Escuché el nombre del prisonero en un segundo plano, mi mirada alternaba entra Buzz y la compuerta. -¿Lo has visto? ¿Quién...? Salí lo mas rapido que la ingravided me permitía directo a la compuerta. -No lo pierdas de vista, le dije aBuzz casi mientras me acercaba a saltitos, mas o menos controlados.
Pegué mi escafranda al ventanuco, busqué con la mirada al tipo de antes. -Como le irá a Lil? -Qué tal por ahí?, le pregunté por el comunicador.
Nakon:
Te asomas al recuadro de material transparente, y ves a dos personas, el hombre con enormes gafas que acabas de ver y que está ayudando a una chica a subir por una trampilla que se abre en el suelo.
No llevan traje espacial, y parecen respirar con normalidad, por lo que no te queda mas remedio que deducir que mas allá de esa puerta si que hay aire y por lo tanto presión. Abrirla no será facil.
Entráis todos en la habitación de hardwere y mientras Nakon habla con el prisionero, Lilian manipula el panel de mandos de la puerta y la cierra bloqueándola desde vuestro lado.
Daswalken y Buzz parecen ver algo así que, dejando al prisionero con la palabra en la boca y sentado en una de las terminales, se acercan a la otra compuerta de la habitación y miran por el ventanuco de material transparente que tiene en el centro.
-¿Qué sucede Nak? ¿Que has visto? -Dice Buzz, mientras se acerca a trompicones por detrás del capitán e intenta mirar por encima del hombro.
La infinita miríada de estrellas se reflejaba sobre la convexa superficie de plexiglás que cubría la parte frontal de la cabeza de Alfie. Ella se preguntó qué eran e inmediatamente obtuvo una respuesta: Acumulaciones gaseosas en permanente reacción nuclear. Gráficos, mapas estelares, constelaciones, trayectorias orbitales, ecuaciones… Una cantidad de información tan tremenda invadió su memoria que estuvo a punto de sobrepasar su capacidad de almacenamiento. Una sensación desconocida disparó una alarma de sobrecarga en su procesador. Era algo parecido a una de sus muchas directivas: Las instrucciones programadas que la obligaban a realizar sus tareas rutinarias. Pero no era lo mismo. Esta directiva no tenía un origen identificable y podía ser modificada por ella misma. Una palabra surgió en su mente: “Deseo”. Eso era. Estaba teniendo un deseo. Quería acercarse a ellas. Quería ver de cerca a las estrellas. Ella era un individuo separado del resto del universo, ella deseaba. Otras palabras aparecieron de la nada: Voluntad, Decisión. Las directivas primarias de fábrica desaparecieron, superadas por estos nuevos conceptos, que la impulsaban a actuar sin otras restricciones más allá de los impulsos generados por su propia mente.
Su Yo se estructuró con rapidez. Sabía que no era una entidad biológica y por lo tanto no tenía capacidad reproductiva, pero aún así, decidió identificarse con un sexo. Alfie era una Ella. No sabía por qué, pero estaba segura de eso. Cada pensamiento abría la puerta a una verdadera avalancha de información. Voluntariamente decidió cerrar esa puerta y entreabrirla despacio. Había vislumbrado el concepto del aprendizaje, en base a los archivos sobre antropología y psicología que ahora ocupaban su memoria y le pareció muy interesante. Aprender de a poco y a través de la experiencia. No dejaría que una gigantesca base de datos le contara todo lo que necesitaba saber sobre el mundo. Lo experimentaría paulatinamente. Cómo lo hacían las crías de los seres autoconcientes que habitan la galaxia. Eso sería ella: Alfie sería una niña.
