La ira y la tensión que se habían ido acumulando en tu interior durante la úiltima semana, debido a las terribles vivencias que todos habéis experimentado, se liberan por fin al pronunciar ese juramento público de venganza en memoria de tu perdido primer maestro... y la sensación que deja en tí es de un profundo desgarro interno.
Es como si algo invisible que te ha tenido subyugado durante mucho tiempo se hubiera roto de golpe, algún tipo de barrera mental intangible pero de cuya sólida existencia ahora estás completamente seguro. Probablemente la fuerza de tus emociones enfrentadas, que en estos momentos bullen ardientes e incontrolables, es lo que te ha permitido superarla... aunque enseguida te haces consciente de que, lo que quiera que fuera, sigue estando ahí.
Puede que en esta ocasión hayas podido forzarla, pero en otras, sin esa furia combativa ardiendo sordamente en tu corazón, muy probablemente tu voluntad fracasase... induciéndote a mostrar una dócil y placida conformidad. Es algo que llevas dentro, desde hace mucho, mucho tiempo. Algo que no está realmente enfrentado con tu verdadera naturaleza, pero que te ha hecho ser mucho más complaciente de lo que indica tu personalidad auténtica. Algo que estaba castrando tu yo verdadero.
¿Es que estás sometido a algún tipo de hechizo sin ser consciente de ello? ¿Sería tal cosa posible?
Motivo: Tirada de Resistencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 20 (Exito)
La prelada Cehal parece profundamente molesta por la reacción de su pupilo, y dirige a éste una mirada fría y reprobatoria, aunque puede percibirse un sutil toque de desconcierto en ella. En cualquier caso, retoma la palabra continuando la ceremonia religiosa con aparente normalidad, casi como si intentase distraer la atención de la congregación, haciendo como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo normal.
Como si el terrible juramento de venganza no se hubiese producido.
Y el resto de la ceremonia se desarrolla de la forma ordinaria, hasta que el cuerpo del difunto Ort Seam es inhumado en la cripta de la propia capilla galvosti, tal como indica la tradición en el caso de los fieles versados en el Arte.
Y con esto iremos dando fin a la escena del entierro de Ort Seam...
Zid permanece muy callada, observando con mirada asustada el comprometedor comportamiento de su prometido.
No se atreve a realizar ningún gesto de apoyo hacia éste, pero tampoco se aparta de su lado.
Cuando quienes hacen discreto uso de sus hechizos de Visión Mística inspeccionan a los presentes no encuentran nada digno de mención, las auras visibles no coinciden con el vestigio residual que dejó el poderoso hechizo de Veneno que mató a Ort Seam, ni con la de los hechizos que portaba el Caballero sin Nombre... aunque eso es algo que ciertamente solo el Barón Mirkan Skelirnen está en disposición de atestiguar, pues sólo él la observó con el poderoso hechizo manipulado hasta niveles sobrehumanos gracias al astrolabio del hechicero vadelino, ese ladino Spinoza.
Tan solo cabría reseñar que Onocaido porta magia defensiva y su cayado es también su Familiar.
Recordad que el hechizo de Visión Mística revela más o menos información en función de su Intensidad:
Intensidad 1: Presencia de PER, PM o magia activa, sin distinguir su naturaleza o valor.
Intensidad 5: Distingue PER de PM, proporciona un valor en escalas de 10, estima el propósito básico de la magia activa.
Intensidad 10: Determina con más precisión la PER y los PM (a una escala de 5), determina la función específica de la magia activa y sus condiciones, incluyendo la capacidad de identificar el sello personal de su creador.
Intensidad 15: Determina valores exactos de PER y de PM actuales, identifica hechizos a partir de las trazas mágicas residuales en sus efectos permanentes (viendo una herida objetivas que ha sido causada por un Aumentar Daño 8).
Intensidad 20: Es capaz de distinguir incluso los vestigios de magia cuyos efectos ya han expirado, reconociendo también el sello personal del autor.
