Partida Rol por web

Para crecer fuerte, primero se debe hundir las raíces en la nada, aprender a enfrentar la soledad más solitaria [...] debes estar dispuesto a quemarte en tu propia llama... ¿cómo puedes volverte un ser nuevo y fuerte si primero no se transforma en cenizas?

Friedrich Nietzsche

El humo entorpecía la tarea y hacía toser y carraspear a Jack y Jonathan que esgrimían los extintores apuntándolos hacia la habitación en llamas. Habían elegido aislar a Sara en una habitación pequeña y sin grandes rendijas de ventilación con intención de protegerla de la criatura que andaba suelta, por lo que la única vía de escape para el humo era la puerta abierta.

Maika y Kaida habían ido a humedecer toallas y ahora los improvisados bomberos cubrían sus bocas y narices con estas intentando no intoxicarse. Mientras, Lyra se había apresurado a montar un rudimentario sistema de ventilación que permitía evacuar el humo del pasillo y evitar así los desmayos de quienes allí estaban.

Finalmente, el fuego acabó por ceder en su empeño prácticamente al mismo tiempo comenzó el sonido de los generadores que alimentaban los sistemas de calefacción.

Por el cadáver cremado de Sara no se podía hacer nada. Era casi una dolorosa ironía que la víctima del primer asesinato entre humanos fuese la bióloga amante de la vida. Porque el asesino había sido un humano, ¿no? ¿Acaso uno de vosotros?

Fue la evolución natural organizarse para ir a comprobar a los otros dos aislados: Blair y McReady, sin embargo, nadie se atrevía a separarse del grupo más de lo necesario. Mucho menos en la semioscuridad mortecina de las luces de emergencia. Finalmente dispusieron ir todos juntos. Juntos y armados con un par de antorchas fuelles y otros objetos cortantes y contundentes.

La primera parada, por proximidad, fue la Casa de la Estratigrafía. La puerta seguía cerrada como la hubieran dejado el día anterior. Utilizando la trampilla habilitada para pasarle alimento Jesús hechó un vistazo al interior. Desde su perspectiva y con la oscuridad reinante no se veía al doctor por ningún lado. Lo que sí se apreciaba era que la barricada que este había formado en el interior de la habitación había desaparecido. Ahora nada les impedía abrir la puerta, así que la abristeis.

No había rastro de Blair.

-¡Doctor Blair! ¿Nos puede oir? - Susan subió la voz para que se pudiera oír por el resto de edificios mientras regresaban hacia la Casa de la Administración - BLAIR, ¿NOS OYE!. MALDITA SEA, NO ES MOMENTO PARA JUEGOS.

La angustiosa oscuridad os helaba por dentro y os ponía la piel de gallina. No se escuchaba nada más que los generadores arrancando.

-Se ha esfumado - Sonó la voz de Ostap enunciando lo evidente.

-¿Dónde ha podido ir? Este lugar es una ratonera, es imposible esconderse aquí dentro. - Susan de nuevo.

Y así era, o eso creían.

-¿Y si lo ha asimilado la criatura? - Fue Ben quien verbalizó el miedo de todos

Contuvisteis el aliento y un escalofrío os recorrió la espalda. Una voz enunció entonces una alternativa algo paranoica, quizás disparatada.

-Blair, Mayor y McReady llevaban mucho tiempo aquí. Mucho más que nosotros. ¿Alguien sabe cuánto? - Expuso Zhou con una idea en mente.

-En una ocasión Mayor dejó caer entre risas que llevaban años, pero me pareció una broma de mal gusto. - Aportó Rhonda.

-¿Y si no conocemos tan bien el lugar como creíamos? ¿Es posible?

Un silencio respondió a la conjetura. Era posible, aunque improbable. Hace unos días a nadie se le hubiera ocurrido algo así. Pero claro, hace unos días hubieran pensado que era completamente imposible que se tuviesen que enfrentar a una criatura alienígena por la supervivencia de la raza humana. En comparación, aquello era plausible.

-Quizás McReady sepa dónde puede estar.

Era una opción y, a fin de cuentas, aún teníais que comprobar cómo estaba McReady, así que se dirigieron hacia la Casa del Cosmos envueltos en la verdosa luz de la red de emergencia.

Juntos y aterrorizados avanzaron en la oscuridad.

Fue al enfilar el pasillo que llevaba hasta la Casa del Cosmos cuando Ellis y Jeffrey, que encabezaban la marcha armados con sendas antorchas fuelle, lo oyeron. A una señal suya todos detuvieron la marcha y guardaron silencio. Contuvieron incluso el aliento. Entonces todos pudieron oírlo.

Un repiqueteo metálico que parecía provenir de la habitación al fondo del pasillo. Hubieran podido reconocer aquel sonido en cualquier lugar y en cualquier momento. De entre los millones de sonidos que podían escuchar, ese no tenía confusión posible. Eran las patas de aquella Cosa arácnida golpeando el suelo.

Está allí. - Informó Jeffrey en un susurro tan quedo que apenas se escuchó en los que estaban a un par de pasos de distancia.

