resturante de la noche anterior, así que podría recoger su coche al salir de allí.- Dentro de una hora. Espero que esto sea tan bueno como dice, parece que me conoce bien, así que ya sabe que este no es mi modus operandi habitual.

Old Down Town, 07:05 (estudio Radcliffe)

Escuchaste de fondo como una mujer, al cabo de unos segundos, autentificaba la dirección del local.

- De acuerdo Señor Radcliffe, en una hora nos encontraremos. Estoy convencido que por ésta vez no le importará saltarse su protocolo, siempre terminamos por hacerlo, ¿me equivoco? -preguntó retóricamente- Hasta dentro de una hora, Señor Radcliffe.

La conversación duró lo justo como para tener tiempo de tomar un autobús hacia Little China. Sólo esperabas que los desplazamientos de las mujeres y hombres normales que iban a tranbajar no supusieran un retraso, pero por lo que tenías entendido la compañía de autobús reforzaba las líneas en las horas puntas. Finalmente llegaste a Little China a las ocho menos cuarto, tiempo suficiente para echar una ojeada. Huckle's estaba cerca del lugar donde volviste a nacer (unos cuantos murieron en tu lugar) Todavía quedaba restos de cinta policial y marcas de sangre en la acera, pero lo que te preocupaba a parte de la reunión era tu coche. A simple vista estaba intacto en la acera junto a otros, y puede que el tránsito en la zona de policías evitarán que lo robaran o dañaran.

Quince minutos pasaban volando si querías ojear algo más que tu coche, pero por lo menos sabías la distribución del bar donde habías quedado. Por desgracia las ocho de la mañana era una de esas horas donde Night City se encotraba abarrotada de gente de toda clase, y sobretodo te demostraban que la vida continuaba a pesar de la masacre de la noche anterior en esa misma calle.

Radcliffe pasó por delante del coche un par de veces, asegurándose de que nadie lo estaba vigilando. Aun así no se decidió a abrirlo, ya lo haría después, ahora tenía una cita.

Observó el local desde fuera. Lo conocía bien, salidas de servicio, salidas de emergencia, alcantarillas cercanas... sí, después de un oscuro callejon Huckle's era el mejor sitio en el que podía pensar para encontrarse con un tipo escoltado que sabía más de él de lo que normalmente le gustaba...

Abrió la puerta y entró en el local. Buscó con la mirada a los típicos matones guardaespaldas, su cliente podía ser cualquiera, pero los guardaespaldas siempre son guardaespaldas... menos en el caso de esos pervertidos japoneses que llevan esculturales y mortales geishas con katanas.

Little China, 08:00 (Huckle's)

La clientela del local era de lo más variopinta, pero afortunadamente habían evitado que la chusma pandillera que buscaba broncas se alejase de allí. Sabías que en la zona varias Mafias se ganaban su territorio a pulso, suficientemente ocupados en sus rencillas como para fijarse en otras cosas que no les incumbían.

Una de ellas, aunque no era precisamente discreto, era el coche que estaba aparcado cerca con dos ocupantes en el interior. Esperaban algo, o más bien que alguien saliese. Al entrar en el local y echar una ojeada enseguida supiste quién era el tipo que te había citado. Saltaba a la vista su buen vestir y aspecto pulcro, así como dos guardaespaldas situados cerca (taponando que nadie se sentara cerca del apartado de la esquina, cerca de la salida trasera)

Al llegar junto a ellos y mencionar tu nombre te dejaron pasar. El hombre se levantó, abrochó su chaqueta y te tendió la mano.

- Buenos días Señor Radcliffe.

Después de eso te señaló la silla para que tomaras asiento, desabrochó el mismo botón que se había abrochado y se sentó.

- Afortunadamente he recibido una buena educación como para obviar que desconoce quien soy –sonrió levemente- Patrick Díaz, y represento a una Compañía interesada en sus “particulares” servicios… Espero que no se ofenda, no pretendo que se sienta más incómodo de lo que ya está.

Debías reconocer que era bueno pues el tipo había calado que no te sentías lo a gusto que hubieras querido. Sin demora puso sobre la mesa una fotografía. En ella una mujer besaba con cariño en la mejilla a un niño.

