Partida Rol por web

Trascendencia (y más allá)

Falsas Apariencias

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04/03/2010, 16:53
Isabel

 

Cuando Albert entró en el salón me encontraba registrando el cuerpo del cazador. Entre sus pertenencias destacaba un pequeño aparato activo de rastreo, no lo desactivé pues eso hubiera alertado al resto de su organización sobre la localización actual de su presa, era bastante peligroso a la par que excitante, pero tal vez pudiera encontrarle alguna utilidad, siempre que no lo tuviera por un tiempo mayor al razonable. Lo guarde en el bolsillo y aparté las armas del cuerpo. Luego me puse en pie para atender a Albert.
 
-Hmph... Tranquilo, relájate, las prisas raras veces son buenas, observa a tu alrededor – abrí los brazos con las palmas hacia arriba mientras barría la estancia con la mirada, dándole así algo de tiempo.
 
-Fíjate, estas vivo y éste de momento también –señalé con la zurda y cierto desprecio al cuerpo tumbado –eso deja bastante que desear en la faena de nuestra reciente visitante y todo por ser tan “acelerada”... no caigas en su error.
 
El tono de mi voz se tornó tranquilo, pausado, reflejando una actitud de control que tanto me gustaba aunque no era para nada serio.
 
-No obstante agradezco tu disposición, pero en tu estado no eres muy útil que digamos, ahora tu principal preocupación debería ser recuperarte y aprender a asimilar correctamente mi sangre, que como habrás podido comprobar, no tiene nada que ver a la que estabas acostumbrado; la sangre magistri es la mas poderosa de todas, de ahí la clara superioridad de mi clan – mis palabras reflejaban convencimiento a demás de un claro orgullo hacia mi linaje – conviene, por tanto, no malgastarla y aprender a sacarle el máximo partido... Hoy has tenido mucha suerte Albert, pero tendrás que aprender mucho si no quieres que todo se esfume en un instante.
 
-Ahora puedes retirarte, sugiero que vallas a comer algo o a descansar a tu alcoba, como gustes, me encontrare contigo en cuanto termine mis asuntos aquí.
 
Antes de que pudiera ponerse en camino, le hice saber mis intenciones inmediatas con él para que estuviera preparado.
 
-Sin embargo mientras te recuperas tal vez puedas ir recordando toda la información que puedas en torno a tu anterior señora, necesito que me cuentes todo, ya sabes: que os ha traído aquí, que tipo de relaciones tenéis con qué gente, privilegios y deberes, si los tuviere, citas de interés... cualquier cosa por insignificante que parezca me puede ser útil.
 
Ahora si dejé que Albert se fuera, mientras lo hacia me encaré con el cazador y le volteé con el pie, con bastante esfuerzo pues era muy pesado, dejándole boca arriba.
 
-¿Tienes algo con lo que negociar tu vida, o pasamos directamente con tu muerte?
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10/03/2010, 21:32
Director

  El cazador trató de escupir a la cara de Isabella, pero estaba lejos, y el ultimo soplo de vida escapaba de su cuerpo, como una babeante mancha de sangre sus labios se desplazaron temblorosos, apenas podía apreciar la figura de su ejecutora, los ojos borrosos y humedecidos a pesar de no haber vertido ni una lágrima.

  Vestido con aquella gabardina, embotado en su propio uniforme de caza, aquel hombre jugaba a ser cazavampiros, entendió en ese momento...que una lucha directa podía ser fatal. Tsk...demasiado tarde...

 Pensó gruñendo de dolor...

 - Vete...al infierno maldito demonio... - cooooooffff escupió para no ahogarse...aunque eso no haría siquiera que la lasombra se manchase los zapatos.

 Aquella era su respuesta...un, pasemos con mi muerte, era lo mejor que podía pasarle, ahorrarse sufrimiento. Después..sonrió de medio lado...buscando aquel aparato que había tomado de su bolsillo.

  Idiota...jaja...que....te jodan.....

