Descripción: Aunque la zona de Midtown se puede dividir múltiples formas, aquí diferenciaremos entre West y East. Midtown West, más conocida por contener en su interior el barrio de la Cocina del Infierno (Hell's Kitchen), es una zona multicultural, con una gran variedad de restaurantes y locales alternativos. El precio de la vivienda es más bajo aquí que en los Upper Sides y por su cercanía con la zona de Broadway y por tener el Distrito de los Teatros (Theater District), se asocia con el hogar de futuras estrellas. La vida nocturna suele ser bastante animada y es una de las zonas "gay-friendly" de la isla. 

Botín y premios: Mercadillo donde puedes comprar armas de clase 1, alcohol y.... carne humana. Solo con rolear se puede obtener todo esto. Si se quiere arma de fuego hay que pedir algo a cambio. Una persona viva o una parte de su cuerpo (en plan, si me das todos tus dedos de la mano izquierda....)

Personajes: Vendedora del mercadillo. Laia

Eventos: Cadáver con premio (8),

Otras características: Ocultación media, zona con bastante gente y saqueos a comercios. 

Puntos de entrada:

• Este (Midtown East): Theater District
• Sur (Chelsea): Tiendas, bares, locales
• Centro (Times Square): Theater District

Imágenes relevantes:

• Theater District: 
• Times Square: 

SUBZONA: Times Square

Descripción: Una de las zonas más famosas de Nueva York, que debe aparecer en cualquier película que se precie. Times Square es sinónimo de espectáculo, ya que la zona está plagada de teatros, restaurantes y hoteles. A pesar de ser simplemente una plaza, es una de las grandes afluencias turísticas, famosa por sus carteles resplandecientes.

Botín y premios: NINGUNO

Eventos: Puja de Times Square (5): Habrá cuatro o cinco victimas atadas (podemos hacer la descripción tan gore como queramos) en las escaleras detrás de la estatua y encima de la estatua, sentada alguna mujer y/o hombre con careta extravagante, pidiendo pujas para aquellos que no son buenos cazando, pero quieren disfrutar del asesinato. Habrá dos hombres armados a ambos lados (ficha standar) para salvaguardar la integridad de la subastadora, pero no irán a matar pjs porque si. Habrá otro personaje que será quien vaya registrando a los que vayan ganando la puja. Todo es atrezzo más que nada.

OCULTACIÓN -2 PARA TODOS LOS PJS Y PNJS QUE CRUZEN TIMES SQUARE

Otras características: Ocultación baja, zona con mucha gente.

MIDTOWN WEST

Aunque la zona de Midtown se puede dividir múltiples formas, aquí diferenciaremos entre West y East. Midtown West, más conocida por contener en su interior el barrio de la Cocina del Infierno (Hell's Kitchen), es una zona multicultural, con una gran variedad de restaurantes y locales alternativos. El precio de la vivienda es más bajo aquí que en los Upper Sides y por su cercanía con la zona de Broadway y por tener el Distrito de los Teatros (Theater District), se asocia con el hogar de futuras estrellas. La vida nocturna suele ser bastante animada y es una de las zonas "gay-friendly" de la isla. 

Entradas/Salidas:

• Este: Midtown East
• Sur: Chelsea
• Centro: Times Square (subzona)

Tamaño de zona: Grande (para acceder a Times Square solo se precisa un turno)

SUBZONA: Times Square

Una de las zonas más famosas de Nueva York, que debe aparecer en cualquier película que se precie. Times Square es sinónimo de espectáculo, ya que la zona está plagada de teatros, restaurantes y hoteles. A pesar de ser simplemente una plaza, es una de las grandes afluencias turísticas, famosa por sus carteles resplandecientes.

Aún no ha sonado la alarma que da comienzo a la Purga, pero tu ya andas por allí. En tu camino a la casa de tu victima pasaste por Times Square, donde por cierto habias visto como varias personas montaban un pequeño ¿escenario, podria decirse? para luego cruzarte con una extraña mujer.

