Ale, ya tenéis la escena creada para poder haceros más amigüitos.
Una vez entregado el artefacto a su líder, los Omegas se reunieron en el cubil que les había entregado Destrucción en Southpoint, uno de los peores barrios de Star City.
Por fuera parecía un edificio ruinoso, por dentro tenía algunas habitaciones acogedoras, unas zonas comunes y varias salidas secretas.
Una de las zonas comunes era una enfermería, y ahí se encontraban todos después de la misión. ¿Qué estaban haciendo? Quitar metralla del cuerpo de Roxanne, o quizá cerrar bien las heridas sin que se volvieran a abrir.
La encargada principal era Videshee, que tenía a la otra mujer en la mesa de operaciones, con poca ropa y con mucha sangre. Por supuesto que no le había puesto anestesia general, Roxanne no quería quedarse inconsciente y en realidad no hacía falta.
Templario se había quitado el casco. Debajo era el hombre más normal que habíais podido ver, de raza mezclada, entre latino y blanco, no llamaría la atención sin el resto de la armadura.
Armadura que usó para sujetar las garras de Roxanne, bueno, el cuerpo entero, para que no le diera un espasmo y rajara a Videshee o a él mismo. Antes de la operación el villano acorazado había traído varias botellas y vasos de Vodka. La bebida rusa valía para beber mientras se operaba, mientras se era operado y hasta para esterilizar los chacharros. ¡Era una bebida mágica!
—Venga, garritas, que ya queda poco. Rusita te va a dejar como nueva —sí, todo iba a acabar perdido de sangre y las chicas semidesnudas, pero eso era un plus, seguro que por eso estaban gusanito y oscurito con ellos— Estas garras me recuerdan a las de Lionman, uno de mis colegas... nos llamaban supervillanos —más bien esbirros—, fue un trabajo con él, con Capitán Lagarto y Electroshock. Pero sólo íbamos a robar el banco porque eran unos cabrones y dejaban a la gente en la calle —o eso decían las noticias—, luego pensábamos repartir el dinero —entre nosotros principalmente.
—Fue poco después de conseguir la armadura. Cuando me la dieron... bueno, la hicieron todo un equipo de cerebritos y ricachones... decían que era autónoma y vinculable a una persona. Que me habían elegido por mis fuertes convicciones. Creyeron que me amoldaría a sus caprichos. ¡Ja! Acepté combatir el mal, y lo llevo haciendo todo este tiempo. El primer mal fueron ellos. Cómo corrieron.
Sí, estaba consiguiendo que Garritas le prestara atención a él y no al dolor de la operación para dejarla como nueva —El trabajo fue mal. Electroshock había contado todo el plan a su novia presidiaria que a su vez se había chivado a la poli a cambio de una reducción de condena. Capitán Lagarto le estranguló por ello. ¿Sabéis que la piel del capi reptil repele la electricidad? ¿No? Pues Electroshock tampoco. Que furia tenía Ojoslocos aquel día, y eso que siempre decía que "había que mantener la sangre fría" Bueno, allí nos pillaron los polis, que habían avisado a Lady América y a su aprendiza, la Chica Bandera o algo así. Que paliza le dí a esa niñata. No la maté porque era menor y no me parecía justo, seguro que estaba ahí engañada por la otra. Pero Lady América hechizó a Lionman que desgarró a Capitán Lagarto y luego, entre los dos, quisieron pillarme a mí. ¡Ja! Escapé volando y luego por las alcantarillas.
—Os diría gusanito y obscurito que no os metáis con esa tal América, si te sientes atraido por ella te controla la cabeza, pero da igual, porque los aliens la transformaron en una tostada, me parece.
Al final aquel trabajo había salido regular. ¿Por qué todos los villanos eran tan incompetentes y bordes? Los cuatro con los que estaba eran los únicos con los que había conseguido hacer algún trabajo bien.
—¿Donde estarán ahora esos dos? En alguna prisión, supongo... pero te tengo que decir, garritas, tus garras son mucho mejores que las de Lionman. Total, las de él eran unos guantes con pinchos... que colgado estaba, se metía un suero hecho con hueso de león molido y decía que su rugido le marcaba como el legítimo rey de la Sabana del Asfalto...
