Partida Rol por web

Scarlett se acerca a Lady Varya, entre mujeres podrán saber más de lo que trasciende.  No dejó que nadie más que ellas tres oyera esto por lo bajo mientras la conversación más en alto ocurría a su alrededor. 

Mija, sabemos que Galdrin no te embarazó.  Tu oportunidad de tener un buen hombre a tu lado y criar a ese niño sin pasar apremios económicos depende de cómo cooperes con nosotras.  Es importante que nos digas quién te pidió que hicieras esto.  Puedes ser discreta en decirnos y quedarte con su dinero y el nuestro, y nuestro favor de darle un padre al niño entre nuestros artesanos si ayudas ahora saliendo a decir que te equivocaste, que era alguien muy parecido a él, y que te disculpas y agradeces nuestra comprensión.  Una vez saliendo de Desembarco te vas con nosotras a nueva casa, con tu padre a trabajar a nuestras tierras y con promesa de joven serio y cumplidor para ti.  ¿Que dices? 

Whalen asintió a las palabras del herrero. Eso explicaba alguna cosa, pero no muchas.

Pobre hombre... Debe de ser duro sacar adelante un negocuio y una familia con sólo dos brazos... Y la niña se le ha hecho mayor, y fea no es. Demasiado tiempo desatendida. Seguro que algún rufián algo mayor que ella se ha aprovechado de su inocencia... ¡Si apenas es una mujer!

Entiendo... Son loables sus esfuerzos por sacar adelante su familia, maese. Por supuesto, el rufián que se ha aprovechado así de su hija ha de asumir su falta, aunque me temo que no puede haber sido Galdrín. Él no ha estado aquí con anterioridad. Es la primara vez que pisa Desembarco. Debe de tratarse de alguien similar a él... Mirad, buen hombre, os ofrecemos un trato. Nos dejáis hablar con vuestra hija...

Aunque observó que las mujeres de la casa ya lo estaban haciendo, prefería pedirle permiso para ello a su padre. Era un hombre a quien le gustaban las formas, cosa que le parecía de persona bien nacida. En realidad sentía lástima por aquel padre de familia apurado.

E intentamos averiguar cosas del padre de su hijo. Lo buscamos y en caso de no encontrarlo... Bueno, señor Brasero, lo cierto es que no me parece justo que paséis por este trance. Subir una hija sin ayuda debe ser muy duro, señor Brasero, y seguro que debe ser igualmente duro para vuestra hija hacer lo mismo con vuestro futuro nieto. Aunque no sois vasallo nuestro, podría preguntar a alguno de nuestros hombres si está interesado en casarse con vuestra hija. Hacer las cosas bien. Que os pida vuestro consentimiento, y si vos y vuestra hija aceptáis podría ser el marido de vuestra hija. Un boda como se merece. Me ha impresionado vuestro coraje, señor, los Siete Reinos necesitan a más gente como vos.

Ser Roshar percibió la orden de Lord Evan y poco después apartó la mirada de su rostro. Esperaba algo más visual en aquella situación, pero le era suficiente. Mantuvo la posición, quedando en segundo plano mientras interrogaban al herrero y a la joven. No tardó en mostrar el aburrimiento, bajando la espada al ver que el problema se arreglaría de manera diplomática. Su mirada danzó entre los presentes con aire distraído. Le interesaba comprobar si había algún conocido, si habían grupos opinando sobre la escena... Aunque esperaba ansioso las palabras de Alyse. 

Galdrín se mantuvo aparte y no intervino en la conversación que se desarrollaba a su alrededor más que para asentir, negar o confirmar algo dicho por algúno de los interlocutores. Lo hizo así por dos motivos, primero porque las habilidades sociales de Whalen y ambas mujeres estaban mucho más desarrolladas que las del propio maestro de armas. Pero también, y sobretodo, porque consideraba que su presencia y sus intervenciones no harían más que enfurecer al herrero borracho.

Así pues, el maestro de armas observó como la conversación iba girando cada vez más hacia la hija del herrero quien no reaccionó visiblemente ante la presencia de Galdrín.

La atención de los curiosos allí congregados se fue diluyendo conforme la escena tomaba un rumbo mucho más diplomático y el herrero se calmaba gracias a las palabras de Whalen principalmente. El heredero de la casa había sabido actuar en la situación bajo la atenta y severa mirada de su padre, quien observaba en silencio todo el transcurrir de sucesos. Whalen había conseguido que el herrero diera su consentimiento para que las mujeres hablaran con Alyse y, más importante todavía, había logrado que el martillo del herrero no apuntara a Galdrín.