La anciana parecia estar montando un pequeño tenderte portatil... Desde luego, tenia que vender algo muy interesante como para arriesgarse a montar aquel puesto aquella noche. Pero la dejaste atrás, y ahora estabas ante la fachada de Peter Leigton pensando como acceder a él. La casa parecia contar con un buen sistema de seguridad.

Te distrajo un momento el ruido de gente disfrazada que circulaba por la calle esperando el momento de comenzar la fiesta. De momento no se habían fijado en ti, sino que miraban las defensas del Watson Hotel, hablando sobre como acceder por el simple placer de destrozarlo.

Miré el móvil para consultar la hora. No llevaba reloj de pulsera porque eso no era adecuado para su puesto de trabajo, así que se había acostumbrado a no llevarlo. Al parecer, un reloj de pulsera rompía la sexualidad del baile de algún modo desconcertante.

Mierda, ya casi es la hora.

Había confiado en llegar con un poco más de tiempo para colarse en el edificio engatusando al agente de seguridad, pero iba a tener que buscar una forma alternativa de acceder.

Miró hacia arriba: Cuando los edificios no eran únicos en su manzana, frecuentemente tenían azoteas colindantes que podían usarse para acceder. Y sino, también solían tener escaleras de incendios exteriores que se podrían utilizar para subir y luego bajar. Buscaba cualquiera de esas opciones alternativas.

En caso de poder elegir, prefería acceder al edificio a través de otro colindante, pero la escalera de incendios también sería una buena opción. Repasó las fachadas laterales del edificio buscando cualquiera de aquellas opciones mientras contaba los minutos para que no le pillara la bocina en plena calle.

Si la cosa se complicaba y el tiempo se le echaba encima, acabaría por intentar su plan inicial de engatusar al portero o, a unas malas, incluso volvería a Times Square e intentaría comenzar la noche al amparo del puesto de venta de la señora mayor. No es que uno pudiera fiarse de nadie en un día como aquel, pero de algún modo aquella señora tenía que estar muy segura y a salvo para poder salir a vender esa noche.

Tuviste suerte. Llegaste a tiempo para entrar al portal y encontrarte al portero. La fortuna te sonreia por doblete ya que nada más ver su reacción al verte sabías que podias sacar lo que quisieras de él.

El sistema de alarma comenzó a retransmitirse en la pequeña televisión que tenia tras su mostrador, dando comienzo a la Purga pero él no parecia recelar de ti. Mientras las persianas metálicas comenzaban a sellar el bloque de edificios tuviste que aguantarlo un rato , soportar sus obsecenas miradas vestidas de hombre responsable de un edificio de pisos carisimos, su forma de pronunciar tu nombre... pero al final te desihiciste de él.

O eso creias, pues en cuanto te diste la vuelta para dirigirte hacia el asecensor que habia al lado de las escaleras, te cogió del pelo y tiró fuertemente de él para pegar tu espalda a su pecho

- Putita. ¿Donde crees que vas? - su aliento contra tu oido evocó muchos momentos sufridos igual a ese - Esta noche hay barra libre y no pienso desaprovecharla -

Al menos inicialmente, todo resultó ser más fácil de lo que sospechaba. No hizo falta buscar entradas alternativas y el portero se mostró muy receptivo a que una desconocida entrase en el edificio justo antes de la sirena de purga.

No puede decir que no le sorprendiera, pero le venía bien, así que no le dio más vueltas y lo aprovechó.

No fue hasta más tarde, cuando la sirena ya había sonado e intentó deshacerse del hombre de seguridad que entendió por qué había sido tan fácil.

El tirón de pelo dolió, pero no más que otras vejaciones que había sufrido tiempo atrás, así que recompuso una sonrisa en silencio notando el aliento de él en su nuca hasta que, unos segundos más tardes, se sintió en situación de volver a hablar.

Bueno. Es cierto que hoy hay barra libre, pero si lo que quieres es que nos divirtamos juntos, no hay motivo para no disfrutar los dos, ¿no?

