Partida Rol por web

Estaba llorando y no era la primera vez que Mario oía su llanto esa noche. Por el ruido de los tacones contra el suelo pudo determinar que iba corriendo, corriendo como alma que lleva el diablo, además su respiración era agitada y su voz brotaba de su garganta con un nerviosismo similar al terror.

 - ¡Me están persiguiendo!

Sonaba típico, típico de una pelicula mala de terror, pero aquel hilillo de voz lo demostraba todo, era cierto, era como una niña pequeña que no tenía a quien acudir.

 - ¡Tiene garras! ¡Ha matado a dos hombres!

si no estuviese ocupada huyendo y su mente no estuviese bloqueada, hubiese dicho que Santino había preparado aquello como réplica por dejar de trabajar para él. Pero no estaba en el momento como para hacer suposiciones o explicar teorías. Aquellas dos frases eran lo único que había podido decir. Seguía al telefono, emitiendo gemidos de terror, posiblemente mirando hacia atrás mientras no despegaba el teléfono movil del rostro, pegado a la oreja, emitiendo su respiración en la carrera por su vida.

 ¡Es un monstruo! pensó. Pero no lo dijo.

-Se que es dificil, pero intenta calmarte, Nicole, todo va a salir bien.

Aflojo aún más el nudo de mi corbata, tengo que transmitirle confianza, no puedo ayudarla de otra forma a través del auricular.

-Escuchame bien, a partir de ahora, quiero que me digas todo lo que veas y oigas, cualquier detalle que me ayude a encontrarte. ¿Donde estás?

- Estoy....¡estoy llegando al puerto!

Descendía por la calle con la velocidad que le permitían los tacones, seguía respirando agitadamente y le esaba dando un vuelco el corazón, el temblor de su mano se mezclava con el balanceo de la carrera.

 Fijé la vista, y antes de que la comunicación se cortase...

- ¡Segundo muelle! .............................

-¡Luca! Vamos al puerto, segundo muelle. ¡Rápido!

Pocas veces alteraba mi tono de voz calmado, propio de alguien que tiene todos los cabos de su no-vida perfectamente bien atados, hasta el más mínimo detalle. No faltaba mucho para el amanecer, Luca debía darse prisa, ya no por mi... no se con que peligros puede andar lidiando Nicole.

Luca no pondría en peligro su matrimonio por aquello, apenas hacía una hora que se había ido a casa, a sabiendas de que su superior podía requerirle en cualquier caso. Su familia tenía todo cuanto podía desear, y a su hija no le faltaba de nada, tenía todo cuanto necesitara, incluso un fondo para que fuese a la universidad. Luca era un hombre metodico y no rechistaría, ni ante la llamada ni de camino. Era su trabajo y lo realizaba como nadie.

 Pasaron pocos minutos, y podían estar seguros de que no había quebrantado ninguna norma de tráfico, la limousine estaba en la puerta. Y sabía donde debía dirigirse, sólo necesitaba que Mario subiese a bordo. El señor estaba preparado, lo saludé con cortesía sin dar un segundo para las prisas, el motor estaba en marcha y avanzabamos con premura pero seguridad.

 - Buenas noches señor. Le avisaré en cuanto lleguemos.

Si deseaba algo más, sólo tendría que pedirlo.