-Agradezco sus palabras, -le dijo a Whalen, -pero si mi hija asegura que ese es su padre, es porque lo es. Le agradezco sus ofrecimientos, pero un padre debe hacerse cargo de su hijo, no otra persona.

Sin duda la oferta que Whalen le tendía era muy generosa, cualquiera la hubiera aceptado para asegurarse un buen porvenir tanto para su negocio como para el futuro de su hija. Pero el herrero consideraba que lo justo no era sacar tajada en su beneficio, sino que el padre natural de la criatura se hiciera cargo de sus responsabilidades tras dejar embarazada a la muchacha.

Alyse evitaba mirar directamente a Galdrín y apenas levantaba la mirada del suelo, tan sólo alzó la mirada cuando Scarlett se dirigió a ella en voz baja para mirarla con desconfianza ante las promesas que le hacía.

-No mi señora, -su voz sonaba como un murmullo compungido. -Galdrín es el padre. Yo no busco dinero... Ni tampoco quiero obligar a Galdrín a casarse conmigo... -Miró hacía su padre durante un instante al decir lo último. -Mi padre es quien cree que debo estar casada con él, pero yo... Yo no quiero nada de esto. 

La muchacha miró a los ojos de Varya durante un segundo, su gesto tierno pareció tranquilizar su nerviosismo, aunque no pudo sostener la mirada mucho tiempo. Sus brazos sostenían protectores la abultada tripa y se notaba que estaba insegura e intranquila sentada en aquella silla. Su mirada se dirigía hacía un punto indeterminado lejos de allí, adonde seguramente quisiera escapar.

-Estuve... estuve con Galdrín. -Las palabras de Varya le habían hecho dudar. -Estuvimos lejos de la ciudad, él me tomó una noche en una posada y el hijo es suyo...

¿Donde lejos de la ciudad?  Dime sin que oiga y así le cuadramos la fecha.

¿Había en ella algo que insinuara engaño a los Crogall, intencionado o manipulado? 

El caballero rodeó al herrero con el arma en la mano. La multitud se desperdigaba con la versión que menos interesaba a la familia y Ser Roshar no podía hacer nada. Incluso la joven llegó a afirmar que Galdrín era el padre. Contabilizó cuantos se habían quedado interesados por la conclusión de la disputa. Temió que ni siquiera ellos descubrirían la verdad, que algunos podrían cambiar de parecer si se anunciaba la boda de Alyse con otro hombre dada la inflexibilidad de su padre. Pero ¿quién había forzado a la joven y a qué precio? ¿existía la posibilidad de que fuera verdad? Esperaba no tardar en averiguarlo. 

A la señora de la casa le llegaban desde un segundo plano las palabras de los hombres, Whalen intentando calmar al herrero y éste último sincerándose, pero su mirada estaba fija en la joven que tenía enfrente. Sus gestos y los silencios, más que las palabras, eran lo que centraba su atención. Cuando su nuera se aproximó no supo si alegrarse o no, la muchacha era muy joven y se podía sentir intimidada sentada frente a lo que a ella le parecerían dos grandes damas, pero no dijo nada ni mudó la expresión de su rostro.

Varya apretó los dientes cuando escuchó las palabras de Scarlett, esa estrategia servía eficazmente frente a rivales con tablas en las intrigas palaciegas que siempre buscaban algún beneficio, ante esa niña asustada no creía que fuese adecuada. La intervención de la Tully sí que sirvió para algo, a pesar de lo que la dama pensaba, sacó información importante de la muchacha aunque la mirada de Alyse no fue halagüeña, era el tiempo del guante de seda. Haciendo gala de su temple habitual lady Varya continuó con su tono preocupado.

-Os fuisteis de casa sola hasta una posada lejos de la ciudad siguiendo las indicaciones de un joven apuesto y ahora no os queréis casar con el hombre que os hizo perder la razón por amor... ¿Qué pasó durante todo este tiempo? -deliberadamente no hizo mención a la identidad de ese hombre, se giró ligeramente hacia la otra mujer con una sonrisa que debía indicarle más de lo que le iba a decir y habló con calma y seguridad -Lady Scarlett podéis disponer que traigan vino dulce, leche y unos dulces.

De nuevo hizo un gesto a Nyn, esta vez para que trajera un asiento para ella, quería que la joven se sintiese cómoda y lo mejor era sentarse a su lado y tomar algo ligero. Si ella no quería la boda deberían descubrir qué la había impulsado a decir el nombre del maestro de armas, o quién.

