Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

Un lugar para los caídos

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12/12/2017, 08:45
-Residuos del Dolor-

La caída de un caballero.

Esderian Fonn'Aster

-¡Reto al más poderosos de vosotros en combate singular! Demostrad lo que veléis contra mí ante los ojos de los dioses.- Gritó Esderian Fonn'Aster antes de que sus captores dieran la orden de soltar las armas y señaló al sumo inquisidor Scahrossar. -Quizá así pueda dar una oportunidad a mis compañeros y, con suerte, que pase el tiempo suficiente como para que Pain se libre de la influencia del desollador mental.- Pensó mientras sus ojos se deslizaban al torturador que respondía con ese nombre. No es que fueran amigos, tampoco podrían ser considerados compañeros, pero en aquel momento tenían un enemigo común.

El sumo inquisidor alzó una mano para detener a sus guardias, aunque no dejaban de apuntarles. 

-En el seno de Scahrossar no hay lugar para la compasión o la conciencia. Creemos realmente que es necesario aferrar la hoja de la iluminación y sufrir sus heridas antes de alcanzar la verdad.- El Sumo Inquisidor habló tras la mesa con tono solemne, mirando a Pain tras el desafío lanzado por Esderian. -Aquellos sin la voluntad o la perspicacia para resistir lo que podrían aprender son apartados a un lado con tristeza, pero sin titubeos. No perdemos tiempo ni recursos en los que no sienten la insoportable necesidad que permite sufrir, cambiar y crecer.- Comienzó a rodear la mesa y ello provocó la reacción de algunos presentes. El primero en descender fue el desollador mental que mantenía inmovilizado a Pain. Bajó las escaleras y caminó a la derecha quedando relegado a un segundo plano. Dugaris, bajó con Pain y se dirigieron a la izquierda. Dos guardias apuntaron a Ishrad (el tercero de los que se oponen al Sumo Inquisidor que bien podría hacer equipo con Esderian y Pain) y le hicieron un gesto para que bajara por la escalinata trasera. Lo hizo. Dos lobos, pertenecientes a un explorador elfo que también participó en la incursión pero no se encontraba presente, al ver que todos abandonan aquel pedestal, bajaron con el rabo entre las piernas pero mostrando colmillos a aquellos que se les acercaban. -Los sumos inquisidores elegimos a aquellos que han oído la canción y los castigamos, flagelamos y destrozamos hasta que alcanzan la cúspide de la conciencia terrorífica y definitiva. Solo entonces les limpiamos las lágrimas con el cariño de un amante, le aliviamos las heridas y los suplicantes son admitidos en la plenitud del glorioso abrazo de Scahrossar.- Llegó al pie de las escaleras -Sólo mediante el dolor nos elevamos- sentenció con contundencia y sus seguidores, incluida Dugaris que abrazaba a Pain y le acariciaba el pecho, repitieron la frase -Sólo mediante el dolor nos elevamos-. El coro se alzó en la estancia -Sé maestro, torturado y amante de cualquier que busque la iluminación- Dugaris acarició la mejilla de Pain -Practica lo que aprendas. La sabiduría no tiene sentido si no va acompañada por la acción.- Todos repitieron mientras avanzó hacia Esderian -Cultiva un jardín para poder mostrar el poder de tu propia creación.- Un paso más -Busca a aquellos al borde de la consciencia e inícialos- se detuvo frente al caballero desarmado -Reúnete con tus hermanos y hermanas para compartir nuestro conocimiento y angustia- El grueso repitió la última frase de la doctrina y la estancia quedó sumida en el silencio, salvo por un sonido metálico que va acompañado del gesto del Sumo Inquisidor: alza la mano hacia arriba, una súplica a un ente superior. Scahrossar. Cierra el puño y el conjuro se desencadenó con violencia. El suelo estalla en puntos concretos y cadenas entrelazadas se abren emergen como serpientes hacia arriba, atrapando a Esderian a su paso.

El inquisidor mueve las manos para controlar cadenas que enroscarse en piernas y brazos de Esderian mientras los eslabones rechinan y giran mostrando amenazadores filos.

-Esa escoria se acercó con lentitud. Rezando una letanía a su diosa, la misma que la de Pain. Aferré el mango de mi arma sintiendo su tacto, su peso. Estaba preparado para el combate, preveía que pudiera usar algún tipo de magia ofensiva en forma de rayo o quizá una esfera de fuego así que en ningún momento aparté la vista de mi enemigo, ese fue mi error-

No tuvo tiempo de esquivarlo y los eslabones, con sus púas y cuchillas, hirieron al caballero en el muslo izquierdo y el pecho pero éste saltó hacia atrás y golpeo con la espada para evitar ser atrapado. Retrocedió hasta ponerse fuera del alcance de aquella amenaza y cambio la espada por el arco. -Quizá encuentre un hueco entre las cadenas- pero el caballero no tuvo tiempo, mientras apuntaba entre los huecos de las cadenas móviles dos flechas cruzaron el aire e impactaron en las piernas del caballero procedentes de los arcos compuestos reforzados de los guardias. -¡Suelta el arco!- gritó uno de ellos. Esderian bajó el arma y, aunque rabiaba de dolor, no calló, ni se arrodilló, ni gritó.

-Traed el fuego de alquimista- dijo entonces el Sumo Inquisidor activando a uno de los soldados que salió con tal velocidad que dejó patente sus ganas de llevar a cabo el plan de su señor.

La voz solemne del sumo inquisidor resonó en la estancia de nuevo -Necesito a uno de vosotros para mandar un mensaje. Sólo a uno.- Miro a los tres pensativo pero su sonrisa estaba dedicada a Esderian -¡Tú!- le señaló.