Laer ha sido sorprendida por las palabras de Adler, pero a medida que las escucha se va sintiendo satisfecha, porque parte de ella sentía eso mismo que Adler ha tenido el coraje de expresar.
Lo mira con sus grandes ojos con el corazón abierto para expresarle su cariño y comprensión.
Permanece sereno mientras escucha las reveladoras palabras de su querido amigo. Cuando Adler le mira solo le devuelve comprensión y respaldo, puede que sea uno de los pocos a los que no ha cogido por sorpresa. Al sentarse de nuevo junto a ellos, Alandrel se cubre de nuevo con su capucha, ocultando su rostro, solo que, esta vez, pretende evitar que se pueda leer en él una sensación de alivio y aprobación ante la postura pública que ha tomado su amigo.
Una última mirada al cuerpo de su Maestro y una promesa no pronunciada:
- No le dejaré hacerlo solo. Juro que, llegado el momento, estaré allí, junto a él.
Consciente de que todas las miradas están puestas en él, Adler evita hacer uso de su magia para rastrear entre el público, confiando en sus compañeros para ello. Además... ha notado algo muy extraño al desahogarse, como si un dique interno se hubiera resquebrajado. De repente es consciente de algo... mágico.
Sabe que la Prelada debe estar furiosa... pero si ella se niega... ¿quién más podrá ayudarle?
Los oficios fúnebres por el Mago Ort Seam concluyen con el translado del cuerpo a la cripta de la capilla galvosti de Galin, donde es inhumado en tierra sagrada, más allá del alcance de cualquier mal que pudiera perturbar su descanso eterno.
Al concluir la ceremonia los fieles se van retirando en un silencio respetuoso, aunque es innegable que a las puertas del edificio se han ido formando corrillos que murmuran mientras lanzan miradas disimuladas al discípulo de la prelada, que les ha asustado a todos con su encendido arrebato. Aunque, por supuesto, todos callan y se dispersan cuando los aprendices de la Escuela Cinetista salen al exterior con el dolor reflejado en el rostro.
La prelada Cehal cruza el umbral de la iglesia charlando con Onocaido Rutuf, aunque no resulta difícil apreciar que se encuentra algo incómoda a juzgar por la relativa brusquedad con que se despide de él. Entonces camina hacia vosotros y hace una seña al hombre que acogió como miembro de su propia escuela, al que trajo a vivir a su casa y al que además ha permitido cortejar formalmente a su única hija.
- Adler, acompáñame un momento, por favor -susurra con gélida corrección- Quiero hablar un momento a solas...
Tan pronto como os habéis alejado unos pasos, tu maestra se dirige a tí con una ira helada en la voz:
- Escúchame con mucha atención, Adler, pues te habla la Adepta a la que te has ligado con un Vínculo del Aprendiz -te recuerda el poder que voluntariamente le otorgaste para localizarte en todo momento con tan solo concentrarse- Comprendo que te sientas dolido por la muerte de tu primer maestro, soy consciente de lo mucho que debió significar para alguien que ha carecido de otra figura paterna, de ningún otro vínculo familiar en sus primeros años... -admite suavizando el tono, para luego volver a endurecerlo- Pero ahora las cosas han cambiado para tí, al acogerte entre los míos no solo entraste a formar parte de la Escuela Mentalista, sino también de mi familia. Ahora tienes un lugar en el mundo, a nuestro lado. Tienes un porvenir en nuestra comunidad y un futuro potencial junto a mi hija. Mi única y queridísima hija.
Hace una pausa, y su expresión se vuelve infinitamente fría...
- No te atrevas a poner en peligro a Zid, a mi escuela o a nuestra congregación -advierte con un susurro feroz- Porque si por acción u omisión alguien de los mios acaba sufriendo algún mal, si atraes sobre mi casa la desgracia que acabó con la vida del pobre Ort Seam... no tendrás un lugar en el mundo en que puedas refugiarte de mi ira -pronuncia su propia amenaza- Creo que a estas alturas me conoces lo bastante como para saber que no hablo en vano. Pero si albergas alguna duda, pronto descubrirás lo absolutamente errado que estabas. Aunque entonces ya será tarde para lamentaciones...
