Partida Rol por web

Los chinos parecieron reaccionar más rapidamente que nadie, lo mismo hasta era cierto eso de que todos sabían artes marciales. Aunque en este caso estaban disparando. Pero fuese como fuese no parecieron atinar muy bien con las balas. De hecho una de ellas rebotó en tú campo de fuerza sin que te inmutaras, tampoco pareció que se diera cuenta nadie.

En cuanto tocaron el suelo, la parejita se movió a la vez. Como si estuvieran en un baile moderno sincronizado. El tipo, al que reconociste por las noticias como Trato, lanzó una especie de niebla que envolvió a los cuatro matones de Han, sus dos guardaespaladas y al mismo Han. Todos soltaron las armas y empezaron a gritar de terror cayendo al suelo en posición fetal. El propio Han también fue afectado, aunque pareció llevarlo un poco mejor que sus hombres, estaba paralizado pero no gritaba.

Por su parte la mujer de verde, Truco, empezó a soltar esos dardos verdes de sus manos impactando en los hombres de Yuri que quedaban, uno de esos dardos incluso atravesó una caja tras la que se escondia uno de los esbirros. El agujero en el pecho lo atravesaba de lado a lado humeando.

Antes de que te dieras cuenta tan sólo quedabáis en pie Yuri y tú.

- ¡Ehhhh! - Protesté mentalmente cuando una de las balas impactó en mí. De no haber sido una mutante era probable que ahora estuviera a punto de ponerme a criar malvas, pero bueno, para ser sinceros, si no fuera lo que soy no tendría un segundo trabajo tan peligroso como este.

Lo que ya no me gustó demasiado era ver cómo terminaba todo, pues apenas sin inmutarse habían hecho que todos aquellos tíos armados acabaran en el suelo acojonadísimos, como si tuvieran cinco años y acabaran de descubrir quién era Freddy Krueger.

- Yo paso de quedarme a ver más...

Claro que había un pequeño problema y era que ahora sólo quedábamos dos personas de pie y éramos los siguientes.

- ¡Y una mierda!

Pensé en dejar ahí a Yuri y que se entretuvieran con él mientras yo me piraba, pero entonces me di cuenta de que sacarlo de ahí con vida podría proporcionarme algún beneficio, pues me debería una y bien gorda.

- Te va a faltar dinero para pagarme lo de esta noche. - Le dije en ruso. - Echa a correr ahora mismo. Yo te cubro.

En cuanto vi que salía por el agujero salí al otro lado de la pared, con intención de mover la furgoneta de nuevo para que no pudieran salir por el agujero que había quedado. Al menos que tuvieran que apartarla y me dieran el tiempo suficiente para desaparecer de allí. Esperaba que la pareja mofeta no volara y les costara un poco salir por donde habían entrado.

Sin mirar atrás atraviesas el agujero que hiciste y rapidamente colocas la furgoneta para que bloquease el paso. En cuanto lo hiciste te fijaste en la escena de fuera. Al parecer los guardias que estaban vigilando estaban o bien caidos en posición fetal, o con algún agujero humeante.
Yuri no parecia haberse fijado en ello, o lo mismo no le importaba, y se estaba subiendo a uno de los coches de fuera. No parecia tener muchas intenciones de esperarte.

Dentro del almacen no percibías ningún movimiento. Por lo menos nadie que se acercase a la furgoneta o a otro sitio. Pero algo te decía que eso no podría durar mucho tiempo seguramente.

En cuanto moví la furgoneta en cuestión supe que no tenía mucho tiempo, por no decir, que no me apetecía nada enfrentarme a dos de aquellos héroes juntos.

- Y se creerán muy valientes por hacerlo todo juntos siempre...

De todas maneras, yo no era demasiado de enfrentamientos directos con nadie, por lo que me parecía bastante más adecuado salir de allí cuanto antes.

Me volví para ver como mucha Bratva y mucha leches, pero se estaba largando y me estaba dejando allí sola el muy cabrón.

- ¡Pero será hijo de puta! - Pensé en mandarle con el coche al río, pero entonces me di cuenta de que podía ser la distracción que necesitaba para escabullirme.

Si él estaba en el coche, los mofetas lo perseguirían a él y yo podría escaquearme, pero claro, sólo se me ocurría una manera de hacerlo y aunque no me gustaba una mierda lo que se me había ocurrido, miré hacia el agua. Si nadaba por la orilla no me iban a ver en la oscuridad de la noche ni de coña y unos metros más hacia delante, cuando pudiera perderme por algún callejón, parque o lo que fuera, la cosa estaría hecha.

- Seguro que me voy a desintegrar metiéndome en esa asquerosidad de agua.

De todas maneras era la mejor idea que se me había ocurrido y era de las que creían fervientemente en eso de "salva tu culo hoy para luchar otro día".