En la oscuridad del pasillo no podían verla, pero sabían que estaba allí. La podían sentir.

Fue entonces cuando las luces fluorescentes del pasillo comenzaron a parpadear en su renqueante intento por encenderse y anunciar la hora equivalente al amanecer. En el primer parpadeo la pudieron ver y como un solo ser contuvieron un grito ahogado. Estaba en el umbral de la puerta de la Casa del Cosmos. La misma criatura carnosa mitad cisne mitad araña que había huido de la cocina. El tubo fluorescente volvió a apagarse en cuestión de fracciones de segundo. La criatura no les había visto. Podían escuchar el sonido de la mezcla de gases en el interior del tubo ganando energía, preparándose para el siguiente chispazo que volvería a intentar iluminar el pasillo.

Y de nuevo luz, esta vez se quedó encendida por tres interminables segundos. La criatura no se movía. No entraba en la habitación, tampoco se giraba hacia los recién llegados. Ni les había visto ni les había oído. Por segunda vez la luz se fue en un interminable segundo parpadeo. Todas las miradas estaban clavadas en el espacio vacío y oscuro donde estaba la criatura. Y entonces el sonido se reanudó. Aquel terrible repiquetear de patas alienígenas reverberó en el pasillo. Los ecos impedían saber en qué dirección avanzaba y la luz estaba tardando una eternidad en volver a encenderse.

A Ungâk le entró el pánico y gritó. La luz volvió y la araña estaba corriendo por la pared derecha del pasillo directamente hacia ellos. El caos volvió a apoderarse del grupo justo entonces, cuando la luz se volvió a apagar. Algunos corrían retrocediendo, otros se intentaban resguardar, otros avanzar. Los gritos y las voces se entremezclaron. El miedo había deshecho el grupo.

De entre el caos, una voz heroica se dominó.

¡La rejilla! ¡La rejilla!

Incluso en la oscuridad, todos supieron entonces que aquella araña no corría hacia ellos, sino hacia el techo. Hacia una rejilla cerca de la luz de emergencia que no tenía suficiente potencia para alumbrar más allá de dos palmos. Una rejilla que estaba a pocos metros de sus cabezas.

Ellis reaccionó. Una lengua de fuego barrió el aire iluminando la estancia. Aquello les permitió ver como la criatura frenaba en seco su marcha. Chirrió y retrocedió cuando aquella llama le cortó el paso. La luz volvió a encenderse, lo que les permitió apuntar el resto de armas. Las dos antorchas fuelle descargaron su lengua de fuego al unísono hacia donde estaba la criatura. La luz se fue por última vez. Las intermitentes lenguas de fuego iluminaban la estancia dirigidas contra la criatura llenando el pasillo de horrendas sombras de pesadilla.

La luz que parecía haberse resistido a acudir en ayuda de los expedicionarios se encendió definitivamente, aunque ahora ya apenas era necesaria, pues las lenguas de fuego lamían decididas aquella criatura del tamaño de un gato grande mientras esta chirriaba agonizante en el centro del pasillo.

Habiendo acabado con la criatura, la expedición se reagrupó y avanzó como un solo hombre. A la cabeza avanzaban los dos hombres armados y ligeramente por detrás la que había sido votada como líder llamaba a su compañero.

-McReady, ¿nos escuchas?

Al llegar a la puerta de la Casa del Cosmos, pudieron comprobar por qué no había respuesta. En el centro de la habitación se encontraba el cuerpo de McReady tendido mirando al suelo.

Entraron en la sala y avanzaron hacia él preocupados. Al llegar a escasos cinco pasos del cuerpo, la doctora Takeno quiso dar otro paso para ir a comprobar su estado de salud pero el brazo de Rhonda la detuvo en seco. McReady se movía y había empezado a girar la cabeza mirando hacia una de las paredes laterales de la sala. El vello de la nuca se os erizó cuando el movimiento de McReady no se detuvo, su cuello completó un giro imposible y su cabeza se quedó mirando al techo.

Una baba translúcida parecía recubrir su rostro y hacía centellear su barba con extraños tornasoles verdosos. Su boca y sus ojos estaban abiertos y faltos de vida. Sus ojos comenzaron a teñirse de carmesí mientras rodaban y, cuando se detuvieron, supieron que les estaba mirando. Su cabeza se levantó de un modo imposible como si en el cuello, en lugar de articulación, tuviese rodamientos. Al terminar el giro, a pesar su cuerpo aun estar tendido en horizontal, su cabeza estaba en posición vertical pero del revés con la barba rojiza arriba y la melena formando una segunda barba. Justo por debajo de sus ojos carmesí, la frente se abrió en una segunda boca que lucía una mueca amenazadora. Lo que había sido una vez nariz y boca humanas no eran más que adornos disfuncionales. De los muslos y caderas de McReady surgieron 6 zarcillos que se convirtieron en patas de unos treinta centímetros y, mientras estas elevaban el cuerpo de McReady, su torso se flexionó formando un ángulo recto un poco por debajo del pecho.