 Parecía bastante contento a pesar de su lamentable estado, las balas debían no haber sido tan bien encajadas como para matarle, y los cortes parecieron superficiales o insuficientes para acabar con su enérgica existencia.

  Apenas podía moverse..y la cabeza se le caía de lado por su propio peso.

 - ja....jaja.....cooof....ja...... - Su risa más parecía un lamento.

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12/03/2010, 12:05
Isabel

Disfruté contemplando los últimos esfuerzos de aquel desafortunado cazador. Su aparición había amenizado suficientemente la escena como para compensar el tiempo que había invertido en ella, eso siempre es de agradecer. Pero ni siquiera el mejor de los entretenimientos es divertido cuando se prolonga forzadamente, y era evidente que a este juguete ya se le habían acabado las pilas.

-Me podía esperar una reacción de este tipo, pero no imaginaba que yo  fuera tan importante para usted como para desperdiciar sus últimas y escasas palabras en cubrirme de halagos, es usted muy amable.

-En agradecimiento...

Tomé suavemente su refinada katana, colocándola en posición horizontal a la altura de mi pecho. Pareciendo como si intentara estudiarla fui retirando lentamente la saya, al hacerlo aprecié con detalle cómo su nítido filo iba deslizándose, produciendo un agradable y característico sonido. Tiene buen gusto con sus armas caballero…

-... terminaré con su dolor aun yendo en contra de mis costumbres. Tendré a demás el detalle de hacerlo con su propia arma, espero que sepa apreciarlo.

Observé su interés hacia sus pertenencias que sumado a su impasible rostro y aparente felicidad me lograron perturbar, ciertamente no era partidaria de coger artilugios de estos tipos y menos de utilizarlos, pero el propio riesgo de hacerlo excitaba mi frió y muerto cuerpo otorgándole una calurosa sensación. 

-Tranquilo, le daré mejor uso del que usted le ha dado.

Coloqué la punta del arma sobre su laringe, bienvenido al mundo de los muertos, después el filo atravesó su garganta y se clavó en el suelo de la habitacio´n.

Abandoné aquella macabra escena, en busca de mi reciente fantoche, o mejor dicho de la información que este podía suministrarme. Una vez en el hall le llamé cómicamente, evidentemente no conocía la casa, así que comencé a explorarla.

-¡Aaaaaallbeeeert! ¿Dónde annndaaas?

 

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15/03/2010, 19:01
Director

Notas de juego

Obtienes 15 px

o a elegir:

 Fuerza de sombras (Mérito de 4 puntos): Las sombras que manipules tienen la capacidad de resistir la luz del sol unas cuatro horas antes de disolverse. + 11 px

ó

 Color saludable (Mérito de 2 puntos) + 13px

Además, obtienes 1 punto de Expresión y 1 punto de Intimidación.

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19/03/2010, 03:01
Albert

  No era fácil suponer que era más doloroso para Albert, que algo extraño, desde su interior, lo consumiente y a la vez reparase como un simple instrumento que puede romperse y remender poco después...como una sierpe que repta por sus venas obligandole a obedecer, a responder ante una llamada o...que...incluso pudiendose resistir a dicho influjo sobrenatural tuviese que decidir voluntariamente hacerlo para no perder la vida...

  ¿Cuan...bajo...he caído?

 Apenas habían pasado unos minutos y aquella torturadora voz se adentraba en su mente haciendo que le estallasen los oídos como si mil yunkes fuesen golpeados con martillos...

 - Que...¿Qué es lo que desea...mi nueva Señora...?

 Pero almenos, educación no le faltaba ni tampoco saber hacer, se comportaba como lo que era...un lacayo, un siervo sin importancia...¿tan rápido has aceptado tu papel?

 Su ojo izquierdo estaba algo cerrado, una mancha de sangre abarcaba parte de él y de su rostro, la sangre de sus labios había secado y era propia, no de Isabella, aquella había sido consumida, cada gota, sin excepción. Había retomado el color de su cuerpo, parecía vivo, muy vivo, las heridas tardarían en sanar por completo, quizás...unas horas, Albert había puesto buena parte de su voluntad en recuperarse cuanto ante y los comentarios de Isabella sobre su incapacidad para hacerlo con preguntas que lo insultaban quedo más que refutada, ya se erguía por completo en pie y..aunque se sujetaba el brazo izquierdo con una ropa menos cubierta de sangre pasaría por un humano sano y salvo en plenas condiciones.