Rusita comenzó a cerrar a Roxanne, seguro que le había dejado perfecta. —¿Más vodka? —se lo acerqué con una pajita.
Monto el escenario y cuento una historia de Templario. El resto podéis contar algo también, interactuar, ir modificando la escena o lo que sea. La cuestión es fomentar el roleo y el conocimiento entre los personajes.
Claramente en cuanto vi aquella botella de vozka en manos del hombre de hojalata, lo primero que hice fue quitársela y darle de beber a Roxanne.
- Bebe camarada. Te va a hacer falta. - Lo dije con todo el acento ruso que pude poner hablando en inglés, algo que no era difícil de imitar con los millones de veces que lo había escuchado.
En cuanto ella de dio un buen lingotazo yo hice otro tanto, aunque bebí menos y luego me puse a ver qué era lo que podía hacer por ella. No es que fuera médico ni nada parecido, pero podía remendarla un poco y hacer que al menos, no se desangrase.
Templario comenzó a contarnos "un cuento" mientras yo me dedicaba a las heridas, aunque claro, cuando dijo aquello de que robaban en los bancos porque dejaban a la gente en la calle, negué con la cabeza.
- Como me digas que lo repartíais luego entre los pobres voy a vomitar.
Luego empezó a contar toda aquella historia a la que sólo hice caso a medias porque no estaba demasiado centrada en atenderle en aquel momento, aunque parecía el guión de cualquier película de esas que luego todo el mundo odia.
- Y de que te escapaste por esas alcantarillas... ¿cuánto tardaron en cogerte y meterte en una celda como la nuestra?
Quizás eso fue bastante antes, a saber...
- Los americanos tenéis costumbre de encerrarlo todo, o de venderlo. - Esto último lo dije en un murmullo. - En Rusia la gente simplemente desaparece. - Con esto ya sonreí divertida porque no estábamos hablando de un secuestro precisamente.
—No vomites el buen vodka... —valía por lo menos tres dólares la botella, era la segunda marca más barata— Por supuesto que teníamos intención de repartirlo entre los pobres. Después de todo nosotros éramos muy pobres... —bromeó Templario— y mucho iría para propinas de camareros y camareras y stripclubs, para las pobres trabajadoras y eso.
—Esa vez escapé. Fue en un plan mío posterior de destruir el Orden Financiero Mundial cuando me atraparon —confesó.
Los rusos no se cortaban, desde luego. Se interesó Templario por Rusita —¿Y a quién quieres hacer desaparecer tú? Yo tenía una lista, pero los aliens tacharon a la mayor parte de mis objetivos.
Tenía ganas de salir a matar capullos, eso siempre era divertido, y quizá Videshee conociera unos pocos.
Me tuve que echar a reír cuando dijo aquello del buen vozka, pues si no fuera porque empezaba a creer que mala hierba nunca moría de verdad, podría haber jurado que aquello iba a borrar todos mis órganos internos nada más hacer contacto con ellos.
- El día que encontremos una botella de buen vozka, hablamos.
Al decir aquello de a quién haría desaparecer, me encogí de hombros tranquilamente.
- Me encargué de matar a todos menos a uno antes de viajar a América y allí, maté al último al que quería matar. Tuve ayuda para localizarlos, por supuesto, mi abuelo, que era el jefe de la Bratva tenía un amigo que podía localizar a cualquier persona en la que yo pensara.
Contaba todo aquello como si estuviera diciendo que me había dedicado a estudiar en el instituto y tocar la guitarra en un grupo de rock, que no era el caso.
- Con dieciocho años vine a América, maté a mi padre y luego estuve pasando temporadas aquí y temporadas con mi abuelo, hasta que se lo cargaron por temas de la mafia y decidí quedarme en "la tierra de las oportunidades". - Dije esto último con cierta sorna.
Mientras hacían una especie de operación sobre el cuerpo medio desnudo de Roxanne, quitándola metralla, cauterizando heridas y demás parafernalias, Worm no podía quitar los ojos de la figura, a sus ojos perfecta, de la mujer que se encontraba allí tendida.