Los brazos antes humanos apuntaron hacia vosotros cuando el meteorólogo se terminó de erguir en una posición más propia de una mantis repleta de articulaciones imposibles. La criatura que alcanzaba fácilmente los dos metros de alto, chilló por su segunda boca.

Ellis y Jeffrey reaccionaron disparando sus antorchas fuelle. La primera soltó una llamarada rojiza que impactó de lleno en el cuerpo de la criatura, pero la segunda tan solo emitió un sordo "clac-clac".

-¡Se ha atascado!

La criatura se revolvió y retrocedió con sus 6 patas huyendo del fuego. Ellis avanzó tras ella descargando su mortal lengua. Incluso solo con un arma activa, parecía que la criatura estaba condenada hasta que ocurrió lo impensable.

La lengua de fuego disminuyó con un quedo sonido gorgoteante cuando el arma de Ellis se quedó sin combustible.

La Cosa encontró su oportunidad de sobrevivir y chilló con fiereza enseñando afilados dientes en su nueva boca. Lo que tiempo atrás habían sido brazos humanos se estiraron bifurcándose en cuatro largos tentáculos del grosor de una pierna humana. Con un rápido movimiento uno de esos tentáculos golpeó el arma sin fuelle que Ellis tenía en las manos haciéndola caer al suelo. Se inclinó hacia adelante y rugió furiosa a pocos centímetros de su cara.

El "clac-clac-clac" del segundo arma intentando desatascarse llenaba el espacio sin que un nervioso Jeffrey consiguiera ponerla en funcionamiento.

-¡Arréglalo por el amor de Dios! - Le imprecó Jesús.

-¡Lo estoy intentando!

El grito de Maika restalló cuando la criatura pasó al ataque. Con un golpe de tentáculo, Ellis salió volando hasta golpearse contra la pared y caer pesadamente en el suelo con una costilla probablemente rota.

McReady avanzó con celeridad hacia el grupo lanzando estocadas y pesados barridos con sus tentáculos. Pretendía llegar hasta Jeffrey antes de que este consiguiese desatascar su arma. Jonathan y Ostap armados con un pesado trozo de tubería y dos cuchillos, quisieron interponerse conscientes de que si le desarmaba también a él estaban muertos, pero solo consiguieron llevarse los furiosos ataques. Un tentáculo atravesó limpiamente el costado izquierdo del camionero provocándole un intenso dolor. Otro barrió las piernas del ruso haciéndole caer al suelo.

Finalmente llegó hasta Jeffrey que le miró aterrorizado intentando una y otra vez hacer responder su arma sin éxito. La criatura rodeó por el cuello a Jeffrey y lo levantó del suelo.

Entre tanto, Rhonda, Susan y Mia habían abandonado la habitación huyendo a la carrera por el pasillo. El resto, se refugiaban o intentaban hacer frente a la criatura. Lyra blandiendo un hacha de cobre para pica el hielo asestó un golpe al tentáculo del alienígena que desenroscó el cuello de Jeffrey haciéndole caer al suelo.

Jack que, una vez más, sacaba valentía de algún recóndito instinto de supervivencia se unió a Lyra situándose a su lado y atacó a la criatura con un spray y un mechero. Incluso Jesús, cuyo único arma era una pesada biblia, se situó junto a ellos al grito de "Muerte a Satanás".

La criatura se alejó del fuego y se concentró en ellos, que eran la mayor amenaza, dejando a su alrededor a los heridos que poco a poco se arrastraron hacia el pasillo. La doctora y Maika habían llegado hasta Ellis y le ayudaban a emprender la retirada mientras Ben hacía lo propio con Jeffrey.

Las armas que habían servido contra versiones pequeñas de la criatura no resultaban tan eficaces contra su versión de dos metros. En consecuencia, la nube de fuego que salía del spray, los pesados golpes de Biblia y los ciegos hachazos que daba Lyra apenas podían mantenerla a raya. Sin embargo, sí fueron suficientes para ganar el espacio que el resto necesitaba para retirarse.

McReady chillaba, gritaba y chirriaba cargado de una ira que no era de este mundo. Cada estocada que intentaba se veía con el filo del hacha de Lyra o aplastado por el grueso y pesado volumen de la Fé de Jesús. Cada paso que avanzaba se veía obligado a retroceder con la bola de fuego del spray de Jack.

Cuando ya solo quedaban ellos tres en la habitación, sonaron los pasos a la carrera de las tres que habían desaparecido. Rhonda, Susan y Mia regresaron con premura y, avanzando a contracorriente, ganaron la puerta de la Casa del Cosmos.

-¡Salid de ahí! ¡Ahora!

Lyra ganó la puerta la primera, Jack y Jesús fueron los siguientes cuando seis pequeñas bolas rodaron al interior de la sala.

Rhonda y Susan placaron a los recién salidos tirándolos al suelo mientras Mia cerraba de golpe la puerta de la Casa del Cosmos y saltaba a su vez cuerpo a tierra lejos de aquella plancha de metal que era la puerta.