- ¿Acaso...información sobre como hacer ver a los que, sin duda, están ciegos, su superioridad y su magnificencia...?

 Puede que...estuviese acostumbrado a hablarle así a Marianna o puede...que fuese su forma de regalarle bonitas palabras a su nueva ama, aquella que dispone de sus hilos, la que mueve a la marioneta, de la que pende su vida...como un hilo...que puede cortarse de improviso.

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23/03/2010, 19:35
Isabel

 

Reconozco que me sorprende ver a Albert prácticamente recuperado de sus heridas, sin duda mi insultante desafío había surtido efecto, haciendo que se esforzara al máximo. Aparentando mostrar mi aprobación (aunque en realidad su salud me importaba lo mas mínimo mientras fuera capaz de darme la información que necesitaba), le dedique una falsa sonrisa, o quizás no lo fuera tanto, al fin y al cabo me gustaba tener el control y su irónica lealtad no era sino una prueba rotunda de ello.
 
Sólo necesité escuchar sus palabras para borrarla por completo...
 
-¿Cómo que ‘nueva’ señora? ¿Acaso aún no tienes ni una ligera idea de lo que pretendo? Será mejor que no vuelvas a distinguirme de tu ‘antigua’ señora, Alberttt.
 
-¿Mostrar mi grandeza? –Negué con la cabeza –Justamente se trata de evitar eso, o ¿acaso crees que he llegado hasta aquí mostrándole todas mis cartas al resto de la mesa?
...
 
-Esos a los que denominas ciegos, son depredadores buscando presas, poco importa si eres muy poderoso pues te perseguirán por suponer una amenaza, por el contrario muéstrales debilidad y te eliminaran por ser inservible.
 
-La cuestión es que vean lo que yo quiero que vean, en cada momento, pero si a mi compañero le pillan haciéndome señas, no tardaré en reemplazarlo o en jugar yo sola, antes de que arruine mi mano. ¿Entendido?
 
Las palabras eran tajantes, hirientes, mostraban incluso parte de mi ira, sin embargo y de forma contradictoria a lo que cabía esperar el tono de voz no era alto, permaneció invariable a lo largo de todo el discurso.
 
Hice un gesto con mi zurda, invitándole:
 
-Ahora ponte cómodo, tienes mucho que contarme.
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25/03/2010, 03:12
Albert

 Albert comenzaría por lo más elemental, los últimos lugares en los que había permanecido su Señora, Japón, Praga, Barcelona, Budapest y finalmente Ancona, su nombre, Marianna Gervasonni, sus ingresos anuales, superiores a los de Isabella, sus posesiones a lo largo del mundo y más en concreto las de aquella ciudad, después se decantaría por la información más relevante e importante que pudiese requerir ella, hablaba con formalidad pero a la sangre que vagaba dentro de él aún le costaba persuadir a su mente para continuar y su lengua se frenaba en determinadas ocasiones como si desease ocultar algo...

 - Gerard es un antiguo ventrue, Marianna tenía una empresa fantasma al nombre de un títere para tratar de informarse de los movimientos del sangre azul y adelantarse, yo mismo he estado reunido con él en persona lo que ya es de por si un logro, muy pocas personas han visto el rostro de mi antigua señora o de su rival cainita.

 Hizo una pausa, había sacado un pañuelo rosa con el que se limpiaba la cara con la sutilidad de una mujer, a pesar de ello tenía rasgos verdaderamente masculinos.

 - Que yo conociese su rostro era algo importante. Quería verle muerto. - Toda aquella información hubiese sido alta traición si su Señora no hubiese abandonado este mundo para abrazar las llamas del infierno.

