Partida Rol por web

Finalmente todo el mundo subió a la nave y el piloto no perdió tiempo en ponerse en marcha. El vuelo fue bastante relajado, no les atacaron ni nada por el estilo, y aunque se notaba una cierta tensión en el ambiente entre el piloto y los Omegas no pasó de ahí. De momento al menos.

Al igual que a la ida, el vuelo duró una hora. Aterizaron en el mismo almacen abandonado que habían salido por la mañana. La compuerta de salida se abrió, y el piloto salió de la cabina para despedirse. O tal vez para asegurarse de que se iban. No se podía estar seguro. Cuando Videshee pasó a su lado le comentó algo en voz baja, aunque luego se dirigió a todo el grupo antes de cerrar la compuerta de la nave.

Muchas gracias por haber conseguido la Corona. Ahora podemos tener una posibilidad real de echar a esos cabrones de nuestro planeta.

Sin más que decir se marchó a la cabina para en cuanto todos hubieran salido del almacen marcharse a quién sabe donde. Seguramente a entregar la Corona de Atlantis al Dr.Destrucción.

Cuando Videshee pasó a su lado le comentó algo en voz baja,

Mi nombre es Taquelua. Por si querías saberlo.

No estaba claro cómo se ruborizaban los atlantes, y además con el casco puesto era aún más dificil de decir. Pero el tono de voz parecía indeciso.

Nos montamos en la nave dispuestos a volver a la que ahora era nuestra casa, dispuestos a cobrarnos esas cervezas que nos habíamos apostado y seguramente a pasar la noche en los garitos que había abiertos por la zona. Ni aún estando invadidos podían faltar los lugares para los vicios varios, pues ataba claro que de no haberlos, la raza humana se habría extinguido. 

- Bueno, entonces a ver que me aclare. ¿Quién pagaba las cervezas esta noche? 

Era mejor pensar en beber y quizás en emborracharse que no seguir de mal rollo pensando en arrancarle la piel a tiras al próximo que me hablara mal, que una podía empezar tirando de un padrastro con la telekinesis y ver qué era lo que sucedía. 

- Eso sí, primero una buena cena. 

Al pasar por al lado del piloto, al que no pensaba dirigirle la palabra de nuevo, me sorprendió diciéndome su nombre, aunque claro, eso de que siempre llevara el casco puesto me despistaba. 

Eso sí, al escuchar el tono que usaba terminé sonriendo. 

- Un placer, Taquelua. - Le respondí justo antes de guiñarle un ojo. 

Sin decir nada más me bajé de la nave. Estaba claro que había sido todo un avance, pues me parecía que debía ser la segunda vez que me hablaba sin yo haberle hablado primero. 

—¿Una posibilidad real? Seguro, pero no pierdas la corona confundiéndola con la del Burguer King —se despidió Templario del piloto. Por muy idiota que fuera resultaba útil, así que no podía matarlo. 

La rubia hablaba su idioma. 

—La bebida la pagaba gusanito. Pero si queréis comer vamos a un garito que sé que pueden pedir comida de verdad, de  más bien por el centro —donde no podíamos ir porque nos buscaban en serio— y tenemos una mesa para nosotros reservada siempre —le había dejado claro que era eso o morir— además la bebida está buena. 

Y casi siempre le pagaba, era todo ventajas para el antro. 

Tras despedir a los Omegas el piloto se marchó para, en teoría, llevarle la corona a Destrucción. Así que ellos se dedicaron a disfrutar de una merecida juerga después de todo lo que habían pasado.
Nada tampoco fuera de lo normal. Bebida, música y lo justito de violencia gratuíta que tanto les gusta.

A la mañana siguiente, con más o menos resaca, estaban todos cuando Dr.Destrucción llamó.

Bien hecho Omegas. La Corona de Atlantis está en mi poder. Ahora estamos a un más de poder echar a esos alienígenas de nuestro planeta.

Hay varios planes en marcha. Tendréis unos días de descanso, pero no demasiados. Ya que sois mis activos más valiosos. Procurad no desmadraros mucho con vuestras fiestas. A partir de ahora las cosas van a ser mucho más complicadas y tenéis que dar lo mejor de vosotros. Cualquier paso en falso o fallo en las misiones sería un desastre.

Cuento con vosotros.

No había mucho más que decir, al menos por su parte. Aunque esperó unos momentos por si querían decir la última palabra como casi siempre.