Una fracción de segundo más tarde la detonación de las seis bombas de termita que habían lanzado al interior hizo salir disparada la hoja metálica de la puerta hasta golpear la pared contraria y una bola de fuego emergió del umbral chamuscando y ensordeciendo a las seis personas que acaban de abandonar la sala.

Cuando por fin aquella pesadilla terminó, McReady era historia. Varios estaban heridos por el enfrentamiento con la criatura o la proximidad a la explosión. La peor parte se la habían llevado Ellis, Jeffrey y Jonathan cuyas heridas parecían más severas, pero actuando como un equipo habían, entre todos, conseguido salir vencedores sin lamentar más bajas.

Un nuevo día se presentaba y, aunque tenían la certeza de haber acabado con la criatura que había escapado de la cocina y con la que había suplantado a McReady, seguían sin poder celebrarlo.

Blair había desaparecido, quizás asimilado. Sin contarle a él quedaban quince personas con vida, entre los cuales alguien había contaminado a los animales, así que entre ellos había algún impostor que aún no habían localizado.

Un día más iban a tener que continuar con su cacería a pesar del fracaso del día anterior.

La paranoia y el pesar se mezclaban con la euforia de haber vencido, en parte, a aquella criatura. Pero si había algún sentimiento que reinaba sobre los demás era la angustiosa sensación de saberse solos.

Todavia sentia el corazón latiendome a mil por hora tras aquellas horas, mi mente pensaba en salir corriendo de aquel lugar e internarse en la nieve y morir congelado que en manos de aquella criatura  a la que acababan de enfrentarse.

---Joder....¡¡¡Joder!!!- es lo único que me sale de la boca sin dejar de mirar la puerta donde habian luchado por su vida hace escasos segundos , pese a que habia salido relativamente ileso  de aquella situación mi mente estaba en estado completo de shock- ¿estan bien?

Mi voz suena temblorosa y ronca fruto del pánico que sentia en mis entrañas  y observé al grupo que habia con una mezcla de terror  y ansiedad.

---Son...habian dos de esas....cosas...¿Hay más eso?-medio pregunto con una nota de pánico en la voz.

- Yo... Yo estoy bien.- Comenté mientras echaba un vistazo a Ostap, tratando de ver si el tentáculo que lo había tumbado le
había hecho algún tipo de daño o marca. - Y creo que nuestro cocinero criado a la sombra de la estrella roja también.

Sara no me caía mal, casi envidiaba su ingenuidad y amor por la vida. Yo no había votado por aquello y el comprobar que quienes la habían votado habían errado me llenó de bilis. Una bilis que no pude contener al mirar a los ojos a Weaver antes de encaminarnos a ver a nuestros prisioneros. A ella tampoco la había votado, y ya había reducido el número de los inocentes en uno.

Tras comprobar la desaparición de Blair y nuestro enfrentamiento con la criatura descubierta ayer, al calor de mis fogones, llegó una pesadilla con nombre propio, se apellidaba McReady, y me cago en la gran puta si no era una pesadilla fea, asquerosa y resistente. No pude más que salir corriendo, ni tan siquiera llevaba un arma, peor vi desde fuera las consecuencias de la peculiar batalla. Otro muerto más (Todavía no contaba a Blair entre los muertos pero tal vez debería), quedábamos 13 y aquello no tenía visos de que fuese a mejorar. El terror escalaba y juraría que...

- Creo... Creo que debería haber otra cosa más por lo menos... Entre nosotros. Y eso si Blair no lo es también, ya que está comprando todos los boletos para la tómbola.- Contesté al joven al que había votado para ser encerrado el día anterior. Podría ser él el que hubiese muerto en lugar de Sara. ¿Nos habría descubierto sus tentáculos o mi olfato fallaba?

Encontrar que el lunático de Blair ya no se encontraba en su celda hizo que el pánico se generalizara, y es que ¿cómo había podido siquiera salir? Se apresuraron en correr hacia el otro cautivo mientras aún recordaba el cuerpo incinerado de esa bióloga hippie que la doctora había tratado de ayudar momentos antes. ¿Y si había sido Blair al escapar? Era una posibilidad.

Al llegar a la celda del hombre con la barba de color bronce, notaron que se encontraba boca abajo. La primera reacción de la doctora fue ir a ayudar, pero afortunadamente la cocinera la detuvo. Huyó cómo los demás que no podían luchar y se mantuvo con el grupo. Esa bestia aún estaba fija en su mente, lo cual se evidenció en la descompuesta expresión de su rostro y las ojeras que seguían marcando su blanquecina piel. A pesar de esa expresión de indisposición, su cabello seguía perfectamente organizado, sus labios con su usual tono carmesí, su andar seguía siendo digno y trataba de seguir cumpliendo con su deber.

