Partida Rol por web

No lo pensé y corrí a abrir la puerta a la policía. No sabía qué había en la bodega, pero desde luego no iba a asomarme para saber la razón de por qué no seguía bramando, o lo que coño hicieran las malditas ovejas.

-Voy, voy- dije corriendo a abrir la puerta sin demora, controlando que nadie saliera de la bodega con la mirada, mientras iba a la puerta principal. -Hay algo en la bodega de mi padre- conté rápida y atropelladamente al tiempo que abría a quien hubiera al otro lado. -Yo estoy sola y cuando me fui de casa me dejé todo cerrado, como siempre. El servicio no viene muy a menudo si no están mis padres, así que nadie puede haberse dejado nada abierto, seguro, pero hay algo en la bodega.

Al abrir la puerta te encontraste con un agente bastante más alto y bien formado, pero como no, otro viejo para ti. Pero en ese momento no le diste importancia alguna, puesto que el miedo y lo que hubiese en la bodega eran lo prioritario.

- Vale, vale... cálmese señorita. - Dijo poniendo su mano sobre el arma y cogiéndote con firmeza y seguridad del brazo. - Quédese aquí fuera. - Te hizo salir de la casa, mirando hacia donde tu mirabas. - Y no entre... ¿En la bodega, verdad? - Te preguntó y sacó el arma, caminando hacia donde le habías indicado.

Viste como se perdía escaleras abajo y supiste que entraba en la bodega cuando le escuchaste gritar: - ¡Policía! ¡Salga de donde esté con las manos en alto! - Luego se hizo el silencio.

Y el tiempo fue pasando. Lo que para todos eran segundos o unos pocos minutos, a ti te parecían horas. Pasado poco tiempo real, no el que tu percibías, el agente subió con cara de pocos amigos, su arma enfundada y la botella de vino abierta junto con la copa que te habias servido y degustado abajo.

- Y el intruso... ¿se sirvió una copa de vino después de beberse una botella entera? - Te preguntó acercándose demasiado a ti. Sentiste como te olfateaba. - ¿Cuántas copas ha bebido, señorita...? - Guardó silencio esperando una respuesta. - Necesito su documentación para tramitar la denuncia y explicar en mi informe lo que ha pasado. No te preocupes, no eres la única menor hija de papás ricos que se cuela en la bodega de sus padres... trabajos sociales para tí, una multa para tus padres y la bodega cerrada para menores... - Te dijo dejando la copa y la botella en el primer mueble que vió.

Cuando entró la policía me calmé y le indiqué con un dedo hacia donde debía ir, mientras me quedé a que volviera con alguien o algo esposado o arrestado. Pero esperé y esperé y volvió solo. Mi cara de confusión debió ser un poema, sobre todo cuando el policía me olió.

-¡Eh!- di un paso atrás cuando hace eso. -¿Estás de coña? ¿Crees que llamaría a la poli porque estoy borracha?- dije de mal humor. –Hazme un test de esos de alcohol si quieres, no he bebido nada. Había algo ahí abajo y estoy más que segura.

Violet, eres idiota, porque un trago al menos le diste. Pero un trago no da positivo como para que piense que me bebí la botella, ¿no? Seguro que no. Si no hablaras antes de pensar, como siempre.

-Venga, saca esa mierda de soplar y da una vuelta a mi casa, porque como esté sola con un puto asesino psicópata espero que te empapelen hasta el culo cuando pase- añadí envalentonándome sin deber.

- ¿A eso quiere jugar? Esta bien. - Te agarró del brazo y clavó su dedo pulgar en algún punto de dolor, donde podía controlarte si tratabas de escapar. - Vamos al coche. Allí tengo "la mierda de soplar". Si da positivo, se viene conmigo a la oficina del sheriff, arrestada. - Dijo mientras caminaba con paso firme hacia el coche, llevándote con él.