No es como si me hubieras planteado antes las ganas que tienes de follarme para que yo te hubiera podido contestar las ganas que tengo de que me la metas...

Con suavidad, lleva su mano izquierda a la mano con la que él le coge del pelo y se gira lentamente con un gesto seductor. Tanto si le suelta el pelo como si no, lo tiene suficientemente largo como para permitir el giro.

Mientras, con la mano derecha, se hace con uno de sus cuchillos a su espalda, donde él no pueda verla y, si él no hace nada para interponerse, con movimientos suaves y sensuales va recorriendo el brazo de él con su mano izquierda hasta el pecho para luego bajar lentamente por el centro de su abdomen en dirección a sus pantalones mientras la mano derecha va ganando posición.

Cuando su mano izquierda toque el cinturón de él y tire de la correa para desabrocharlo, la mano derecha le asestará una puñalada directa en el oído izquierdo con todas sus fuerzas procurando clavarse cuanto más profundo mejor.

Esa al menos es su intención, si es que la situación se lo permite.

El hombre parecia confuso, incrédulo después, pero te diste la vuelta y aquella caricia que le prodigaste en el brazo te hizo sentir como se le erizaba el vello de los brazos y bajaba sus defensas. También percibiste el bulto de  sus pantalones. Realmente pensaba que te iba a follar aquella noche...

Aproximó su boca en la tuya y mientras su lengua intentaba colarse entre tus labios, un quedo gemido acompañó aquel gesto cuando el cuchillo atravesó su oido como si lo enterraras en mantequilla, y llegando hasta el mismo fondo de la empuñadura. Trastabilló hacia atrás, como si estuviera desorientado, mientras la sangre brotaba, pero de forma lenta y continua, manchando el cuello de su impoluta camisa blanca...

Su mano intentaba aferrar el mango, pero el miedo o la conmoción le impedian llegar a hacerlo. Clavó sus ojos en ti, e intentó embestirte pero iba a ser muy fácil esquivarlo

Un bloqueo afectó a la mente de Sandy cuando la sangre salpicó su rostro mientras esquivaba a aquel hombre que daba pesados pasos mientras la sangre burbujeaba por su boca.

Se quedó inmóvil observando al hombre y con la mente en blanco, incapaz de reaccionar. No era un buen momento para no moverse, por suerte el oído es una de las vías más rápidas para llegar al cerebro con un filo militar, y la gracia divina se había puesto de su parte, así que su bloqueo no le pasó factura.

Cuando por fin se recuperó, era ligeramente tarde. Tanto que sus conexiones sinápticas que le advertían sobre lo que percibía en su entorno habían tenido que enviarle un mensaje privado y directo a su cerebro. Era la primera vez que le pasaba y esperaba que fuera la última. La purga no era momento para ese tipo de evasiones.

El hombre se tambaleó de vuelta y a punto estuvo de alcanzarla. Su reacción fue en el último momento para realizar una nueva esquiva.

¿Pero por qué cojones no te mueres? Tienes un cuchillo aun clavado en el oído, capullo.

Recuperándose cogió el cuchillo desde su espalda y lo desclavó con fuerza al tiempo que le empujaba con la suela de su bota derecha en la espalda haciéndole tambalearse hacia adelante.

Querías metérmela, ¿eh? Pues dime, ¿qué se siente cuando te meten algo a ti? Hoy hay barra libre, dijiste. ¿Qué te parecería si usase la barra libre y este cuchillo para cortarte tus partes nobles y metértelas por el culo antes de que termines de desangrarte? Lo último que sentirías sería tu propio pene buscando tu propio punto G.

Lo decía con una entonación que invitaba a pensar que disfrutaría haciendo aquello. Quería que sintiese el terror que las chicas violadas sienten cuando gente como él se intenta aprovechar de ellas. Pero la verdad era qu eno disfrutaría en absoluto. Le asqueaba profundamente solo pensar en cosas como aquella. Eran palabras vacías. No era tan dura como para no matarle inmediatamente.

