Partida Rol por web

Innocenza sonrio ante la carismatica bienvenida de su lider, pero no bajo la guardia, tenia que estar atenta y presta, tenia que destacar y hacerse un hueco si no en el corazon del vastago al menos en su mente.

-E danneggiò quello che... Quello fu piaciuto ammesso nel calore. -(Si... quizas eso me haga entrar en calor) Rió encantadoramente, una voz cristalina pero al mismo tiempo fuerte y diligente.- Nonostante e questo specialmente... Hamas, in in quel atreveria a dicendo lui è, l'esplosivo. (Aunque estas noches han sido especialmente... ardientes, incluso me atreveria a decir que, explosivas.) -Curvó levente sus labios, en una mueca del todo satírica, dando a entender que aun rondaba por su mente lo sucedido en la noche, y que no lo olvidaria facilmente, para amarga suerte de Dominic.

"¿Corleone el muerto en vida? Hum... Tambien metido en esto, imaginable"

-Creo, Don Frashesco, que por una "sana competencia" -Sonrió con amargura, y recordó que devia mandar a uno de sus hombres de la interpool para que se encangarse del dueño del hotel en el cual casi habia volado por los aires.

Innocenza miro a Vincenzo con los ojos entrecerrados, si las miradas llegasen a doler, esta seria una de ellas.

"Me dijiste que lo investigara, y no me contaste nada mas..." Y a riesgo de equivocarse pregunto.

-¿Y que ha pasado con el tal Corleone? -Quizó saber con un tono de voz dulce.

- Scomparso. - (Desaparecido) Vincenzo no tardó ni un segundo en contestar, con total tranquilidad, mientras entrecruzaba los dedos de sus manos y las colocaba sobre sus piernas, tomó asiento tras servir las copas de vitae, con las que,quizás, en algún momento brindasen, pero no era su cometido dictar cuando, sino del padrino.

   Su mirada aguantó sin problema alguno la de Innocenza, como si bajo esa fachada de perfección no tuviese nada que ocultar, y, tras esperar unos segundos, por si su superior en la familia deseaba expresar alguna opinión, prosiguió.

 - Parece haber sido una estratagema fallida por parte de la camarilla. Era un simple humano, ya han dado cuenta de él. - No utilizaba un tono de reproche, pero puede que a Innocenza le doliese ver como el conselliere había logrado la información que ella misma debía reunir, algo...que podía dañar su pronunciado orgullo. Vincenzo no pareció inmutarse.

  El Padrino habla...

- Innocenza...Hai idea di quin potè attentare alla tua vita? qualche contatto che stessi investigando? - (¿Tienes idea de quién pudo atentar contra tu vida? ¿algún contacto que estuvieras investigando?) Franchesco siempre se mostró atento y preocupado por la vida y la no vida de los miembros de la familia, e innocenza, no era una excepción. No le dio importancia alguna a las palabras de Vincenzo, y la dama no obtendría quejas por parte del patriarca, a diferencia de muchos hombres de Ancona, de Italia, y del mundo, Franchesco tenía una clase envidiable, y su rostro, joven y afable resultaba perturbador.

  Era pura educación y carisma, frunciendo el ceño y con voz ronca había preguntando lo que realmente le importaba de aquella reunión, aunque pronto le propondría algo para que se olvidase de todo aquello, no la ofendería ofreciendole un tiempo para relajarse, ahora, más que nunca, Innocenza necesitaba sentirse útil, y Franchesco no sería el que la subestimase. La tenía en alta estima.

Me incorporo sobre la cama tras el jovial empujón de Ninette, y con elegancia coloco las solapas de mi chaqueta, que se habían torcido ligeramente por el contacto de la pequeña. Incluso cuando nadie estaba mirándo me gustaba mantener las formas, pues un caballero no lo es por aparentar de cara a la galería, sino por actuar con señorío en cada una de las facetas de su vida, incluso en las más insignificantes.

...¿Debería?... Pronunciaron sus delicados labios, jugándo como siempre con el doble sentido de las cosas, algo carácteristico en las mujeres, mucho más en una tan virtuosa como mi pequeña.

-Para nada, lo harás de maravilla.

Respondí tajante, y sonreí, ella sabía a que me refería, y yo sabía muy bien a lo que ella se podía referir. Cuando terminó de vestirse, me levanté, no había mirado, pese a que contemplar su cuerpo era algo tan hermoso, mucho más allá de cualquier instinto carnal, simplemente... pura inocencia, amor entregado en cada una de sus caricias... y de sus besos.