Whalen escucha las palabras tercas del herrero y asiente a ellas de forma mecánica. Está empezando a agotar su paciencia y se está arrepintiendo de su trato de favor hacia él.

Por otra parte escucha las palabras dichas por la muchacha. Todo suena muy extraño. El encuentro nocturno en una posada indica contactos previos con el padre. Eso debería ser la señal de un galanteo más o menos largo en el tiempo.

¿Galdrín ha ido a Desembarco las veces suficientes para que llegue a esto? Un herrero podría ser un lugar que visitara él... Que conociera a su hija y que pasara... Pero no mentiría. No. No lo creo. ¿O sí? Es igual. Distrae al padre. la chica es vulnerable. no es como este herrero tozudo como una mula. Sepáralo de su hija. Que las mujeres la interroguen.

Muy bien, muy bien, maese Brasero. Lo entiendo. Claro que lo entiendo. Dígame. ¿Dónde tiene su taller? ¿Cómo van los negocios? Con un torneo aquí debe tener mucho trabajo... ¿Estáis especializado en algún producto? Armaduras? Escudos? Espadas? Seguro que un herrero en Desembarco debe de tener oportunidad de aprender técnicas exóticas para trabajar el metal...

Alyse se mostraba incómoda con la situación, parecía estar deseando terminar aquel interrogatorio que no había pedido y largarse de allí cuanto antes. No pudo aguantar la mirada de Varya por mucho tiempo y mantuvo la mirada gacha mientras la dama se sentaba junto a ella.

-No... no recuerdo. -Contestó la joven. -Era un lugar apartado. Yo... estuve allí todo este tiempo. Él me llevó. 

La joven se mostraba nerviosa, sus brazos continuaban instintivamente protegiendo al bebe su barriga y sus dedos alargados jugueteaban inquietos con los pliegues de la falda del vestido. Había dicho una incoherencia, pero ni siquiera se había percatado de ello.

Mientras tanto, Whalen conseguía calmar al padre de la joven distrayendo su atención del asunto, al hablar sobre las técnicas que el herrero tenía la oportunidad de aprender y la gran incremento de trabajo y negocio que suponía el torneo de la ciudad. Al parecer Tomas Brasero era un herrero muy completo, que arreglaba armaduras y forjaba espadas para los caballeros que participaban en el torneo, pero también se encargaba de los aperos de labranza de los campesinos, o cualquier herramienta que requiriese el trabajo de una buena fragua: cuchillos, tenedores, cucharas, cazos, cuencos, perolas...

Ser Roshar continúo su trayectoria hasta quedar cerca de la muchacha. Parecía dudar demasiado, lo que incitaba las sospechas del caballero. Empezaba a pensar que ella era parte de la mentira. En ese caso haría falta saber si la forzaron o actuaba por propia voluntad. ¿Quizás para que su padre no le casara con un verdadero violador? El cúmulo de circunstancias rechazaba aquella teoría por una con intervención directa de los Dannett, pero al Blackfist le gustaba considerar todas las opciones. 

Se mantuvo a la espalda de la joven embarazada, intentando escuchar la conversación sin turbar a las participantes. Esperaba con paciencia la verdad tras aquellas confusas palabras. 

-Gracias, mi señora. -Dijo la joven embarazada. -Sois muy amable.

Alyse pareció sentirse más confiada y tranquila en la compañía de la dama gracias a sus palabras amables y sosegadas y a sus ofrecimientos de vino y dulces. La joven tomó más tarde una de las copas que le ofrecieron y cogió un dulce que mordió ligeramente, tratando de mantener los modales de una dama, aunque con menos gracia y garbo de lo que hubiera deseado aparentar.

Lady Varya se percató del movimiento de ser Roshar pero no dijo nada al respecto ni mudó su expresión, su atención estaba en la muchacha y en el paulatino cambio de actitud. Los ojos de la señora de la casa siguieron las manos de la joven y se quedó mirando la abultada barriga, sopesando su siguiente moviento. 

-Entonces me dices que fuiste a una posada, ¿recuerdas su nombre? suelen ser rimbombantes para que nadie se olvide, y luego el padre de tu hijo te llevó a un lugar apartado donde estuviste varios meses, ¿no estarías sola? menos cuando supiste de tu estado, y has vuelto hace poco por lo que debes recordar el camino seguido. -dejó un momento de silencio para que Alyse se percatara de que no iba a poder seguir con la mentira  -Mira cariño, voy a ser sincera contigo. Alguien está vertiendo rumores insidiosos sobre la casa Crogall y no es un buen momento para que nadie se acerque a nosotros, a no ser que quiera verse salpicado por la polvareda. Si nos dices quien te ha animado a decir el nombre de Galdrín quizás podamos limpiar nuestro nombre y ayudarte a ti y a tu hijo en la forma que mas te convenza.