Se acercó a él de nuevo ganándole la espalda y le puso el cuchillo en el cuello mientras con la otra mano tiraba de su pelo hacia atrás, como hacía poco había hecho él con ella.

Hoy es tu día de suerte. - Le susurró al oído desde detrás. - Voy a ser clemente contigo.

Y simplemente le rajó la yugular de lado a lado y lo empujó al suelo a que muriese ahogado por su propia sangre.

Cayó hacia delante con todo su peso y su cuerpo se sacudió en un par de espasmos mientras se ahogaba en su propia sangre. Escuchaste el leve gorgotear de aquel tipo como una melodia victoriosa mientras el suelo se teñia poco a poco con su viscosa vitae.

Ascendiste hacia el piso de Peter, ya fuera en ascensor o escaleras. Muchas de las puertas mostraban su apoyo a la Purga con pequeños arreglos florares azules, como los de las ventanas de las fachadas, pero más pequeños. Sabias que el sistema de seguridad te haria muy dificil entrar en cualquier piso porque si. Tendrian que dejarte entrar...

En la puerta de al lado de Peter escuchaste gritos aterrados y de dolor. También algún que otro golpe. Quitando eso, todo lo demás era silencio espeso y contenido.

Camino hasta la puerta adyacente a la de Peter por el lado contrario a donde suenan los golpes.

No quiero entrar frontalmente en el piso de Peter porque siendo el día que es no vale hacerse pasar por pizzero para que te abran la puerta, pero tampoco quiero ir directa a una casa en donde están sumidos en plena violencia, así que mi planteamiento es intentar acceder al piso adyacente al de Peter en el que no hay jaleo y ver si es posible acceder por la ventana desplazándome de una a otra.

Me acerco a la puerta elegida y pego la oreja a la madera intentando escuchar algo. Me sitúo de tal forma que no pueda vérseme desde la mirilla de la casa a la que intento acceder, fuer de su ángulo de visión.

Mientras escucho intentando captar cualquier ruido o movimiento en el interior, voy sacando de mi cartera una tarjeta plástica. La tarjeta es de socia de una conocida cadena de tiendas de ropa de mujer orientada a chicas jóvenes de menos de 30 años. La típica tarjeta inútil que sólo sirve para que te hagan un descuento del 10% pero que, si no la llevas encima, basta con dar tu número de teléfono.

Bueno... que solo sirve para eso y para intentar forzar una puerta con la única ayuda de la propia tarjeta y un cuchillo ensangrentado y cubierto por los sesos del portero del edificio.

Esa es precisamente mi intención si no escucho sonidos en el interior, forzar la cerradura empujando el pasador con la tarjeta y usando el cuchillo como palanca de ayuda.

Si por el contrario escucho sonidos en el interior, desestimaré el plan y tendré que afrontar la opción menos segura de entrar directamente en el piso de Peter llamando al timbre y tirando de encanto... 

Veremos como acaba todo

Tras un alarido final, los gritos dejaron de sonar de golpe. Luego el ruido sordo de algo pesado al caer sobre suelo. Pero a ti eso te dió igual. Pasaste de largo esa puerta y la de Peter, para llegar a la otra. Tras unos minutos intentando escuchar al otro lado, todo parecia estar en un silencio contenido, roto en ocasiones por los ruidos que salían brotando de la primera puerta.

Como si arrastraran algo... y finalmente el ruido de la llave girando en la cerradura desde dentro, como si fueran a abrirla y a salir al exterior. A alguien se le habia despertado el apetito de la sangre y quería más. Si te dabas prisa, quizás podrias entrar, pero viste que era una puerta muy buena, te costaria abrirla....

Cambio de planes.

Ella tenía el rifle y había apenas... - ¿unos 5 metros? - ...entre la puerta que se iba a abrir y la que estaba ella. Distancia suficiente para que no se percibiese que el rifle era de dardos somníferos. Quien iba a salir estaba arrastrando un cuerpo, así que, quizás aquello le daba tiempo suficiente. Sí, tenía que darlo.