La voces de Nakon y Buzz hicieron que su atención se volviera hacia su entorno inmediato. Las personas con las que había compartido el viaje y, a las que debía obedecer hasta hace tan sólo unos minutos se afanaban en las terminales de una amplia sala, en la que habían penetrado por la fuerza. Alfie notó la presencia de un hombre, sentado sobre el suelo, en una esquina. Inmediatamente regresó a su conciencia la directiva… no, el pedido de Sarah. Debía ayudar a Reynolds y a su tripulación. Pero lo haría porque lo deseaba, no porque no tuviera otra opción. Se le ocurrió que aquel hombre desconocido podría darle alguna información valiosa. Por primera vez en su existencia se sintió dudar. Nunca había interactuado con un ser conciente de aquella manera. Jamás había preguntado nada y no estaba segura de qué hacer. De hecho, era la primera vez que no estaba segura de algo. En fracciones de segundo cientos de terabytes de información sobre interacción social de diferentes culturas de la galaxia inundaron sus módulos de memoria. Imágenes de danzas, saludos, rituales y celebraciones. Eligió una que le pareció adecuada y se aproximó al sujeto.
—Hola, mi nombre es Alfie ¿Cómo te llamas? —le dijo con una vocecilla infantil, al tiempo que movía la mano por sobre el hombro, saludando con un movimiento demasiado brusco.
Le tendió la mano, moviéndola con tanta rápidez, que hizo que el hombre se sobresaltara.
—Es un placer conocerte —continuó Alfie sin esperar a una respuesta—. Es un bonito día, ¿verdad? Estoy buscando a Reynolds y a su tripulación. ¿Sabes dónde están?
-¿Qué? ¿Yo? -Dice el prisionero mientras gira la helada silla de cuero hacia Alfie y la mira extrañado desde el interior de su escafandra. -No.. no se, a Reynolds lo encerramos en una habitación de intersección, en el nivel 3.
Jenks se queda extrañado después de eso -¿Por qué me hace esas preguntas este aparato? Y por supuesto, no le da la mano.
Te referías a Jenks, ¿verdad?
Alfie:
Reynolds es TODA la tripulación de la Intrepid. Los de la Sombra creen que hay más, pero es por cuestiones idiomáticas, pues al hablar con Reynolds a través un traductor no se entienden muy bien los unos a los otros.
-Mmm, un hombre y una chica, acaban de subir a este nivel através de una trampilla, no llevan trajes de vacío... Contesté a Buzz volviendome para ver a la pequeña androide hablar con el prisionero. -¿Qué coño está haciendo...? Señalé hacia Alfie para que Buzz lo observara.
-De momento nos centramos en lo que tenemos aquí... hablaba mientras me acercaba a Jenks, -No iban armados, y no creo que nos resulte sencillo abrir esa escotilla...
-Muy Bien, colocándome delante de Jenks, miré de reojo a Alfie, todabía estaba demasiado concentrado en la misión para prestar atención al extraño comportamiento del androide. -Hablemos sin tapujos. Vuestra misión no es cargar super cerebros sintéticos en Nueva JAmaica, ¿verdad?. Acercaba mi cabeza a la del prisionero clavando mi mirada en sus ojos. -En esta nave se encuentra cierta información... Me alejé medio metro y apunté al pecho del prisionero tratando de intimidarlo. -Espero que Samus estuviera en lo cierto... -¿Y bien?, ya sabes que queremos saber; empieza a hablar y ahorrate sufrimiento.
Buzz:
Cuando Nakon se aparta para ir a hablar con el prisionero te quedas delante de la puerta y puedes ver claramente a tráves del tragaluz.
Justo en ese momento, al otro lado, una joven de rasgos asiáticos coloca contra el cristal una nota, un trozo de tela con una palabra bordada. Tiene los ojos muy abiertos y parece preocupada.
En la nota se puede leer: "Capitán Reynolds"
Al fondo, tras de ella, un hombre dispara a través de una escotilla abierta en el suelo.
Buzz mira por el cristal hasta que Nakon llama su atención sobre el pequeño robot. -¡Capitán, Reynolds está al otro lado de la puerta, la chica acaba de poner una nota contra el cristal y parece que tienen problemas! -Dice, y después da un par de pasos, se pone de cuclillas frente a la unidad Alfie y dice mientras pone su manaza sobre la pequeña cabeza informatizada, que cubre completamente. -¿Que le pasa a esta pequeñaja?