Por ello escuchó sin atender la historia de Templario Negro. Hasta que escuchó un nombre. Un nombre que se había quedado grabado a fuego en su mente y que despertaba un odio intenso solo con escucharlo: Lady América.
Si se hubiera quitado la máscara en ese momento, no habrían sido capaces de descubrir ninguna diferencia, tan morada se habían vuelto sus facciones.
Aún pasaron unos segundos, durante los cuales Videshee y Templario intercambiaron un par de palabras, hasta que Worm abrió la boca.
– ¡Lady América! –escupió más que habló–. Esa ramera hija de una hiena y una mofeta.
Worm quitó la botella de vodka de las manos de Videshee y, tras levantar la máscara lo suficiente para revelar los labios, le dio un buen trago. Se la devolvió entonces a la rusa, después de haber rebajado su contenido en algunos centilitros, y continuó.
– La muy cabrona me engaño. Me hizo creer que había algo entre nosotros. Que estaba interesada en mi gusano … ¿eeeeeeh? En tener gusanitos, quiero decir. –trató de corregirlo en el último momento–. Así que me quede allí, en medio del banco que acababa de robar, para mejorar un poco mi jubilación, esperando con los ojos cerrados el beso de la gran Lady América y la hija de mil zorras se aprovechó de mi debilidad para atraparme y encerrarme.
Le pareció ver que algunos de sus nuevos compañeros le devolvían algunas miradas incrédulas.
– ¿Qué queréis? Si es que en realidad soy un romántico.
Y, mientras decía esto, se giró para que no se le notara la prominente hinchazón a la altura de su cadera y que su pantalón de mallas no ayudaba a ocultar.
Videshee no era ninguna interprete normalita. Era una asesina sanguinaria de mafiosos. ¡Genial! Templario se alegró, estaba en el grupo con los más grandes cabrones. Sí, era el grupo en el que merecía la pena estar.
—No dejaste a ningún enemigo vivo, bien. Los míos tuvieron que matarlos los Aliens.
Y parecía que yo mismo era compadre de desgracias con Gusanito, que se había animado a hablar.
—Menuda petarda la tipa esa. Lo único que hicieron bien los Aliens fue matarla. Pena que se tuvieran que llevar por delante tantas ciudades y millones de personas... lo de la América esa fue perfecto. ¿Le pagarían los trajes los bancos? Yo pude escapar. No como mi amigo el Capitán Lagarto*. Pobre tipo.
A ver si Obscure y Roxanne dicen algo también :)
*Si Templario muere, tengo que hacerme al Capitán Lagarto. Lo inventé esta mañana y cada vez me parece más gracioso.
La verdad es que Rox no había estado demasiado convencida de la idea de que todos se reunieran como buenos amigos para ver como Videshee se encargaba de quitarle toda la metralla de encima, pero al final acabaron convenciéndola hablándole de vodka y buenas historias. Preguntó un par de veces antes de empezar esa aventura si no era una mejor idea secuestrar a algún médico que la curase, pero tampoco quería ofender a su amiga. A las malas tenía gente a la que matar si le hacían demasiado daño.
-No me gusta eso de que me pongas la armadura encima para amarrarme delante de gente. En privado quizá, pero ahora mismo parezco una puta atracción de circo. Además, se me ve media teta. Tapádmela, joder- fue de las pocas cosas que dijo mientras la intervenían. La otra intervención fue dedicada a Videshee en cuanto le dio un trago a la bebida que le ofrecía- Gracias, cielo. Tú sí que sabes.
Roxanne prefirió centrar su atención en sus heridas, en la forma en la que la rusa se “encargaba” de todo y en cómo bebía vodka mientras lo hacía. ¿Sería mejor médica cuando estuviera borracha? No, definitivamente esa no era la mejor idea. Mejor presta atención a ese capitán Lagarto. Y mientras estaba en silencio descubrió que la historia de Templario le recordaba a ella misma y a cómo había acabado unida a todo ese grupo de locos. ¿Cómo estaría su grupo en esos momentos?
-Claro que mis garras son mejores. No conozco a ese Lionman pero estoy segura de que podría matarlo hasta en este estado.