-¿Que ha ocurrido en el cielo para que los ángeles vistan de luto?-Dije acercándome a ella, observándo con cariño lo guapa que estaba con ese vestido negro y sin poder resistirme a acercarme y robar otro beso de sus labios.-Estás preciosa... eres preciosa.

Mis manos tantearon su cintura, y me quedé mirándola de cerca, tanto que sus ojos bien podían reflejar los mios, nunca me había hecho falta penetrar en su mente mediante los poderes de la sangre, yo... sabía muy bien lo que había en su interior, la conocía... tanto como pueden conocerse dos espíritus afines.

Le ofrecí mi brazo para caminar, no podíamos demorarnos más, aunque si por mi fuera, pasaría la noche entera a su lado, o toda la eternidad... su eternidad...

-Vamos, esta será una gran noche.

La miré como su protector, su amante, su confidente... capaz de darlo todo por salvaguardarla de todo mal. La noche sería larga, y probablemente tendría que tratar con gente bastante indeseable, pero ahora tenía fuerzas para enfrentarme a cualquier cosa porque esta noche había burlado un poco la Condena, habiendo visto amanecer en los ojos de mi amada. No necesitaba nada más... 

"¿Muerto? Le crei mas inteligente, ¿A que juegas Vincenzo? ¿Me mandas buscar a gente inutil?"

Innocenza siguio mirandolo con dureza, el la habia pedido en favor inutil, habia echo que perdiera su timpo inutilmente.

-Ohh... claro que se quien me envio el regalito -Sus gestos eran exagerados y su sonrisa marcaba aun mas la ironia de sus palabras -Si venia hasta con tarjeta.

Innocenza torcio el gesto, recordando el incidente.

-Cito textualmente: "Apreciada familia Giovanni. Me place su interés por nuestro negocio, mas temo que alguno de sus afiliados haya podido tener un pequeño contratiempo. Por favor. No tire este recuerdo a la papelera." Firmado por Dominic, minutos despues la papelera explotaba, no se que regalo me gusto mas, las flores o la bomba. -Innocenza fruncio el ceño- Eso me recuerda que tengo que hablar con el dueño del hotel, esta infraccion no va ha quedar impune.

Sus ojos duros y frios mostraban las indignacion por la que estaba pasando.

"Me estroperon un traje carisimo, esto ya es personal"

- Lo importante es que ahora estás asalvo...pero...quizás, deberias permanecer más tiempo en casa de la familia, para...asegurarnos de que nadie intenta hacerte daño.

 ¿Recluirla? Quizás...porque así estaría en el lugar que le corresponde realmente. Aunque quizás, pensar que Vincenzo lo decía por un motivo tan personal era tropezar en los prejuicios, no había llegado a ser el consigliere. Sus labios se separaron unos milímetros casi inapreciables, lentos como si fuese a respirar mas no lo hizo. Su traje blanco y su semblante serio pero sereno era admirados y respetados por muchos miembros de esta y otras familias menos unidas...

  - Pero seguirás teniendo la voz cantante en el asunto de Dominic - Miró al padrino en busca de aprobación. - creemos que puedes solucionarlo con sutilidad y eres la persona más indicada para hacerlo. Aunque haya otros encargos que podrían...interesarte. - Y esos encargos eran menos peligrosos, sin duda, una de cal y otra de arena, el juego de todos los días, un baile de disfraces en la confianza absoluta, pues jamás Vincenzo podría traicionarles. Sería ir en contra de su naturaleza.

 Dejo en el aire la posibilidad de renunciar...aunque se le concediese la capacidad para vengarse llegado el momento.

 Ahora...el Padrino habla.

- La mia ragazza bella...- Comenzó, con aquella voz tan peculiar, grave a la par de áspera, dificultosa al fluir a través de su garganta, como si los muertos hubiesen forjado un nudo en ella para impedir que hablase y aún así lo consiguiese. Una copa de vitae en la mesa, de la que no bebió en ningún momento, asentimientos a Vincenzo para apoyar sus palabras y palabras para limar las asperezas de sus formas.  Franchesco era más educado, menos competitivo con los miembros de su familia, se mostraba como un padre, pues ese era el sentido de su posición, un protector de traje gris, sombrero de ala cuando pasea por la calle en la oscuridad, sacrificando su propia intimidad, siempre custodiado como un preciado tesoro en el que los demás alienan buena parte de sus beneficios y derechos, y el precio a pagar...es justo  dados los servicios.

   Los Giovanni no estarían aquí si no fuera por él...expulsados de la vieja Italia...algo que parece imposible pero sucedería.

