Partida Rol por web

pues en el turno de esquive me dirijo hacia el secuestrador que queda y le doy un largo y electrico abrazo, siempre dejando libre de obstaculos el cañon del arma

luego ya veremos como estamos de bajas y nos presentaremos pero lo primero es eliminar el peligro

Yen se dirige al jefe, que está al lado de las cintas transportadoras, así podrá luego chequear cómo está Yen

Moviéndose a gran velocidad, cargado, trata de darle una fuerte descarga al soldado. Este le ve llegar pero no puede esquivar al japonés moviéndose a esa velocidad cuando no necesita más que tocarle y producir la corriente eléctrica. El daño es grande pero aún así el soldado no pierde el conocimiento. 

El recién llegado tiene un arma igual que el de los azafatos, no sabéis dónde la ha sacado pero dispara un dardo contra el secuestrador al lado de los rehenes e impacta. Tampoco cae pero no tardará en hacerle efecto. 

Shell "apremia" a su antiguo amante a que ejecute su idea. Con lo que este corre a la salida sin preocuparse del riesgo. 

El soldado jefe dispara a Yen cómo puede. Lo tiene muy cerca pero tiene la visión borrosa y los músculos tensos. Yen esquiva sin dificultad el dardo con un zumbido eléctrico y una capacidad de supervelocidad que hace al dardo obsoleto. 

El soldado desarmado corre a coger el arma del soldado tras las taquillas y apunta a Adrien. Su esfuerzo es baldío ya que sus párpados se cierran... se cierran y justo cae desplomado sobre el propio rifle consiguiendo que el arma se dispare y el dardo le atraviese la nuez matándole instantáneamente. 

El último soldado en pie, sin intestinos trata de vengarse disparando a Evolet pero ella salta como una pantera. Su último pensamiento es acerca de si aquella pelirroja no será la misma encarnación de la muerte. 

Sólo queda, pues, en pie el jefe que Yen acaba de electrocutar. Un abrazo de gracia ahora podría dejarle inconsciente, sin duda. Pero entonces algo ocurre. El soldado vuelve a recibir una descarga eléctrica, exactamente igual a la que acababa de recibir. Yen no ha sido pero entonces observa cómo el "pasajero" extraño que se camufló entre la multitud. Doblemente electrocutado el terrorista, secuestrador, o lo que quiera que fuera cae

Y ese era el último. Os habéis cargado a 7 hombres armados. Enhorabuena

Gabriel permanece inconsciente y además se golpeó al caer y ha estado sangrando este tiempo (menos 15 puntos de vida por la pifia)

Fuera de él nadie más ha resultado herido en medio de este gran fuego cruzado. Los rehenes empiezan a levantarse y a correr a la salida. Aquel que fue alcanzado por la bala está, milagrosamente ileso y corre junto a su hijo a la salida. Algunos se giran para dedicaros una mirada. No se sabe si de agradecimiento o de terror. 

- Hay más de esos en la otra parte del aeropuerto- dice el grandullón que llegó el último y que está armado- Estaban controlando también a la parte del pasaje que no tenía maleta... Ahora queremos saber qué...

En ese instante algo impacta contra el almacén. Es una furgoneta que se destroza contra el muro. Pero a esa le sigue otra que agranda el boquete. Hasta que una tercera entra limpia. Detrás de ellas el hombre sin pupilas grita

- Vamos, amigas, vamos, abriros paso, vamos...- como si fuera un pastor de cabras. 

Las furgonetas están vacías. Nadie las conducía.

Al llegar a la última grita: 

- Vamos, corriendo, todos fuera, pronto vendrán más como estos. O peor aún, ¡las autoridades!

Evolet parece desfallecer, como si todo lo que hubiera hecho ahora le cobrara factura. Se arregla la cabeza fuertemente como si le fuera a estallar. 
Gabriel, que parecía que también sabía del tema sigue inconsciente, así que son Shell y Yen los que tienen que decidir. Y ambos se han visto ayudados por los desconocidos, así que deciden seguirles, tras cargar con el dormido. Incluso uno de los desconocidos ayuda a Yen con ello. 

El otro, el grandullón parece molesto con el plan, pero finalmente, y sin soltar el arma corre también hacia el vehículo. 

El que ha traído la furgoneta hasta aquí conduce. Los siete abandonan el aeropuerto... 

Efectivamente Evolet ha vuelto a tomar control del cuerpo y Salomé tras haberse cargado a tres hombres, pasa de nuevo a lo más escondido de tu memoria. 

Una hora después la furgoneta se encuentra en la estación de esquí. El sol ya ha amanecido. Y frente a ellos las cumbres del círculo Polar, que sin ser gigantescas sí son escarpadas y hostiles.

Gabriel se despierta. El grandullón armado les hace bajar del coche. 

¿Y ahora, qué?