Sacó su rifle y apuntó rápidamente hacia la puerta que se iba a abrir mientras daba algunos pasos más para ganar un poco de distancia. Se quedó apuntando en el aire hacia aquél vacío con la convicción de que muy pronto alguien se pondría en su línea de tiro. Entonces decidiría qué hacer, si darle un disparo tranquilizante o solamente intimidarle y conseguir entrar a su puerta.

A la espera. Aquello sí que era el comienzo de la cacería.

Eras lista. Te preparaste para ser tu quien tuviera la ventaja en aquella escena. Te pareció que el pomo giraba demasiado lento, que quien fuera, tardaba mucho en salir, pero finalmente apareció

El muchacho atravesó el umbral con un enorme cuchillo en la mano. Llevaba unos vaqueros pero el torso descubierto y manchado de sangre, así como el rostro. No llevaba nada más en las manos, así que supusiste que el cadaver que no habia arrastrado a su victima para sacarla fuera. Lo habria hecho para otra cosa.

Te sorprendió la frialdad de su mirada cuando se giró levemente al percibir tu presencia. Desde luego no parecia muy cuerdo en esos momentos. Imprevisible si. Con sed de sangre también.

Primero dispara, después pregunta.

Apuntando al abdomen, apretó el gatillo y vio como el dardo salía disparado.

Ya tenía cierta costumbre. Los dardos tardaban en hacer efecto, y aquella distancia era demasiado corta. Para asegurarse no tener incidentes problemáticos, tendría que usar dos dardos en aquel muchacho. Algo le decía que era más fuerte de lo que aparentaba y tenía la mirada perdida y sedienta de sangre. Una mirada que había aprendido a relacionar con los días de la purga y con los problemas.

No tendría mucho margen si el primer dardo fallaba, así que tiró de la palanca, metió un segundo dardo y volvió a apuntar al hombre. En cuanto le volviera a tener en la mira, volvería a disparar un segundo dardo. Después de aquello, sacaría sus cuchillos y se prepararía para defenderse de un ataque cuerpo a cuerpo.

Ella era más pequeña que él, pero con la ayuda de los tranquilizantes, no debería tener mucho problema. Después, en función de lo que encontrase en el interior del piso que el chaval abandonaba, decidiría si bastaba con dejarle dormido o era necesario hacer algo más con él.

El primer disparo acertó de lleno. Él bajó la mirada sorprendido hasta el dardo, pensando que recibiria un balazo y en su lugar se encontraba con aquello. Una rodilla le falló de repente, pero consiguió mantenerse de pie. Ladeó la cabeza mirandote entre confuso y enfadado. Pero era un enfado frío, calculado.

Comenzó a avanzar hacia ti, pero podias notar que ya comenzaba a sentir los efectos, con lo cual no sería necesario recurrir a un segundo. Solo tenias que ganar algo de tiempo, o arriesgarte a atacarle sabiendo que su reacción estaria algo mermada ya.

Viendo que el segundo disparo no iba a ser necesario, ahorra el dardo. Vuelve el rifle a la espalda con un giro de la correa que llevaba a bandolera y aprovecha el movimiento para desenfundar los dos cuchillos.

Los pone delante de su cuerpo empuñándolos en posición de combate, pero, en realidad, no pretende luchar. Solo ganar los segundos que necesita.

¡Quieto! Lo que tienes clavado en el abdomen no es mortal, esto sí. - Pretende convencerle para que se detenga.

Podemos hacerlo de dos formas: Me haces caso, te echas una pequeña siesta y cuando despiertes yo no estaré aquí o no me haces caso, te echas una pequeña siesta y no vuelves a despertar.

No me importas ni quiero hacerte nada. No estoy aquí por ti.

Sus ojos se estrecharon. ¿Era enfado o frío cálculo? No estabas segura porque un extraño brillo relucia en ellos ahora. Su cabeza se inclinó hacia delante ligeramente y sus hombros se cuadraron para envestirte directamente, como si no hubiera visto tus cuchillos.

