La máxima prioridad del Adepto Ort Seam tas abandonar la Universidad Galvosti de Uton fue buscar un lugar adecuado para instalarse, para convertirlo en su propia sede. Disponía de unos considerables recursos económicos tras los desagradables incidentes que rodearon la muerte de su maestro, el Mago Ros Ecetna y eso le permitió disfrutar de la solvencia necesaria para viajar por todo el Safelster, durante cerca de un año. Aunque siempre tuvo la prudencia de conducirse con modestia, sin hacer gastos excesivos ni vanas ostentaciones.
Además, se diría que buscaba algo.
Te consta que intentó hacer averiguaciones sobre el paradero de su antiguo compañero de estudios, Ollit Sil, aunque siempre de una forma muy discreta, como si intentase no ponerlo sobre aviso. Seguramente para no asustarlo.
Sin embargo todo esfuerzo en ese sentido se demostró infructuoso, parecía que Ollit se hubiese esfumado de este mundo. O tal vez simplemente hubiera cambiado de identidad, además de buscar nuevos círculos en que medrar…
Finalmente Ort Seam pareció encontrar el lugar que cumplía todas sus expectativas en el condado de Helby, muy cerca de la ciudad de Drom y a una escasa jornada de viaje de la capital rivereña de Galin. Se trataba de una gran casona aislada que pertenecía a una familia de hidalgos caídos en desgracia tras una extraña intriga cortesana desarrollada durante un reciente Baile de Máscaras, que habían visto confiscados todos sus bienes.
Ahora el conde de Helby, siempre necesitado de financiación para sustentar los desmesurados gastos de su corte, ponía en el mercado el caserón pero no el señorío sobre las tierras adyacentes, que sólo se otorgaría junto al título nobiliario… y que prefería reservarse.
Sin embargo eso era justo lo que el Adepto Ort Seam buscaba: un lugar espacioso y apartado, aunque todavía lo bastante cercano a un centro urbano para satisfacer sus necesidades materiales y académicas. De modo que compró la vieja casa, apenas la reformó para adaptarla a algunos cometidos exóticos propios de un practicante del Arte, como disponer de una buena biblioteca y un tranquilo laboratorio… y os instalasteis en ella.
Pocas cosas más cabría destacar de aquellos lejanos años… aunque cuando una escarba en la memoria siempre va encontrando detalles, aquí y allá, que pugnan tercamente por salir a la superficie.
Recuerdas bien que tu Adepto visitó una pequeña aldea en las tierras de Tarasdal, muy cerca de Kustria, en uno de los ocasionales viajes que le llevaban a seguir recorriendo de vez en cuando las tierras del Safelster, donde se hospedó en casa de unos humildes campesinos que cultivaban unas tierras arrendadas. La pareja, ya de cierta edad, se desvivía en atenciones hacia un niño de unos dos o tres años, su único vástago, por cuyo bienestar se interesó repetidamente el maestro Seam.
Y preguntó si habían vuelto a saber alguna vez de su benefactor. No había sido así.
Aunque si ese recuerdo ha perdurado en tu mente ha sido porque más de una década después, estando ya bien asentados en Helby y además en un momento dulce para tu Adepto, que acababa de desarrollar un hechizo propio que había despertado un gran interés en las universidades y las cortes de medio Seguredo, regresasteis a la pequeña granja para llevaros al muchacho, ya crecido, con vosotros.
Su nombre era Adler y sería el primer aprendiz del maestro Ort Seam.
- Maestro ¿habéis vuelto a saber algo del cetro que se llevaron cuando murió vuestro venerable Maestro Ecetna? ¿Algún rumor?
Tu adepto te sonríe con gesto triste, literalmente habéis envejecido juntos y te has acostumbrado a reconocer cada expresión de su rostro:
- De momento sigo sin tener nada concreto, mi querida Laer - admite meneando suavemente la cabeza - Pero aún no me he rendido, un artefacto como ese no puede desaparecer sin más de la historia... y yo sigo insistiendo...
Dudó un momento al hacer la pregunta, pero quizás este momento, en que estaban como con más confianza era el oportuno...
- Y de vuestro antiguo compañero de estudios... tampoco ¿no?
Ahora la expresión facial de tu viejo Adepto se vuelve... críptica, muy difícil de interpretar:
- Nada concreto por ahora, me temo...