 - Se trata de un magnate con credenciales, su mayor logro es TRANSCOM, una empresa de transportes y comunicaciones, crece sistemáticamente un veinte por ciento cada año, lo que la sitúa en el liderato mundial. Detrás, como comprenderá, no sólo existen beneficios limpios, el dinero negro y las transacciones para blanquear dinero son la rutina del día.

  Absorbió y luego machacó la mayoría de cadenas de moda de la Señora Gervasonni humillandola públicamente ante los líderes mundiales, almenos...dentro de vuestra exclusiva sociedad.

 Desde entonces juró vengarse.

  Terminó de limpiarse y recogió su pañuelo en el bolsillo, se desharía de él y de su ropa más tarde...

 - Gerard se encuentra en Ancona por negocios, asique nos desplazamos aquí en secreto, aunque yo he venido con el Señor Gerard por motivos de negocios. Éste intuye que algo va en su contra, no sabe bien si es por sus negocios o simplemente por la inestable situación de la ciudad, en todo caso, este no es un lugar seguro para permanecer tanto tiempo y el lo sabe.

  Según lo que he podido averiguar está reuniendo aliados incluso...le he visto interesado en una mujer. Creo que planea otorgarle el don del abrazo. Hoy Marianna iba a darme instrucciones sobre interrumpir o no el proceso. Mientras yo me encargaba de ello, la Señora Gervasoni asistiría a una reunión privilegiada.

 Tomó aliento, no dejaba de ser un simple humano. Miró a los ojos de Isabella, aquella mujer era un monstruo, él lo sabía, ella lo sabía, asique no quedaba lugar a dudas...o hablaba o moría, hablar no le aseguraba la vida pero...no le vendría mal...nada mal...

 - En el teatro .. - Albert sacó una tarjeta y se la tendió a la imponente lasombra, allí estaba todo incluso el número de teléfono de aquel lugar - Marianna tenía un contacto ventrue en la ciudad, un buen amigo en las contiendas de Europa, desconozco más sobre él, ese ventrue tenía contactos con la Mafia y le facilitó concertar una cita con algunos de ellos de manera..informal. Marinna no dispone de aliados fuertes y dada la situación actual de la ciudad pensó que si los independientes, más en concreto, los Giovanni, los más poderosos en Italia la apoyaban en sus fines podría plantar cara Gerard.

 La contienda no es abierta, pero el príncipe de la ciudad, del clan de los Brujah, está asfixiando a los clanes de la camarilla. No tiene poder suficiente como para hacerse con la ciudad y los Sabbaticos campan a sus anchas en la zona sur de la misma. El puerto lo controlan los independientes, más concretamente los Giovanni y los Setitas, y la zona norte, la más rica en infraestructuras está bajo la atenta mirada del príncipe. Los miembros del Sabbat causan el pánico y el más absoluto terror en la zona sur, los independientes se habían conformado con el puerto, así lo hicieron siempre con el principado del anterior príncipe, pero ahora temen que la zona intermedia se convierta en un campo de batalla entre la torre y la espada.

 Si...no logran apaciguar a las bestias que se ciernen sobre la ciudad desde el sur...toda Ancona estará condenada. sin embargo, es algo que sólo preocupa al príncipe y a los Giovanni y ambos están dispuestos a usar la fuerza.

  Basta prender la mecha para que toda la camarilla explote en el caos y la guerra, y como fichas de dominó los independientes y las facciones más brutales del Sabbat seguirían su juego. Marianna pretendía que Gerard fuese esa mecha y luego abandonar este lugar.

  Como bien sabrá...la política de los condenados se basa en los favores...y Gervasoni no quería deberle nada a nadie. Si conseguía su propósito y la ciudad caía...no le debería nada  a nadie salvo a si misma...

 Negó ligeramente imaginandose el horror de una ciudad en llamas...

 - Si convencía a los Giovanni para que fuesen a por Gerard como causante de la debilidad de la camarilla y verdadero cómplice de la situación actual de los independientes, no sólo se aseguraría su muerte, también la caída de una torre más débil que nunca. De este modo Europa pondría sus ojos en Ancona y enviaría emisarios y guardianes suficientemente fuertes como para retomar la ciudad y empezar de nuevo.

