Partida Rol por web

El entrenador no actuó como esperaba, había creído que se interesaría por Amber y que preferiría una carrera como dios manda a algo tan solitario para Ham. No le sentó bien pero peor fue para la joven, que optó por despedirse ya.

- Vaya, una pena. Si quieres te acompaño de vuelta.

Le dijo a la chica, ya estaba claro que se terminaron las carreras por hoy, si quería retarla algún otro día más le valía entrenar porque vencerla no era tarea sencilla.

- Está bien entrenador, hagan esa dedicatoria. Nos vemos mañana.

Se despidió de Blake, yendo a por sus pantalones. Ahora tendría que pensar en alguna nueva actividad. Miró a Amber por si quería volver paseando con él y si no, se metería en los vestuarios a relajarse un poco, dejando pasar un poco de tiempo. Hoy tampoco era un día para hacer muchas cosas como tampoco lo iba a ser mañana.

La verdad es que ahora no me sentía cómoda y prefería marcharme sola. Esperaba que John no se lo tomara a mal, pero claro, si llegas nuevo a un lugar y de repente te sientes como si hubieras irrumpido en el entierro de una persona a la que no conoces y todo el mundo espera que a parte de la pena que te pueda dar que haya muerto alguien joven, te comportes como si estuvieras desolado y lo conocieras de toda la vida... En fin, lo mejor sería volver a meterme en casa. 

- Gracias John, pero volveré corriendo. Ya que estoy vestida así... Nos vemos y muchas gracias por la vuelta. - Había sido muy amable conmigo y no quería que se lo tomara a mal. Tras mis palabras le regalé una sonrisa y luego simplemente eché a correr en dirección a mi casa. 

Antes no quería estar en este pueblo y ahora tenía sentimientos encontrados. 

El entrenador os miró a ambos. No se esperaba nada de aquello y menos aún vuestras reacciones. Estaba claro que no os habíais entendido, pero en aquel momento al hombre poco le importaba todo eso. Él había ido por Ham y su reto particular y personal contra el otro mejor atleta que tenía en el equipo y estaba lo suficientemente afectado como para no querer ni estar allí en aquel momento.

No había ninguna carrera en honor a nadie. No había competición abierta. Era un acto privado e íntimo donde solo cabían Ham y Tristán junto con su entrenador como juez. Como fue siempre y como debía seguir siendo para el chico.

Las relaciones sociales del entrenador y las del corredor estaban condenadas al fracaso durante los próximos días. Y es que para Kevin los chicos eran como sus hijos y acababa de perder a uno y Ham a un hermano y rival.

El entrenador simplemente se encogió de hombros ante vuestra nueva actitud. No entendía que más queríais. Primero correr, luego no. Pero os dejó estar. No tenía ganas ni intención de meterse en aquel momento en historias de adolescentes y menos aún cuando érais del sexo opuesto, jóvenes y atractivos ambos.

- No hay problema. - Fue lo poco que dijo. - Ya nos veremos.

Tras estas palabras, descendió hacia la pista y sacó el cronómetro del bolsillo, comprobó si funcionaba mientras Ham terminaba de calentar.

John no encontró a nadie en los vestuarios. Estaban vacíos y en silencio.

Amber corrió hacia su casa. El día estaba siendo extraño y tranquilo y al llegar, se dio cuenta de que su padre aún no había vuelto a casa y que también se encontraba sola.

Ya de vuelta en casa me quité la ropa con la que había estado haciendo deporte y después me metí en la ducha. En un principio, había pensado que igual tampoco era tan malo estar en este lugar, pero estaba claro que aquí la gente era muy extraña y que sólo tenía algo de empatía por los suyos, así que estar allí era estar de más. 

En cuando salí de darme la ducha rápida me senté en el sofá y me puse a ver la tele. Era lo mejor que podía hacer, porque la verdad es que volvía a tener ganas nulas de salir de casa. 

- Me voy a convertir en la loca de los gatos en este lugar. 

Al menos, tenía un plan de supervivencia y no volverme loca. Me pondría a estudiar aquel año como una loca y después me iría lejos de allí a la universidad. 