 - Vorrei perforare più tempo a casa (Me gustaría que pasases más tiempo en la casa) Ma ho capito hai bisogno di andare fuori e fare la vostra magia con coloro che si oppongono agli interessi della nostra famiglia. (Pero comprendo que necesites salir ahí fuera y hacer tu magia con los que se oponen a los intereses de nuestra familia.) Sarebbe troppo noioso stare qui. (Sería demasiado aburrido quedarse aquí) - Dijo casi riendo, encogiendose ligeramente de hombros, no sólo era guapo era muy agradable en el trato, él permanecía casi todas las noches allí, sentado, escuchando los problemas de otros y solucionandolos, sacrificando su inmortalidad como un santo y se reía de ello, como se reía de la vida y la no-vida, de forma sana y saludable.

  - Almeno ... vieni al concerto stasera? (Almenos...¿Vendrás al concierto esta noche?) Mi sentirei più sicuro se venite con me. (Me sentiría más seguro si me acompañas) - Y le mostró una afable sonrisa, apenas de medio lado, curvando sus labios levemente, con sus ojos clavados en ella con inocencia.

Innocenza habia escuchado a los dos hombre con atencion, le hirvio la sangre, le quemaron las yemas de los dedos, pero la frialdad mesclada con dulzura que habia echo gala durante toda la noche no la abandonaron. Habia aprendido que el enmascarar sus sentimientos era el mejor recurso.

-Vincenzo, querido primo, tenia pensado pasar mas tiempo con la familia, nada me agradaria mas -Sonrio curvando los labios- Pero tu debes saber mejor que nadie que mi trabajo como agente de la interpool me hacia mantenerme alejada... Ya sabes, para no levantar sospechas ya que mi vida era un tanto "de cara al publico", pero estaria encantada de tomarme un permiso,  poder pasar mas tiempo en el ragazo de mi familia, no es nada que me desagrade, amo a la familia Giovanni -Sonrio al padrino, y luego a Vincenzo.- Claro que seguire con el asunto de Dominic, ¿Cuando he dejado yo un trabajo a medio hacer, querido Vincenzo? -Nego con el indice, gesticulando a la menera de los italianos.- No es de mi estilo.

Acomodo los dedos de sus manos en los pasabrazos, repiqueteando las uñas contra la madera.

-Claro que me encantara acompañarle al concierto -Sonrio, le brillaban los ojos y su voz se habia dulcificado, pura y cristalina como un manantial de aguas virgenes- Y me gustaria presentaros a alguien, es mi nueva adquisicion, quiero que le deis el consetimiento, ¿Puedo?

Innocenza parecia que se habia vuelto loca, minutos antes habia pensado que lo mejor era que no conocieran a Abramo, pero sus ideas habian cambiado, si iba a vivir en la casa de la familia, no podia ocultarlo, y si lo ocultaba seria peor para los dos, habia que elegir el mal menor, y por su puesto no esta dispuesta a desprenderse de Abramo.

- ¿Cómo? - Preguntó incredulo el bueno de Vincenzo, bien podía saber Innocenza que era un hombre que, ante todo, resultaba muy tradicional, dentro y fuera de la familia, siempre lo había dicho, conversaciones con ella hacía no tanto tiempo, sobre lo que debía hacer, buscar a alguien, todos se sentirían más seguros. Sin embargo...Ah...Vincenzo no podía haber predicho que un día similar llegaría, en el que quisiera presentarles a alguien, una nueva adquisición. No era una mujer que se encaprichase con los hombres, no era una fulana, era una mujer de la familia...

  Ahora temía que no fuese digno, que se hubiese equivocado, y su cuerpo se mostraba algo más tenso, como su mirada, pero mantenía la compostura, miró al padrino, que permanecía serio, la noticia no parecía afectarle en lo más mínimo, y vincenzo habló por si mismo tras observar su rostro de juventud eterna.

- Io non ci posso credere. - No,no se lo podía creer,pero no...estaba enfadado, sino que sonreía, si la mueca de su rostro, siempre firme y severo, podía pasar por ser tal gesto. O era un perfecto actor, o aquella noticia había tocado algo de su muerto corazón.

  ¿Era ahora Innocenza como su hermana pequeña?

 Se puso en pie, de súbito, con los brazos abiertos y asintió.

- Andiamo.

-Si me permiten... -Dijo mientras se inclinaba a modo de reverencia sin dejar de mirarles a los ojos. Innocenza se dio la vuelta y salio por la puerta mientras con velocidad escribia un mensaje de texto a Abramo.