Una vez junto al coche, en el maletero, te soltó del brazo. - Y ni se la ocurra salir corriendo, jovencita. su único escondite es ahora el mismo que el de "un psicópata". - Te dijo serio, casi burlándose de ti.  Sacó el alcoholímetro del maletero y lo encendió. Te dió una boquilla de plástico mientras este se iniciaba. - Supongo que como es tan lista, no necesita que se lo explique, pero aún así, lo haré. Coloca la boquilla aquí y cuando le diga, empieza a soplar sin parar, hasta que la avise. - Te instruyó mirando a la nada.

Y como tu misma solicitaste la prueba soplaste sin muchas ganas y maldiciendo tu decisión de pasar por aquello. El agente te dijo que parases y sonrió satisfecho. - Bien, señorita. Felicidades. Acaba de dar positivo en alcohol.  La tasa no es alta y podría conducir incluso. - Te dijo mostrándote la pantalla del aparato donde se veía un claro 0,15. - Pero es un positivo igualmente y usted es menor. Así pues, se vendrá conmigo a la oficina del sheriff, donde estará lejos de psicópatas escondidos en su casa y se podrá marchar cuando sus padres vengan a recogerla.

» ¿Quiere que la ponga las esposas o sube usted sola al asiento trasero del vehículo? - Te preguntó con bastante prepotencia en su voz, mientras que dejaba el alcoholímetro en el maletero del coche y lo cerraba, para luego llevar la mano a su espalda, donde seguramente tenía los grilletes.

Miré la máquina arqueando una ceja, porque claro, con que me hubiera mojado los labios en vino valía para que esa mierda diera positivo.

-Eh, ni de coña. Me está acusando de beberme una puta botella entera, me lleva ahora mismo al hospital y que me saquen sangre. Yo no me he bebido la botella y me está acusando de algo sin pruebas. Le he llamado porque se ha colado alguien en mi casa, saltándose la seguridad.

Me sacudí cuando me cogió del brazo, molesta de que aquel idiota me hiciera pasar por esto, como si no tuviera suficiente. Se suponía que me había mudado a un pueblo de mierda, pero al parecer no acababa ahí la cosa sino que todos eran idiotas.

-No me va a poner esposas algunas, va a hacer como le digo y además voy a llamar al abogado familiar, por el trato de mierda que estoy teniendo. ¿Quién coño se cree que es? Solo un quiero y no puedo con algo de poder en un agujero perdido en América- no era lo más inteligente a decirle al agente, pero desde luego el enfado que sentía me había superado hasta la razón.

Pagarás las consecuencias por esta mierda Violet, porque eres gilipollas, pero eso ya lo sabías. Menos mal que papi no es ajeno a mi gusto por el vino si se entera, lo que le cabreará es que me haya metido en líos por bocazas…

- Esta bien, señorita. Usted lo ha querido. Queda detenida por el consumo de alcohol siendo menor, por faltarle el respeto a un agente de la autoridad y por oponer resistencia al mismo, por efectuar una llamada falsa a un teléfono de emergencias... - De la parte trasera sacó los grilletes metálicos, rígidos y firmes. - No lo haga más difícil señorita, ponga las manos sobre el techo del coche. - Te indicó serio, para continuar con la "lectura" de tus derechos.

- Tiene derecho a guardar silencio; tiene derecho a un abogado, si no puede contratar uno, el estado te facilitará uno de oficio; todo lo que diga podrá y será usado en tu contra en los tribunales...

Se le veía decidido a llevarte a una celda, dijeses lo que dijeses. - Vamos, no monte una escena. No le servirá de nada salvo para empeorar las cosas. - Te indicó, tratando de llevarte por las buenas aún por el buen camino, mientras que veías como volvía a quitarle el pasador de la funda de cuero de su arma y su mano se apoyaba en ella. Le miraste a los ojos y te diste cuenta de que hablaba enserio y que estaba más que dispuesto a sacar el arma de su funda en caso de tener que hacerlo.