Amber se marchó, de manera que John se despidió también de los demás presentes y lo primero que hizo fue dirigirse a los vestuarios para poder ducharse. La chica le había dado una paliza pero el ambiente cenizo de estos días había impedido que hicieran más cosas. Hoy era día de luto y había que apechugar, él tampoco estaba demasiado animado tras la separación de sus padres y esa especie de alejamiento de sus amigos.

John salió de los vestuarios y se sentó en una de las sillas de las gradas, le apetecía estar un rato tranquilo mirando a la gente hacer deporte, era una actividad sincera en la que el propio cuerpo decía cuánto podía hacer cada uno. Eso le gustaba. También le gustaban los deportes de contacto, las artes marciales, solo que no había allí nadie con quien poder practicar.

Se había perdido la carrera de Ham, pero aprovechó para mirar si había allí algo interesante todavía.

Las pistas seguían poco animadas en aquel momento, lo cual no te sorprendió demasiado. Sabías que mucha gente estaba en el hospital, con sus familiares y amigos. Otros estarían en casa, seguramente cuidando de los suyos o llorando alguna pérdida. Aquel fin de semana sería un asco, lo mirases por donde lo mirarses. Al menos habías conocido a Amber y, aunque te había dado una paliza en aquella competición particular, tenías una comida en deuda con ella.

El problema era que... no tenías su teléfono ni sabías donde vivía.

Pero para cuando caíste en aquello, Amber ya se había marchado hacía rato. Así que no te quedó más remedio que mirar como el entrenador y Ham recogían de nuevo las vallas, mientras que un par de corredores ocupaban las pistas centrales.

El sol lucía alto, lo cual indicaba que serían ya las doce de la mañana, quizás algo más tarde y al menos parecía que haría un buen día, a pesar de que no serían muchos los que lo apreciarían y disfrutarían en aquella localidad.

Las carreras fueron divertidas mas ahora el lugar estaba casi vacío y no ocurría nada reseñable. Aquello hizo que volviera a picarle la curiosidad sobre los sucesos de ayer y en particular sobre los periodistas que habían en el pueblo. Veamos, una de sus opciones para el futuro era dedicarse a ese trabajo así que iba a hacer un nuevo intento por enterarse de más cosas. ¿Quién andaba investigando, de qué medios?

John miró whatsapp antes de marcharse para dejarle un mensaje a su madre.

"Qué pasó con el agente Romero, al parecer os puso una multa, me lo ha soltado él mismo al verlo en la puerta de la comisaría."

El tema de los abogados no creía que fuera a interesar a sus padres, salvo que fuera algo importante que es lo que trataba de dilucidar chateando un poco.

Se dedicó a caminar hasta llegar de nuevo a la plaza y se fijó en si estaban ahí los periodistas, incluso si había algún compañero de escuela, del periódico interno, le extrañaba que nadie estuviera metiendo la nariz.

Regresaste a la zona deportiva con intención de cansarte y olvidar.

Poco habías avanzando en tu invesigación particular y estaba claro que más que avanzar, habías dado palos de ciego. Pero quizás esas carreras despejasen tu mente y un buen descanso te ayudase a percibir las cosas de otra manera.

Entraste en la zona de los vestuarios para cambiarte de ropa y entonces te lo encontraste allí, desnudo, tirado en el suelo. Era un hombre adulto, de 1,85 unos 45 años. Tenía sangre en su rostro y los ojos cerrados. Las contusiones en su cuerpo eran más que evidentes. Alguien o varios a juzgar por el estado físico del sujeto, le habían dado una paliza.

No sabías si vivía o no, ni si sus agresores seguían allí. De hecho no sabías ni quien era.

Pero lo que estaba claro, era que en aquel apacible pueblo, estaban pasando cosas muy raras y demasiado seguidas.

Se quedó helado al ver aquella figura en el suelo, tendida mostrando signos de una violenta paliza en su cuerpo. La sangre corría por su rostro, tampoco demasiada, pero se encontraba inconsciente y no podía saber cuán grave podía estar. Se preguntó porqué a ese extraño lo habían apalizado y lo que le urgía era saber si estaba vivo. Fue por eso que cogió el botellín que llevaba consigo para hidratarse, estaba vacío pues lo bebió en las carreras anteriores, pero lo podía llenar de agua del grifo. Se acercó y una vez repleto apoyó una rodilla en el suelo, vertiendo el líquido transparente en la cara.