"Aparca el coche, vas a conocer a unas personas muy importantes, ve a la puerta de la casa donde he entrado"

Innocenza aligero el paso, no queria hacer esperar a ninguno de los dos, sonrio, le habia gustado la reaccion de Vincenzo, esa exclamacion...

  Abramo no se retrasó, aunque estaba nervioso, vestía bien, apropiadamente para una reunión familiar informar, quizás no tan bien como para presentarse ante algo más formal, parecía un hombre acomodado, tranquilo, que trabajaba su cuerpo, que cuidaba de si mismo, tenía un color saludable y una bonita sonrisa, vestía chaleco, camisa, y corbata, era bastante tradicional y tenía el porte italiano así como un buen gusto para la ropa y el cuidado del cabello, para ser un simple taxista parecía mucho más, y es que, hacía muy poco que se dedicaba a tal cosa...

  Fue rápido, y aunque sumiso sabía mantener aquel porte varonil, aquella sonrisa sincera, su paso era raudo pero no corría, las manos el los bolsillos, por el frio, un frio que no importaba cuando estaba junto a Innocenza. Se colocó junto a ella, en el portal, la miró, cara a cara, y se contubo, con ganas de tomar sus labios...su cuerpo. La miró con profundidad a los ojos y esperó sus indicaciones.

 Reía, y preguntaba..

 - ¿Qué es lo que ocurre?

-Voy a presentarte a mi familia querido -Sonrio tomandole de la mano.- Quiero que conoscan a un hombre tan maravilloso como tu.

Los ojos de Innocenza brillaron mientras etrelazaba sus dedos con los de Abramo.

"Innocenza... estas siendo muy confiada, y si solo es un enviado del enemigo, alguien que quiere infiltrarse en la familia, alguien que solo quiere utilizarte"

Innocenza no dejo que esos pensamientos se mostraran en su rostro marmoreo, solo su sonrisa se manifestaba ante los demas.

"Si es asi, prefiero tenerlo cerca, lo tendre vigilado, y la sangre hara el resto... Nunca podria confiar en alguien al cien por cien, los años me vuelven paranoica"

-¿Que me dices mi queridisimo Abramo?, ¿Vamos? -Tiro de el levemente, sonriendole, insitandole.- Hoy hay una maravillosa fiesta, y mi prima tocara en ella, tengo una familia encantadora... y de ahora en adelante vivire aqui, por una temporada... -Se acerco a susurrarle al oido, haciendo que su aliendo provocara suaves cosquilleos en la oreja de Abramo.- Y vendras a visitarme... ¿Verdad? -Se separo levemente dajondo que Abramo axpirara su aroma, que sus cabello azabaches rozaran sus mejillas.

Innocensa avanzó hacia el despacho de Vincenzo, donde le esperaban el Don y el consigere.

- Así lo haré, querida. No podría vivir sin verte cada noche. - Se atrevió a decir con sentida sinceridad. Entrelazó sus dedos con los de la dama por la que mostraba un respeto pasional, su mirada se mezcló con la suya y trató de verse envuelto en el sueño que representaba su virginal belleza, su pálida piel despertaba sus instintos aunque se mostraban silenciosos ante los instintos que tomaba por mayores y verdaderos, el instinto de protegerla, de amarla, de impedir que le ocurriese cualquier cosa y...además, de estar junto a ella. En verdad necesitaba estar cerca de ella...tanto como es necesario que haya noche y día.

  Sus movimientos eran fluídos y despreocupados, todo lo era cuando estaba junto a ella, si decía que estabamos seguros allí, si se mostraba tan segura de si misma en aquella casa, entonces, él sentía lo mismo.

  Silencio. No había otra palabra para definirlo, puede que nisiquiera estuviesen respirando, aunque por parte del Don todo siempre era más afable, su porte y su presencia no era algo que se pudiese tomar a la ligera, igual que su expresión tranquila, mientras observaba al recién llegado sin palabra alguna. Las manos de Vincenzo estaban cerca la una de la otra tanto que las yemas de sus dedos llegaban a tocarse, cada uno con su homólogo.

 Esperó a que cerrasen la puerta tras de si, analítico con su mirada y tardó en ponerse en pie, observandolo de arriba a abajo. Esperaba presentación por parte de Innocenza, hasta entonces no extendería su mano y no era seguro que lo hiciese. Eran hombres educados pero también muy ocupados, no podían permitirse errores o pérdidas de tiempo, esperaba encarecidamente que mereciese la pena.

  Vincenzo recurría a su percepción sobrenatural para indagar en él, en sus expresiones, en su vitalidad...torció levemente, imperceptible los labios...sin haber llegado a una conclusión o llegando a una poco positiva.