Después de eso escuchó parte de la sangrienta historia de la rusa, que al parecer se había quedado con pocos cabos sueltos. Roxanne le dedicó una mirada a su abdomen, algo cubierto por la sangre de la intervención pero sin duda alguna en mucho mejor estado que como había llegado hasta allí. Creo que en mi vida había perdido tanta sangre. La próxima vez tengo que ponerme una puta armadura mejor o utilizar a alguien como escudo humano.
-¿Crees que ese tío seguirá vivo, rusita? El que localiza gente. En mi lista todavía queda bastante gente- sonrió.
Cuando oyó lo que le había pasado a Worm comenzó a reírse; la carcajada fue acompañada de un gruñido mientras llevaba su mano al costado por el dolor producido. Observó que se giraba y se preguntó si realmente la tía esa le había afectado tanto a la mente. ¿De verdad te lo tragaste? Ay, joder. Ojalá esa puta estuviera viva. Te ayudaría a que te cobrases el beso- pero por desgracia para ellos casi todos los buenos estaban muertos o escondidos. Matar a cabrones no es que estuviera mal, pero tenía más gracia destruir a gente que quería hacer del mundo algo mejor. Tengo muchas ganas de romper alguna cara bonita.
Rox se quedó unos segundos pensativa, viendo que todos parecían compartir su vida como grandes amigos cuando ella solía ser más cerrada con esos temas personales. Quizá era el vodka o quizá la pérdida masiva de sangre, pero el ambiente resultaba lo suficientemente confiado como para explicar un poco más de como ella había llegado a esa mierda de sitio.
-Yo acabé aquí por culpa de un mamón llamado web… web… joder, su nombre era una puta mierda- comentó echando la cabeza hacia atrás. Oye, quizá deberíais ponerme una manta encima o dadme más vodka, empiezo a notar frío. Acababa de dar un buen golpe en una joyería y apareció él, enmascarado y con esos trajes tan ajustados que lo más fácil es mirarles el paquete en vez de la cara. Yo creo que intentó ligar conmigo, pero como no acepté acabé encerrada. Eso sí, luego me enteré de su muerte y sentí algo de pena por no haberlo hecho yo misma. Cuando todo esto acabe pienso cargarme a todos los nuevos héroes que surjan. Así esos cabrones aprenderán- comentó apretando los puños mientras dirigía su mirada hacia la nada, recordando sus orígenes.
Llego tarde, pero llego.
¿Cubrir a garritas? ¡Nunca! Templario le dio más vodka. En forma de una botella nueva. Las botellas eran baratas y así tenían muchas más. Los aliens habían hecho picadillo las ciudades pero no los campos de cereales o las fábricas. No eran tontos. Sólo se llevarían casi toda la producción en impuestos.
—Eso me pasa a mí, que los Aliens se me adelantaron en la venganza, pero bueno, podemos acabar con algunos de ellos, como el Ikharan ese. ¡Por liquidar a ese traidor!
Templario ya había soltado a Roxanne, ya no tenía que sujetarla porque estaba "curada". Tomó y ofreció la botella de whiskey caro que bebía él para chocar y brindar con las botellas de vodka barato que había dado al resto. Rusita había cosido bien a Garritas. O al menos desinfectado las heridas y mejorado todo. Casi había parecido una peli erótica y sangrienta entre las dos. Pero con final feliz. En esos que no moría nadie aunque todos estuvieran llenos de sangre. Nadie que importase.
A pesar de que la risa de Roxanne me hizo sonreír, no me reí cuando Worm contó su historia, a fin de cuentas, yo sabía lo que era que te traicionara quien debía amarte.
- El amor es una mierda. Mi padre en vez de protegerme me vendió el muy cabrón. Si tuviera el poder de revivir a las personas lo reviviría todos los días para poder matarlo de nuevo.
Roxanne nos contó cómo había terminado ahí y recordé a la pareja de gilipollas que me había tocado a mí.
- Yo estaba de traductora entre las triadas y los rusos, que se negaban a hablarse en inglés entre ellos lo cual era bueno para mi bolsillo, cuando apareció una pareja con mallas verdes y darditos que te hacían alucinar. ¡Menudos cabrones! A la tía me la pude quitar de encima y bueno, al tío casi, pero...
Sí, habían conseguido vencerme, pero por si acaso habían tenido que venir los dos a por mí.