Partida Rol por web

"Querida Ann

Frente a ti se encuentran mis seres queridos: amigos, amados que ni yo mismo adivino quienes son los que estarán en mi último adiós.

Amigos: Esta mujer que os lee esta carta y os ha escogido es mi mejor y más grande amiga en una vida que empezó en 1582 y que cuando os lea esta carta habrá por fin terminado.

No le temo a la muerte, no estéis tristes. No más que a una inmortalidad que me fue concedida sin pedirla y que se ha hecho demasiado larga. Pero hasta un pícaro ladrón, un cobarde y un egoísta como yo ha sabido encontrar la forma de expiar sus pecados, al menos para poner paz en mi alma... si eso además sirve para hacer de este mundo que dejo un sitio mejor, dependerá de vosotros. 

Es curioso, cuando escribo esto desde el hospital dónde he sido gravemente herido por conseguir aquello que ansiaba no guardo rencor alguno al Consejo. Y eso que se cobraron con creces el que abandonara su causa al dejarme solo contra La Sombra y sus putos demonios, para conseguir lo que ahora os lego. (Disculpa mi lenguaje, Ann). El Consejo está sobrepasado, anquilosado en su código, cubierto del polvo de los siglos sin saber que la amenaza definitiva a su existencia se ha forjado en la penumbra, y no en el Ejército de La Sombra por mucha paliza que me hayan dado a mi también. No. Quien me matará para tratar de recuperar lo que ahora yo he escondido no son ellos , sino Los Correctores. Se habla mucho de ellos estos días pero ni siquiera me atrevo a desvelar ahora por qué sé que son tan peligrosos. 

Razón de más para que vosotros encontréis antes que nadie lo que me dispongo a esconder antes de que me encuentren y me eliminen del tablero. No existe escapatoria para un fugitivo como yo. Ni puedo acudir al Consejo ni puedo confiarles a ellos esta búsqueda. No harían sino atraer a los otros y estos a su vez a los de más allá y así hasta el infinito, por los siglos de los siglos. No es tan difícil esconder las pistas de cualquiera de ellos. Si en algo se parecen los de la Luz y los de la Sombra son en lo poco que han sabido apreciar a los humanos. Jamás se fijarán que esa anciana frente a mi féretro es mi albacea, porque no han conservado amistades con humanos. Piensan que sólo quise crear una progenie como un gato en celo sin entender mi verdadero sueño de alguna vez formar una familia real. 
Tampoco se habrán percatado de las dos pistas que dejé en mi entierro. Su mente es insensible al arte. Espero que la vuestra no, porque uniéndolas llegaréis a vuestro primer destino.

Quiero acordarme de mis hijos. Los fui abandonando en el tiempo y en el espacio como el peor de los padres. Pero si a alguien le podrá beneficiar el que encontréis la Aguja de Cristal es a ellos. Es darles la oportunidad de elegir que con mis ausencias les negué. Es remediar sus muertes y mis fracasos. Sus vidas humanas y las que les fueron arrebatadas por ser Mythos. Por eso, en vuestra búsqueda por el mundo en busca de la Aguja deberéis hallar al menos a alguno de ellos o no será posible atravesar la última prueba. Siento esta especie de delegación de la patia potestad pero será un honor que aquellos que me apreciáis podáis encontrarles y decirles quién fui verdaderamente. 

Gracias por estar hoy aquí. Gracias por hacerme sentir que no todo lo que hice fue en mi propio beneficio. No puedo pensar en nadie mejor que vosotros para que decidáis qué hacer con la Aguja. 

Y si decidís no emprender la búsqueda siquiera y no poner en juego vuestras vidas lo entenderé. Los Correctores puede que tarden mucho en encontrarlo y mientras tanto emborrachaos, haced mucho el amor, y vivid ese instante con inmensa felicidad.

Es lo único que lo hará eterno."

- La música debe ser una de las pistas- una de mis pasiones es la música clásica - Lo que sonaba en el funeral era el Preludio Número 20 en C menor de Chopin!!!
-Tenemos que seguir pensando, con esto no vamos a ninguna parte

 - "Podrán cortar todas las flores, pero nunca detendrán la primavera", es la frase de Pablo Neruda que puede leerse en la placa colocada en la vereda del Colegio Nacional de Buenos Aires que recuerda a los desaparecidos de la dictadura militar. - Recordé. - ¿Sabéis si Cédric estuvo recientemente por Buenos Aires?. ¿O si tiene un libro de Neruda?.

