Partida Rol por web

Ahora, la brisa se convierte en viento.
Os quedáis por un segundo inmóviles ante Gallagher, el tiempo sufciente para ver como éste salta con una sorprendente agilidad plantándose frente a la puerta.

De un manotazo, Gallagher empuja a Conrad levantándolo del suelo con violencia hacia vosotros, cayendo al suelo.

Con una fuerte respiración y gruñidos que provienen de su garganta, observa a Patrick tirado en el acolchado suelo de la habitación con una mueca de horror, y sonríe grotescamente mostrando unos colmillos espeluznantes.
Véis como corre hacia la puerta de hierro abriéndola, saliendo y cerrándola fuertemente tras de sí.

Conrad yace en el suelo, con fuertes respiraciones y las dos manos sobre el pecho, boca arriba y con los ojos desorbitados.

No me ha dado tiempo a cerrar. Se escapa... SEÑOR WALTERS, HAY QUE DAR LA ALARMA. ¡REACCIONE! ¿Dónde está el botón de alarma? tendrán uno Grito y zarandeo al pobre celador para hacerle reaccionar mientras pienso que será un poco difícil dar explicaciones de ésto al buen doctor.

Estaba sedado. Estaba hasta las cejas de halo.... halonosequé. Y llevaba dos días sin comer, ¿de dónde ha sacado la fuerza?

- Mierdamierdamierdamierda...

Salgo corriendo a ayudar a los demás. si veo que están bien, corro tras Gallagher.

Gary no podia creer loq ue sus ojos le mostraban , estaba relamente confundido, "¿Acaso no estaba sedado? Que carajo era eso... que que..."

El arqueologo dejo pasar a aquel hombre de inusitada fuerza y nada hizo por sus compañeros o celador, se mantenia erguido sin saber reaccionar presa del panico, un panico que le paralizaba tensando sus musculos sin poder moverlos.

Me llevo las manos al rostro, pero a pesar de seguir con los ojos cerrados, continúo viendo esos ojos rojos, no me los quito de la cabeza.

¡Reacciona Patrick! ¡Se trata de un sospechoso huyendo!

Es cierto, sólo debo pensar en eso. Perseguir a un sospechoso. Nada más. Este pensamiento parece hacerme recuperar el control. Me pongo en pie, respiro hondo y desenfundo mi pistola, manteniéndola baja y con el seguro puesto.

¡No podemos dejar que escape! Grito a los otros mientras empiezo a moverme por el pasillo. Llego hasta la puerta de hierro entreabierta por la que acaba de pasar Martín y la abro empujando con el hombro, en persecución de mi presa.

El celador parece recuperarse poco a poco, no sin gritos de dolor y pánico conjunto.
Patrick ve como Martin echa una ojeada al recuperado celador y sale tras la puerta de hierro, saliendo con él hacia el pasillo.
No véis nada, está vacío y sin rastro del bueno de Gallagher.

El celador saca una especie de walki de uno de sus bolsillos, Ellen ? por Dios !!!... dice, bastante alterado... llama al señor Hamblin, y a la policía !! rápido!, tras una pausa en la que no se oye más que su respiración, acelerada y ansiosa, Gallagher ha... ha... dios... y rompe a llorar en sollozos.

- Mierda.... ¿Pero dónde? ¿Dingwall, dónde coño está ese tio?

Sigo adelante, en línea recta hacia la salida, a ver si hay suerte...

En el pasillo solo veis las puertas a ambos lados y el ascensor al fondo, como antes. Su puerta está también cerrada, incluso habéis dejado de oír los penosos gritos de la mujer de la habitación 5.

El celador no puede decir nada coherente, está llorando e histérico. Y creo que esa tal Ellen ni se ha enterado.

Tengo que hacer algo, o puede que cuando el chaval reaccione, Gallagher esté tomando una cerveza en Picadilly Circus.

¡Déme eso! digo mientras arrebato el comunicador al celador.
Pulso el botón de hablar y comienzo a hablar lo mas claramente que puedo, sin intentar mostrar mis nervios.
Gallagher ha escapado de su celda y se ha librado de su camisa de fuerza. Es peligroso. Cierren la puerta principal y pidan refuerzos, por lo que mas quieran.

Dingwall. Es policía. Él sabrá que hacer.

¿Pero dónde...?

Martín echa un vistazo atrás y también su rostro refleja duda. Le hago un gesto con la mano, indicándole que no avance más, y después me llevo el indice a los labios para que guardemos silencio.

Examino rápidamente el pasillo, observando todo con ojos de poli, extrayendo la información útil y desechando lo que no me sirva. ¿Por dónde ha escapado?

Deacuerdo, enseguida !, la voz de la mujer es suave pero muy nerviosa. Llamaré también a seguridad., la comunicación se corta.

Vas examinando puerta a puerta. Efectivamente y como ya pensabas, las puertas están abiertas, es esvidente que en ésta planta tan sólo hay dos pacientes y sabes sus habitaciones.
Una a una vas abriendo las puertas, pero no ves a nadie en ellas, sin embargo, notaste cierta brisa en la habitación más cercana al ascensor, la habitación número 1.
Ahora estás en la más alejada.

El gardia de seguridad recibe la alarma de Ellen Rusell, la enfermera de recepción. A la carrera, parte hacia la puerta proncipal y, sin dejar de correr, le pregunta la planta donde está la habitación del paciente huído.
Ésta le contesta y llega al ascensor, donde se encuentra preparado para subir.

Desde la puerta de la habitación número 12, ves como Patrick ha ido abriendo una a una todas las puertas de hierro de la habitaciones de los pacientes, excepto la número 5.

Avanzo tras Patrick, pero me detengo a mirar la Habitación 5 a ver qué hay dentro...

Intentas abrirla, pero está cerrada. Al otro lado puedes oir unos lamentos.

Ah si !!

Recuerdas que era la habitación de la mujer que oía voces.

Mientras recuerdas la brisa de la habitación 1, ves como Martín intenta abrir la puerta número 5.

mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...

Escucho atentamente las voces del interior, a ver si...
Si no saco nada en claro, sigo tras Dingwall.

Son las voces como de una niña pequeña, parece decir, no.. no.. no.. entre sollozos.

Me acerco a Martín y le cojo del hombro con firmeza.

No podrás abrir esa puerta. Le susurro. Está cerrada con llave. Sígueme, creo saber dónde está.

Le señalo la habitacíón que me ha llamado la atención, la más cercana al ascensor. Con gestos pido al periodista que se situe a un lado de la puerta mientras yo me pongo al otro. Le señalo la manivela de la puerta para que la abra. En cuanto lo haga, entraré de golpe en la habitación.

Apoyado contra la pared, siento el frío que emana de la celda. Es esta. Estoy convencido. Con cuidado, amartillo la Beretta y quito el seguro, listo para actuar. Mi corazón bombea tanta adrenalina que mata cualquier sensación de terror que antes me haya dominado.