 Después de todo...a pesar de que lo hiciese como un ángel de la muerte Marianna sólo deseaba que Ancona se convirtiese en una ciudad de la Camarilla pero a veces...para hacer salir a los bandidos hay que incendiar el bosque.

 - La reunión se produciría esta noche. - consultó su reloj de muñeca - Aunque el concierto ya ha empezado.

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26/03/2010, 01:03
Isabel

 

Escuche cada palabra, sin interrumpirle en ningún momento, mi pose, cabizbaja, pensativa, abrazando mi frente con la palma de mi diestra que indirectamente también bloqueaba mis ojos, indicaba claramente mi esfuerzo por ingerir y comprender todo aquello, en ordenarlo correctamente en mi cabeza, como estudiando cada detalle en el mismo instante en que me eran revelados.
 
Cuando pareció terminar retiré la mano del rostro para coger la tarjeta y arqueé las cejas, sorprendida ante tamaña cantidad de información. Podría decirse que Albert había sido rentable, cumpliendo con creces mis expectativas y no fue el único en sorprenderme esta noche, Marianna parecía haber ideado un plan cuanto menos interesante.
 
-Muy bien Albert... mostré mi aceptación, seguramente aliviándole en gran parte.
 
Hice una pausa, me gustaba tenerlo todo estudiado, pero había algo que se me escapaba y me intranquilizaba y parecía no disponer de todo el tiempo que este asunto precisaba, tenía que ponerme en marcha si quería asistir a la cita, aunque eso supusiera tener que improvisar mas adelante.
 
-Bien, pongámonos en marcha. Dame tu número y anota el mió. Necesito un vestido lujoso y elegante, ¿tenéis alguno?
-Elíjeme alguno acorde con la reunión que me espera, seguro que Marianna disponía de una gran variedad, preferiblemente uno sin estrenar, si es posible.
 
A pesar de la puesta en marcha, aun estaba bastante distraída. Aquella mujer que había mencionado, la que podría ser abrazada, recordé que Marianna había comentado que por culpa de una mujer no le permitían tocar el piano ¿sería la misma? ¿tenía pues tanta influencia? ¿sería conveniente evitar su abrazo?...
 
-Tu irás con Gerard, seguirás trabajando para el como de costumbre. En cuanto a la mujer... necesito saber más sobre ella, y si se diera el caso, ¿cómo pretendes evitar su abrazo con la tutela de Gerard?
 
Subimos con estresante premura a las habitaciones, deje que el me indicara el camino, tenía que prepararme o llegaría tarde y ¡aún no había cenado!
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27/03/2010, 19:44
Albert

- No puedo asegurar mi éxito contra un cainita tan antiguo, milady. - Le dijo con formalidad mientras se erguía.

 - Pero los ventrue rechazan a las mujeres fáciles, a los recipientes vacios, poco dominantes, aquellos que se manipulan con facilidad. Si observa, por un instante, que soy capaz de manipularla a mi antojo perderá el interés por ella...y como mucho, se convertirá en alimento.

  No me entrometeré llegado el caso pero...procuraré estar lo suficientemente cerca como para no perder ningún apunte de sus conversaciones. Era mi tarea asignada, seguiré desempeñandola si ese es su deseo.

 Hizo una leve reverencia.

 - He de decir, sin que sirva como muestra de arrogancia, que la moda se me da especialmente bien, es una de mis funciones.

 Arriba hay una habitación más cómoda donde podrá cambiarse, le dejaré allí un vestido y un calzado apropiado. Si necesita que sea su espejo hagame llamar.

 Albert era muy inteligente, un ghoul bastante desaprovechado por su antigua ama. No se le escapaban detalles como aquellos y su conocimiento sobre la sociedad cainita parecía igualar sino superar al de muchos neonatos. Posiblemente pretendiese ser abrazado en algún momento.

