Partida Rol por web

—Gracias —Kenji suspiró más tranquilo pero los ojos se le empañaron con lágrimas—. ¿Lo has visto, verdad? ¿Crees que es normal esa forma de tratarme? Maldita bruja. Está obsesionada con mi hermana y se cree que vive en Japón. Allí hay mucha peña que se comporta como ella, ¿sabes? Están todos locos. Pero a mí no me va a arrastrar a su juego de mierda. Yo soy Warhead ahora —dijo con los dientes apretados

Recordó en ese momento que no llevaba su casco y regresó en un salto a por él. Cuando estuvo de vuelta junto a Bool y El Toro parecía más calmado.

—Sí, vámonos. Ensayemos un rato o pidamos pizza y nos enchufamos algo de Netflix. Chas y yo nos trajimos un proyector del labo de mi viejo. Creo que ya no lo usa y con eso podemos verlo en pantalla grande como el cine.

-Ya. A lo mejor esa máscara se cayó de un camión--masculló la agente Gilbear viendo a los tres muchachos salir-Os estaremos vigilando... BLITZ Squad. 

El Toro asintió al escuchar las palabras de Warhead —Claro, mi amigo. Vamos a tocar un poco —mientras hablaba, miraba de forma desafiante a los tipos reunidos alrededor del grupo. Estaba cabreado por no haber podido demostrar que podía destrozar a cualquiera que le hubieran puesto por delante. No estaba dispuesto a quitarse la máscara hasta que estuvieran lejos de las instalaciones de A.E.G.I.S. Ademas, aún notaba la excitación de la batalla corriendo por su cuerpo. Tenía ganas de romperle la cara a alguien, o de derrumbar algo. Darle a las baquetas de su batería iba a ser poco esta noche.

Mientras se alejaban, un pensamiento revoloteaba por su cabeza. Gilbear había dicho que el Demonio Rojo había muerto hace siglos, en el 73. Pero, ¿no se suponía que Alejandro Guzmán era el Demonio Rojo? ¿Le habría mentido en eso también? Igual solo se encontró la máscara en algún sitio y por eso no la podía utilizar y le había engañado para que la usara él. Otra mentira más del viejo zorro. Quizá debería hacerle una visita. Sacarle la verdad a puñetazos, o derrumbar el cochambroso gimnasio de Mujer Tonelada sobre su cabeza. Sonrió ferozmente. Eso estaría bien.

- Eh. - Le dio un golpe en el brazo a Kenji. - Un respeto para las brujas de verdad. - Bromeó, frunciendo el ceño para luego sonreír. - Pues... Suena a plan. - Solo con lo de las pizzas ya le había convencido, se moría de hambre y pensar en comida solo provocó que le rugiera ferozmente el estómago.

Después de pasar el resto de la tarde con el grupo y de haber mensajeado a Chas para preguntarle qué cojones había pasado con su padre, llegó a casa y se sentó en la cama de su habitación. Sacó el sobre que le había entregado Kiri y le echó un vistazo. - Zorra psicópata. - Pronunció un breve e ininteligible hechizo que prendió el sobre en llamas por una de las esquinas. Lo dejó caer sobre una bandeja para velas hasta que se consumió en cenizas. Si tenía que esforzarse el doble para lograr controlar sus poderes lo haría, pero no iba a recurrir a la ayuda de la Adolf Hitler asiática para conseguirlo. No, gracias.

Luego se tumbó en la cama a leer las últimas tendencias de Twitter y cayó en la cuenta de que en su bio no constaban sus pronombres, así que fue de inmediato a añadirlos. ¿Os imagináis que a alguien se le ocurriera asumir su género? ¡QUÉ ESCÁNDALO!

Las palabras de Willow le hicieron sonreír y sentirse mejor, aunque llevaba el casco y nadie podía percatarse del gesto. Quería mantener el tipo mientras estuvieran dentro de A.E.G.I.S., seguir pareciendo desafiante o, por lo menos, cabreado.

Tenía la armadura jodida pero no la llevó al taller de su padre sino que la dejó en el cuartel general antes de pedir las pizzas y ponerse a tocar con el resto de la Squad. Estaba preocupado por Chas y le mandó unos cuantos mensajes sin respuesta. Al final del día no se habían logrado poner de acuerdo sobre qué ver en Netflix y estuvieron bicheando el catálogo, criticando pelis y los gustos de cada uno. Se lo pasó en grande y, por unas horas pudo olvidarse de que era prisionero de la Gestapo.

Hizo ver a sus colegas que él también se iba para casa, pero con la excusa de programar la Roomba (era lo único que hacía limpieza en aquel antro adolescente) y cerrar todas las puertas con llave, Kenji se quedó en el local, sacó uno de los futones que tenían para cuando acampaban allí y se comió los restos de pizza a modo de cena.

Antes de tumbarse a dormir miró la armadura, puesta allí en pie. Era condenadamente bonita y debía parecer la puta hostia cuando volaba y combatía con ella. Había llegado demasiado lejos como para renunciar ahora. No, ni hablar, YO-SOY-WARHEAD. Que se joda mi madre y que se joda mi hermana. Los BLITZ Squad vamos a ser los putos amos de esta ciudad...

EPÍLOGO I

El Director Adjunto Rake observó en silencio el cartapacio de documentos sobre su escritorio. En si interior había varias docenas de documentos detallando todo lo que se había podido averiguar sobre la BLITZ Squad: identidades, conexiones, familias, capacidades especiales... su organización era la mejor del mundo en lo tocante a recabar información y a emplearla de cualquier modo necesario para proteger la civilización. 

Había visto a muchos grupos como aquel brillando, desapareciendo, causando daños terribles con la mejor intención e incluso tomando el mal camino. Algunos, los menos, aprendían de sus errores y llegaban a ser aquello a lo que aspiraban. 

El trabajo de A.E.G.I.S era lidiar con todos ellos.

Un pitido rompió el silencio de su despacho en penumbra. 

-Señor, el Embajador de Asgard por la línea seis. 

Rake suspiró con fastidio. 

-Mpf... ¿Qué se les habrá perdido ahora a esos?

EPÍLOGO II

Mientras la lluvia caía, los drones de A.E.G.I.S. que patrullaban los cielos de Halcyon City reajustaron sus sensores para corregir la creciente actividad eléctrica de la atmósfera.

En la azotea del edificio Killgrave, una cicatriz en el tejido espacio-temporal volvió a abrirse por segunda vez en pocos días. Un dron cercano al lugar sufrió una sobrecarga y cayó a plomo sobre un tejado causando algunos daños menores. Las antenas de la azotea se sobrecargaron de energía emitiendo arcos voltaicos que se juntaron en una enorme esfera luminosa que creció rápidamente.

Tan repentínamente como comenzó, el fenómeno eléctrico concluyó y el lugar quedó en silencio, cargado de electricidad estática. Una figura humana se incorporó donde había estado la esfera luminosa. Miró cautelosamente a su alrededor y corrió hasta el borde de la azotea. Contempló el horizonte de rascacielos.

-Halcyon City-se levantó el visor del casco revelando un rostro joven de piel oscura. Aspiró profundamente el aire de la noche-¡Ha funcionado! ¡Ha funcionado! ¡Sí!

Y bailó una danza triunfal en medio de la oscuridad. Cuando terminó su celebración, buscó en uno de sus bolsillos.

Sujetó en sus manos un ejemplar antiguo y deteriorado del Halcyon City Herald. 

-Ahora debo encontrar a la BLITZ Squad.