Partida Rol por web

Upper East Side, 10:30 (clínica)

En el interior de la clínica no se escuchó el ruido de un coche y una moto con aspecto característico aparcando en el exterior. El conductor del coche tendría unos venitilargos, tenía el pelo azul y un par de cicatrices en la cara; pero si lo conocías bien resultaba ser un tipo gracioso y dispuesto a dejarse el pellejo por su Familia. Henry estaba aparcando su moto y echando un vistazo alrededor con su ojo medio cambado de una explosión hacía ya muchos años. Su nariz rota daba la sensación de que se trataba de un boxeador negro del siglo pasado, y de hecho lo llevaba en la sangre; aunque afortunadamente no había heredado la malsana costumbre del padre al emborracharse y golpear a su familia. No, él era distinto y luchaba junto a los suyos para vivir muy diferente a su infancia. Ambos se quedaron en el exterior mientras dos tipos más entraban en la clínica.

Por otro lado, en el interior, un deslenguado Gusano y su socia Eiren, conocida como “Dedos Mágicos”, conversaban de los asuntos que iban a ocupar su día de trabajo. Entre ellos estaba vender ciertas pertenencias de un desgraciado y ocuparse de trasladar a una mujer a cuidados intensivos al Hospital de la ciudad. La mañana había sido bastante movida, pero Night City era así, y más cuando uno se movía en los subo¡urbios de la ciudad.

Upper East Side, 10:35 (clínica)

Los años no pasaban nada mal para el viejo Tolstoi, ni tampoco para un amigo como Gusano. Ambos se conocieron en circunstancias poco dadas a recordar y aún así mantenían un contacto habitual. En cambio, para los acompañantes de cada uno los otros dos eran desconocidos. Eiren aún no habían entrado en el círculo que se movía ahora y para Leo aquella era la primera vez que visitaba la clínica.

- Te veo bien, viejo amigo –sonrió afablemente Alexei. Por muchos años que viviera en EEUU jamás dejaría atrás su acento de Europa Central, aunque se decía que era ruso.

Upper East Side, 10:35 (clínica)

La presencia de Gusano era muy distinta a la de su amigo Tolstoi. El matasano podría pasar por el miembro de una banda de latinos, pero ese no era el caso, al menos ahora. Sí era cierto que en su juventud perteneció a una, pero eso es agua pasada. Ahora todos lo respetaban como “el tipo que te salva la vida”.

- Cuate güebón, ¿dónde carajo andabas? –no dudó en acercarse y darle fuerte abrazo. En ese momento estaba claro que ambos eran tan distintos como la noche y el día. Uno bajo y el otro alto, uno entrado en kilos y el otro atlético, uno educado y el otro…

- ¿Ya te has cansado de esa pedejada de viaje que te has montado?

Su amigo se limitó a sonreír mientras mivía la cabeza como si aceptara sin rechistar el carácter de Gusano.

Eiren observo a quel hombre, estaba segura de que siendo amiga de gusano aquel hombre debía ser duro como el clavo del ataud de un muerto, y aunque estaba de cuerpo presente, su mente estaba pensando en que cuando acabase su jornada laboral saldría a tomarse algo.

El viaje no es largo cuando tienes algo que hacer. En su caso había tenido muchas cosas en las que pensar. No eran temas profundos o trascendentales, más bien todo lo contrario: cómo sería ese Gusano en el que tanto confiaba Tolstoi, si conseguirían lo que habían ido a buscar, si esta noche se cobraría lo que Dieter le debía, etc. No terminaba de centrarse en un tema cuando caprichosamente saltaba a otro distinto, y luego a otro y otro…

La primera de sus dudas fue resuelta nada más entrar en la clínica. Un rápido vistazo de arriba abajo y obtuvo todo lo que quería. Con un resoplido se apoyó contra la pared y miró a la otra persona que estaba presente: una mujer de pelo largo y de la que desconocía el nombre. Nada realmente… “interesante”.