Los años transcurren con una engañosa placidez en vuestro apartado rincón del mundo. El maestro ha reclutado a un pilluelo de las calles de la ciudad-estado de Galin, llevado tanto por la pena como por las dotes que afirma haber detectado en él para la práctica del Arte.
Apenas es un crío, pero rebosa picardía por cada uno de los poros de su cuerpo... Para tí es lo más parecido a meter una cría de cuco en el nido, así que tienes que dedicar una buena parte de tu tiempo a supervisarle para que no desvalije la casa. Aunque lo cierto es que aparte de robar un cubierto de plata que esconde en un rincón supuestamente secreto y algo de comida, el chaval no se está portando todo lo mal que podría.
Tal vez incluso te acabes acostumbrando a él...
En un determinado momento, tu Adepto se dirige a ti en privado, empleando ese tono confidencial que has aprendido a asociar a las conversaciones que giran en torno a la tragedia del asesinato de su maestro, el Mago Ros Ecetna…
- Mi querida Laer, creo que he encontrado algo acerca de quién tu sabes – te comenta mediante vuestro enlace, sin atreverse ni a pronunciar las palabras en voz alta – Analizando con medios mágicos un encantamiento, lanzado sobre un singular artefacto que obraba en poder de un rico mercader de Galin, he reconocido la impronta mágica personal de Ollit Sil – duda un instante, pero luego enseguida se reafirma – Sí, estoy seguro de que era obra suya, estudiamos juntos durante muchos años y todavía recuerdo con claridad la huella de su magia – entonces de nuevo su tono cambia para mostrar cierto abatimiento – Aunque lo cierto es que este hallazgo aporta muy poco a la resolución del misterio de su paradero… sólo me confirma que está vivo y que lógicamente sigue practicando el Arte, tal vez con ciertas penalidades personales, pues se ha visto impelido a realizar encantamientos para otros – menea la cabeza, consciente de que no está llegando a nada con sus teorías y termina de explicar su historia – El mercader no ha querido decirme la procedencia real de su artefacto, cuando le he preguntado he notado como se ponía enseguida a la defensiva y estoy seguro de que mentía al asegurar, aún a regañadientes, que lo había obtenido en las tierras bárbaras de Lankst. Eso no tiene ningún sentido… aquello son tierras de paganos, allí no hay malkionitas...
Te mira con una expresión fatigada y se lamenta:
- Sospecho que el maldito usurero es miembro de la Logia Borista, por eso no me he atrevido a ir más lejos en mi interrogatorio… aunque la verdad, ya no estoy seguro de si juzgo con buen criterio o me dejo llevar por mis propios prejuicios – admite – Tengo miedo de estar volviéndome algo paranoico…
Los recuerdos de la larga convivencia con tu adepto se amontonan en la memoria. Son muchas las vivencias que habéis compartido y con los años empiezas a encontrar alguna dificultad para resaltar unas por encima de otras, para distinguir los hechos que han tenido relevancia de los que no.
Tal vez la mente de las aves no esté preparada para destacar una información por encima de otra, más allá de reconocer e identificar los peligros inmediatos para la supervivencia… y si algo has aprendido de los humanos, es que entre ellos las amenazas siempre están enmascaradas bajo un disfraz de mezquindad y falsas intenciones.
Recuerdas como tu Adepto ha ido haciendo numerosas amistades durante todo este tiempo, en especial desde que se instaló en el condado de Helby, en esta casa que habéis convertido en vuestro hogar. Pero te consta que en su interior muy pocos de estos contactos son percibidos como verdaderos aliados, como auténticos amigos.
Podría decirse que no confía en nadie.