Reculé cuando vi cómo se ponía, desde luego me pasaba por bocazas. Peor aún, este idiota me detenía sin hacerme caso ni nada, desde luego que se les iba a caer el pelo.

-Conozco mis putos derechos, me lleva al hospital para que me saquen sangre, no estoy borracha ni he bebido nada. Está de hecho coartando mis derechos, porque ningún menor va a la cárcel por consumir alcohol y se va a cagar- dije cabreada aún, aunque mis piernas no respondían como para ponerme a correr aunque hubiera reculado. Para bien o para mal, porque lo mismo acabada como huida de la justicia a esas alturas.

-Claro que tendré un abogado y se le va a caer el pelo, va a dejar su placa y cuando vea a su jefe con más razón –y si te callas ya Violet, mejor que bastante la estás liando con esa boca tuya.

No dudé en que aquel hombre sacaría su arma ante una menor indefensa y no armada, más para pavonearse. Para eso tenían armas los hombres, para medirse el ego, funcionaba igual que los coches al parecer. No me acerqué para que me subiera a su coche, pero no iba a oponerme mucho tampoco.

Jack te llevó a tu casa en silencio, conduciendo con esa calma que solo un "señor mayor" podría tener. No te miró ni una vez y el trayecto fue tranquilo. Una vez llegados a la puerta de tu vivienda detuvo el coche.

- ¿Quieres que entre contigo y revise la casa? - Te preguntó mirándote con intensidad. - Yo si te creo y se que había alguien más allí cuando llamaste a la policía. No me preguntes como lo se... es algo difícil de explicar y más aún de creer. Pero si prefieres ir tu sola... lo entenderé. Al menos permíteme que te acompañe hasta la puerta.

Dicho esto, quitó la llave del coche y se bajó, cerrándolo tras tu salida y siguiendo tus pasos llegásteis hasta la puerta de la entrada. Estaba cerrada y no parecía que se escuchase nada dentro de la casa.

No dije nada más, el abogado no parecía contento y yo tampoco. No entendía cómo una llamada de socorro a la policía podía acabar así, pero estaba claro que la policía a la próxima vez sería la última opción. Si es que había próxima vez, porque la verdad es que contaba con que eso no pasara nunca más. Alguien había invadido mi casa y con todo lo habían dejado ahí dentro mientras había pasado horas en comisaría. Cuando para el coche puse la mano en la manilla de la puerta, sin dudar que tenía que bajar y dejar el día por acabado hoy.

-¿Me crees?- miré extrañada al abogado pero le sostuve poco tiempo la mirada, aquel tipo me seguía dando escalofríos. –A estas alturas quien quiera que estuviera dentro se habrá llevado lo que quisiera y si sigue dentro, pues otra adolescente muerta por la incompetencia policial- dije con algo de sarcasmo, pero hasta a mí esas palabras me parecieron de más. –Ven si quieres, no estaba haciendo nada cuando llegó el poli de mierda a arrestarme.

Bajé y fui a abrir la puerta. El abogado me daba un poco de mal rollo, pero peor era lo que fuera que hubiera dentro. De normal no me hubiera fiado de un puto viejo pero el tipo me había sacado del calabozo, no podía ser tan malo como mi mente quería pensar. Abrí la puerta y entré, no estaba cerrado con llave igualmente ni la alarma estaba puesta, así lo había decidido el agente capullo.

Entrásteis en la casa. Todo estaba tranquilo y en orden. La botella de vino que sacó el agente Romero seguía en la misma repisa. Jack sonrió.

- Y he aquí la prueba del delito. - Dijo con ironía al ver la botella allí mismo. - Maldito Romero. Aunque me temo que no hubiese visto al intruso aún teniéndole delante. - Señaló el pasillo que daba a la bodega. - ¿Es por ahí? - Te preguntó, casi como si lo supiera y solo buscase disimularlo o confirmarlo.