Aquel pequeño saloncito se ha convertido en un despacho de investigación. Shell mira compulsivamente su iPhone, buscando en internet ya que Ann no dispone de ningún ordenador. De momento su búsqueda es infructuosa. La referencia de Gabriel es correcta pero al tratar de cruzarla con la pieza musical nada le sale. Gabriel también mira su móvil a la vez que trata de hacer preguntas a Evolet, la cuál se halla algo bloqueada, incapaz de concretar información de un hombre al que apenas llegó a conocer... Yen ayuda a Mrs. Demise a quitar la mesa. 

Gabriel sigue rastreando hasta que se da cuenta de una cosa... Su móvil responde raro, algo lento... Entiende lo que ocurre a la vez que lo estampa contra el suelo

- ¡Me han hackeado. Estaban rastreando la búsqueda! . Huele a El Consejo pero no sé si podemos arriesgarnos... Si es en Buenos Aires deberíamos ir antes que nadie, aunque aún no hemos descifrado la otra pista. 

-¿Alguno tenéis el poder de la teletransportación? Lo digo más que nada por ahorrar tiempo, dinero y esfuerzos- mi sonrisa detona el cinismo que herede de mi padre.

Me había quedado completamente bloqueada, no reaccionaba ante ninguna palabra ni conversación, estaba sumida en mis pensamientos, en las últimas palabras de Cedric en el Testamento. Pero algo me llamó la atención después de varios minutos, las preguntas de Gabriel hicieron que me removiese en mi asiento ¿Algún libro de Neruda? ¿Algún viaje fuera? Me llevé dos de mis dedos a los labios tomando una pose pensativa, incluso de duda. No respondí por el momento, preferí quedarme en silencio mientras en mi mente pasaban una y otra vez las preguntas en busca de respuesta. Yo intentaba hacer memoria, pero Cedric siempre se había mostrado tan callado y misterioso para algunas cosas. Suspiré con calma, incluso pesadez, estaba cansada, el día se había vuelto infernal por momentos.- Esperar... ¿Ir? Cómo sabemos que no nos estarán vigilando, dudo que sea una buena idea ir ahora todos juntos, llamaría demasiado la atención ¿O me equivoco? Sería arriesgado.-Comenté desde el rincón, había estado toda la noche callada y de repente me animaba a decir aquellas palabras.

-Por otra parte...-Dudó si continuar, en realidad no era más que una simple enfermera ¿Qué podía saber ella? Aún así se arriesgó, tenía demasiada edad, quizás eso jugase a su favor. Aún así intentaría apoyarse en Mrs. Demise.- Lo que sonó en el entierro era la conocida "Marcha Fúnebre" así se le llamó ¿No es cierto?.- Se levantó de su asiento, encaminándose hacia la ventana más próxima mientras hablaba con un tono pausado, incluso casi susurrante, cómo si no quisiera que nadie la escuchase más que ellos.- Frédéric Chopin la compuso para plasmar... Ciertos acontecimientos. No recuerdo bien, pero sé que fueron unos levantamientos que fueron frenados de manera brusca y que causaron demasiadas muertes.-Se giró hacia ellos, mirándoles confusa.- Quizás me esté equivocando, incluso volviendo loca... Pero quizás él se asociase o viese reflejado en aquellos sucesos. En aquella manifestación que llevó a tales trajedias... -Se llevó la mano hacia la frente, le dolía la cabeza demasiado, era tarde y ellos estaban jugando a detectives "aficionados".

- Queridos, no sé dónde querría Cedric que llegara este juego pero a bien sabido que si tenéis que emprender esta búsqueda querrá que la hagáis juntos. Ellos son sus hijos y os necesitarán. De lo contrario Cédric no había querido esta reunión de grupo... Respecto a lo que oigo todo tiene sentido... Los desaparecidos de una dictadura, los aplastados por levantarse... Todo eso me suena a él. ¿Cuál es el lugar? Eso ya sí que escapa a mi inteligencia... Por otro lado me aterra el pensar que hayamos sido espiados o puesto a alguien sobre la pista antes que vosotros.... Hay que actuar rápido...