Para el momento en el que los dos amigos que se reencontraban se abrazaron Leo ya había bajado la vista hasta dar con su barbilla contra el pecho. Desde allí no podía ver más que los pies de los que allí se encontraban, pero no necesitaba más: Tolstoi se encargaría de todo, él solo estaba allí por si acaso.

Upper East Side 10:35 (clínica)

Rió un poco finalmente, estaba claro que Gusano no iba a cambiar en la vida, por muchos problemas que hubiera tenido encima y tantos otros que seguirían cayéndole. Por desgracia no estaba allí para echar unas risas y unos cuantos vasos de vodka. No, las razones no eran afables sino preocupantes.

- Niet... es duro pero tengo todo lo que necesito. Para que buscar más cuando tengo a la familia que me acompaña -palmeó el hombro de Gusano- Deberías pasar una temporada con nosotros, Becca se alegraría bastante. Pero ahora tengo que pedirte un favor...

El tono de voz desvelaba que pasaban a cuestiones importantes.

- ¿Te importa si vamos a otro sitio para charlar?

Upper East Side, 10:35 (clínica)

Gusano se rascó la cabeza y se colocó la gorra despreocupadamente.

- Bah! No tengo ganas de tragar polvo. Soy un tipo de ciudad y no un pata de perro como tú. Pasaré a ver a Becca porque me cae mejor que tú -comentó- Sobre esa valona... si es una movida no hay problema, de lo contrario ésta es mi socia, "Dedos mágicos Eiren".

Señaló con el pulgar a la mujer a su lado, la cuál ahora ambos Nómadas sabían su nombre (además de que era la socia de Gusano)

Upper East Side, 10:40 (clínica)

Asintió comprendiendo que el asunto que venía a tratar no sería exclusivo para su amigo, así que decidió incluir a la socia en la cuestión que les traía a la clínica.

- Como siempre me quedo con la mitad de lo que dices, pero comprendo. Entonces... vayamos todos a un lugar más tranquilo -se encogió de hombros.

Gusano dejó en la entrada a Chon mientras Martin recogía los quirófanos y Rochie atendía a la mujer que pronto sería trasladada al hospital. Pronto se la llevarían para hacerle una intervención y quitarle el bebé que había perdido, además de ubicarla en una sala de cuidados intensivos más adecuada. De momento los recién llegados y los socios se dirigieron al privado de Gusano.

La clínica era muy modesta, de hecho no había un cartel que anunciara la actividad del lugar. Contaba con una pequeña entrada, dos quirófanos, una sala de cura, una pequeña habitación de análisis y otra que contenía un escáner medio cascado. Ahora estábais en la parte donde vivía Gusano: nada más que un habitación pequeña con baño y cocina.

- Trujillo... temo por la vida de mi gente. Siempre lo hago, pero ahora no puedo usar armas para defendernos, ni coger los vehículos y mudarnos a otro lugar. Muchos de ellos están enfermos y necesito que les eches un vistazo.

- Coño güebon, creía que era una chingada de las gordas - respondió Gusano.

- Tengo la impresión que no es algo normal, pero si te pedía el favor es porque no tengo nada con que pagarte. No la tenemos todas con nosotros... -miró a Leo.

Ahora sí, podéis hablar y que se os oiga ;)

Nota: las palabras de Gusano forman parte de un lenguaje llamado Caliche. En la ficha del Pnj están las palabras así como el lenguaje completo. Espero que no sea complicado pero quería darle un toque distinto.

Respiró tranquila, durante un rato se había imaginado que se iban a ver metidos en un lio de los gordos, pero lo que Alexei  les proponía yo podía controlarlo, y por chunga que fuera la cosa con que se tenían que enfrentar confiaba en mi talento y mis habilidades lo suficiente como para saber que podía hacerme cargo de ellas. 

-          ¿donde están esos enfermos ahora? –dejé caer la pregunta mientras le echaba un vistazo al tal Leo, había algo en la historia que dejaba entrever que era mas peligros de lo que les había dicho.