Sin esperar tu respuesta, caminó hacia la puerta que daba a la bodega. - Dígame, señorita Benson. ¿Qué obsequio la trajo? - Te preguntó justamente al detenerse delante de la puerta del maldito lugar donde estaba el intruso. - ¿Le dio las gracias? - Hizo una pausa. - No... no se las dio... de haberlo hecho ya no estaría aquí... - En ese momento te tendió la mano.

- ¿Me acompaña? No la pasará nada y solo usted puede solucionar esto...

Miré alrededor en casa, sin fiarme mucho de lo que pudiera encontrar o no dentro. La verdad es que mi abogado no me parecía la mejor opción para estar a solas en mi casa en ese momento, pero no tenía opción. El tipo me daba mal rollo y tuve que mirarle cuando dijo algo sobre la prueba del delito.

-¿Entonces me crees cuando dije que había alguien?- mi cara de extrañeza era evidente, porque no me había querido creer sobre que no había bebido en sí cuando el puto agente me invitó a soplar el test de alcoholemia. –Si…- contesté a su pregunta aunque él ya tomaba camino a la bodega.

Le seguí con pasos precavidos y lo siguiente que dijo el abogado me sonó a una conversación distinta, claramente.

-¿Obsequio? ¿Qué?- dije sin entender a qué se refería. -¿Gracias? ¿Estamos hablando del puto poli? Porque no iba precisamente a darle las gracias…- bajé la mirada a la mano que me tendía, sin entender. Aquello me estaba poniendo los putos pelos de punta, no sé qué coño quería solucionar en la bodega conmigo de la mano y no sabía si estaba dispuesta a ello. Al fin y al cabo estábamos en mi casa y no había nadie más. –Em… Creo que estoy bien así, no sé bien qué quieres solucionar y eso. Yo veo todo bien.

- Esta bien. - Te respondió el abogado bajando la mano mientras negaba con la cabeza. - No hablo del policía pero, ¿sabe qué? Lo vamos a dejar así. Se cuando alguien no quiere ayuda y usted es de esas personas. Es más terca que una mula, señorita y créame que le estará bien empleado lo que le ocurra a partir de ahora.

El hombre se dió la vuelta y retomó sus propios pasos dirigiéndose hacia la salida. - Ya veo que es más lista que nadie, así que ya me dirá como sale de esta usted sola... porque la policía no creo que acuda a su llamada salvo para arrestarla y yo tengo cosas más importantes que hacer que ir a sacar por segunda vez a una niñata reincidente por realizar llamadas falsas al teléfono de emergencias. Que la vaya bien.

El hombre caminó hacia la salida y antes de irse se detuvo y miró hacia atrás, ojeando la casa sin moverse de allí. - ¡Diviértete por mí también! ¡Se lo ha ganado! - Exclamó a la nada y bastante molesto, salió de tu propiedad para meterse en su coche y sin duda, marcharse de allí cuanto antes.

Fruncí el ceño cuando dijo que no quería solucionar nada y que él parecía estar harto de mis mierdas. Al tipo le parecía todo normal meterse en mi casa y pedirme bajar a la bodega a solas, con un adulto que no conocía personalmente de nada. Debía estar como una cabra, sin duda, que se enfade así me extraña.

Me crucé de brazos enfadada, o más bien perpleja, cuando dijo que si llamaba de nuevo a la policía me volverían a detener. Parecía que si pasaba algo de nuevo estaría por mi cuenta, porque no iba a venir tampoco como mi abogado.

Puto loco pervertido...

-Señor, está completamente majara. ¿Espera que baje a la puñetera bodega con usted sin más?- le miré raro, muy raro porque no entendiera nada. Bastante que le había dejado entrar en casa sin decir nada. –Olvídelo, llamaré a mi padre para buscar a otro abogado.

Si iba para su coche yo no iba a suplicarle que se quedara. No sé en qué mundo le parecía bien esa situación como para enfadarse así pero ya me las arreglaría. Parece que nadie en este puñetero pueblo hacía nada a cambio de nada. Cerré con llave tras de mí y puse la alarma de la casa de nuevo. Luego subí para mi cuarto y me dispuse a llenar la bañera, con cierta molestia por el día de mierda y por las cosas que no parecían mejorar.