Varya esperaba que la chica viera los inconvenientes de su línea de actuación y apreciase las ventajas de ayudarles.

Lady Scarlett había apoyado el cuestionar que ahora hacía Lady Varya.  Tomaría este tiempo para examinar las respuestas de la chica, cada gesto y tartamudeo que hiciese, cada mirada a su alrededor o si misma, cada confesión oculta en minucias, y así descubrir más de lo que había detrás de todo el asunto. 

La gorda barriga de la muchacha delataba que su embarazo debía rondar el séptimo mes, un mes bastante delicado y sagrado donde las embarazadas hacían ofrendas a los siete dioses por la salud de su hijo y por la seguridad del cercano parto. Alyse cada vez se mostraba más incómoda e insegura ante las palabras de Varya y las pocas opciones que le quedaban a sus argumentos, una gota de sudor comenzó a bajar por su frente. Sus manos se agarraron a la barriga abultada como si fuera un salvavidas.

-Creo que no me encuentro bien...- Murmuró mientras Varya lanzaba una miríada de preguntas para las cuales la joven no hallaba contestación.

-¡Está bien!. -Exclamó finalmente. -Ese hombre, Galdrin, no es el padre de mi hijo. Ni siquiera sabía su nombre hasta que mi señora lo dijo. -Añadió refiriéndose a Lady Scarlett. -Un hombre me entregó unas monedas de oro para que le acusase y no hice preguntas porque necesitaba el dinero para mi hijo. -Dijo acariciando la tripa que cobijaba al futuro bebé, una madre sería capaz de cualquier cosa por el bien de su criatura. -Además, el hombre insinuó que si me negaba me haría cosas horribles que no me atrevo a pronunciar en voz alta... Perdonen a mi padre, él no sabía nada. -Añadió mirando hacía el herrero y agachando la cabeza arrepentida.

Tomas escuchó las palabras de su hija, quien había captado con su confesión la atención de todos los presentes, y montó en cólera. Enfurecido caminó hacía Alyse y la agarró con fuerza por el brazo zarandeándola para que se levantara de la silla que habían colocado para ella. Alzó su mano derecha para propinarle una azotaina pero en un momento de lucidez recordó el embarazó y se detuvo con la mano en alto mientras su hija se arrugaba asustada.

-¡Maldita mentirosa!. Tú no eres mi hija, furcia. Vas a sacar ese oro sin honor que dices haber ganado y se lo vas a dar a esta buena gente como pago por tu insolencia y tus viles palabras de arpía. ¡Malnacida!

El bruto herrero, pero humilde y de buen corazón en realidad, se giró arrepentido hacia Galdrín, rojo por la vergüenza que su hija le había hecho pasar y se disculpó hasta la saciedad, haciendo extensible la disculpa al resto de miembros de los Crogall.

-Os ruego que me disculpéis por el comportamiento de mi hija, y por el mío propio. Lo lamento muchísimo. No sabéis cuanto. Ruego por vuestro perdón.

Whalen se sintió muy impresionado por la confesión de la chica, pero aún más pro el arranque de cólera de su padre.

Oh, por favor. Vuestra hija se ha dejado engañar y vos habéis sido demasiado confiado con las palabras de ella. Guardáos el oro. Os hará falta. Os lo devolvemos. A fin de cuentas es de gente honorable y de valor confesar una mentira, como ha hecho vuestra hija. Sois un buen hombre, maese Brasero. Y vuestra hija ha actuado impulsada por el bien de su hijo por venir.

Whalen suspira aliviado al ver que ese nubarrón se disipa. El menor de todos, a fin de cuentas.

Ojalá todos nuestro problemas se pudieran resolver de forma tan secilla.

Le dice al herrero, posando una mano sobre su hombro, con expresión cansada.

Por su mente pasa el episodio de los Claviger. El más delicado al ser verdad los crímenes de los que son acusados. Prefiere que se vaya contento y que corra la voz que los Crogall son buena gente. Con el herrero y el buhonero ya serán dos buenos testigos. Testigos de baja estofa, pero mejor eso que nada. Mejor eso que dejar al herrero como un imbécil y que vaya soltando pestes a todos sus clientes sobre lso altivos y sucios Crogall.