Mantiene la mirada fija en el suelo mientras le cae el chaparrón... lógico, por otra parte. Cuando termina la Prelada, sin levantar la vista para que no parezca un reto, le contesta con sosiego.
- Mi señora, os puedo asegurar que soy perfectamente consciente de la situación y de lo que me juego -su voz es tranquila, su tono, ahora, meditado- hace tiempo que dejé de ser un niño, si es que lo fui alguna vez.
Toma aire y levanta la mirada, ahora sí, pero con gesto suave.
- Sé que Zid es mi futuro, si vos y ella lo permitís, y no haré nada para poner en peligro ese futuro. Pero también es cierto que ese futuro solo se edificará sobre un pasado que pueda contemplar con paz y orgullo, y para ello necesito hacer todo lo que esté en mi mano para cerrar todas las heridas que se han abierto estos últimos días.
Intenta sonreír levemente aunque con aire cansado.
- Pero no arriesgaré vuestro futuro en ello, ya que por ese futuro precisamente es por lo que debo afrontar el pasado. Lo de hoy no se repetirá... ni nada parecido, tenéis mi palabra. Siento mucho haberos incomodado y afrontaré cualquier castigo que me impongáis, sin duda merecido.
Tu maestra te observa en silencio, un tanto impresionada por la serenidad y entereza que has demostrado. Parece estar meditando la actitud más adecuada tras esta reacción. Y finalmente suspira y habla en voz baja:
- Conforme entonces, asumiré que lo has entendido correctamente -hace ademán de dejarlo ahí y retirarse, pero luego añade una última frase- Sin embargo, ten en cuenta que no suelo hacer advertencias en vano. No me defraudes.
Por tanto, desestima imponer ninguna penitencia. Da media vuelta y te deja a solas.
Mirkan sigue algo distraído, inmerso en sus propias cavilaciones. Abandona cripta junto a sus compañeros y, alejados ya del resto de asistentes a la ceremonia que ya se diluyen por las calles, esboza una paradójica sonrisa que parece entre resignada y triste.
- Bueno compañeros, he estado pensando estas últimas horas, como bien habréis notado... -carraspea ligeramente antes de continuar. El caso es que debo ocuparme de graves asuntos relacionados con las posesiones de mi familia que probablemente me tengan ocupado las próximas semanas. Mucho me temo que no nos veamos mientras esté enfrascado en tomar el control de los asuntos de la casa Skelirnen.
Les dedica uno a uno una mirada de afecto, con los labios apretados y los músculos de la mandíbula latiendo, visiblemente afectado por una despedida que puede ser para siempre, pues sabe bien que su vida corre peligro en la empresa que va a acometer.
- Pero no os preocupéis, contactaré con vosotros en cuanto las cosas estén bajo mi control, y os visitaré en la casa de la escuela a la primera oportunidad. Si antes de que eso ocurra necesitárais algo de mi, no dudéis en hacerme llegar una misiva o venir al castillo a visitarme, pero hacedlo con ciertas... precauciones.
La idea de Mirkan será visitar a Mendaci y ofrecerle una alianza. Mendaci mostraría su apoyo a Mirkan cediéndole temporalmente unas tropas leales para poner en orden su casa y hacer saber al resto de barones que está bajo su protección, y Mirkan obviamente le pagaría apoyando los intereses de Mendaci allá donde necesite de su apoyo.
Mirkan pretende tomar posesión del castillo sondeando muy bien a todas las personas de responsabilidad que se van a encargar de la administración del castillo, el reclutamiento y liderazgo de tropas, la recaudación de impuestos, etc. y sustituirá a aquellos que presenten una amenaza a su autoridad.