-          ¿Y que queréis decir con que no las tenéis todas con vosotros?-Observe la reacción de los hombres, era evidente que estaban nerviosos y preocupados ¿ Creéis que se trata de algún tipo de Virus?-Me habían enseñado a no teorizar pero no pude evitar que mi mente empezara  a hilvanar algunos cabos y a hacer alguna que otra suposición sobre lo que podía estar ocurriendo

Upper East Side, 10:45 (clínica)

Leo te sostuvo la mirada sin ningún tipo de esfuerzo. De momento no daba ninguna señal de que le molestara que le observaras, pero las respuestas a tus preguntas desviaron tu ojos hacia Tolstoi.

- De momento estamos en un almacén de Upper Marina. Un buen amigo nos lo deja por unos días, pero no tanto como quisiera –dijo con un deje de desánimo en su voz- De todas formas nos viene muy bien para ésta semana de lluvias.

Sacó de su chaqueta un pequeño libreto de notas y se puso a leerlo tal cual.

- Fiebre alta, de entre 38 y 40, escalofríos, diarrea, dolor de cabeza y muscular, cansancio, mareos, vómitos y pérdida de apetito.

- ¿Una gripe? –indicó Gusano.

- Lo sé –contestó- pero ya dura un mes pese a que hemos gastado nuestros recursos en medicamentos.

Lo habitual, si se tomaban medicamentos, es que los síntomas disminuyeran o se fueran en una semana. Aquella no era una gripe normal y si los síntomas aumentaban podían ser letales.

- A veces mejoran para luego volver a recaer, y lo más raro es que caemos enfermos poco a poco. Vivimos en una comunidad cerrada de cuarenta y dos miembros, y hasta entonces doce están enfermos (tres por semana y aumentando)

esta bien, lo primero es lo primero, debemos hacer unas pruebas y comporbar si realmente se trata de la gripe, o de algun otro tipo de virus, ya que habéis venido os hare unas pruebas, si habéis estado en contacto con ellos podéis ser portadores del virus. hasta que no sepa de que se trata lo trataré como si se tatara de un virus desconocido. - Eiren miro a Alexei directamente a los ojos, su expresión era seria ¿ Ha muerto alguien a causa del virus ?

Upper East Side, 10:45 (clínica)

La expresión de Tolstoi era franca cuando supusiste que podían ser portadores del virus, o lo que fuera.

- No, nadie ha muerto aunque hay una mujer bastante más afectada que el resto. No fue de las primeras, pero Jane siempre ha tenido problemas de salud. Puede que... ya sabe, le ha hecho más daño que a los demás.

El jefe Nómada miró a Leo de forma significativa.

- No hay problema en hacernos esas pruebas, pero me preocupa más los demás.

Cuando Gusano los guió a su privado Leo adoptó la misma postura que en la entrada; el que tenía que hablar era Tolstoi y sin duda lo hacía bien, mejor que él que tendía a decir lo que no debía en el peor momento posible. Aun así le sorprendió la atención que durante un tiempo la acompañante de Gusano pareció centrar en él. Sostuvo su mirada sin problemas, pero cuando lo hizo el nómada dejó pasar por su cabeza un pensamiento que le hizo esbozar una media sonrisa:

- Con que “Dedos mágicos Eiren”. Vaya que nombre más… sugerente.

Pronto la conversación se centró en lo verdaderamente importante, sus familiares, con una curiosa iniciativa por parte de Eiren que al igual que Tolstoi él no terminaba de compartir del todo.

Con un ligero balanceo se separó de la pared. Seguía con los brazos cruzados pero su rostro ahora reflejaba cierto escepticismo ante las habilidades que Gusano decía que tenía su socia.

- Esto… NO.- respondió con brusquedad. –Hemos venido por ellos, no por nosotros.