Así, esperando que mi plan funcionara, me encaminé directamente hacia el agua.

Maldiciendo al ruso por largarse sin ti decides ir en dirección al agua del puerto. No obstante una nube de humo de color verde brillante aparece casi en medio de los dos, aunque un poco más cerca del vehículo. De la nube salen Truco y Trato como si atravesaran una simple puerta.
Trato se centra enseguida en el coche, pero cuando parecía que te iban a obviar Truco se fijó en tí, le dijo algo al oido a su compañero y se dispuso a encaminarse, o más bien correr, hacia el lugar en que te encontrabas.

Yuri por su parte aceleró quemando ruedas y se lanzó directamente a por el hombre disfrazado de extra de Halloween.
 

La verdad es que aquellos dos me estaban haciendo pensar más de la cuenta. Estaba intentando salir de allí lo antes posible, pero estaba claro que no pensaban ponérmelo fácil.

- Odio a los jodidos superhéroes y odio sus putas mallas... - Pensé en cuando me di cuenta de que se me quedaban mirando. - ¿Pero no podéis ir a por el puto ruso? - Claro que no iba a decir que yo sólo era la intérprete, que entonces podías pasarse años interrogándome sobre las mil y una cosas que había tenido que traducir desde que había vuelto al país.

Suspiré dejando de correr al momento, pues tenía claro que meterme en el agua ahora que sabían que estaba allí era la mayor estupidez del mundo. La única alternativa que tenía era hacerle frente.

- Ya tienes a todos esos mafiosos. ¿Qué coño quieres de mí?

No podía estar demasiado tiempo con la boca cerrada, sobretodo, cuando tenía gente delante que no me caía nada bien.

Claramente no iba a esperar a que aquella mujer quisiera hacerme una demostración de sus trucos o de sus tratos, ni siquiera sabía cuál era cuál, así que me planteé varias posibilidades durante el mismo segundo. Al final, opté por la que imaginaba que podía dolerle más.

No me lo pensé dos veces, así que hice lo que creí que me libraría de ella a una mayor velocidad. Mi idea era cogerla y estamparla contra la pared, a ver si conseguía dejarla tan espachurrada que me dejara en paz de una vez. Además, con un poco de suerte su compañero se la tendría que llevar a un hospital y así, me podía largar sin que me siguieran dando la tabarra.
 

Desde luego no querías que aquella tipa se acercara hasta tí, así que trataste de agarrarla. Pero era más agil de lo que parecia, y logró evitar tú presa telequinética rodando por el suelo para esquivarla.
Y no sólo eso, si no que se levantó casi al momento mientras lanzaba esos dardos o dagas de color verde.

La primera parecia más potente, de hecho te hizo retroceder un paso, pero tú campo aguantó. La segunda no iba con tanta fuerza y aguantaste sin mayores problemas. Pero el tercero...el tercero parció golpear un lugar algo más debilitado y te dio de llenó haciendo que perdieras el aire de dentro y dejándote aturdida.

No sé quién eres, aunque imagino que una guardaespaldas especial de ese ruso cabrón. Pues lamento decirte que te has equivocado de profesión. Esta no tiene futuro.

Se iba acercando a tí lentamente mientras hablaba.

No había podido agarrarla, lo cual, me hizo soltar un gruñido, como si fuera un animal contrariado porque no había podido hacerse con su presa.

- ¡Grrr! - Al final iba a saber algún idioma más a este paso, como lobuno o algo parecido.

Los dos primeros golpes los resistí, aunque hubiera tenido que echar un pie hacia atrás a modo de freno. Aquella mujer era una petarda y se había propuesto deshacerse de mí fuera como fuera. Peeeero... yo era más cabezota que todo eso y no pensaba rendirme con facilidad.

La verdad es que me dejó como si acabara de meter la cabeza en una habitación en la que llevaran horas fumando porros, pero en seguida sacudí la cabeza y la miré con odio, espabilándome casi al momento.

- ¿Guardaespaldas? - Solté una carcajada. - Vas a tener que explicar que la única persona que se te ha resistido era la tracductora ruso-chino, chino-ruso. No sé a ti, pero a mí me daría vergüenza admitirlo...

En realidad me daba igual lo que la diera vergüenza o no, lo único que me apetecía en aquel momento era tocarla un poco los ovarios con mis palabras.

Así, traté de volver a hacerla volar por los aires. No podía ser tan difícil que se diera con la cabeza en algún sitio y se quedara inconsciente, o muerta, me daba un poco igual, la verdad.

Pudiste ver la cara de terror de la mujer en cuanto la levantáste y la llevaste contra la pared. Casi podías disfrutar con su terror.
El impacto fue tal que no sólo crujieron algunos huesos, si no que los ladrillos de la pared se agrietaron dejando marcada la silueta.

