Partida Rol por web

Daswalken:

El gráfico del Maas te resulta intrigante y difícil de comprender. Sin duda es tecnología extrangera, escrita en otro idioma. Pero cuando Sara dice que tan solo restan setenta minutos para llegar al destino no puedes menos que sobresaltarte.

Sabes, por deducción lógica y por que has visto las coordenadas que os han enviado desde la Sombra, que vuestro destino es el sistema Omnius, hermano del sistema Seraphis y en el que se concentran la mayor parte de las industrias mineras y el planeta origen de los Garromeanos, el hogar de Buzz.

Por deducción lógica porque aparte de Omnius, el sistema más cercano con una estrella los suficientemente masiva como para frenar a una nave en velocidad supra-lumínica está a más de una semana de viaje y además ni siquiera está habitado. Es improbable que los piratas del Nautillae huyesen hacia allí, pues una semana de viaje no compensa. Y las coordenadas las conoces porque has echo muchos misiones en Omnius.

Rsulta impresionante que la Intrepid atraviese la vasta distancia que separa una estrella de la otra en apenas setenta minutos cuando a una fragata de clase Beta como el Nautillae o La Sombra les costaría unas cinco o seis horas. No digamos ya de los cargueros que van de un sistema a otro continuamente, que les lleva casi un día entero.

Seguro que llegáis antes que los piratas.

A bordo de la Sombra:

El medidor de variables muestra las hondas de energía desatada por los motores magnéticos alrrededor del casco. Ésta se dispersa en forma de llamaradas invisibles hacia el exterior en un proceso perfectamente normal, salvo que si dura mucho puede recalentar los motores de propulsión química estándar. Samus se había negado nunca a cambiar los motores magnéticos a pesar de los viejos que eran, y es que los había trucado tanto a lo largo de los años que rendian asombrosamente bien aunque pareciesen estar a punto de estallar.

Pero fuera, al otro lado del parabrisas de la cabina, la Intrepid, la nave extranjera de lineas suaves y casco blanco, acelera al máximo y, acompañada de un fogonazo, se pierde en las estrellas, en la misma dirección que el Nautillae. Hacia el sistema Omnius.

El indicador verde cuadrado del panel se enciende, el salto supra-lumínico está preparado. Pero en lugar de seguir a los piratas y la nave extrangera a toda velocidad, Lilian, sujetando el control secundario, hace un virado en redondo y regresa para recoger el pequeño esquife, que con un poco de suerte entrará en la bodega y que con un poco más de suerte pilotará los propios Buzz o Madok. Quizás incluso tengan noticias interesantes, o quizás necesiten ayuda urgentemente.

Los automatismos de la Sombra son muy limitados, casi todo hay que hacerlo manualmente debido a la ineptitud de la IA de la fragata, así que Alfie, dispuesta a ayudarla, enfoca una de las cámaras de largo alcance sobre el esquife, forzando el zoom al máximo.
El pequeño transbordador de clase Alpha se bambolea de un lado a otro. Tiene el casco de color rojo pálido y en un costado está impreso el nombre del Chamaleon. Las antenas de su parte superior, con forma de abanico, se despliegan y el piloto, sea quien sea, gira para dirigirse hacia la Sombra. Os han visto.

No han recogido el tren de aterrizaje, que se bambolea bajo el casco y la pequeña nave, inclinada debido a la posición de sus motorcitos, traza una linea recta en busca del refugio de la fragata. Os dirigís directamente los unos contra los otros.

A unos cuarentamil metros de distancia aún no se puede ver el esquife a simple vista, pero las cámaras ya no tienen problemas para enfocarlo adecuadamente. Y de pronto los sensores se vuelven locos, los indicadores chirrian y el rádar muestra a parpadeos una cosa enorme, un objeto gigantesco que se mueve veloz y que empieza a emitir señales de advertencia.