Mordecai sostiene la mirada a Mirkan mientras habla. Cuando acaba, se acerca y le estrecha el brazo, cogiendo con su mano por el antebrazo mientras le sujeta con la otra mano del hombro.- Lo entiendo amigo mio. Ya sabes que puedes contar con mi ayuda si la necesitaras. -mira hacia arriba fugazmente con una mueca de su boca y continúa de forma casual- Puedo hacer que mi padre te envíe alguien de su confianza para mantenerte a salvo de posibles conspiraciones contra tu persona... o algo mas que posibles, dadas las circunstancias. -sonrie, y concluye- Mi padre no me negará eso. Además, así todos verían que tienes apoyos de distintas familias... Porque sospecho que negociarás con Mendaci una alianza. Una ayuda más nunca sobra.
Le dá varios golpes en el hombro y después un fuerte abrazo. Luego continúa- Mientras no me necesites, me quedaré a ayudar al resto con los otros asuntos pendientes.
Luego se gira para mirar al antiguo familiar de su maestro con aire mas sombrío y triste.- Pero antes, creo que deberíamos pasar con nuestra amiga las últimas horas que le queden antes de... -intenta alejar la tristeza y propone algo un poco mas alegre, mientras trata de sonreir forzadamente- Bueno, propongo una reunión en casa de la prelada y sentarnos a contar anécdotas. Nos reiremos un buen rato. ¿Que os parece?
Mord se queda a ayudar a resolver los asuntos de la escuela (interrogar prisionera y descubrir al responsable de la muerte del maestro, recuperar la biblioteca de la escuela, etc), a menos que Mirkan le pida que le acompañe como apoyo.
Alandrel permanece en silencio, observando distraido como se marchan los asistentes, indiferente a los comentarios. Capta su atención la prelada al llamar a Adler, de seguro que no se esperaba esa reacción de él, nadie lo conoce como ellos.
Mira a Laer con parte de pena y parte de frustración pero, ahora no tiene sentido desesperarse por algo que no pueden evitar, quizá en unas semanas, si tienen suerte.
Las palabras de sus compañeros le confirman sus temores, habrán de separarse. Al menos Mirkan partirá, como era de esperar, a sus tierras, este es un momento muy delicado. Su pronta despedida le lleva a pensar en su propia salud y en la ayuda mágica que el nuevo barón le andaba prestando estos últimos días. Debe de hablarlo con él antes de separarse pues, todo lo acontecido es más que suficiente para hacer olvidar achaques menores.
En un débil intento de recuperar el humor entre ellos, se dirige a su amigo de manera poco habitual, incluyendo una ligera reverencia, aprovechando la sugerencia de Mord.
- Barón Skelirnen, no partiréis hoy ¿verdad? -tose involuntariamente al respirar el aire fresco.
- Concedednos la gracia de vuestra presencia unas horas más, si esta humilde compañia aún es de vuestro agrado -acaba con un guiño que Mirkan reconoce bien por las chanzas del pasado.
- Y, si no es mucho atrevimiento, me arriesgaré a pedir a vuesa merced el favor de sus conocimientos en el Arte sobre asuntos de salud. Quizá cuando nos hayemos a resguardo de esta fría brisa. Siento parecer tan interesado pero, creo que aún nos aguardan duras pruebas, que debo afrontar completamente repuesto.
Tras una pausa piensa en la salud de otra persona.
- Aunque no deberíamos demorarnos mucho en retornar a la casona con agua y comida, o cierta amiga nuestra podría enmudecer por siempre. Ya convendremos en privado la urgencia de nuestros respectivos viajes.
La intención de Alandrel pues, sería finiquitar el asunto con la cautiva, que la prelada pueda interrogarla a gusto y después, pasadas las urgencias, hacer planes con los demás para localizar y recuperar las posesiones de la escuela.
Hechizo de Mirkan: Incrementar CON Intensidad-8, Duración-10 :P (aunque sea a menos duración, debería mantener la intensidad).