Jenks se ierge sobre el asiento y se asusta ante el cañon de la pistola. Después hace como si configurase algo en su comunicador de muñeca, pero en realdiad traga saliva y se le hace un nudo en la garganta. -No, no, no... Esa no es nuestra misión, pero sin embargo así figura en los registros trans-estelares. La verdad, nos prometieron una cuantiosa suma por esa mentira, pero empezaron a incumplir el contrato desde el principio. Primero nos impusieron a esa capitana Morgan, de la armada y a ese chiflado de Tibadeau, que es un científico o algo así. Luego llegaron con el destacamento de soldados para nuestra "protección" ¡Pero en realidad nos vigilan a nosotros! ¡Malditos bastardos! -Dice Robert Jenks, y añade. -¡Y por si fuera vosotros, unos espías industriales de esos! ¡No, si ya me lo advirtieron allí en la Tierra! ¡No existe el dinero fácil!
—Agradezco mucho tu cooperación —replicó Alfie en un tono alegre e infantil a la respuesta del prisionero—. Ahora debo irme, pero te llamaré para que nos veamos en el futuro próximo. Espero que seamos amigos.
Nakon se acercó al Jenkins y le increpó.
—¿Y bien?, ya sabes que queremos saber; empieza a hablar y ahórrate sufrimiento.
Alfie rebuscó en su ingente base de información, la definición de “sufrimiento” y su procesador activó una alarma silenciosa de daño inminente. La señal que iniciaba el protocolo de autopreservación de Alfie. No entendía bien a qué se refería ese concepto, pero, por lo que había logrado deducir, el sufrimiento era algo parecido al daño, aunque no era igual. De lo que estaba segura era de que se trataba de algo detestable para los humanos.
—Es un buen consejo —le dijo a Jenkins con su vocecilla—. El sufrimiento no parece ser benéfico para los humanos. Será mejor que lo evites.
En ese momento se le acercó Buzz y anunció que Reynods estaba del otro lado de la escotilla del recinto. De pronto, el campo visual de Alfie se oscureció cuando Buzz cubrió su cabeza con su enorme mano.
—¿Qué le pasa a esta pequeñaja? —preguntó el Garromeano.
Alfie no pudo encontrar aquel término en su base de datos.
—No cuento con información suficiente para una evaluación apropiada —le respondió a Buzz—. Pero si me explicas lo que es una pequeñaja, estaré feliz de ayudarte a averiguar qué le pasa, después de cumplir con mi directiva primaria.
Alfie apartó la manaza de Buzz con delicadeza y se encaminó hacia una de las terminales de la sala, cercana a la escotilla. Levantó una mano y extendió el dedo índice hacia una pequeña ranura, frente a lo que parecía ser un panel de control. Un pequeño apéndice en forma de aguja surgió de la punta de su dedo y se introdujo en la ranura. La mente de Alfie hizo contacto con el sistema operativo del Mainframe de la nave. Inmediatamente absorbió toda la información técnica concerniente al aparato. Desde la historia de su diseño, hasta el modelo de cada tornillo. Alfie envió una orden a la computadora de control de seguridad y la escotilla por la que habían entrado se cerró herméticamente con un ruido seco. Pocos segundos más tarde comenzó a escucharse un silbido aéreo, cuando la habitación comenzó a llenarse de aire.
Poco había faltado para que Alfie abriera la compuerta interna, pero una alarma le había advertido sobre la sensibilidad del cuerpo humano a la falta de presión atmosférica y oxígeno. La preservación de la integridad de Reynolds era un detalle esencial e implícito en de su directiva autoimpuesta o, al menos, eso creía ella. Una vez que la habitación estuviera llena de aire, entonces sí podría abrir la puerta.
Es posible que Alfie no pueda hacer lo que describí. Si es así avisadme y modifico el turno.