- Madre e hijo, desaparecidos… –aclaró- No le muestro la foto para apelar a sus sentimientos, sólo para que comprenda que alguien que vive gracias a la información que circula en la calle es nuestro hombre para encontrarlos. Si acepta ayudarnos le aseguro que tendrá una interesante recompensa, y sobretodo la certeza de que contaremos con su capacidad en más ocasiones –propuso con seguridad- Si por el contrario cree que no le interesa disculpe las molestias por haber ocupado su tiempo. Además, creo podría ponernos en contacto con alguna persona adecuada dispuesta a trabajar para nosotros momentáneamente. 

Radcliffe miró la foto. Que estampa más bonita, parecía un anuncio.

Después miro al tipo. Desde luego parecía un hombre con dinero. Aquello podría suponer el principio de una fructífera relación de negocios. No estaba dispuesto a que la "dedos rotos" o Marcus "media cara" se llevaran aquél pastel tan jugoso.

Miro la foto y de nuevo a su acompañante. Tenía más trabajo del que podía desear, pero no podía permitirse decir que no... nunca se sabe cuando van a llegar las vacas flacas.

-Hablemos de dinero señor Díaz.

Sonrió en cuanto fuiste directamente a por el trozo de pastel.

- Estimo que éste trabajo durará una semana, poco más. Le ofrezco 8000 eurodólares, pero debe estar al cien por cien con nosotros. Por otro lado... no daré más de 5000 eurodólares por el mercenario que consiga, por lo que la cantidad que le diga quedará entre ustedes -te dejó margen para arreglar el trato con el mercenario, eso sí, con un tope- ¿Se decide?

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Repasó su agenda un instante. Tenía que darle esos documentos a Morrison, pero con suerte no le pediría nada más en unos días. Luego estaba el asunto del químico... con suerte podría verle esa misma tarde y enterarse de lo que sabía, después tendría que esperar, lo de este tipo era algo grande, no se gana tanta pasta todos los días... Pero... había algo que no le cuadraba...

-Señor Diaz, creo que usted y yo hablamos el mismo idioma, y eso me gusta. Pero... dígame. ¿Por que iba a necesitar a un ronin en un caso de desaparición?

Little China, 08:05 (Huckel's)

El pago por el trabajo realmente era bueno, pero estaba claro que aquello implicaba mucho más que unas idas y venidas sin importancia y quedarte alguna tarde en tu piso haciendo unas llamadas. Nadie daba nada por nada, y de eso sabías mucho.

- El ronin, Señor Radcliffe, no es una medida extraordinaria. Aunque tenemos nuestro propio grupo de... acción, solemos utilizar agentes externos en algunos casos, y éste es uno de ellos -aclaró- A partir de ahora sepa que trabaja con Tallon Global.

Hizo un alto para observar tu reacción y prosiguió.

- Dos hombres de confianza dela Compañía formaran la base del grupo, y otro especialista correrá a cuenta suya. Además necesitaremos a un médico puesto que Raymond, el chico -señala al niño en la foto- es bastante delicado de salud. Por cierto... Lilian Korven y Raymond Korven -presenta a los desconocidos.

No era la primera vez que una Corporación pedía ese tipo de favores para no verse involucrada, pero Tallon Global se podía decir que era palabras mayores.

- Madre e hijo desaparecieron mientras estaban de viaje en la ciudad visitando a un familiar -seguidamente te pone unas fotos sobre la mesa y una a una te dice... - Susan Grahan, la hermana de Lilian -aparece atada a una silla y muerta a golpes- Philip Grahan, su esposo -degollado en la cocina- y por último, la hija del matrimonio -una chica de unos dieciséis años con un tiro en la cabeza.

- Hay un pequeño inconveniente si tenemos en cuenta que Philip Grahan era un abogado del estado, y ya puede suponer que no es fácil husmear sin levantar sospechas. La poca información que nos llega de la policía apunta a que el triple asesinato está relacionado con la profesión de Philip Grahan, pero nosotros vamos en otra dirección... Zeneca, una conocida Compañía y rival directo.

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Mientras Diaz le explicaba de que iba todo aquel asunto, y mientras Radcliffe veía que los 8000 hasta iban a quedarse cortos para toda la mierda que le venía encima la rata ya estaba repasando su lista mental de contactos, pensando en quien sería el ideal para cubrirle las espaldas en ese asunto. Estaba seguro de que también conocería algún médico que estuviera necesitado de pasta... si Diaz no tenía a ninguno tan desesperado.

