Partida Rol por web

Tras asegurar todas las salidas del bar, Tim echa un ojo a su alrededor, más en concreto a sus nuevos "compañeros" y observa las pequeñas rencillas que se comienzan a formar

Vamos chicos, cada uno es diferente, pero tenemos ocho días por delante en los que, para sobrevivir necesitamos actuar como un equipo y ayudarnos los unos a los otros, no creeis que es lo más correcto?

Vamos, vamos. No pretendía ofender a nadie. Tan solo quitar un poco de hierro a toda esta situación. Hasta hace unas horas creo que todos pensábamos que eramos los únicos en haberlo conseguido, y sin embargo, nos hemos juntado un buen grupo aquí. Si esto no es una buena razón para recuperar el buen humor, no se que mas puede serlo.

Acto seguido me acerqué al "Serpiente" y le tendí la mano. ¿Pelillos a la mar?

Esteban rió con ganas.

¡Menudo cachondo mental el negro este!

No parecía haberse movido del sitio, ni reforzado la ventana ni nada, ni siquiera la había cerrado. Eso si, la cerveza que tenía en la mano no era la misma de antes.

Si, si, muy cachondo y todo lo que tu quieras por la buenas. Pero por las malas... Compromete la seguridad del grupo y yo mismo te patearé el culo hasta que tengas que cagar por la boca, ¿Entendido?. Así que deja esa cerveza, y cierra la puta ventana, después la aseguras, y si no sabes como te lo inventas.

Con gesto cansado, Esteban cerró la ventana para después apoyarse contra la pared y seguir bebiendo cerveza, mientras observaba, con absoluto desprecio, a Kimball.

Bien, ahora asegúrala. Después podrás beber toda la cerveza que quieras. ¡Joder! yo mismo te la serviré si hace falta. Pero entiende que tenemos que asegurar el bar. No podemos permitirnos el lujo de dejar que esos podridos entren. Todos tenemos que colaborar, si nos escaqueamos, morimos.

¿Quieres convertirte en un podrido? Desde luego yo no. Me quedé mirándole, esperando una respuesta.

¡Joder! - dijo posando la cerveza en la barra - ¡Está bien! Ya voy a buscar algo con que asegurar la puta ventana.

Jodido negro tocapelotas... - murmuró de la que se alejaba de Kimball.

Le tiendo la mano a Kimball y nos damos un apretón de manos. No me apetece tener problemas con nadie antes de tiempo, así que vamos a llevarnos bien.

Y vosotros dos ahora no os enzarceis en una pelea por la ventana, probablemente no nos quedemos mucho tiempo como para necesitar asegurarla. 

Miro las rencillas que se han formado y como algunas se han resuelto sin mi intervención. Por ello, me limito a seguir observando las que todavía parece que siguen en pie, por esperar a ver si se solucionan por las mismas personas en conflicto: Si algo me dice mi experiencia, es que la conciliación suele ser una mejor solución que llegar a los tribunales.

Tras ello, digo al grupo mi opinión sobre lo que deberíamos hacer ahora que está amaneciendo:

- Bueno, si no os importa escuchar mi opinión creo que los que tengan algún tipo de arma y que además sean hábiles en la autodefensa, deberían acercarse a la armería y traer armas para los demás. No creo que aguantemos 8 días sin ningún tipo de armamento. Quienes se queden deberían encargarse de asegurar todavía más este bar hasta conseguir crear de él una zona lo más segura posible para atrincherarnos en él hasta que llegue el ejército. ¿Qué opináis? El grupo que vaya a la armería no debería de ser menor de 2 personas ni mayor de 3, para asegurar la supervivencia del grupo y no llamar la atención.

Me percato de que alguien está hablando... Resulta que es el tipo éste, el que dice ser abogado, no recuerdo su nombre pero tampoco me importa.

Le contesto -Pensaba que os había pasado algo a los de atrás, estabais muy silenciosos.

Vaya, vaya... eres un tipo muy listo, ¿quieres que los demás arriesguemos el pellejo por ti? ¿por qué íbamos a hacerlo?

- Porque supongo que preferirás a un compañero armado a un podrido más en busca tuya. Si supiese manejar algún arma eficaz que tuviese ahora mismo a mano sería el primero que se ofreciese voluntario para ir.

Dejo pasar unos segundos.

- De todas formas, si nadie capacitado quiere ir, os comprenderé. En una situación así, lo que antes era valentía debe haberse tornado cobardía, lo cual es algo muy humano. Dentro de unas horas el hambre y desesperación nos dará a absolutamente todos el valor que nos falta, aunque en vez de valentía probablemente sea temeridad, con las consecuencias que eso tendrá.

Dicho esto, tranquilamente me termino la cerveza que tenía en mano y la arrojo cuidadosamente sin hacer ruido a la primera papelera que vea. Tras ello sigo buscando por el local algo que pueda de ser utilidad, como tablones de madera para tapar las ventanas y atrancar puertas, como algún cuchillo, comida y bebida.

-Estás muy equivocado, un compañero armado puede ser más un problema que una ayuda. Que no se te olvide que aquí no nos conocemos ninguno, ¿quién me dice que no vas a usar un arma en mi contra?