Podría llamar a la policía pero existía la posibilidad de que ese encuentro le aportara algo, en su mente creía que era un tipo desafortunado que pasaba por ahí, alguien de mantenimiento, se debió de encontrar con algunos jóvenes del pueblo que podían estar implicados en los tristes sucesos de ayer. No lo tenía del todo claro, pues no parecía muerto y si fueron los asesinos del bosque habrían acabado con él.

Fuera como fuera, en su riñonera tenía un cuchillo, un táser y bridas, no iba a atarlo porque no tenía sentido, pero podía defenderse si las cosas pudieran ponerse feas, cosa que dudaba pues este hombre tendría algunos huesos rotos.

"A ver si cuenta algo."

Era el resumen de todo, escucharle y luego llamar a la poli, no había más.

Usando el agua del grifo con tu botella, le soltaste un buen chorro en la cara. El hombre no tardó en reaccionar a ello, tosiendo al sentir como el agua se introducía por sus fosas nasales y su boca. Rompió a toser y se llevó las manos a las costillas, colocándose en posición fetal a causa del dolor y el desconcierto.

Te miró asustado y comenzó a arrastrarse por el suelo, alejándose de ti. - No tengo nada... os lo habéis llevado todo... - Dijo con miedo en su voz. - Dejadme en paz... por favor... - Rogó con la voz quebrada por el dolor.

Su nariz sangraba y viste que por la boca también, mientras que iba reculando, arrastrándose cual gusano por el suelo, en busca de un lugar donde meterse...

El hombre reaccionó al contacto con el agua, más concretamente cuando le asaltó esa sensación del líquido invadiendo su cuerpo. Al despertarse estaba fuera de sí, convencido de huir.

- Oiga, tranquilo, que yo no le he hecho esto. No se mueva, se hará daño.

No había contado con algo como eso, que se estuviera retorciendo sin importarle que pudiera empeorar su estado.

- Mire, voy a llamar a la policía para que venga, no se tiene que preocupar, ya ha pasado todo. Relájese, yo le voy a ayudar. Mire, voy a coger mi teléfono.

Quiso hablarle con calma por ver si respondía del mismo modo, necesitaba que se estuviera quieto. Había averigüado que varias personas le habian hecho eso, el móvil además era robarle solo que en el pueblo no había algo como una banda que se dedicara a asaltar a la gente. No podía sino pensar que todo esto que ocurría estaba fuera de lugar y era como si un grupo de locos hubiera llegado desde otra parte para traer el caos consigo.

John agarró el teléfono marcando el número de emergencias, iba a dar el aviso delante de aquél hombre para que se sintiera un poco más seguro. En los pocos minutos que iba a tardar en venir la policía tenía que dejar el cuchillo y las bridas sobre alguna taquilla o dentro de alguna cisterna, o la podía liar buena, pero también tenía que intentar sonsacarle un poco sobre quiénes le habían hecho todo eso al apalizado.

El hombre te miraba asustado. No te conocía pero eso no le ayudaba para nada. Seguía arrastrándose por el suelo, alejándose de ti y dudó durante unos segundos cuando vio tu móvil en tus manos. Pero continuó retrocediendo hasta que te escuchó hablar con emergencias. Para que se calmase más, pusiste el manos libres y pudo escuchar como se confirmaba el aviso a la policía y que en breve acudiría un coche patrulla y una ambulancia.

Viste como la sensación de alivo se apoderaba de su cuerpo y su mirada, aunque esta seguía reflejando el miedo de lo que le había ocurrido. - No... no te acerques... - Te dijo tibuteante alzando su mano cuando te vio colgar el teléfono. - Gracias por tu ayuda pero... no quiero a nadie cerca.

Estaba claro que desconfiaba y mucho. Eso te daba una buena pista, sus agresores, a parte de ser hombres, seguramente rondaban tu edad. El hombre volvió a poner la mano en su costado y dudó unos momentos. Por su mirada viste que quería pedirte algo, pero o no se atrevía o directamente no confiaba en ti. Tras un largo silencio suspiró.

- Podrías... ¿Podrías intentar localizar a mi hija por las redes sociales y decirla que... que estoy bien pero que voy de camino al hospital y que necesito ropa limpia? Salí de casa hace horas y... lo mismo sigue cabreada, - dijo mirando el suelo con pesar, - pero tiene que saberlo. Se llama Amber Williams, soy Robert Williams. - Su padre.

