- Nuestro padre ha muerto en los Estados Unidos. El funeral será en dos días. Pensé que deberías saberlo.
Aquella llamada telefónica perturbó a Yen como pocas cosas lo habían hecho en su larga vida. Era inglés el idioma en que hablaba su mujer y aunque Yen no había ido más que a la escuela rural durante su infancia, sabía hablarlo. Lo había hecho en honor a su padre desaparecido. Y ahora esa misma deuda le hacía tener que replantear la frontera que había trazado hacía muchos años.
La mujer le siguió dando datos y hasta se ofreció a ir a buscarle al aeropuerto. Su tono era frío y parecía sentirse incómoda pero Yen no pudo evitar despedirse llamándola hermana.
Lo que no haría sería coger un avión. Si hoy iba a traspasar la frontera lo haría con todas sus consecuencias con el legado de su padre.
Porque Yen estaba convencido que aquel enorme don que tenía no fue producto de la bomba nuclear. Aquella que causó tanta muerte y destrucción durante las décadas posteriores. La misma que en aquellos remotos campos había dejado su huella perpetua. No. El poder de Yen venía de su padre. Estaba seguro. Aquel hombre misterioso y heroico que había enamorado a su madre y a todo aquel que le conoció y que desapareció cuando Yen era un niño no sin antes darle muestras de cariño y algún consejo
"De nada sirve el poder si uno no está en paz consigo mismo" le dijo el último día que le vio.
Y Yen había sido fiel a aquellas palabras. Su vida había transcurrido serena y tranquila en Nagasaki, criado en el campo por sus tíos, cuidando de estos cuando se hicieron mayores, plantando y cosechando durante más años que cualquier vecino de los alrededores. También conoció el amor y aunque no tuvo hijos vivió décadas con su mujer antes de que ella también partiera. La felicidad nunca fue plena porque Yen siempre se sintió sólo y extraño. Primero por ser mestizo en un país en posguerra. Después por criarse sin padres y aquella noche en que se transformó en rayo, por saberse más cercano a los dioses que a las personas
Yen nunca estudió la electricidad y todo lo que sabía de ellas lo había aprendido en el campo y con su propio cuerpo. Él podía convertirse en el mismo rayo de las tormentas, perdiendo casi su conciencia de persona, siendo un haz destructivo a la velocidad de la luz que rompía el firmamento. Y entremedias también podía quedarse. Ser capaz de moverse rápido, cargado de electricidad y teniendo cuidado de no herir a nadie, e incluso más allá, poder volar a la velocidad de la luz con medio cuerpo de persona y medio de rayo, con proyecciones descontroladas de rayos que emanaban de su cuerpo. Cada estado tiene un límite. Y para que aquel poder no le tentara a olvidar sus principios, Yen se puso fronteras. En su propio código de honor y en sitio que le albergaba. Si no era capaz de trazarlas un día podía desaparecer en el firmamento o destruir un avión de esos que empezaban a surcar los cielos. Podía estar aquí y al segundo siguiente en el océano pacífico. Incluso podría ser tentado por hombres de la ciudad que quisieran comprar su poder para convertirle en un arma de destrucción. No.
Yen no saldría de la región de Nagasaki y no utilizaría su poder más que una vez a la semana. Dos mil semanas habían transcurrido y no había fallado a su palabra. Solo cuando su mujer murió y se dio cuenta que los ancianos del lugar, los que fueron sus amigos de la infancia, ya no podían compartir sus tardes, tuvo la tentación de viajar lejos, empezar de nuevo, responder a la llamada de los dioses. Pero entonces pensó que aún no había entendido su legado, que tenía que honrar a su padre y esperar alguna otra señal.
La señal estaba aquí. Su padre había muerto y era reclamado para su funeral. Y no estaba solo. Tenía una hermana. Tal vez familia que compartiera con él su carga y su honor.
Yen cerró la granja y regaló su cosecha y sus propiedades a sus vecinos, que le temían y apreciaban por igual. Sabía que no volvería allí. Se despidió de aquel anochecer sobre los huertos que tantas veces contempló y cargando su cuerpo de electricidad, sin querer perder del todo su forma humana, voló a los Estados Unidos.
Tardó cuatro horas. Ya no había fronteras.
yen vuela al encuentro de su destino, hacia el este sobre el pacifico vuela alto y se despide de la que fuera su tierra mientras se aleja la ve empequeñecerse al filo del ocaso mientras en un instante ya ve el nuevo continente bajo la oscuridad de la noche que avanza impalcable, al llegar a la costa baja la altura de su vuelo mientras se fascina con las luces de la deslumbrante california, y se siente un tanto apabullado ante la grandeza de esa gran porcion de tierra inmensa comparada con su confortable japon
cruza el continente en diagonal hacia el noreste donde a duras penas recordaba que se encontraba la gran ciudad de los rascacielos, pensaba que seria mas facil de ver que seria un gran faro en medio de la noche, pero la cosa no es tan sencilla hay muchas ciudades aledañas lo mejor sera ir hacia la costa , el sabe que new york tiene costa
oh! dioses, esto es enorme, esto no es como en el cine, donde esta la famosa estatua de la libertad?? necesito una referencia como puedo buscar una aguja en un pajar en la noche a miles de kilometros por hora, uan vez mas en el cielo esta la respuesta, los aviones a new york tienen que llegar muchos aviones y sus luces son visibles desde muy legos, busca una fila de aviones,, alli!!
sin acercarse demasiado y siempre desde arriba para no ser visto por el pasaje desde sus diminutas ventanitas va siguiento el rasto que como miguitas de pan le conducen al flamante aeropuerto intenacional jfk,, vistas desde el cielo desde la direccion adecuada las luces del aeropuerto se dejan ver como una gran señal en el mapa de la cuidad
aterrizo aun impresionado, buscando una zona un poco vacia pero no lejos del aeropuerto, para llegar a el caminando
(ahora me pongo en contacto con shell, no se si tengo movil, o puedo adquirir uno en el aueropuerto, si no habra cabinas o algo)
- hola shell, perdona que te importune a estas horas, soy yen..tu...tu... tu hermano el de japon, no querria molestarte ni ser una carga de veras que lo siento, pense que era mas facil nunca imagine que esta cuidad fuera tan... enorme, y no se donde ir ni a quien acudir ni que hacer
estoy en el aeropuerto JFK he venido para el entierro de nuestro padre como me dijiste, podrias ayudarme??...por favor....
yen se siente perdido, podira caminar durante horas en el rural nagasaky y volver con los ojos cerrados solo quiado por su instinto y las estrellas, pero no, aqui es un extraño, se siente como si estuviera desnudo como si todo el mundo le mirara y supiera sus mas intimos secretos,
no se si para estas acciones es necesario tirar algo, ya diras
si al final shell viene a por mi la esperare donde me diga o seguiere sus intrucciones
imagino que este posteo va aqui si va en otro sitio dimelo, imagino que a shell se lo cuentas tu verdad??
----me ha encantado mi poder!!! que lo sepas
Este es el recuerdo que tienes de tu padre
Te he cambiado la duración del vuelo. Japón de Nueva York está a 10.500 km. Cuatro horas supone que haces un tercio el tiempo que tarda un avión convencional en llegar, que vuela a 800 km/H así que imagino que 2400 km/hora que es un Mach 2 es más que de sobra.
Todo esto en estado 2
En estado 3 eres luz, ya sabes.