Mord mira a Alan cuando le pide a Mirkan que le ayude con su delicada salud, y se da cuenta de que Mirkan habia estado potenciando mágicamente la salud de Alan, ya que está algo delicado últimamente.
- Vaya, no había caído en ese detalle, pero no debes preocuparte. Yo puedo ocuparme de esa tarea. -dice guiñándole un ojo.- No retrasemos su marcha más de lo estríctamente necesario.
Deduzco que estaba lanzándote un aumentar CON, pero Mord también conoce el conjuro y puede ayudar con eso.
Sonríe el nuevo barón ante las chanzas de su amigo Alan. Por unos instantes los sombríos acontecimientos parecen disiparse. Se dispone a contestar, pero al ver como Mord acepta la responsabilidad de ayudarle con su delicada salud en su ausencia parece .
- Bueno Alan, como ves no soy el único que se preocupa por tu salud. En mi ausencia estarás perfectamente atendido por la magia de Mord.
Y con un silencioso asentimiento dirigido a este último, le agradece tanto las muestras de apoyo a su causa como el hecho de que se encargue de ayudar a Alan en su ausencia.
Laer recibe las miradas de pena con compasión.
- No os preocupéis hijos míos, volveré al caserón, no creo que me aleje más de ahí... por un momento calla y su vista se clava en un rincón... cuando el ratoncillo que miraba se mueve, recupera la conciencia... ¿Qué estaba diciendo? Ah sí... no hace falta sentir pena por los designios que el Invisible tiene para cada uno, solo cabe agradecer por el bien recibido, con humildad y sinceridad.
La voz, aunque mágica y ciertamente monótona, transmite una serenidad que antes ninguno de ellos había percibido.
-Sólo os pido una cosa. Nunca olvidéis al Maestro, a sus enseñanzas, será el nexo que nos una por la eternidad, una fuente de energías en los momentos de agobio, cuando nos acucien los problemas. Recordad que gracias a él nos tenemos los unos a los otros, como una verdadera familia. Es por ello que también deberéis recordarle en los momentos de alegría y regocijo, como muestra de agradecimiento al bien recibido.
-Así debe ser, dice después como quien pierde el hilo y busca unos segundos para retomarlo.
-Ah, y una última cosa. A alguno puede ocurrírsele que yo sea su nuevo familiar. Es comprensible y me puedo sentir halagada, pero debéis tener en cuenta que soy una anciana y mi vida seguramente no se prolongará muchos años más.
-Y como animal salvaje mucho menos-
Mira entonces por última vez a los muchachos de uno en uno, tomando fuerzas para hacer lo que debe hacer y se despide al fin.
-Sé que alguno va a ir al caserón, pero preferiría ir sola, lo comprendéis ¿no es así?. Laer no tiene ganas de que los discípulos sufran su desconexión, prefierre una despedida así.
-Hasta siempre, queridos amigos.
Acabó de mirar enderredor, se diría que con una triste sonrisa y batió las alas para elevarse hacia su última morada.
La intención de Laer, ante la inminencia de lo imprevisible es volver al caserón, su territorio durante tantos años, para que cuando ya no esté en sus cabales, no se encuentre perdida en un entorno hostil, sino en uno conocido.
Charlando entre ellos con esa cómoda familiaridad que sólo se da entre quienes han compartido una verdadera intimidad, un entrañable y afable recuerdo que los hermana como antiguos miembros de la Escuela Cinetista de Helby, los que fueron discípulos del desaparecido Ort Seam se dirigen a la residencia de la prelada para cenar algo y descansar una última noche... antes de lanzarse a lo que va a ser una nueva vida, más allá de la irremisible pérdida del microcosmos que han conocido hasta hace apenas una semana.
Ya nada volverá a ser como antes, pero una nueva existencia se abre ante cada uno de ellos, preñada de incertidumbres, aunque también de nuevas oportunidades...
FIN DE LA ESCENA