Partida Rol por web

Viendo como William Wip parecía firmar la tregua luego de este rápido combate contra personas malheridas y con el suicidio de aquellos dos de pelo claro, decidí que lo mejor que podía hacer era envainar mi arma a la espera de la respuesta de Victor Steiner de largarnos de allí.

-Deberías aceptar lo que el Capitán te propone. Podemos salir todos vivos de aquí. No seas tonto.

Los miro son cinismo -Mucha suerte moviendo el bardo ustedes dos, espero que no pillen una horrenda enfermedad de camino, al fin y al cabo no habrá un médico abordo- doy media vuelta y salto a la bodega.

La bodega al estar cerrada y siendo bloqueada por William Wip, era complicado que Victor Steiner pudiera entrar por ahí, aún así, había un agujero del tamaño de un cangrejo por el que poder bajar con tranquilidad. Por lo que el muchacha aprovechó esto y usó una ruta ligeramente poco habitual... de cara.

Viendo como Victor Steiner se largaba, lo tuve bastante claro, todos iban a ir abajo quieran o no. Si ese monstruo estaba distraído comiendo a esos, más opción habría de sobrevivir a todo aquello. Por lo que acercándome al cuerpo de Mari Deepsea, la lancé por el agujero de una patada.

-¡Que aproveche, Monstruo!. -Girándome hacia el Cronista le ordene que hiciera lo mismo- Tira a esa también.

El cuerpo de Mari Deepsea rodó por la cubierta y cayó por el agujero, aunque algo decía que esta iba a caer de forma grácil y gentil y no se iba a hacer ningún tipo de daño por aquella caída tan inesperada que el domador de bestias tenía preparada para ella.

Haciendo caso lo que dijo el Capitán, fui a junto Ayrina Prya y la empujé con las manos hasta tirarla por aquel agujero por donde tantos otros habían caído antes o habían saltado. No esperaba que esto fuera a solucionar mucho, pero deseaba que al menos no sufrieran cuando el monstruo los fuera a comer.

-Lo siento... lo siento mucho... pero no quiero ser comida de monstruo...

El cuerpo de Ayrina Prya rodó por la cubierta y cayó por el agujero, aunque algo decía que esta no iba a caer de forma grácil y gentil y sí que se iba a hacer algún tipo de daño por aquella caída tan inesperada que el domador de bestias tenía preparada para ella.

Con la lealtad del Señor Bigotes confirmada, William Wip decidió que lo mejor que podía hacer en este momento era dirigirse hacia el bote salvavidas que tenían, y prepararlo para que fuera apto para navegar, es decir, tirarlo por la borda para poder largarse de ahí de una vez.

-Vámonos de una vez. Si el carpintero no espabila es problema suyo.

Aunque quería irme de inmediato del lugar, antes había que hacer otras cosas, como por ejemplo recuperar todo el dinero y objetos de valor que la Capitana tenía en su camarote, por lo que decidí explicar esto al nuevo Capitán esperando que comprendiera que irnos sin dinero era una locura.

-¿No seria mejor recoger las provisiones de la Capitana?. Se que tiene algunas joyas y algo de su comida favorita escondida, así podemos llegar con mejor seguridad a Nalaga.

Desde la bodega se pudo escuchar una voz, en concreto era una voz que pudieron reconocer como la voz de Yami Sakura, el médico pirata que había bajado por su cuenta.

-Sapo asqueroso, recuerdas lo que dije, si caía a la bodega el barco volaba, no temo a la muerte como una basura como tu-

No estaba en buenas condiciones, y estaba allí apoyado contra la pared; cuando toda la discusión empezó. Estaba dudoso y aterrado de la situación cuando empezó el combate y veo como mis compañeros pelean.

¡¡¡¡YA BASTA, BANDA DE INUTILES!!!! Grite a pleno pulmón. Mi mirada se tornó siniestra y amenazante. Algo que rara vez pasa, ya que la mayoría del tiempo me lo paso jugando y enredando.

Si no vais a ser útiles, será mejor que saltéis por la borda y acabéis de una vez con vuestras chorradas. Si tanto quieres ser el capitán, haz lo que haría la capitana y ve arreglar el problema de la bodega. En vez de estar aquí postulándoos para el puesto. Sobre todo, tu cucaracha verde (William), llamarte gyojin sería un insulto para la misma raza. Me quede un momento callado recobrando el aliento, antes de seguir.

Mi mirada se vuelve fría y sin emociones, antes de echar una pequeña sonrisa. Venga, marcharos de una vez en ese bote. Solo sois estorbos. Stein cura a Aryna, la necesitaremos. Me levanto y me alejo del resto.

Me pongo al lado del cañón con el que disparamos al cangrejo antes y apunto al bote. Si no os vais ya, se me puede escapar la mano y de aquí no se va nadie. Ya que no os quiero aquí, más de lo necesario. Y no os preocupéis, yo no soy un tarado como vosotros que traiciona a la primera de cambio a mis compañeros. Así que, ¡LARGO DEL BARCO DE LA CAPITANA O NO ABRA BARCO O BOTE O VIDA ALGUNA!

Los gritos de Rathy Tears habían sido suficientes como para saber de qué bando se había posicionado, del bando de los muertos, por lo que decidí que lo mejor que podía hacer era ayudar al herrero andrógino a estar un poco más cerca de lo que este deseaba estar.

-A callar. -Dije antes de zarandear mi lengua y golpearle-

El sapo gigante gyojin que era William Wip no tuvo ni un solo reparo en lanzar su lengua contra la malherida y apenas consciente Rathy Tears, esta funcionaba como si fuera un látigo incorporado siendo capaz de cruzar largas distancias a gran velocidad y estando siempre oculta en él, en concreto en su boca.

El ataque logró cortar distancias entre ambos en un santiamén y golpear al herrero lejos del cañón, dejándolo inconsciente nuevamente.

Viendo que Rathy Tears también había decidido ir por las malas, el Señor Bigotes no pudo hacer otra cosa que lamentarse de que todos sus amigos y compañeros hubieran decidido este agrio destino en vez de aceptar las órdenes del nuevo Capitán y salvarse todos juntos y tener un futuro distinto.

-¿Por que?... -Dijo en voz baja mientras me dirigía a recoger el cuerpo del herrero y dejarlo caer de nuevo en el agujero.

El cuerpo de Rathy Tears rodó por la cubierta y cayó por el agujero, aunque algo decía que esta no iba a caer de forma grácil y gentil y sí que se iba a hacer algún tipo de daño por aquella caída tan inesperada que el domador de bestias tenía preparada para ella.

Me muevo al interior de la cabina de la capitana.

Teniendo claras sus prioridades el Señor Bigotes se movió a la cabina de la capitana con el objetivo de conseguir suministros, oro, joyas y todo lo que hubiera de valor ahí dentro. A fin de cuentas irse sin nada no era parte de sus planes, por lo que quedarse con una mano delante y otra detrás no era el objetivo.