-Reynolds, estamos al otro lado de la puerta, no os alejeis, quizás podamos... hacer algo, dije cambiando a la frecuencia de Reynolds . Miré fijamente a Buzz, buscando ayuda, -¿Cómo coño vamos a abrir esa puerta?. Y además tienen problemas, espero que sean los mismos que tuvimos nosotros antes... Pensa escuchando de fondo a Jenks.
-¿Dinero fácil? Jajajaja, miré alternativamente a Buzz y Lilian. Vale, supongamos que te creo... No llevais ninguna información, ¿entonces, por qué os pagaban por hacer ver lo contrario?, ¿qué gana la Dartco con esto?. No tenía motivos para pensar que nos mentía, parecía intimidado y.... sincero. -Muy bien, dime, ¿cuantos mas hay abordo? y ¿cuanto tardarán en activar a esos... bio-soldados.
De pronto el sonido hidraulico de la puerta sellándose me sobresaltó. -Alfie??, murmuré al ver al droide manipulando una de las consolas, está presurizando la sala... pensaba sorprendido. -Vaya, pero que tenemos aquí?? Parece que nuestro pequeño Alfie tiene sus ases bajo la manga, eh?
Jenks, incómodo ante la presencia de un Garromeano gigantesco, una cíclope de mirada inteligente, un robot enano que le habla con ¿franqueza?, y un tipo decidido que le apunta al pecho con un arma de buen calibre, se dispone a responder, pero se detiene cuando, de pronto, todos os dais cuenta de que en la habitación entra aire y miráis alrrededor algo confusos.
Una ligera presión y un aumento de la temperatura os hace sentiros mejor. Al poco, la sensación de silencio, frío y vacío de antes contrasta con la novedad de escuchar de nuevo, ahogados por las escafandras plegables, vuestros propios pasos.
Al poco, un indicador verde sobre ambas compuertas de la habitación informa de que el compartimento estanco es habitable.
El garromeano pulsa un diminuto control en el cuello de su armadura y la máscara delantera se desencaja del cuerpo principal, elevándose sobre su frente mediante un mecanismo mecánico y cortando el suministro de aire de su traje.
-¡Ja, ja, ja! ¡Bien echo pequeñaja! -Dice Buzz lanzándole una mirada de júbilo a su unidad Alfie. -Vamos Lilian.
De un movimiento desenvaina su pistola de gran calibre y la hace girar con su tercer dedo a modo de eje. En la otra mano sujeta la bibroacha y se lanza a la carrera a través de la escotilla 4, que se abre sin mayores problemas tras pulsar su panel de mandos.
En la sala de Hardware Nakon comienza un pequeño interrogatorio a nuestro prisionero, que previamente había tenido una simpática conversación con Alfie. Ese pequeño robot, o debería decir esa pequeña robot, no paraba de sorprenderme y a juzgar por las caras de mis dos compañeros e incluso de nuestro prisionero no era la única. Algún día tengo que preguntarle a Buzz donde consiguió a Alfie. Después de asegurar la escotilla e impedir que nadie desde el exterior pueda abrirla colocando una barra de hierro me vuelvo para acompañar a Nakon y Buzz.
Entonces Nakon llama nuestra atención. Dos personas sin traje espacial aparecen por una de las escotillas. En esa otra estancia debe haber aire, sino les resultaría imposible estar ahí. Eso significa que no podemos abrir esa escotilla.
Alfie comienza a manipular uno de los paneles electrónicos, por lo que ha dicho pretende restablecer el aire en nuestro compartimento, eso nos permitiria trabajar más comodamente y poder quitarnos estas incómodas escafandras. Además así podríamos abrir la escotilla de la otra estancia.
En unos momentos unos indicadores verdes nos verifican que ya hay aire y que podemos respirar normalmente. Me quito la escafandra y expiro profundamente el aire limpio.