Por el lado del Chamaleon, recortado contra las nubes anaranjadas de la nebulosa, aparece una nave de poco más de un kilómetro de largo. Impulsado por potentísimos motores arremete contra un cúmulo de gases púrpura a modo de ariete sideral y aparece violentamente tras la conflagración de chorros y hondas de partículas de la nebulosa que empuja con el grueso del cuerpo. Como jirones de seda rotos, trozos de nube carmesí se adhieren al cuerpo principal del monstruo y lo siguen durante un tiempo, mientras pasa cerca del tren espacial.

Las cámaras lo pueden enfocar perfectamente debido a su tamaño. Una nave militar con un cuerpo grueso coronado por una torre y delante un amenazante espolón. Es entonces cuando vuestra IA os enseña los mensajes de advertencia que acaba de recibir. Piden la rendición incondicional y la colaboración absoluta y luego se identifican.

El Republican, buque insignia de la armada estelar, una joya de tiempos de la guerra armado con los más poderosos cañones láser navales jamás construidos.
De uno de sus costados sale disparada una línea brillante que describe una trayectoria perfecta y va a dar al Chamaleon justo en la parte posterior destruyendo sus motores salvajemente. El blindaje apenas consigue retardar el efecto cortante y por un pequeño desvío no previsto, una linea gruesa y negra recorta el costado izquierdo del tren espacial como si de una herida de bayoneta se tratase.

La nave republicana, lejos de detenerse, continúa su rumbo abalanzándose sobre el esquife, que rápidamente es atrapado por un rayo de tracción y llevado abordo sin resistencia posible.

Y sigue en linea recta hacia la Sombra, haciendose cada vez más y más grande.

En unos instantes la situación se había vuelto muy complicada con la llegada de la Fragata Republican a la escena. Teníamos que dar por perdido al pequeño esquife ya atrapado por el rayo tractor, eran sin lugar a duda presa de la fragata, así que si Buzz y Madok se encontraban dentro, pronto estarían en el interior de la nave y a disposición de la justicia, a la que tendrían que explicar que hacían allí.
Pero nuestra situación no era mucho mejor y a medida que la fragata se acercaba nuestras opciones se veían seriamente reducidas.

-Alfie, tenemos que pensar rápido!! Esa fragata se nos viene encima y sería inútil abrir fuego contra ella. Quizá podamos entregarnos, pero no estoy segura de que nos hayan detectado siquiera y sería darles claramente nuestra posición y caer en sus manos, la verdad es que no me gustaría que me detuvieran e incautaran a "La Sombra". También podríamos saltar e ir al encuentro de Nakon, si no nos han detectado es más que probable que podamos salir de aquí antes de que sus sistemas nos localicen y abran fuego contra nosotras, aunque de lo contrario podríamos acabar por los aires.... Me quedo pensativa unos instantes tamborileando con nerviosismo mis dedos contra el panel de controles mientras decidimos la opción correcta. Una última opción es confiar en que el camuflaje nos haya ocultado hasta ahora, apagar los motores y cruzar los dedos para que no hagan un barrido más completo de los alrededores, tal vez piensen que todos se han ido y podamos esperar a ver lo que hacen. No me gusta la idea de tener que dejar a Buzz y Madok, pero admito que una fragata está fuera de nuestras posibilidades.... o quizá no. Digo mientras le doy vueltas a una idea que me ha venido repentinamente a la cabeza, una locura sin lugar a dudas. Espero que la mente racional de Alfie ponga un poco de cordura a la situación.

Alfie escuchaba las palabras de Lilian. En un principio se preguntó por qué la cíclope estaba expresando sus pensamientos en voz alta, pero después se dio cuenta de que pretendía de ella una opinión o una propuesta alternativa.

—Estás mezclando criterios de decisión —le informó—. Si tu objetivo es salvar a los tripulantes del esquife tus decisiones diferirán de aquellas que tomarías si tu objetivo fuese conservar tu existencia, libertad e integridad física. Si eliges cómo objetivo el segundo, deberíamos dar el salto. Si en cambio eliges lo primero, las alternativas serán distintas. No creo que ayude a Madok y a Buzz que caigamos en las manos de quienes intentan capturarlos. Esperar no parece productivo y estoy de acuerdo en que un ataque frontal contra la fragata tiene pocas probabilidades de un resultado positivo.

