¡Claro, el hospital! Que paranoica, seguro esta ahí...
Casi de un salto, se lanzó al pecho del ayudante y lo abrazo fuertemente con una enorme sonrisa dibujada en el rostro. No era tan seguido que alguien aceptara ayudarla, mucho menos que la tomara en serio. Si no se hubiese tratado de Lawler seguramente ni siquiera habría intentado que la escucharan, sus esperanzas al respecto solían ser ínfimas.
Muchas, muchísimas gracias. Prometo que no te haré perder el tiempo.
Lo sé, pero no le digas a nadie o lo negará hasta morir