Truco se levantó como pudo, sacudiendo la cabeza para librarse del aturdimiento, y podías notar como se llevaba el brazo izquierdo a las costillas mientras hacia una mueca de dolor.

Así que traductora ¿eh? Y dime. Te pagan mucho por tú trabajo. Seguro que has escuchado muchas cosas interesantes.

La mujer de verde volvió a lanzar sus dardos contra tí. Pero algunos fallaron, y otros impactaron contra tú campo sin causar daño.

Mierda.

Se me dibujó una sonrisa en los labios cuando vi que le costaba levantarse después del golpe, aunque verdaderamente, hubiera preferido ver cómo no se levantaba. Sabía que su compañero no tardaría mucho en llegar, pues no creía que atrapar a Yuri fuera demasiado complicado.

- No lo suficiente para que me disparen por vuestra culpa.

Sí, no se me iba a olvidar que de no haber activado mi protección, a estas alturas tendría un precioso agujero de bala en mi cuerpo.

- La verdad es que no sé de qué cosas interesantes me hablas. - Ya le estaba dando mi postura oficial a cualquier interrogatorio. - Es más, no sé si es muy legal que sin haber hecho nada y sin pruebas de lo contrario, aparezcáis vosotros y me obliguéis a defenderme.

Esto no podía ser demasiado legal. Una cosa era que lo hiciera yo, pero vamos, estos eran los buenos y no había habido un "rendiros" o algo así, simplemente habían comenzado a atacar.

Por unos instantes pensé en lanzarle sus propios dardos, pero entonces me dio por pensar que si yo usara algún veneno o toxina para pelear, primero me inyectaría el antídoto o quizás, incluso ella fuera inmune ya. Era mejor no arriesgarse. La iba a tratar de empotrar de nuevo a ver...

Una vez más pudiste agarrar a la mujer de verde. Ya fuera porque se movía más lentamente, o porque le había pillado sus maniobras, el caso es que la agarraste sin esfuerzo y la presa fue aún mejor.
En esta ocasión no aguantó y gritó de dolor al romperse más huesos. Casi le haces atravesar la pared del todo.

Aun así fue capaz de levantarse. Aunque era obvio que no sólo tenía costillas rotas. Uno de los brazos colgaba inerte, y un lateral de su cara había perdido la mascara y estaba hinchado. Se tambaleaba, y aún así fue capaz de lanzar sus dardos de luz. No es que te impactaran, claro está. Pero se la veía motivada, a matarte pero motivada.

No obstante, lo que más te preocupó no fueron los dardos de luz de Truco. Si no el humo verde que te empezó a envolver.

Pagaras por esto zorra.

Trataste de no respirar pero el humo parecia meterse por tú piel. De repente fuiste de nuevo una niña pequeña encerrada en un cuarto oscuro esperando a un tipo que tan sólo te iba a hacer cosas horribles.

Truco se había unido al combate.

Aquella mujer era lo más terco del mundo. Al final iba a conseguir que la matara si no hacía más que levantarse y por cómo tenía el cuerpo en aquel momento y cómo había quedado la pared, estaba segura de que aquello la había tenido que doler una barbaridad.

Las palabras la verdad es que me la resbalaron un poco, pero cuando empecé a estar rodeada de humillo de mofeta supe que tal y como había pensado, su compañero no se iba a entretener mucho con Yuri, que para ser capitán de la Bratva había corrido más que una nena.

- Joder... - Murmuré sabiendo que la cosa pintaba fea. - ¿Dos contra uno? ¡Qué valientes! - Dije de manera que pudieran escucharme.

Lo que ya no me gustó fue estar de repente sumida en la oscuridad. Estaba inquieta, me dolían los ojos de llorar y sabía que nadie iba a venir a ayudar. ¡Joder! Esa sensación era lo peor que había sentido en la vida, la sensación de soledad, de sentirte indefensa, era casi peor que cuando te hacían daño y podía asegurar que había llegado a sentir tanto dolor que me había quedado afónica de gritar.

El recuerdo es doloroso a más no poder. Pero ya habías pasado por eso cuando eras niña, no pudo contigo entonces, no podrá ahora.
Cuando te sobrepones puedes ver a Truco a tu lado, rodeado de ese humo verde. También lleva mascara, pero dirías que está sorprendido de que reacciones.

Me dije a mí misma que no podía volver a estar ahí, que ya había crecido, que nadie podría volver a hacerme pasar por aquello y me di cuenta de que había sido cosa de estos dos.

- Malditos cabrones... - De mi rostro había desaparecido toda sonrisa e incluso se podía ver cómo se me había hinchado la vena del cuello. Ya estaba hasta las narices y ahora sí que estaba cabreada.