Miró hacia la pequeña nave que era arrastrada inexorablemente hacia la Fragata.

—Estando ocultos podemos acercarnos al esquife. Asegurarlo con el brazo robot para manipular cargas, disparar contra la fuente del rayo tractor para anularla y saltar. De ese modo ambas naves darían el salto.

Me quedo pensativa ante la respuesta de Alfie. No sabía hasta que punto podría ser factible aquella maniobra, pero estaba segura que no sería algo fácil. Seguramente sería la maniobra más difícil que había intentado durante todos mis años de pilotaje, pero saltar dejando a Madok y Buzz atrapados por la Dart era lo último que quería explicarle al capitán y él nos había dejado allí para recuperarlos. Bien, eso es lo que ibamos a hacer, o al menos lo intentaríamos.

-Bien Alfie, no será fácil. Lo más probable es que esto no acabe bien, pero no podemos permitir que los atrapen. Prepara todo para el salto, si algo sale mal intentaremos huir. Interceptaremos el esquife antes de que entre en la fragata.

Agarro con fuerza los mandos de La Sombra y calculo la mejor trayectoría de intercepción mientras pienso en toda la serie de maniobras que tendremos que llevar a cabo.
Primero hay que acercarse y cuando estemos lo suficientemente cerca disparamos a la fuente del rayo. Cuando queden libres tendremos que "tragarlos" para salir lo antes posible de aquí.

-Alfie abre las compuertas de la bodega de carga, no habrá tiempo para cómodos aterrizajes hoy.

Apagáis los motores magnéticos por ser demasiado fáciles de detectar, la cadencia se detiene, y con los propulsores de popa al mínimo ponéis rumbo hacia el esquife, que ya está bajo la ancha barriga del buque insignia.
El mastodóntico Republican os tapa la luz cuando pasa sobre la Sombra. No os ha detectado y pasáis bajo la estructura de textura coriácea. Componentes y placas rugosas de blindaje sobre la Sombra. Visto de cerca, parece todavía mas grande y tras pasar junto al extremo del espolón, del tamaño de un edificio, perdéis la persepectiva general de la nave insignia. A partir de aquí tan solo lo veis como una gigantesca estructura de metales entrelazados como si de una cesta de mimbre se tratase, tapando un amplio trozo del campo de visión del parabrisas.

Vuestros sensores se ponen a escanearlo. Está fuertemente artillado: misiles de seguimiento, cañones láser navales, minas de sector, torpederas ligeras y todo ello sin contar la posible mini flota de naves de ataque que llevará abordo.

Lilian maniobra muy cerca del casco. Pasáis junto a algunos ventanales e incluso llegáis a distinguir a un oficial de la Armada limpiándose los dientes mientras mira el espacio exterior. Lentamente, una masa transparente que distorsiona la luz ligeramente pasa ante su camarote y el oficial levanta una ceja.

Tras uno o dos minutos conseguís acercaros al esquife bajo el cuerpo principal del Repúblican. Una compuerta se abre y asoma un brazo de amarre mientras el rayo tractor tira de la pequeña nave roja hacia arriba. Os quedan pocos segundos, tenéis que atrapar el esquife con vuestro propio brazo robot antes de que lo hagan ellos...

Por el momento todo había salido bien. Estabamos en la posición deseada y no habíamos sido detectadas aún, pero todavía quedaban maniobras muy complicadas por realizar.

-Alfie, la Sombra ya está en posición, dirige el brazo mecánico y atrapa el esquife antes de que lo hagan ellos, es nuestra única oportunidad.

Tan solo tendríamos una ocasión para intentarlo y era ahora o nunca.

—Alfie, la Sombra ya está en posición —anunció Lilian—, dirige el brazo mecánico y atrapa el esquife antes de que lo hagan ellos, es nuestra única oportunidad.

—Entonces, “ahora” es la opción más adecuada —comentó Alfie, inadvertida del verdadero significado de la expresión—, y activó el brazo mecánico dirigiéndolo con sumo cuidado hacia el agarre de una de los trenes de aterrizaje del esquife.