Era comprensible que el hombre se encontrara asustado, le habían apalizado y robado todo, un acto vandálico que no tenía explicación. El pueblo no era un sitio peligroso, nunca lo fue, ahora... se le iba la pinza a la gente, eso es lo que pasaba.

- La policía ya está avisada, no van a tardar mucho.

Amber, se debía de referir a la chica que conoció por la mañana en Simone's, era el padre de ella y creía recordar que el tema salió en algún tema de conversación, aunque no lo recordaba bien.

"Vaya disgusto se va a llevar, el primer día aquí y pasa esto, es bastante más jodido que lo de la carrera."

Hoy era algo así como el día torcido de todos.

- Voy a buscar por Facebook e Instagram, pero necesito algo, digame el aspecto de los que le hicieron esto, preferiría poder evitarlos si los veo, quiero decir, que yo ahora tengo que regresar a casa tras la declaración a la policía.

Le dijo con calma esperando que compartiera aquello, lo que podría ser una pista para comprender un poco mejor todos aquellos sucesos.

John buscó por redes sociales hasta comprobar que Amber Williams era la chica que había visto, entonces miró la pantalla mientras la sujetaba con ambas manos y escribió un mensaje.

"Amber, soy John, nos conocimos esta mañana. He visto a tu padre, Robert Williams, le han robado todo y le han pegado fuerte, pero está consciente y bien. He avisado a la policía y previsiblemente lo llevarán al hospital a hacerle un reconocimiento, me ha pedido que contactara con su hija para avisarla, que le busques allí y que necesitará ropa."

Escribió en todos los perfiles que encontró de la joven. Entonces se alejó un poco, entró en uno de los baños y dejó el machete más la bolsa de las bridas dentro de una de las cisternas de agua, pensando en que lo recogería más tarde, con cuidado de que no se llegara a obstruir. El táser sin embargo lo mantuvo guardado.

- No... no... no lo sé. - Estaba nervioso y dolorido. Aún no se fiaba de ti del todo. De hecho dudaba de que la elección de decirte el nombre de su hija hubiese sido acertada. Quizás la acababa de poner en peligro... - Iban con ropa deportiva, capuchas... podía ser cualquiera... - Dijo vagamente, rendiéndose al fin al dolor y dejando caer su cuerpo en el suelo cuando escuchó las sirenas de los coches de la policía acercarse.

- Gracias. - Te dijo algo más aliviado al sentir como se detenían allí cerca y en lo que entraste a ocultar "tus juguetes" dos agentes aparecieon en la escena. Uno de ellos, como no, Romero.

Romero te miró desafiante, antes de centrarse en el hombre del suelo. - Trae una manta. - Le dijo a su compañero antes de agacharse junto a Robert. - ¿Se encuentra bien?

Era más que evidente que no, pero al menos estaba consciente y se movía. Eso era bueno para él y para todos. - Aquí el agente Romero, necesito la ambulancia aquí ya. - Dijo por radio al ver el lamentable estado del hombre.

- La ambulancia está llegando a su destino, agente Romero.  - Respondió una voz por la emisora al tiempo que aparecía corriendo el compañero del agente con la manta en sus manos. Con ella cubrieron a Robert, quien lo agradeció puesto que estaba un tanto cansado de mostrar su desnudez a los presentes.

- Bien. - Romero te miró a los ojos.- Ya me puedes empezar a contar lo que ha pasado mientras llega la ambulancia. - Te dijo con su seriedad y chulería habitual. - Y espero que él me confirme lo que digas, o tu pijo trasero dormirá esta noche en una celda.

No podía creer que Robert no se hubiera fijado en nada, no le dijo el número de personas ni si había alguien de color con ellos, nada que sirviera de pista. El joven atendió a la explicación resignado, lo importante era que el padre de Amber estaba bien, no parecía tan grave y en unas semanas estaría mejor.

En este pueblo había pasado algo, no había tanta violencia antes, no habían asesinos ni gente apalizando, era todo tan raro... no parecía haber nadie a salvo.

- Tranquilo, la policía ya estará en camino, voy a buscar a su hija, con el móvil.

Se retiró un momento para hacer la búsqueda y meter las cosas en algún lugar escondido, salió y para entonces ya llegó el agente Romero.