Little China, 08:50 (Huckle's)

Tenías a un hombre perfecto para el trabajo, aunque no habías tenido noticias de él desde anoche. Lucke, o Lucky en el mundillo gracias a su buena suerte (o eso decían), se estaba ocupando gratuitamente de zanjar un asunto que le podía costar la vida; sobretodo desde que el hermano del cliente que falleció cuando estaba trabajando para él te presionó. ¿No sería justo que matase al tipo que mató a su hermano? Bueno, fuese justo o no si seguía con vida sería la persona adecuada para el trabajo.

Sobre el médico ya no sería tan complicado, había unos cuantos matasanos que estarían dispuestos a trabajar por unos cuantos miles de eurodólares (suponiendo que la cantidad a pagar fuera la misma que para el ronin) Jimy "corta huesos", Garlan "extirpador", Peterson "saca balas"... y así unos cuantos. Todo sería cuestión de contactar con ellos hoy mismo.

- Me gustaría que entendiera que el tiempo no está a nuestro favor ... -sonó el móvil de Díaz.

Sin duda no era un tipo que le gustaba una interrupción en un momento como aquel, pero lo cogió y escuchó atentamente. Su respuesta fue sencilla.

- Perfecto, me encargaré de ello. Deje que vean los inconvenientes para que nos sea más fácil actuar -colgó el móvil- Señor Radcliffe, encárguese de momento del ronin y deje el asunto del médico en nuestras manos. Ha surgido una grata coincidencia que nos facilitará las cosas -obviamente aquel "nos" era para ellos y no para tí- Si tiene alguna pregunta a la que pueda responder adelante, de lo contrario póngase en contacto conmigo al número que tiene. Es seguro durante cinco minutos cada hora en punto; y durante un minuto el resto. Resulta indiferente si llaman desde un móvil o cabina.

-Bien.- dijo Radcliffe, mientras asimilaba toda la información.- Necesitaré todo lo que tenga sobre los Korven y los Grahan, y también cualquier información relevante sobre Zeneca. Estoy seguro de que usted sabrá hacérmela llegar de manera segura.- Radcliffe comenzó a mirar al exterior, listo para salir en cuanto terminara todo aquello.- Dígame cuando volveré a encontrarme con usted o con su equipo y habremos terminado por ahora. Yo me encargaré de traer a mi hombre, usted traiga la mitad del dinero.

Little China, 08:50 (Huckle's)

Antes de que salieras del local Díaz sopesó tu petición durante unos segundos.

- Sabrá lo necesario en cuanto se reuna con su hombre y el resto durante el día, o tal vez a la noche. Le haré saber el lugar y la hora, y allí tendrá lo que ha pedido -como broche final soltó una clara advertencia, que si bien no pretendía resultar amenzadora sus ojos demostraban que tras aquel aspecto más que correcto se encontraba alguien implacable- Señor Radcliffe, como ya sabrá ésta conversación no ha existido, nadie debe conocer éste encargo a excepción de las personas indicadas... Que tenga un buen día.

Tus pasos te condujeron al exterior mientras tu nuevo cliente, uno de peso, parecía terminar su café acompañado por sus expectantes guardaespaldas. Después de comprobar que no había miradas indiscretas subiste a tu coche. El exterior parecía una zona completamente nueva teniendo en cuenta que anoche hubo una masacre, pero mejor ellos que tú. Si Night City no lloraba por sus muertos menos lo harías tú.

Ahora debías ponerte en contacto con Lucky, tenías su móvil y su dirección. Sólo debías marcar para saber si seguía con vida o por el contrario necesitabas buscarte a otro. La vida era difícil, sobretodo cuando era de usar y tirar.

Radcliffe no se relajó hasta que su coche no estuvo en marcha y lejos del restaurante. De hecho, no se relajo ni siquiera entonces, nunca se relajaba. Probablemente era por las cantidades de café y anfetaminas que había tomado durante su vida...

Activó su implante celular y realizó la llamada al número de Lucky. Si aun estaba vivo sería perfecto para el trabajo. Con suerte hasta podría escamotear algo de su pago y llevarselo como extra.

Esperó un segundo, a que sonara el tono de llamada, eso significaría que su teléfono no estaba, por ejemplo, en el fondo de alguna zanja.