La Sombra flota plácidamente, avanzado junto al Repúblican lentamente, marcha atrás únicamente con los propulsores de posicionamiento de proa.
Y el brazo mecánico se despliega como las alas de un insecto recién salido de la crisálida. Tubos de inyección, engranajes de presión y una garra de fibra de carbono con diversas posiciones para diferentes estándares.

Mientras, a unos metros, el rayo tractor detiene la succión del esquife y, a su vez, de la cubierta de abordaje el Repúblican emerge a su vez un brazo de amarre que se dirige directamente hacia el punto de unión en la parte superior del Fokker UV.

Lilian mantiene el rumbo, lentamente, estable. Y Alfie maneja el brazo gracias a su conexión directa, lo que le permite usarlo como si fuese una extensión de su cuerpo. Una extensión a la que no se ha acostumbrado. El brazo de la sombra se retuerce de forma extraña. Bajo el Repúblican, sobre el casco de color carmín de la nave de clase Alpha, las pinzas de ambas naves se acercan peligrosamente, en linea recta hacia el punto de unión.

Alfie se adelanta acercándose un poco más, un ligero movimiento de veinte grados y la pinza encajará en su sitio, pero debido a una mala torsión anterior la articulación superior no consigue girar del todo y el operario del Repúblican, sin nisiquiera sospechar que tenga competidores, consigue encajar su pinza y tirar del esquife.

Siguiendo con la linea de comandos prevista, Alfie cierra la pinza mecánica a pesar de no haber alcanzado el punto de unión. En un instante se da cuenta del error, la Sombra se sacude y sentís un fuerte tirón. La pinza de Alfie a agarrado con sus quinientas toneladas de presión la última sección de tubos retráctiles del brazo de amarre del Republican y ahora éste no puede llevar adentro al Foker, que se sacude violentamente.

Amarradas al Repúblican, sentís como aumentan la velocidad y os arrastran. Resulta fácil imaginar cómo se encienden las alarmas en el puente de mando del navío de clase Epsilon y cómo os escanean de nuevo.

-Hemos sido detectados. Republican preparando sistemas de armas.

Nuestro intento desesperado de coger el esquife con el brazo mecánico no había resultado y ahora nos habían detectado y estaban preparando todas sus armas para interceptarnos. Había que salir pitando de allí, pero todavía nos quedaba un intento desesperado para atrapar al esquife.

-Alfie abre la bodega!!! Si no podemos recogerlos con el brazo los meteremos dentro como sea.

No había tiempo que perder, ni siquiera un instante. Mientras aumento la potencia de los motores dejamos atrás el esquife acercándonos más al Repúblican. Antes de que la Sombra coja demasiada velocidad hago una maniobra brusca con los mandos para girar 180 grados y dejamos la fragata a nuestras espaldas, ahora solo había que cruzar los dedos para que la trayectoria fuera la correcta e interceptáramos el esquife, no habría posibilidad de alterar el rumbo con la máxima potencia. Empujo con fuerza la palanca mientras las turbinas de los motores rugen con ferocidad.

-En cuanto estén dentro cierra la compuerta y prepara el salto, tenemos que salir pitando de aquí Alfie, a nuestros amigos del Republican no les hará gracia lo que estamos haciendo.

Con los motores al máximo La Sombra comienza a acelerar en dirección al esquife.

La bodega de la Sombra se abre como un capullo en flor. Los motores se retiran ligeramente y las capas de metal se recojen als unas sobre las otras. Todo el vientre móvil de desencaja tirado por mecanismos industriales abriendo el mayor hueco posible. Desde fuera, se ve una bodega abierta unida a nada. Pues no hay cédulas de camuflaje en el interior.

Lilian gira, la fragata se estremece y el brazo robot superior, controlado por Alfie y que aún sujeta la extensión del brazo del Repúblican se estira hasta el máximo de su capacidad. Cuando los motores de reacción química se tornan al blanco y os impulsan hacia adelante, vuestro brazo tira del otro y la fuerza lo secciona liberando al Esquife. que sale despedido a la deriva directo hacia vuestro costado, pues Lilian maniobraba para acercarlo a la bodega abierta.