Quienes habían luchado contra esa Cosa volvieron lastimados, siendo Ellis el más afectado. Viéndose relativamente a salvo, la doctora se acercó a los heridos - Vengan conmigo. Lo haré en público, pero es una orden - y es que eran heridas que ella sí podía tratar. Revisó las quemaduras de Jeffrey y Jonathan, los obligó a sentarse, fue por sus implementos y empezó a limpiar sus heridas, cumpliendo la promesa de hacerlo frente a todos. Obligó a que se quitaran la ropa quemada y pidió ayuda para que trajeran ropa nueva para ellos. Terminado esto, pasó a aplicar una crema para las quemaduras y les indicó que debían ir regularmente con ella para volverla a aplicar. Dejó a Ellis para lo último, sabiendo que este era quien se había llevado la peor parte. Palpó con cuidado para detectar la costilla rota y fue por una venda elástica tras limpiar sus heridas - Trata de mantener la respiración baja. Si no lo haces, esa costilla puede perforarte un pulmón. Se curará sola. Solo necesitará hielo. Afortunadamente estamos en el lugar con más hielo sobre la Tierra, así que no será un problema - y aunque aún se le veía ligeramente indispuesta, no se quejó examinando seguidamente a Ostap y a los demás que podrían haber sufrido daño alguno. La venda que colocó a Ellis rodeaba sus costillas, pero evitaba la afectada. Todo era para ayudarle a respirar de la manera adecuada. 

Una vez hubo terminado su labor, se recostó en una silla y habló - Creo que lo mejor que debemos hacer es empezar a buscar al fugitivo doctor Blair. Ellos dos son quienes mejor conocen el complejo, así que si McReady fue asimilado, lo más posible es que Blair también. Y eso nos pone en desventaja, ya que esa Cosa sabrá dónde tiene que ir para escabullirse. Además, es posible que sea Blair quien haya incinerado a Sara. Si no fue él, me decantaría por quienes estaban de acuerdo en incinerar a los elegidos. Después de todo, estamos hablando de dos grupos diferentes de personas: quienes la votaron y quienes querían quemar al elegido. Los que la votaron no serían mis señalados, pero sí aquellos que buscaron su incineración. Pudo haber sido Blair, pero también alguno que creyó que debía terminar el trabajo -. 

El dolor en realidad era insoportable, algunos trozos de mi camisa se me habían pegado a la piel. Pero, -Suspiré aliviado-, Gracias a la deidad que fuera, la Doc Takeno tenía unas manos suaves, lo suficiente para no sentir que al quitarla, la ropa me arrancaría la piel. 

A pesar de mis quemaduras, había algo que me sacaba más de quicio de toda esta maldita situación. Ya había advertido yo que debíamos pedir repuestos de las antorchas fuelle, porque además de que no teníamos suficiente equipamento, estas que estábamos usando ya estaban viejas y desgastadas. Si ambas antorchas hubieran funcionado correctamente no habríamos resultado tantos heridos.

Me volteé buscando a Lyra afanadamente: 

-Jefa ya vió...y si el equipo no cuenta con buenas herramientas qué demonios vamos a hacer. 

Mi molestia en realidad no era con ella por supuesto, si no con los que asignaban el presupuesto y veían insignificante las solicitudes que el equipo de mantenimiento y mecánica hacía.

- ¿Y ahora? Apunta de biblias y cuchillos no nos vamos a deshacer de las pequeñas mierdas esas, o conseguimos materiales para buenas cosas, o nos echamos a que nos lleve el diablo.

Terminé allí, 

Hablar me estaba costando un ardor insoportable en mi abdomen.

Hasta los héroes caen. El horror, como la criatura, mutaba en nuevas formas. El primero había sido cálido, sorpresivo, un disparo a bocajarro. Ahora era algo frío y calculado, una obra de arte abstracta que aún no terminaba de comprender. MkReady siempre había sido un ejemplo, un foco de luz en la oscuridad, un espartano, un líder. Y ahora ya no estaba. La siniestra criatura en la que se había convertido era una negra burla del hombre que había sido. 
Primero Mayor. Luego MkReady. El doctor Blair estaba desaparecido. ¿Había escapado de su habitación debido a su paranoia o escapando de la criatura? La próxima vez que se cruzasen ellos tendrían las antorchas en la mano, listas para usarlas.
—Esto es una locura —se lamentaba.
Algunos de sus compañeros habían sido heridos. Él apenas había podido apartar a Jeffrey lejos, fuera del alcance de la criatura. No sabía el número de veces que había usado su inhalador ese día, pero lo había agotado.
Mientras se lamía las heridas él seguía atento a todo. Especialmente a los cuidados que prodigaba la doctora Takeno. Las heridas abiertas podían ser un foco de infección. Ayudó a la doctora como ayudante improvisado, alcanzándole gasas y material, y hablando con los heridos. Trivialidades que no llevaban a ningún sitio, con su voz temblorosa, pero que ayudaban a descargar el tenso ambiente.
Procuró no pensar en Sara, calcinada viva por ¿Qué? Miedo, paranoia. Una mera decisión basada en el silencio de una persona. Aquello no estaba funcionando.