- ¿Sabes? Cuando ya has pasado verdadero terror de verdad, lo tuyo es un poco descafeinado. - Dije quitándole importante sólo para que se jodiera. En realidad me había puesto el corazón a mil y los pelos como escarpias, pero antes muerta que reconocérselo.

Estaba cada vez en una situación más complicada. Ya le había dado tres golpes a la mujer y seguía ahí y ahora tenía aquí a su pareja de mallas que como mínimo iba a necesitar otros tantos golpes. Tampoco podía salir corriendo porque me iba a coger y la verdad, es que a estas alturas ya estaba lo suficiente cabreada como para no hacerlo. Y sí, para más inri apenas veía una mierda con el humillo de las pelotas.

Tenía un dilema muy grande aunque no lo demostrara, no sabía qué hacer para poder salir de allí.

- El punto débil de la pareja ahora mismo es la mujer, pero necesito cambiar de táctica.

Iba a intentar otra cosa, total, de perdidos al río ¿no?

Usé la telequinesis de nuevo para coger a la mujer, pero esta vez la acerqué a mí, la dejé inmóvil y la puse la pistola en la cabeza. Aquí tocar las pelotas sabíamos todos.

- Bien, basta ya de humitos y de pesadillas en Elm Street. Si no te alejas ahora mismo de aquí y me dejas en paz, vas a tener que llevarte los cachitos de seso de tu compañera, a parte de algún trozo de carne que seguro que ya ha dejado en la pared.

Por la reacción de Trato, estaba claro que habías dado en el clavo con tú hipótesis. Le preocupaba la mujer. Así que se había quedado quieto.
No obstante no contaste con la cabezonería de Truco. La cual lanzó casi a quemarropa un dardo de energía verde contra la pistola haciéndo que la soltases.

Ahora. Acaba con ella. Rápido.

El hombre no necesitó más. Nuevamente los vapores te rodearon haciendo que revivieras tus peores pesadillas.

Al idiota de verde no le había quedado lo suficientemente claro que mataría a su compañera si no me dejaban en paz. No parecían entender que lo único que quería era largarme a casa y que pasaran de mí. Estaba claro que para ser un superhéroe no te hacían un test de inteligencia. Por no decir, que aquello era una violación legal de todos mis derechos como ciudadana americana.

De todas maneras, consiguió desarmarme y de ahí todo se volvió absolutamente negro para mí..

El suelo estaba frío bajo mi cuerpo y podía escuchar las voces de los hombres al otro lado de la puerta.

- Dejadme en paz... no quiero que me toquéis más... Me hacéis daño. ¿Dónde está mi madre?

En mis oídos retumbó mi voz. La voz de una niña asustada, aterrorizada, que lo único que quería era que el dolor cesara. Quería volver con sus padres y olvidar todo aquello.

La puerta se abrió y un hombre dijo unas palabras que la niña no entendía, que yo no entendía, pero sí que entendí cuando me agarraron del pelo y me sacaron a rastras de aquella celda.

- NOOOOOOO...- Gritaba a pleno pulmón, pero en el fondo sabía que nadie me ayudaría. Aquello se repetía lo suficientemente a menudo para saber que estaba sola en aquel agujero.

Todo pasó muy rápido y las reacciones fueron automáticas y practicamente instantáneas.

Truco desarmó a Videshee. Esta apretó con su presa telequinética el ya maltrecho cuerpo de la herina, en esta ocasión no pudo ni controlarse y su grito de dolor llenó la noche. Trato envolvió a la traductora en su niebla verde y las pesadillas volvieron.
Aún así era consciente de lo que pasaba a su alrededor, pudo ver como Trato se acercaba a Truco, la cual había caido al suelo como si de una muñeca rota se tratase en cuanto el poder del hombre te afectó.

No te preocupes cariño, te pondrás bien. Aguanta, tú sólo aguanta.

Después de eso la niebla verde les envolvió y desaparecieron. Lo siguiente fueron los sonidos de sirenas de policias. Al parecer alguien había dado el aviso de lo que pasaba y los mejores de Star City estaban llegando.

Poco a poco el miedo se fue disipando, tan sólo dejando una breve impronta que se mitigaba cada hora que pasaba. Lo cual no impidió que la policía te atrapara.

La verdad es que fue una putada, porque casi escapaste. De hecho si no hubieses ayudado al bastardo de Yuri hasta podrías haberlo conseguido. Al principio te estaban tratando los paramédicos, pero en cuanto la poli se dio cuenta de que eras alguien "especial" te anularon los poderes con un collar salido de una peli de ciencia ficción, y te encerraron con el resto. Los pocos que quedaban claro. Porque los que no estaban muertos por quemaduras, estaban catatónicos murmurando cosas y con cara de pánico.

Ahora tan sólo quedaba saber qué haría el sistema contigo.