Sentiste la fuerza de sus brazos, y como uno de tus cuchillos se hundia con facilidad en su abdomen. Ni siquiera aquello lo retuvo, sino que te tiró al suelo, con el mango sobresaliendo de su cuerpo e intentó estrangularte con intensidad. Sentias que el aire abandonaba tus pulmones, pero sabias, y sentias, que sus ojos se iban cerrando. Poco a poco... Solo un poco más y caeria dormido....

Aquel demente se abalanzó sobre ella ignorando los cuchillos. Ni siquiera pareció notarlos cuando se le clavaron en el abdomen.

La placó y apretándola contra el suelo comenzó a estrangularla. Sandy sentía el calor húmedo de la sangre de él cayendo sobre su ropa mientras luchaba contra aquellos gruesos dedos por respirar. Sabía que la consciencia de aquel hombre se iba a diluir y con ella su fuerza. Aun así, pataleaba y golpeaba con los brazos a aquel corpachón que la aplastaba y la impedía coger aire.

El corpachón del hombre fue poco a poco quedándose dormido y perdiendo fuerza hasta que, finalmente, las marcas blanquecinas de su cuello desaparecieron cuando el agarre fue flojeando. El aire empezó a entrar a sus pulmones en apenas un hilo que, poco a poco, iba aumentando su caudal. Segundos después, Sandy respiraba agitadamente recuperando el color de sus mejillas pero aún con aquel corpulento atacante aplastándola y sus sangre fluyendo por la camiseta.

Apartó al muchacho con cierta dificultad y se incorporó poniéndose de rodillas y apoyándose en la pared. Había estado cerca.

Se giró hacia el muchacho y le propinó una fuerte patada en el costado seguida de otra más.

Capullo. Esto no era necesario.

Después se agachó sobre él, le tiró de los pelos hacia atrás y le rajó el cuello sin miramientos.

Imbécil.

Tomándose un par de minutos más para recuperarse, avanzó hacia la puerta que había utilizado el muchacho ahora muerto y entró en aquel piso igualmente adyacente al que ella necesitaba acceder.

¿Porque la gente siempre lo hacia todo tan dificil? Con lo fácil que habria sido que siguiera su camino...

Le dejaste allí tirado como hiciste con el conserje y entraste en la casa que estaba a oscuras, salvo por unas pequeñas luces de emergencia

Ahí habia pasta. Muebles caros, altos techos que pemitian una habitación en lo alto. Y un sistema de seguridad que te dejaba ver que los altos ventanales estaban herméticamente cerrados con persianas metálicas. Deambulaste por el salón y encontraste la mesita de café volcada y una libretita abierta, con varios números anotados, al lado. Uno de ellos ponia que era de Peter Leigton. Con medio cuerpo sobre el sofá y el otro medio sobre la carisima alfombra habia una mujer con múltiples puñaladas por todo el cuerpo. Parecia que la habian colocado, así, desmadejada pero como si estuviera viendo la tele. Te aproximaste a la pared que seguramente compartia con tu objetivo y pudiste oir al otro lado una melodia de piano.

Lo que ya no estabas tan segura era si tocaba él o una reproducción.

Cerré la puerta del apartamento tras de mi. No quería nuevas sorpresas. También busqué cualquier pestillo o seguro que pudiera encontrar para evitar que la puerta se abriera, ya fuera con llaves o forzándola.

Después entré y examiné el interior. Las ventanas estaban firmemente cerradas con cortinas metálicas, así que adios al plan de colarse a través de la cornisa.

La casualidad y la fortuna quisieron que encontraseuna libreta con números apuntados incluido el teléfono de Peter. Ese serìa un recurso valioso, así que tomé nota de él en mi móvil pero no como contacto, sino como notas del teléfono. Justo encima de una lista de la compra pasada hace cuatro días.

Aproveché para googlearle buscando por alguna referencia a su vida privada: ¿Casado? ¿Con hijos?... cualquier cosa que me diera algo de ventaja para sacarle de su casa. Mientras, escuché a través de la pared.