 - Está bien. - Dijo anotando su teléfono y entrandole su número a Isabella.

 - Ha de evitar al primogénito Giovanni, sabrá reconocerle por su cohorte. Y, en la medida de lo posible, el trato con el único ventrue que asistirá al concierto.

  Lo ideal sería hacerse pasar por Marianna, así ganaría la confianza de los asistentes a la reunión, de otra forma podrá parecer que no se lo toma en serio y perder influencias en los más reacios a un pacto.

  Aunque...le dejo a su vileza los temas sobre política. Si necesita que le informe de algo, en cualquier momento...llameme.

 Luego con una reverencia y la aprobación de la mirada de Isabella si la hubiera...se retiraría.

 

 

 

Notas de juego

si dejas que se vaya, te prepara un traje de noche negro con pequeños brillantes (por el aspecto parecen diamante) lo suficientemente pequeños para que sea imposible reflejar nada, no hay peligro de que se descubra que no posees reflejo, el temor de Marianna por estos hace que te pueda ser sencillo evitar tu debilidad de clan.

 Unos zapatos de color negro a juego, pierna descubierta. Un bolso diminuto, con cadena de plata, resistente, podría incluso usarse para estrangular a alguien. Dentro del bolso hay pintalabios rojo, un pañuelo de seda impolutamente blanco, una navaja camuflada en una especie de rimel y un spray contra violadores (inflamable) además del telefono movil de marianna. (todo está sin estrenar, incluso el spray y el pintalabios)

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29/03/2010, 21:43
Isabel

 

Noté una evolución en Albert, su actitud había mejorado, ya no solo se limitaba a seguir los pasos de su cuerpo esclavizado con las cadenas de mi sangre, ahora mostraba su personalidad, estaba mas implicado con la causa, como si su mente actuara ya por voluntad propia, como si se hubiera dado cuenta de los beneficios que suponía la superioridad de la nueva vitae y la hubiera aceptado gustosamente. Eso también redundaba en mi propio beneficio, pues aumentaba su productividad.
 
-Esta bien Albert, interrumpe la transformación si tienes oportunidad, puede que llegado el momento me interese que Gerard no tenga sucesor.
 
Entré en la habitación. El muchacho lo tenia todo muy bien preparado, incluso me dedicó algún detalle que denotaba su ingenio y su conocimiento, cualidades que yo tenía en muy alta consideración.
 
Me arreglé con aquellas galas. El bolso era demasiado pequeño, de aquellos cuya única finalidad era la estética, por lo demás poco útil; sólo podría llevarme mi móvil y mi espejo de mano, escondí el resto de mis pertenencias en uno de los armarios de la habitación. Por otra parte tampoco seria muy prudente llevar mis armas a una reunión de aquella índole, algo que seguro Marianna también había contemplado, dado a aquel particular rimel; aunque podía hacer una excepción con aquel pequeño gps que sin duda también llevaría.
 
-Excelente Albert, sin duda tienes buen gusto. Le comuniqué mientras me retocaba el peinado. –He de decirte que me agrada tu efectividad, esperemos que sea duradera.
 
Una vez compuesta y tras la aprobación de mi nuevo y animado espejo, me puse en camino:
 
-Por cierto, necesito tu Ferrari, jeje, sólo serán unas horas.
 
Monté en el coche, no todas las noches tenía la oportunidad de conducir algo así, pero no era la primera. Puede que llamara demasiado la atención, pero ahora era justo lo que quería, de igual forma que muchos depredadores atraían a sus presas con sus vivos colores para poco después poder devorarles.
 
-¡Pásalo bien! – Pisé a fondo el acelerador hasta salir de la finca, poniendo a prueba la potencia del motor.
 
El trayecto no era muy largo así que no fui demasiado rápido, quería buscar por las aceras cualquier posible mortal que pudiera servirme para calmar la sed no era estrictamente necesario, pero nunca me gustó sucumbir ante la necesidad de alimentarme.

Notas de juego

cargo los datos de su telefono en el mio y desvío sus llamadas tambien al mio :p