- Buenos días, agentes.

John sólo podía esperar un poco a que se pusieran manos a la obra y como esperaba le preguntaron, aunque hubiera deseado que no fuera este chalado en concreto quien lo hiciera, menos mal que no hubo demasiada mala sangre en la comisaría.

- Venía con intención de correr un poco, al entrar en el vestuario lo encontré en el suelo desnudo, parecía que le habían robado y yo no sabía si estaba muerto. Le eché algo de agua en el rostro y despertó, llamé entonces a la policía. También me ha pedido que avise a su hija y así lo he hecho.

Aprovechó para mirar a la víctima, el joven tenía algo que decirle.

- Señor Robert, encontré a su hija en las redes sociales, le dejé un mensaje y ya me ha respondido, me ha dicho que está ya en el hospital así que la verá enseguida.

No creía que fuera a poder acercarse a él de nuevo, lo más seguro era que Romero le diera una patada en el culo en los próximos diez segundos. John elevó un poco las manos indicando que eso era todo.

- Pensé que este caballero era alguien que trabajaba aquí. En fin, ¿hay algo más en lo que pueda ayudar? Esto lo hicieron algunos chicos del instituto, ¿no es cierto? puedo estar atento a ver si algunos actúan raro.

No iba a ser por falta de predisposición.

Y como suponías, aquella fue la última vez que viste a aquel hombre tendido en el suelo. Tu siguiente encuentro con él, fue cuando lo metieron en la ambulancia en la camilla. En sus ojos pudiste ver el agradecimiento por lo que habías hecho, pero estaba demasiado dolorido para decir nada.

Romero se encargó de sacarte de allí lentamente, mientras íbais hablando de lo ocurrido y tomaba pequeñas notas en una libreta. Viste la ambulancia llegar y entrar con la camilla, pero no pudiste volver a pasar.

- Ya, claro. Chavales de instituto. ¿Y eso lo sabes por qué... ? - Te preguntó con una mezcla de incredulidad y prepotencia, esa que era tan habitual en él. - Mira, Collins. Deja de jugar a los detectives o acabarás peor que él. - Te dijo con tal tono que no estabas seguro de si era una advertencia o una amenaza. Fuese como fuese, fue algo que quedó entre vosotros.

Las luces del coche patrulla y la ambulancia, comenzaron a atraer curiosos a la escena, así como otro coche policial más. En cuanto se bajaron y acercaron a vosotros, Romero les puso al día.

- Varón, blanco, unos cuarenta y cinco años. Ha recibido una buena paliza y le han robado hasta los calzoncillos. - Dijo serio a sus compañeros. - Quiero que acordonéis la zona, revisaremos los vestuarios por si se dejaron algo detrás y luego los alrededores. - Luego te miró a los ojos.

- Recuerda lo que te he dicho. Mantente alejado. - Miró a sus compañeros. - Que no entre ni él ni nadie que no deba. Voy a hablar con el herido.

Tras estas palabras te dejó allí plantado.

Minutos después, ya tenían la zona acordonada y metían a Robert en la ambulancia. Romero te detuvo cuando te fuiste a acercar a ella para, seguramente, subirte y seguir con tu aventura.

- Olvídalo, chico. - Te dijo serio. - Hasta aquí tu labor como buen ciudadano. - Asintió a los asistentes de la ambulancia para que cerrasen y se marchasen ti y luego te dio la espalda, volviendo así a sus quehacer en aquel lugar.

- Menuda mierda de semana. - Le oíste gruñir por lo bajo al tiempo que se alejaba.

Asintió al policía con un rostro que podía definirse como compungido, aunque tratase de mantener la serenidad que solía ser habitual en él. No había creído que fueran a hacer algo como eso, registrar los vestuarios, no tenía sentido que se precintara todo porque un hombre recibiera algunos golpes. Por lo visto desconocía los procedimientos policiales y en algún momento encontrarían sus cosas, se metería en un lio y de los buenos.

"No pinta bien."

No podía hacer nada por ahora, sólo esperar a que le alcanzara la torta, realmente tenía mal día.

"Voy a llevarle las cosas a Amber. Es lo único que puedo hacer."

Se giró y se encaminó a casa, fue a coger algunas ropas para su padre, no importaba si encajaban bien del todo, el caso era que pudiera salir del hospital con dignidad.