Partida Rol por web

Midgardianos.

Arrogantes. Impredecibles. Ambiciosos. Retorcidos. Pasionales.  Violentos. Incomprensibles. 

Volando arriba en el cielo azul el viento y las nubes enfriaron ligeramente los caldeados ánimos de Brynhildur.

Humanos. 

Tan exótico y fascinante como era aquel planeta todavía había mucho que no comprendía sobre él y sus habitantes. Su instituto, por ejemplo. 

Con un suspiro, aterrizó en la azotea de un edificio y se sentó en la base de la antena más alta para meditar su siguiente paso. Reparó en un sándwich a medio comer y una lata de Pepsi Light junto a ella.

-Hola-dijo una voz desde lo alto de la antena--Estaba almorzando y he tenido que atender un asunto. ¿Te importa que me termine eso? Tienes cara de que te vendría bien algo de compañía...

─Það? ─exclamó la asgardiana sorprendida poniéndose en guardia, puños en alto. Desde luego no era una chica asustadiza de las que se ponen a gritar para que acudan a rescatarlas.

Viendo al amable chico enmascarado se relajó. Aquel no era una amenaza, era un joven superhéroe a quien habían sorprendido mientras tomaba un refrigerio.

─Sí, clarø, termínalø ─dijo ella con tono de disculpa salpicado de cansancio─ ¿Te impørta si me quedø aquí? He tenidø un día un tantø difícil. ¿También eres un hérøe? Yø hace un ratø creía que lø era, que había hechø algø buenø, ayudé a rescatar a unas persønas, detuve unøs sicariøs... perø aunque cølabøré cøn un grupø de hérøes, el líder nø quiere aceptarme. Nø lø entiendø.

Brynhildur estaba francamente cansada. No por la actividad física (que de por sí había sido bastante potente), sino más bien por el esfuerzo mental de la seriedad y suspicacia con la que le habían tratado. Ella era de naturaleza alegre y aquel rechazo había sido un mazazo emocional. No estaba acostumbrada. Pero aunque tenía que ser fuerte ahora no se sentía con ganas.

─Estøy pør irme a festejar pør mi cuenta. ¿Te apuntas, hérøe descønøcidø?

-No quiero meterme donde no me llaman pero no tienes cara de querer celebrar nada. 

El muchacho enmascarado descendio de la antena andando como si la gravedad no le afectara y sus pies se pegaran a ella. LLevaba un ajustado traje azul y rojo con el emblema de una araña roja y amarilla en el pecho. Lo mas curioso de su indumentaria era la chaqueta de cuero con la que se cubria los hombros. 

Cogio su sandwich y se sento junto a Brynhildur.

-Caballa con salsa barbacoao, lechuga y pimientos: mi favorito-hizo un gesto de ofrecerle a la asgardiana.

Hubo un instante de silencio.

-No es facil ser un superheroe-dijo el chico finalmente-Yo... yo no llevo mucho tiempo en esto pero me he metido en muchos lios ya*... Rampage... Blue Hydra... Arcknife. Intento ayudar a la gente, hacer lo que creo que esta bien pero siempre hay alguien que te quiere dar su opinion, controlarte... ese tipo del Halcyon City Herald, Hiro Reckard, la tiene tomada conmigo desde que le saque de su coche en llamas. 

Suspiro.

-Pero la gente como nosotros no puede rendirse tan facilmente, ¿no crees? Va con el uniforme, tienes que ayudar a los que lo necesitan. Da igual lo que digan tu familia, la prensa o tu jefe de equipo. Una gran capacidad conlleva una gran obligacion. Al final del dia tenemos que hacer lo que tenemos que hacer aunque duela...

Se callo de repente, avergonzado.

-Eh... hablo demasiado y ni siquiera nos hemos presentado: yo soy Tarantula Boy, tu colega y paisano-dudo un instante-Se que suena un poco ridiculo, estoy trabajando en la catchphrase.

─Catxfraseh... ─trató de repetir torpemente la asgardiana─ Ah, un lema. Cømø "¡pør el hønør de mi casa!" ø "tu amigø y vecinø". Nø, terrible, lø sientø, nø søy muy buena para esas cøsas. Gracias pør tu ayuda, necesitaba hablar. Buen prøvechø y supøngø que ya nøs veremøs pør la ciudad... ─finalizó.

Mientras decía esto Bryn se había subido al bordillo del edificio y suspiró, lo que provocó que su nutrido escote casi rebosara momentáneamente. Sonrió tristemente, ya libre, eso sí, de las ganas de llorar y dio un paso al vacío, precipitándose durante un segundo hasta transformarse en cuervo y salir volando de allí.

Dónde ir estaba claro ahora que ya no necesitaba aclarar más su mente. O enturbiarla. Volvería a su habitación de la residencia del instituto. Había sido un día largo y el siguiente podía serlo tanto o más. Le convenía descansar. Además, ¿no eran mañana las pruebas para animadora? Tal vez tuviera que apuntarse de una vez...

El chico vio a la asgardiana alejarse entre los edificios.

-Adiós, desconocida-dijo metiéndose en la boca el último trozo del bocadillo.

Tras descansar durante la noche, la asgardiana se despertó relajadamente en su habitación de la residencia estudiantil. La mullida cama resultaba muy relajante y se sorprendió abrazada amorosamente a la almohada. El sol se colaba por la ventana, inundando las paredes...

─¡Maldición! ¡Por todos los ainur, la prueba de entrenadoras! ¡Digo, de animadoras!

Una ventaja de ser ella era que lo de vestirse era opcional, podía cambiar de forma con el chasquido de sus dedos y salió volando, una vez más, de su habitación rumbo al gimnasio cubierto, donde tendrían lugar las pruebas. Una rápida transformación más tarde Bryn "la vikinga" se unía, tarde, al grupo de chicas que se presentaban ante el comité de veteranas animadoras. Una de ellas frunció el ceño y, además de apuntar algo en sus papeles, cuchicheó con la de al lado, señalando a la asgardiana de incógnito con la cabeza. Mala señal.

Las pruebas eran más complicadas de lo que pensaba, precisaban mucha coordinación y, para sorpresa y desánimo, de repetir una coreografía creada ad hoc para las pruebas. Bryn no había hecho algo así nunca. Para rematar la faena las instrucciones, que venían de más de una voz, las gritaban en ese inglés "especial" de las pijas de instituto que tan difícil le resultaba de entender. En resumidas cuentas, la supuesta islandesa parecía un pollo sin cabeza corriendo de un lado para otro, desorientada y sin acertar casi con nada.

Al final hizo lo inevitable: retirarse. Y lo hizo entre las risas y comentarios sarcásticos de aquellas harpías veteranas. Aquello había sido un desastre. Otro más. No llevaba una buena racha.

De regreso hacia los dormitorios recordó su promesa de ir a buscar su esquife, pero se le ocurrió que, si habían logrado arreglarlo, él mismo volaría hacia él si podía, guiado por su conexión telepática. La asgardiana se desvió a la sombra de un edificio y llamó a Stjörnuvindur mentalmente.

─Vamos, precioso, ven con tu creadora...