Estaba desconcertada. – Como alguien puede ser tan irresponsable. –pensó a medida que les hacía un diagnostico visual. – Si han estado en contacto es seguro que ellos como mínimo son portadores.

-          está bien, una vez os haya hecho las pruebas a vosotros, lo cual no debería de llevarnos mucho tiempo, os acompañaré a ver a jane.

Eiren miró a Leonard el cual permanecía con los brazos cruzados y no parecía tener nada que decir, se preguntó si por timidez, por prudencia o quizás por desagrado.

Esta bien, acompañadme –dijo mientras se dirigía hacia una de las consultas y empezaba a preparar el instrumental para realizarles las pruebas

Cuando les indicó que la siguieran se quedó quieto, sin dar crédito a lo que veía y oía. Parecía que no les entendía ni a él ni al Tolstoi, o no quería entenderlos, porque bien claro le habían dicho que la prioridad no eran ellos. Por eso ahora Leo empezaba a mostrarse más escéptico hacia las supuestas habilidades de la doctorcilla.

- Mira, guapa, hemos venido aquí porque varios miembros de la familia están enfermos. Es a ellos a los que hay que curar.- dijo con irreverencia. -Me suda la polla que yo también me haya contagiado. Hasta que no esté tan enfermo como ellos o hasta que ellos no estén bien, ni me toques.- espetó con chulería. -¿Tan difícil es de entender?- preguntó. –Primero ellos y luego nosotros. Si no es capaz de entender algo tan simple es que es idiota…

- Coja lo que necesite y vayamos con quiénes la necesitan realmente.- finalizó con deje autoritario. -El coche nos espera fuera.

Sabía que debía mostrarse enérgica o ese capullo se le subiría a las barbas ¿Quién se había creído que era? – Mira tipo listo, si ahora os miro a vosotros podemos ganar un tiempo muy valioso. Vuestros  familiares pueden haber pillado cualquier mierda, y no puedo llevarme todo el jodido hospital, pero con cinco minutos quizás pueda saber de que se trata y llevarme justo lo que necesitan para curarles. No puedo obligarte a que me dejes examinarte, asi que si es a eso a lo que quieres jugar juguemos, pero que sepas que la apuesta que has echado sobre la mesa son la de tus familiares. – Lo último que vió Leonard antes de que ella se diera la vuelta para ir a recoger su equipo fue la cara de reproche de ella, indicándole que el había metido la pata y que había abierto la bocaza para hablar de cosas que no sabía

Upper East Side, 10:47 (clínica)

El tipo llamado Gusano se quitó la gorra para ajustarla un poco mientras Eiren y Leo comenzaban a conocerse.

- A ver, chilpayates. Dejen de agarrase del chongo de una santa vez -intentó calmar los ánimos pese a que sus palabras necesitaban a un criptógrafo- Tolstoi, amigo, aquí la culito lindo tiene razón. Te saco una muestra de sangre y la voy analizando. La chamaca va con vosotros y echa un ojo.

Cuando Eiren salió de la habitación para preparar sus cosas Gusano sonrió mientras veía como se movía.

- Ande la niña... -comentó en alto- Acepto que estés aquí porque eres el ñito del compadre Tolstoi, pero ahí la chamaca te ayuda porque le sale del cocho.

- Yo ya estoy lista, así que cuando queráis podemos irnos. –Dijo con el equipo que podía necesitar colgado del hombro, y un maletín en cada mano. Eiren solo llegó a oir el final de la  conversación que gusano estaba manteniendo. – Me pregunto que nueva metedura de pata habrá desencadenado esa reacción por parte de Gusano, pero la verdad es que no me extraña, no se de donde ha sacado Tolstoy a ese chico, pero la verdad es que parece algo retrasado. Pero bueno, los enfermos no tienen la culpa. Eiren dejó ambos maletines en el suelo, se puso bien la chupa y después de guiñarle el ojo a Gusano y dedicarle una sonrisa – Cuida bien del fuerte, volveré lo antes que pueda –Le dijo