Y en cuanto al tema de la cobardía, no seré yo el que busque que cambies de opinión, pero procuraré actuar siempre y buscando lo mejor para mi y quienes me demuestren que se merecen mi consideración y de momento tu no estás en esa categoría. Por el momento creo que deberíamos registrar bien este lugar antes de pensar en hacer expediciones a otras zonas de la ciudad.

Me encamino hacia la parte posterior del bar intentando encontrar algo de utilidad mientras pienso que menudos compañeros he encontrado por el camino. Todo esto refuerza mi idea de que es mucho mejor para la supervivencia trabajar en solitario. 

Joder, así no vamos a ningún lado...no llevamos ni un día juntos y ya están todos metiéndose unos con otros, pero bueno, habrá que avanzar como se pueda.

-Venga chicos, dejemos a un lado las rencillas y sigamos buscando. Por cierto, Kimball, deja las cervezas, no creo que sirvas de mucho borracho si entran esas cosas.

Sabias palabras las del "Serpiente". Tal vez no le cayera bien, pero sin duda era un individuo muy valioso para el grupo.

Sinceramente Eduardo, creo que aún tenemos mucho que descubrir en este lugar antes de explorar fuera. Mañana yo mismo encabezaré una excursión a la armería si es preciso. Pero creo que lo mas seguro para todos es hacernos fuertes aquí. 

Tim, ¿te importaría ayudarme a mover una de las neveras de detrás de la barra? Si la colocamos debajo de aquella ventana y tumbamos la maquina de tabaco encima van a tenerlo realmente difícil para entrar aquí. Y tranquilo chico, no pienso emborracharme. La hora del recreo se ha acabado para mi.

Por fin parece que nos ponemos manos a la obra. Me acerco al agente y le acompaño hacia la zona que me indica

Claro agente Kimball, coja usted por ese extremo. Venga un poco más. Perfecto, ya lo tenemos

Por cierto Eduardo, creo que tienen razón. Hasta que no estemos seguros aquí dentro, nada de expediciones. Por otro lado, cuando todo este seguro yo puedo ayudar para traer recursos si comenzamos a conocernos mejor y se nos agotan los recursos

Aquella nevera pesaba como una vaca, como una vaca muerta en realidad. Por suerte entre Tim y yo conseguimos colocarla en el lugar idóneo. Bien hecho, hermano. Puedes llamarme Kimball, tal vez siga llevando el uniforme, pero no creo que eso signifique mucho hoy en día, ¿no crees? Le dije con una gran sonrisa en la cara y con la frente ligeramente perlada por el sudor. Bueno, pongámonos con esa maquina. Decían que el tabaco mataba, espero que este nos salve la vida. Y dándole una palmada en el hombro me encaminé hacía la maquina de tabaco.

Juego con la lata vacía, sin hacer ruido como ya he descubierto -por las malas- que no se tiene que hacer. Observo las peleas de los adultos con una media sonrisa dibujada en mi cara, no porque me haga gracia que se peleen, sino porque deseo que alguien le parta la cara al negro. Qué lástima, parece que no. Mejor: tal vez una pelea habría llamado la atención de los muertos.

Dejo la lata en el suelo y me acerco a Serpiente. Tiro de su pantalón.

- Yo iré a la expedición de la armería, puedo entrar por sitios que ninguno de vosotros puede, soy más rápido de lo que os podáis imaginar y no soy un niño pequeño: sé qué puede pasar. Mi única condición es que no venga el negro, no me fío de él, a saber de dónde ha robado el uniforme de policía pero está claro que no es poli: ¿desde cuando un policía lleva el uniforme y no el arma reglamentaria? ¿O el revólver tobillero? Mi papá era policía y sé cómo funciona. No veo claro ponerle un arma en la mano y que haya poca gente para vigilarlo...

Miro al "agente" Kimball de reojo.

- Y tampoco creo que tengamos que estar aquí todos: podemos ir a la expedición mientras los demás aseguran el bar. Si aseguramos el bar, no tenemos armas y vienen los muertos... -Suspiro- Pero si tenemos armas y el bar asegurado, es otro cantar.

Miro a Serpiente con una sonrisilla la mar de inocente.

- ¿No?

Me paro en seco al oír el comentario del crío.

"El negro" tiene un nombre, hijo. Jhoseph Kimball, Sargento Jhoseph Kimball del departamento de policía de Umbría City. Meto mi mano en uno de los bolsillos y le tiro a los pies del niño mi cartera con la identificación y mi placa.

Mi pistola se la quedó uno de mis compañeros para contener a esos podridos y luego volarse la cabeza antes de convertirse en uno de ellos. Me salvó la vida.

Jamás he llevado una pistola tobillera, sin embargo tengo esto. Dije mientras descolgaba de mi espalda una escopeta. Es una Mossberg 500 y esta si es reglamentaria, al contrarío de las tobilleras. 

Si alguien mas de los presentes tiene algo en contra del color de mi piel, puede hacerlo ahora. Y me largaré antes de que caiga la noche. No me gustaría interrumpir una reunión del puto Ku Klux Klan. Y antes de que nadie contestase, me dirigí de nuevo a la maquina de tabaco, con el fin de asegurar el lugar.