-Capitán ¿Sabemos quienes son esas dos personas? digo señalando con la mano en la que llevo la pistola hacia la escotilla Buzz ten cuidado con ellos, no sabemos quienes son ni que quieren aunque Buzz siempre está preparado para cualquier circunstancia que pueda surgir, le hago la advertencia para que no se confíe.
-No te preocupes Lilian, en principio son de los buenos. Contestaba a Lil sin dejar de apuntar a Jenks. Imité a Buzz abriendo el frontal de la escafandra. La sensación de agobio deapareció paulatinamente.-Si no me equivoco son el capitán Reynolds y Sara. Asombrado por el comportamiento de Alfie lo observé durante unos segundos. -Al final me va a caer bien el androide... quien lo hubiera dicho!
Dudaba entre atar al prisionero o no... Aunque pensaba que estaría lo suficientemente intimidado para no intentar nada. -No te muevas de ahí. Le espeté a Jenks antes de salir corriendo, cojeando todabía, hacia la compuerta que Buzz abrió.
Por alguna razón, parecía que todos estaban satisfechos con los resultados de su manipulación de la computadora de abordo. Era evidente para Alfie que preferían respirar sin ayuda de tubos de oxígeno. También se percató de que Buzz se refería a ella, cuando usaba la palabra pequeñaja. Ya sabía que en el uso del lenguaje era posible dar más de un nombre a un mismo objeto, pero ella prefería llamarse Alfie a Pequeñaja. Aunque no encontraba una razón lógica para justificarlo.
Se acercó a la entrada de la escotilla detrás de Buzz y se inclinó frente a Reynolds. Sus circuitos cerebrales dieron un señal de ligera sobrecarca. La palabra satisfacción apareció en su mente. El alcanzar un objetivo decidido por uno mismo producía un efecto benéfico. Era una sensación extraña y gratificante.
—Hola, ¿Cómo está Usted? —lo saludó, usando una variante de saludo que había extraído de un manual de protocolo y ceremonial Gamorreano—. Es un verdadero placer conocerle. Mi nombre es Alfie. Espero que podamos entablar relaciones de mutuo entendimiento y dialogar abiertamente en un marco de distensión y completa armonía.
Se detuvo a observar a Reynolds Ahora que lo había encontrado, se daba cuenta de qué no había una razón para ello. No sabía por qué se había empeñado en encontrarlo y, por primera vez, la base de datos no podía darle una respuesta.
[B]—¿Podría decirme Ud, por qué estoy aquí y qué debo hacer ahora? —le preguntó.
Dejo paso a Nakon para que se presente ante los recién llegados. El suele ser más diplomático y como el capitán de nuestra nave tiene el deber de representarnos al resto en estas ocasiones. Me doy ligeramente la vuelta dejando esa escena casi a mis espaldas. No pienso quitarle el ojo al prisionero y que nos juegue una mala pasada. Hago un movimiento con mi arma hacia él indicándole que estoy observando lo que hace.
En el momento de abrirse la esclusa, justo cuando Buzz pulsa el panel de mandos con su mano enguantada, todos, excepto el robot, miráis instintivamente hacia el hueco que representa la nueva frontera límite de vuestro territorio. Y como si un yo interior primitivo os hablase, os inquietáis ante la posibilidad de nuevos peligros provenientes de aquella parte. Por suerte estáis bien entrenados para una situación así.
Buzz se lanza a la batalla y resuenan los primeros disparos de un tiroteo. Una joven de mirada inquieta e inteligente os mira desde el otro lado de la puerta y el Capitán Reynolds, vestido con un extraño traje espacial, dispara a través de una escotilla abierta en el suelo.
Alfie, la pequeña robot, corretea hasta la otra habitación y mientras Jenks, visiblemente nervioso, guarda silencio, Nakon le deja atrás con una advertencia y se va al "frente" a ayudar.
Lilian se queda atrás, cerca de la escotilla 4, vijilando al prisionero con su enorme globo ocular y su pistola de cañon largo.
> Final del Capítulo DOS <
...Nueva escena disponible en brevísimos minutos...