Los motorcitos del esquife se encienden e intentan recuperar el control, pero pasan de largo rozando la panza de la sección delantera de la fragata de Samus. Sentís un fuerte crujido.

-Sistemas de armas detectados. Ametralladores pesadas Flow-Flow. La IA de la Sombra os señala las ametralladoras que han apuntado contra vosotras desde el buque insignia. Son armas para defender la entrada del hangar durante los acoplamientos en una batalla. Pesadas y antiblindaje. Probablemente con munición explosiva.

-Atención, les hablan desde el Repúblican, nave comandante de la Armada. Ríndanse y colaboren. Desactiven el camuflaje y disponganse para ser abordados. Cualquier obstrucción a la autoridad será castigada por al ley. No nos obliguen a destruirlos.

Tras la maniobra fallida habíamos perdido toda posibilidad de recuperar el esquife. Fuera quien fuera que estuvieran dentro acabarían irremediablemente en manos del Repúblican y nosotras no podíamos hacer nada más ya. Ahora nuestra propia seguridad estaba comprometida y teníamos que hacer algo.

-Alfie, cierra la escotilla, no quiero ser un blanco fácil por más tiempo, si nos quieren tendrán que esforzarse. Comienza la secuencia del salto, intentaremos llegar con Nakon antes de que nos atrapen.

No iba a resultar fácil con el navío en alerta de nuestra presencia, pero a esas alturas dejarse atrapar sin más no era una opción, si querían detener a La Sombra tendría que ser a la fuerza. Ya sin ninguna otra preocupación y con el espacio delante de nosotras acelero al máximo la nave para alejarnos lo máximo posible y dar el salto.

Alfie presionó una serie de botones sobre el panel de control de la nave.

—Secuencia de salto iniciada —anunció con tono monocorde.

Calculó las probabilidades de sobrevivir a la amenaza en caso de que se concretara un ataque por parte de Republican.

—La destrucción puede ser una experiencia interesante —comentó—. Por breve tiempo.

Los pliegos de blindaje de la bodega se cierran, los cilindros neumáticos tiran de las pesadas placas y los tensores sujetos por agujas de soldadura se comprimen como si de un acordeón espacial se tratase. Todo el abdomen trasero se cierra sobre si mismo, aislándose de nuevo y haciendo efectivo el camuflaje una vez más. Pero mientras los motores (desplazados para hacer hueco), se "re-colocan" en su posición original, el Fokker gira repentinamente, acelera sus impulsores de pequeña potencia y se tira de cabeza contra la Sombra.

La luces parpadean un segundo, todo tiembla. La Sombra se estremece de proa a popa y describe un movimiento ascendente por la fuerza del impacto. El esquife ha conseguido introducirse entre las compuertas que se cerraban a costa de estrellarse contra el techo. El parabrisas resquebrajado y las antenas superiores partidas en mil pedazos. Uno de los trenes de aterizaje sale volando aprisionado por la compuerta y cuando ésta termina de cerrarse y la IA de la Sombra introduce aire en el compartimento de carga, el Fokker queda ladeado, echo cisco y encajado a duras penas entre los resquicios de la bodega.

Para ese momento Lilian ya aceleraba y Alfie iniciaba la secuencia de salto con su única mano, agitando el muñón izquierdo en el aire. Los motores magnéticos se ponen a "cantar" su candencia personal y la piloto maniobra para evitar que las armas os apunten con facilidad. Aún se escuchan las advertencias de rendición desde el Republican. Los indicadores de peligro se ponen a chillar y hacer ruido cuando el camuflaje se apaga, pues la energía es necesaria para el salto y todas las armas automáticas de la nave insignia os apuntan.

La Sombra se mueve en zig-zag dando el máximo de los impulsores, que rugen con furia gastando sus componentes, quemándose. Lilian mueve los controles haciendo que la fragata se mueva veloz sobre el casco del navío, muy cerca, buscando un punto desde el que alejarse sin ser el centro de atención de toda la artillería.

-¡Es su última oportunidad, si no se rinden serán detenidos por la fuerza! -Palpita el altavoz estéreo cuando el contacto del buque insignia amenaza por última vez.

