Turno 1112
Oin abre la boca y luego la cierra. Vuelve a abrirla.
- ¿Quiés ir a Minastirith y presentarte con las vacías manos ante'l rey?
Se acaricia la rala barba.
- Está bien... - se levanta - Total naide nos paga ya... Voy contigo...
Turno 1112 (Continuación)
Ilidan asintió a las palabras de Gelion, aunque no le hicieron replantearse su posición sobre abandonar el grupo. Era cierto que había jurado el cumplir la misión de escoltar a los mercaderes y la cota de malla, pero también había dejado claro desde el principio que sólo recorrería el mismo camino que el grupo siempre y cuando la misión no le alejará de su compromiso personal. Además, muchos pensarían que una vez muertos quienes lo habían contratado esa promesa se podía romper sin ver perjudicado su honor; pero él no era así. Sin embargo, sí que se cumplía la premisa de bifurcación de sus destinos, y también su misión personal se había iniciado con un juramento, uno que consideraba mucho más importante al venir de su amigo y mentor.
Ahora era la hora de despedirse, pero algo hizo que lo pospusiera, la decisión que había tomado Draupner, la cual, al contrario que Oín, comprendió al instante; y le abría una posibilidad de seguir compartiendo su viaje hasta Minas Tirith con sus compañeros.- ¿Cuál sería la ruta a seguir?- Preguntó a Draupner. La respuesta que fuera a dar era de vital importancia para el montaraz, mucho más relevante que para cualquier otro.
Turno 1112 (continuación)
Poco a poco el pequeño hobbit se levantó, y permaneció en silencio mientras escuchaba a sus compañeros, e intentaba reponerse del dantesco escenario de muerte que tenía ante sus ojos. Tras serenarse un poco y reflexionar, tomó una decisión.
-No sé a donde nos deparará el destino, pero considero que, al menos por ahora, tendríamos que continuar juntos. Si vais hacia Minas Tirith, os acompañaré.
Turno 1112 (Continuación)
- Ilidan, como ya comenté en Burh Waldlaes mi idea es rodear las fuerzas enemigas por el bosque para ir a la ciudad blanca. - dijo escueto, dejando tiempo a que cada uno de sus compañeros pudiera decidir qué hacer antes de volver a ponerse en marcha con aquellos que quisieran compartir su ruta.
Turno 1112 (Continuación x2)
Despues de haber tenido que tomar la decision de abandonar el grupo y comunicarselo, justo ahora tenia que replantearselo de nuevo. Aquello trastocaba todo los planes que había comenzado a realizar en los últimos minutos, era algo duro, ya que le volvía a crear dudas de cual era su destino.
Ya le había sucedido en otras ocasiones durante aquella misión, pero los valar, y hasta el mismísimo Eru, parecía que querían que compartiera el camino con aquellas personas. Con esa idea de intercesión divina no le quedaba otra que continuar con sus compañeros. Así, finalmente, dijo.- Bien. Entonces compartiré vuestro camino.-
No compartía la visión del plan de Draupner; había más probabilidades de que el rey se desentendiera del asunto o que no destinara los suficientes recursos para recuperar la cota de malla. Además, su confianza en Draupner como líder se había esfumado por completo. ¿Le daría otra oportunidad o no? Lo más razonable era esperar y que el tiempo decidiera.
RESOLUCION TURNO 1112
En mitad de la matanza, rodeados de muerte y sangre, comprendieron que la misión había sido un fracaso. Habían perdido la cota de malla, el regalo para Eldarion, y no solo eso, sino que además sus contratadores ya no podrían pagar los servicios prestados, también yacían junto a los muertos. Quizás el destino estaba escrito, quizás fue fruto de la mala suerte o de alguna mala decisión, no sería posible saberlo. La verdad estaba allí delante, cruda, como la carne humana que se esparcía por el campo de batalla.
Ahora sin una misión, sin un objetivo, el grupo podría disolverse, cada uno tenía que tomar una decisión sobre el siguiente paso a dar.
Bolgo estaba perplejo, salió de su aldea con un objetivo, lo cumplió, y después se embarco en esta última aventura como ayudante de Egorant. No sabía qué hacer, por su cabeza solo pasaba un deseado regreso al hogar, a la tranquilidad y al reencuentro.
Oin hace ademan de irse, desea alejarse de ese olor nauseabundo que impregna la campiña. Ilidan en silencio se maldecía por las decisiones tomadas, culpaba para sí a Draupner y comenzaba a pensar en lo que venía a continuación. Tenía que cumplir la última petición de su mentor.
Fue Gelion el que, desolado, propuso recuperar la cota de malla. Miraba a cada uno mientras les hablaba, tratando de convencer a Draupner, a Bolgo y a Ilidan, después a todos. Fue cuando Draupner reacciono, insto a todos a alejarse un poco de allí y meditar. Estaba de acuerdo con Gelion, al menos en parte. Debían de continuar, creía que encontrar la cota de malla era una tarea demasiado difícil, se había perdido para siempre, estaba en las manos del ejército enemigo. El enano pretendía llegar hasta la mismísima Minas Tirith, ser recibido por el Rey de los hombres y convencerle para ir a la guerra, bien por honor, bien por recuperar su regalo.
Muchos estuvieron de acuerdo, al menos en la parte de ir hasta Minas Tirith. Draupner, Oin y Bolgo irían. Gelion, cuya idea era recuperar la cota, dudaba. Pero finalmente se apunto al nuevo plan, tenía otras cosas en mente, sueños por cumplir, y el camino a seguir se ajustaba bastante a lo que buscaba. Ilidan acepto también acompañar al grupo, al menos en parte. Sus intereses personales seguían la misma ruta.
Fueron los otros dos enanos, Marga y Dwalin, los que reusaron la invitación. Su misión sí que había terminado, y debían de volver a su hogar, al norte, a Barukkizdin. No perderían un momento, partirían al alba, tras pasar la noche. Fue una triste noticia, pues Marga había sido de gran ayuda con sus artes. Dwalin, lucho bien también. Groal estaba cansado, su moral, que no deseaba violencia alguna, había sido rebasada por completo aquel dia. Solo había visto muerte por todos lados. Expreso su deseo de volver con los suyos, cerca de la Carroca, en el bosque que ahora cuidaba su pueblo. Pero los acompañaría por el bosque, al menos hasta salir de el por el oeste. Allí se separarían.
Y así fue como todos, los ocho, fueron hacia el este, dejando atrás la muerte y la carne a los carroñeros, hasta llegar al linde del bosque, para luego dirigirse al norte siguiendo la línea de arboles. La noche estaba bien entrada cuando decidieron parar a descansar. Se metieron un poco en la espesura, lejos de miradas ajenas, y prendieron un pequeño fuego para calentarse. El día siguiente, continuarían al norte hasta dar con el camino que atravesaba el bosque, el llamado Râd Agalaladh. Allí se separarían de la enana y el herrero.
► Fin del capitulo 11
► Seguimos en la escena ”Cap. 12; El bosque Verde”