—La próxima vez que veamos al doctor Blair debemos ser cautos —respondió al comentario de Rhonda —. Pero también debemos darle el beneficio de la duda —un riesgo, claro, pero la muerte de Sara le había dejado un sabor agrio en el corazón.
—No tiene sentido que nos enfrentemos los unos a los otros —contestó a las palabras de la doctora Takeno —. Debemos ocuparnos en cazar a esa criatura. Si logramos acabar con ella ya hablaremos más tarde de lo que ha pasado aquí. No obstante, todos compartimos la culpa —la situación era extrema y les obligaba a tomar medidas desesperadas, no había forma de manejarlo bien. Solo errores y aciertos, propuestas e incertidumbre.
—Debemos encontrar a Blair. Loco o no, asimilado o no, no debemos dejarle suelto por el campamento. Si su línea de pensamiento se ha desbocado, romper las máquinas sería solo el primer paso. Su siguiente pensamiento lógico sería pensar que la única forma efectiva de ganar a esa criatura es prenderle fuego a todo el campamento. Nosotros perdemos, la humanidad gana.
Pero él quería vivir, aún no estaban tan desesperados.
—Tenemos que encontrarle.

Tenía otro inhalador en su habitación, pero no iba a ir a por él solo y tampoco iba a pedir a nadie que lo acompañase.

Nunca olvidaria aquella imagen. Desde luego, el ser descubierto en el hielo sería sustituido en sus pesadillas poraquel McReady con el que se habian encontrado.

Ahora, todos reunidos, contemplaban como la doctora atendía a los heridos. Maika permanecia al lado del señor Ellis, pero no se atrevió a ayudar a la dra, sino que permanecia de pie, mirando a veces al más allá, con su pelo recogido de forma desordenada y sin las gafas, las cuales se le habian caido durante lo ocurrido, y ahora las llevaba en la mano, como si hubiera olvidado ponerselas

Era evidente que habia estado llorando. No era para menos, pues cada vez se iban reduciendo más las oportunidades de sobrevivir. Su dedo daba vueltas al anillo que llevaba en el pulgar de forma lenta, casi podria decirse que metódica. Giró el rostro hacia la dra con apatía

- No creo que Blair sea esa cosa. Pero como dice Ben, si que quiere matarnos a todos, porque cree que es lo mejor. Lo vi en sus ojos ayer... lo... sentí.... - las palabras caían de sus labios mustias, apenas murmuradas. Tuvo que abrazarse para reprimir el escalofrío. - Sigo diciendo que Jonathan Teddy tuvo la oportunidad de acercarse a los animales. Y que no temiera contaminarse al beber la leche... - ¿habia que explicarlo? Miró al susodicho de reojo, y daria un paso atrás si veía algún amago de él hacia ella. Aun conservaba el mechero. No era como una antorcha fuelle, pero se sentía algo más segura.

Rhonda, Susan y yo hicimos lo único que se podía hacer. Eliminar la amenaza. No lo habíamos hablado. No lo teníamos ensayado... pero solo una mirada nos bastó para tomar la decisión. Las bombas termita. Era el momento. Ir y volver nos llevaría solo un par de minutos, como mucho, solo esperábamos que no fuese demasiado tarde.

Afortunadamente no lo fue... y ahora había una criatura menos.

Quedaba Blair, si es que era Blair o un puto monstruo mutante alienígena o como coño se dijese...

La doctora Taneko se ocupó de los heridos, con eficiencia, y más o menos magullados todos saldrían adelante.

¿Qué sabemos, exactamente? Es decir... - comencé a hablar, cuando ya los pensamientos se me agolpaban de tal manera en la cabeza que habían creado una amalgama difícil de digerir y mucho menos de exponer a los demás - ... la criatura que escapó por el conducto de ventilación está muerta. Los animales están muertos. Queda... queda Blair... que no sabemos si es Blair o no...

Y queda... yo creo que queda otro... a Sara no la mató la criatura, la criatura original. Ésta no mata, le hacemos falta, ella nos contagia, se queda con nuestros cuerpos... 

En ese momento resonaron unas palabras de Jeffrey hacia Susan - ¿herramientas? ¿De qué habla, Jeffrey? - en el actual estado de nervios ya ni siquiera hablaba de usted a los demás, como tenía por costumbre - ¿qué insinua? Las herramientas son las que son, le recuerdo que esta es una infraestructura de investigación, nadie podía preveer que íbamos a encontrar lo que hemos encontrado... sino, créame, hubiese sido la primera que hubiera exigido a la Empresa algunas metralletas... de gracias de no haya un "botón de autodestrucción" como los que existen en otros tipos de centros de investigación... créame, porque me vería tentada a usarlo.

Susan... debemos seguir investigando... y sin separarnos... a Sara la mató alguien de nosotros, pero la idea, en esencia es buena, debemos elegir a otro y aislarlo, y que dos personas hagan guardia, para que no vuelva a ocurrir... y lo que dice Ben también... debemos encontrar a Blair...

Asiento ante la afirmación de Jack cuando me mira, después de pelear a hachazos contra aquel tentáculo tenía claro que necesitábamos algo mejor para pelear.