-Coordenadas fijadas. Salto preparado en 57 segundos. -Dice La Sombra.

Los de la Armada desocupan las líneas de comunicación, silencio, tan solo se escucha la cuenta atrás del ordenador de abordo. El salto, la salvación. -42 segundos. Y entonces abren fuego, cientos de ráfagas de material explosivo cortándoos el paso. Los cañones giran y disparan según los cálculos de las tablas de tiro calculadas por los supercomputadores a cada instante. La muerte de la fría lógica computacional.
El rostro constreñido en una mueca de tensión y su único ojo moviéndose nerviosamente, fijo en el parabrisas y lo que hay mas allá. Un giro a la izquierda, otro a la derecha. La Sombra, gira, revolotea como nunca antes lo había echo, aguantando la tensión de la fuerza del motor sobre su vieja estructura. A pesar de todo, corre como nunca, para eso la tenía preparada Samus Smith.

-29 segundos.

De vez en cuando, alguno de los proyectiles, que explotan en bolas de humo negro carmesí, consigue impactar rebotando en las placas de blindaje, y en esos momentos parece que os váis a deshacer en una bola de fuego fragmentada en metralla espacial.
Recorréis una linea recta, dibujada de forma irregular, sobre el cuerpo central del buque insignia. Intentando despegaros.

-12 segundos.

La piloto cíclope acelera, gira y sostiene con fuerza el Joystick de control, que tiembla. Pilota en espiral la longitud del espolón, hacia la proa del gigantesco navío, mientras las trazadoras brillan alrrededor. En una ocasión, perdéis las antenas de popa y la mayoría de los instrumentos informáticos fallan de forma generalizada debido a las hondas electromagnéticas de las continuas explosiones.

-6 segundos.

Un delgado proyectil de penetración atraviesa el blindaje por delante, a pocos metros de la cabina. Se hiende en la fragata de un extremo a otro, y sale por detrás, inutilizando un motor y abriendo varios escapes de aire. Adiós a los camarotes.

-4 segundos.

La velocidad desciende bruscamente, tan solo funciona uno de los motores, y girar a la izquierda se hace difícil debido a otros daños menores. Lilian sobrevuela el extremo del espolón de proa, del tamaño de un rascacielos y que imita con formas geométricas la cabeza de un dragón, y avanzáis entre dos cuernos. En este lugar hay un punto ciego de la mayoría de sus cañones, por lo que detienen el fuego graneado y os dan un momento de alivio.

-2 segundos.

En este punto los motores magnéticos, que no funcionan mediante la expulsión de gases y que, acunados en el corazón de la fragata no se han visto afectados por los daños, vibran incesantes, de forma regular, acumulando energía para lanzaros más veloces que la luz al sistema estelar vecino.
Voláis lentamente, al borde del salto, alejándoos por el punto ciego del espolón. Algunos cañones disparan en la periferia, pero no os alcanzan, y la Sombra comienza la aceleración supralumínica exponencial de forma gradual.

Algo se dispara desde el centro justo de la frente del dragón. Un único lanzamiento que avanza en linea recta. Un alfiler plateado tan largo como el Fokker que arrastra alguna clase de grueso filamento hiper resistente.
La Sombra acelera, el alfiler os come terreno y en el preciso momento del salto, cuando los motores magnéticos aceleran una masa hasta convertirla, desde el punto de vista del observador, en un rayo de luz irradiado en cierta dirección a toda velocidad, en ese preciso instante. La punta de silicio-carbono del alfiler se clava como un clavo en el costado central y se abre desplegando un millar de filamentos, anzuelos y garfios que se retuercen clavándose en la estructura, sobresaliendo del casco blanco impoluto y que, en teoría, deben detener a cualquier fugitivo espacial.
El filamento de unión se parte por la mitad, desatando peligrosas vibraciones y la Sombra, con el trozo del casco lacerado por el garfio desencajado, salta desapareciendo de la escena.

Tan solo queda una mancha informe de combustible flotando en el vacío.

La sangre de La Sombra malherida.