Sus viejos conocidos en Uton, en su antigua Universidad, como el prelado Osoy Giler, que le puso en contacto con Hendar Grobton, el padre de Mordecai… sus amistades en Kustria con el Pastor Vlagisto primero y su sucesor el joven Sam Orto después, cuando éste falleció a una avanzada edad… o en la ciudad de Belstos, en Borin, sin ir más lejos, su supuesta amistad con el rico mercader maese Belbeth, el Prelado Bed Efaneu o Fray Ocilegna. Todos se te antojan preñados de falsas conveniencias, interesados, desprovistos de auténtica confianza. Incluso su relación con el Prelado Lagis Tovel de la cercana Drom está cargada de cierto recelo… puede que sólo tenga algo remotamente parecido a la confianza con la Prelada de la Iglesia Galvosti de Galin, la capital de Helby. Sí, tal vez la amistad que le une con la Adepta Arechi Cehal y su esposo Maese Onelag, un afamado sanador, físico y herbolario, sea auténtica. Así te parece percibirlo cuando está con ellos… y sin embargo se guarda mucho de compartir sus verdaderas inquietudes, sus secretos y sus planes.
Ort Seam siempre está aislado, solo con su profundo resentimiento. Tan sólo cuenta contigo para animarle. Y con Naid, claro. Su otro Familiar. Aunque tienes la absoluta certeza de que su influencia ha sido siempre para mal.
Tú siempre le has evitado…
Y el hecho de que Ort Seam suela ocultar su existencia, incluso a sus más allegados, respalda esa poderosa impresión de que su influjo es nocivo, perjudicial, cargado de emociones oscuras y negativas. Hasta el extremo de que el maestro quizás se avergüence de él y prefiera mantenerlo oculto. O puede que sea una especie de arma secreta, un recurso que es mejor no hacer público…
Tal vez las dramáticas experiencias vividas hace veinte años, en los aledaños de Kustria, le marcaron para siempre.
Esta suspicacia, casi rayana en la paranoia, permanece cuidadosamente oculta bajo la fachada de aparente amabilidad, casi algo atolondrada, que ofrece el anciano erudito. Y está intencionadamente confundida con un cierto aire despistado, como ausente, como pretendiendo simular el hecho de que sus vastos conocimientos mágicos y sus esotéricas investigaciones hayan apartado siempre su atención del mundo real. Pero tú sabes que Ort Seam siempre ha tenido los pies en el suelo, siempre ha calculado cuidadosamente cada paso que ha dado, cada porción de confianza otorgada a los que le rodean. No va a permitir que nadie le traicione de nuevo. Simplemente, él es así…
Por eso, sin ir más lejos, ninguno de sus aprendices tiene conocimiento de la existencia de un Laboratorio Secreto en los sótanos de la vieja casona, que Ort Seam tapió personalmente cuando compró el edificio, antes de que nadie tuviese ocasión de visitarlo y hacerse una idea de sus verdaderas dimensiones. Recueras que por aquel entonces negoció un intercambio de conjuros que le proporcionó el resuello necesario para emprender la obra personalmente, ya que no deseaba que nadie fuera testigo de lo que estaba haciendo. Aunque también es cierto que la mayor parte del trabajo físico se realizó gracias a su magia telekinética. De hecho, cuando acabó de aislar una considerable sección del sótano que quedaría oculta en todos los años venideros, lo hizo dejando un Círculo Base en su interior para poder teleportarse cómodamente cuando lo necesitase, pero también tuvo el ingenio de dejar angulosos respiradores que renovasen el aire del interior sin dejar salir el resplandor cuando hubiese luz dentro… y una puerta oculta que se activa con magia.
Consiste en un pesado tabique (TAM 30) que sólo desplaza con su poderosa hechicería (conjuro de Volar manipulado con Multiconjuro 2 e Intensidad 15, al elevado coste de 31 PM) cuando quiere sacar algo realmente voluminoso de su interior, si bien pocas veces le has visto hacerlo pues pronto se dio cuenta de que al desplazar el tabique libre dejaba sutiles marcas, ni que fuera levantando el polvo acumulado en el sótano y desgarrando viejas telarañas, que exponían su secreto a cualquier observador atento. Y teniendo unos jóvenes aprendices tan despiertos e inquietos en casa, mejor no exponerse.
En realidad, hace años que ni tú misma has descendido ahí abajo. Nunca te han gustado los espacios cerrados…
No ya veinte, casi treinta años conviviendo con tu Adepto... siendo partícipe de gran parte de sus secretos.
Pero no de todos. Eso es lo que más te duele, saber que siempre ha habido cosas que te ocultaba. Compartía contigo su cara más amable, pero sospechas que tenía también una mucho más dura que sólo mostraba al fantasma de Naid Raug.
Por cierto... ¿qué se habrá hecho de él?