- En eso Jack tiene razón, necesitaríamos armarnos mejor, apenas si pude mantener a raya a aquel tentáculo, poco más y no lo contamos.

Aquello cada vez se ponía peor, ¿cómo podíamos haber dejado que esa pobre chica acabara así? No podíamos permitir que eso volviese a suceder, Mia tenía toda la razón, alguien tendría que hacer guardia la próxima vez que se aislase a alguien.

- Estoy de acuerdo contigo - digo después de que Mia acabe de hablar - alguien tendrá que hacer guardia la próxima vez, no podemos dejar que algo así vuelva a suceder, es nuestra responsabilidad.

- Señorita Becks, señor Jones, estamos en el puto polo, no va a venir ningún otro envío, y en caso de que viniese tendríamos que impedir que llegase o volviese a partir de aquí, peor ahora mismo estamos incomunicdos, tanto por nuestra situación como por nuestras circunstancias.- A veces me asombraba a mí misma, es leer dos libros entre rejas y hasta casi parece que puedo hablar, praise the lord (not!).- Ciertamente dar con Blair es lo primero. Las máquinas ya han sido inutilizadas, poco más puede hacer que tratar de prendernos fuego, poca broma. Eso me parece más urgente que encerrar a otra persona y hacer turnos. Blair es el primero al que hay que encerrar y vigilar... O acabar con él si comienza a imitar a Linda Blair en su película más popular.

En la cocina me esperaba la comida separada para el día de hoy y los fogones para hervir todo lo bebible y cocinar todo lo comible, pero podía patrullar un rato en busca del desaparecido, a fin de cuentas creo que nadie me echará en cara que las elaboraciones sean poco más que los congelados fritos y la cantidad de ketchup que más rabia les dé, esa salsa del diablo seguirá en cuatro contenedores industriales llenos aún cuando nosotros hayamos dejado de existir.

M había escabullido a por mi deshuesador mientras llevaban a los heridos para ser atendidos.

- ¿Vamos a buscarlo pues?

-Hase falta más que un placaje parra derrotar a este rruso! Niet!!- Añadí a las palabras de ánimo de Rhonda.

¡Y una mierda! No era Bruce Lee para no hacerme daño al caer como un fardo pesado cuando esa cosa me barrió las piernas. Pero también mi orgullo de ruso me hizo querer quitarle hierro al asunto.

- Quisas porr eso doctorra no querrer echarrle vistaso a Ostap. Jah! Ella saber que yo hombre durro-  Puntualicé mientras observaba, con cierta envidia, como la doctora intentaba curar a los más graves y pasaba de mi chichón en la frente. 

¡Pero un mimo... a veces, no viene mal a ningún hombre fuerte, diantres!

La cosa era la siguiente: Sara muerta. McReady asimilado muerto. Blair fugado. Y la duda era si había una cosa entre nosotros, o bien era Blair. Y sin embargo también estaba el bicho araña ese que escaparía la primera vez.

- Yo temerr que hay dos y no solo uno. Eso sin contar con Blair, que no sabemos donde está.- Mi estómago rugió de hambre. Algo normal, dada la hora.- Pensadlo bien. Estaba el bicho arraña y McReady rresién asimilado. La arraña no se movió hasta que no nos vio, para escaparr. Eso quierre desirr que McReady ya había sido asimilado de antes.- Negué con la cabeza. No se me daba bien hacer conjeturas.- Por qué no prestarria más atensión a la serrie de Colombo...

Luego me dirigí hacia el pobre Ben y le puse mi manaza en el hombro.

-Sentirr mucho tu voto, amigo. Los dados, ya sabes...(sobre todo en umbria)-le guiñé un ojo sintiéndome ligeramente culpable pues, de no ser por Weaver, el quemado podría haber sido él y no Sara.

Ellis se encontraba cabreado y frustrado. El día anterior apenas había podido moverse, pronunciarse. Había estado demasiado introspectivo, tratando de buscar pistas o cualquier cosa que pudiese ayudar en el proceder. Pero... había fracasado. Y no sólo eso... habían perdido un compañero y Mc Ready se había convertido en lo que fuese, pero era terrorífico. Había luchado por salvarlos, por reducirlo. Sabía que era sólo un infectado, dudaba hasta que fuese el cerebro de esa criatura, si es que tenía uno, y aún así había pagado un precio para derrotarlo.

Los siguientes minutos fueron un dolor intenso y un asentimiento a las palabras de la doctora Takeno. No le importaba que fuese algo público, de hecho se sentía mejor.

Gracias, doctora.

Se pronunció con sinceridad. En cuanto escuchó que había que actuar se puso en pie con cierto dolor y notó un mareo, con lo que puso la mano en el hombro de Maika para mantenerse en pie.

Disculpe, señorita Maika. Debía haberme levantado más despacio.

Miró también a la doctora como pidiendo una disculpa. Luego trató de serenar la mente y aportar lago productivo.

Las guardias pueden ser una buena idea. Si quiere eliminarnos, lo más posible es que lo haga cuando estemos solos. Con lo que el encierro es una posible condena a muerte. Lo malo es que no tenemos pistas sobre posibles infectados, ni modos para detectarlos. Mh...