Jack se marchó sin decirte nada más. Sabía que era lo que había en tu casa, pero no podía decírtelo así como así al igual que sabía que tus padres no te harían ni caso con el tema del cambio de abogado. Él era el mejor y que tu no le conocieses, no quería decir que tus padres no se hubiesen codeado con él en alguna que otra fiesta o que le llevase la documentación a ambos. El capricho de una niña no sería suficiente para eso, pero no lo sabías... al igual que no sabías lo que te aguardaba en la casa.

Conectaste la alarma, dejando libres las zonas por donde te ibas a mover y dispusiste el baño para ti. Nada más abrir el grifo del agua, la alarma de la casa se disparó de golpe. Al comprobarla, viste que había sido la puerta de la bodega. Al ir a comprobarlo, viste que la puerta estaba abierta y jurarías que cuando Jack se marchó esa puerta estaba cerrada.

De hecho, la alarma te hubiese dado fallo al armar por no estar la puerta cerrada.

Cuando la alarma sonó de nuevo tuve que dar un salto sobresaltada. Desde luego no es lo que quería en este momento, más problemas y sobre todo con la policía. Si llamaban para ver la falla de seguridad no pensaba coger el teléfono, así que me aventuré a mirar qué demonios está pasando abajo. Desarmé antes la puñetera alarma.

Traté que mis pasos no hicieran mucho ruido en mi incursión, pero al ver la puerta de la bodega abierta sentí un escalofrío que recorrió toda mi espalda.

-Me cago en la puta- musité para mí, soltando insultos porque estaba bien asustada.

Mira, no te hagas la valiente Violet… ¿Sabes esas pelis slasher donde te preguntas por qué coño se quedan en la casa sabiendo que hay un loco dentro? Pues te vas a pillar un puto hotel para pasar la noche.

Y dicho y hecho, o intentado. Subí corriendo las escaleras a mi habitación y metí en una mochila con mucho canguelo en el cuerpo un par de mudas de ropa. Mi móvil y las mierdas del insti van detrás y luego bajo corriendo y me dejo de nuevo la alarma puesta antes de salir.

-Nope, no voy a lidiar con esta mierda- dije en voz alta al tiempo que salía de casa y buscaba en el móvil un hotel en aquel pueblo de mierda. Dios como echaba de menos LA.

Miraste tu móvil al despertar. Un sencillo mensaje de tus padres te indicaba que esta tarde-noche llegarían a casa. Les conocías lo suficiente como para saber que sería noche-madrugada.

Saliste del motel sintiendo como la extraña mirada de aquel hombre te seguía hasta la salida del mismo y una vez fuera cogiste un medio de transporte hasta casa. El trayecto se te hizo corto puesto que tenías tantas cosas en la cabeza de nuevo que no te dio tiempo a reorganizar nada en tu mente cuando descubriste que habías llegado.

La puerta de tu casa estaba cerrada. Al entrar la alarma conectada y silencio. Mucho silencio.

Todo parecía estar en orden. No habías mirada si las puertas de las distintas habitaciones habían quedado abiertas o cerradas al salir de la casa con prisas, pero no había nada descolocado ni fuera de lugar.

Suspiraste tranquila. Parecía que ibas a tener un tranquilo domingo por delante.

Al ver que en casa todo parecía más o menos normal, subí para mi cuarto con las cosas que me había llevado y las metí de nuevo en los armarios y el resto de cosas. Me desvestí y fui a darme una ducha y vestirme porque quizás debía ir al hospital a ver a Héctor.

Así que me duché rápido y salí a vestirme como si no hubiera pasado nada y no hubiera pasado una noche de mierda, eso incluía una capa de maquillaje para tapar ojeras.

Cuando estuve lista, cogí mi cartera, mi móvil y el móvil de Héctor y fui dando un paseo para el hospital.