Se mesó la barba.

Usa mucho los conductos de ventilación. ¿Tenemos algún tipo de pesticida para echarlo? De ser así sólo habría que sellar una parte y echar el pesticida por los conductos. Quizá no la matemos, pero posiblemente la debilitemos.

Las chicas son guerreras, había pensado Susan cuando vio a su lado a Mía y Rhonda o a Lyra, poco después. No había duda de que la situación se había vuelto aún más insoportable para ella. La culpabilidad golpeaba sus sienes y revolvía sus pensamientos. Con su voto, en lugar de aislar a Sara, la había condenado a muerte... ¿pero quién la había asesinado?

- Coincido en que este ser no mata como han matado a Sara, sino como ha ocurrido con McReady. Y como es posible que veamos a Blair: como una abominación deforme. O como esa especie de araña con cuello que trató de huir por las rejillas. Así que esa cosa estará deseando asimilarnos a cualquiera de nosotros, habida cuenta de que el cuerpo de Sara ya le va a servir para poco. Hay que estar vigilantes y no separarse del grupo.

Os dije que no me temblaría la mano al tomar decisiones, y por eso me hago responsable de haber aislado a Sara. Pero una cosa más os digo, a falta de información veraz y contrastable con el método científico seguiré haciendo caso a mi instinto. Y no tolero bien ni la crítica infundada ni la complacencia sospechosa.

Todo aquel suceso la superaba de sobremanera, los cuentos de infancia y advertencias para no salir en la noche, ya no eran simples historias para educar, ahora eran reales e intentaban acabar con ellos uno a uno o todos a la vez, seguramente el orden no le importase ha aquel monstruo, mientras consiguiera su objetivo. Ungâk una vez mas busco el refugio entre la gruesa piel del perro, quien no estaba acostumbrado a que la cuidadora fuera tan cercana con él o con ninguno, parecía oler el miedo de la mujer y se dejaba abrazar sin dejar de mirar al frente, a los huecos negros.

Blue ladro para que ella reaccionara, la gente estaba hablando y ella solo parecía sollozar como una niña pequeña cuando le contaban aquellas historias sobre el Ijiraq. -Gracias Blue.- Acertó a conjugar antes de limpiarse la cara con la manga y soltar al animal, para levantarse aun con las rodillas temblado.

-Yo... Yo también creo que quien a cremado a Sara a sido Blair, estaba paranoico, mas que ninguno de nosotros y la barricada estaba en su lado, fácilmente a salido para terminar... terminar el trabajo que empezamos nosotros con quien salio votada. Seguramente ahora este escondido en alguna parte, esperando al... al siguiente. -No eran palabras fácil de pronunciar y menos cuando la amenaza era tan real y cercana como la siguiente esquina ciega.

Que Blair fuera una parte de aquella cosa, no lo veía capaz. O simplemente quería pensar que el pirómano era un desquiciado como el doctor y no uno de los presentes.

-Si a estas alturas ha asimilado a uno de nosotros, seguramente este presente ahora, la cosa que estaba en la ventilación esta muerta y no vimos que MCReady se dividiera... ¿Pero es posible que algo de ello quede por hay, ¿Pero como hacemos vacío en los conductos para que salga?  -Aun estaba reponiéndose, intentaba ser útil con ideas y posibilidades, ya que no tenia ninguna otra forma de ser de ayuda para el colectivo y como otros, ella también pensaba en que alguien de entre ellos era aquel monstruo que raptaba y devoraba sus almas.
-Si no sabemos como lo mejor seria centrarse en lo otro.

Todo eso está muy bien, en serio, muy pero que muy bien... pero de nada sirve mientras no demos con el que permanece oculto.

A ver... punto uno - dije, alzando el dedo índice de mi mano izquierda - el doctor Blair puede o no ser ya un alien o como coño se diga. ¿Estamos en condiciones de encontrarlo? No... nadie conoce la base tan bien como él. De encontrarlo, es muy probable que no se deje hacer ningún tipo de prueba, tal era su estado de paranoia. Es más, si le acechamos, muy probablemente se vuelva agresivo. Puede que incluso él haya matado a Sara, como bien ha apuntado Ungak.

Punto dos - ahora dos dedos se distinguían en mi zurda - entre nosotros hay al menos un asimilado. Ese no mata, busca reproducirse... si es que puede llamarse así... y es al que tenemos que encontrar. Para ello tenemos que continuar con el plan de seleccionar a uno de nosotros y aislarlo. Una vez aislado, estoy convencida de que Blair tratará de acceder a él... o a ella - dije ahora, mirando fíjamente a Susan.

Propongo votar de nuevo. Solo una cosa, Susan, por favor, que no sea por instinto. Propongo que las personas que voten al elegido motiven la razón de haberlo elegido... y no vale "porque me cae mal"... ¿entienden? Si dicha persona no puede... como decirlo... no puede justificar el sentido de su voto, será aislado también... Creo que solo así podemos avanzar.