Las cadenas caen y se retraen por los huecos que abrieron en el suelo. Doy un paso hacia el caballero ya controlado mientras el soldado llega cargado con los barriles llenos de fuego de alquimista y otros combustibles -Voy a mandar un mensaje a Arkhania que no olvidará.- Terminó diciendo el inquisidor.

El soldado colocó los dos barriles juntos y, mediante sogas gruesas, los ató a la espalda de Esderian que, como buen caballero, aguantó el peso mientras sentía la sangre chorrear por sus piernas. Ató dos barriletes más pequeños a sus piernas, dos a sus brazos y seis más a su pecho. El caballero tembló y el sudor perló su frente. -¿Es consciente?- Le preguntó el sumo inquisidor a Yhujias, el desollador mental, que en algún momento tomó el control del caballero, asiente. El sumo inquisidor, cogió el arco y la flecha que quería dispararle y los dejó en su lugar, en el cuerpo de Esderian. Tras ello, le acarició el rostro -Me hubiera gustado llevarte al límite, saber hasta dónde podrías aguantar antes de romperte, antes de que abrazaras el seno de nuestra madre. Pero en tiempos de guerra no hay lugar para posibles reclutas.- Cogió su espada y lentamente, disfrutando del momento, le rajó el cuello dejando caer la sangre. Dejó la espada manchada con la sangre de su dueño en la vaina. -Tardarás poco en desangrarte- miró al soldado, vuelvo a mirarlo a él, lo cogió por los hombros y, con ayuda del control mental del ilita lo arrodillaron en el suelo. Lo sostuvo -Sí, morirás e irás a Arokhan. Cuento con ello.- El sumo inquisidor conocía el sistema de la prisión, él y todas sus pertenencias serán reclamados por su plano. -Cuento con eso- La palidez de Esderian denunció que su muerte estaba próxima, pero la afrontó con valentía. No se quejó. El inquisidor sacó un cartucho de dinamita y encendió la mecha. Lo estrecho entre las manos de su víctima. Esderian lo aferró fuertemente y el inquisidor supo por qué -Yhujias entiende el propósito de la diosa-.

Lo sostuvo hasta que pereció y la prisión lo reclamó.

Minutos después el cuerpo de Esderian apareció en la plaza frente a "El Grosero" ante la mirada de algunos curiosos -¿Quién será esta vez?- 

La masa viscosa de color negruzco surgió por entre los adoquines regresando místicamente de algún lugar. -Otro que vuelve- se oyó decir a un mediano mientras apartaba su pipa de los labios.

Tres miraban la desagradable composición de cuerpo y pertenencias del reo desde la entrada de la taberna, otros ralentizaban su paso mientras cruzaban la plaza. Poco a poco lo distinguieron -Esderian arrodillado. Pero... ¿qué es eso que trae consigo?- Estaba rodeado de barriles, tantos que lo mantenían arrodillado, erguido, la sustancia que contenían era de olor intenso. Dos a su espalda, dos en muslos, dos en los brazos y tres más pequeños en un chaleco en el pecho. Entre sus manos tenía un cilindro en el que la mecha ya estaba casi extinguida y sus ojos mostraban la mirada de alguien sentenciado.

La mecha terminó de consumirse, la explosión fue violenta, impresionante. El cuerpo del mediano que fumaba en pipa salió despedido como una exhalación ardiente atravesando parte de la pared de la puerta para terminar estrellado contra la barra. Otros que le acompañaban sufrieron el mismo destino. Los que caminaban por la plaza terminaron desmembrados y esparcidos. Los edificios se tambalearon con la sacudida aunque la peor parte se la llevó la taberna. En la plaza quedó un cráter donde antes estuvo el cuerpo del desdichado Esderian.

Mientras tanto, en un lugar lejano, su superior Lythrai Fonn'Aster conoció el destino del caballero a través del emblema de su casa...

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12/12/2017, 09:39
Lythrai Fonn'Aster
 

Primero fue como un presentimiento, compartido por Yzlin. Algo iba mal, terrible, terriblemente mal. Sintió... Sintió cómo una fuerza punzante la zarandeaba, empujándola desde atrás adelante, como si su corazón hubiera sido embestido por mil y un agujas. El Emblema de los Fonn'Aster ardía y brillaba, la quemaba por dentro y por fuera, junto a una sensación de terrible desasosiego que cada vez se hacía más y más grande. Sus mayores temores empezaban a hacerse reales. Empalideció. Sabía qué había pasado, sabía qué significaba. En el fondo lo sabía. ¡Pero no quería creerlo! ¡No podía! "¡No! ¡NO!" apretó con fuerza el emblema, y luego se llevó ambas manos a la cabeza. No podía estar pasándole esto.

Quizás fue esta la desesperación que Hazir vio en su rostro nada más llegar. Y entonces, Yz habló, aportando una explicación a lo que había escuchado. La Grosería había explotado y junto a esta, un vínculo forjado en sangre, amistad y hermandad se había roto en mil pedazos. Se dejó caer al suelo apoyándose sólo sobre su lanza. "Esderian... Mi hermano... mi hermano ha muerto... otra vez...notó cómo la voz se le quebraba ¿cuándo sus ojos habían comenzado a derramar lágrimas? Bajó la cabeza. Los recuerdos dolorosos de un familiar se mezclaban con los del otro. Al primero lo había visto morir. "Lo maté... lo maté hace mucho, a mi hermano menor... ¡fue un accidente! Y... y ahora... ahora lo he vuelto a hacer... lo he matado... he matado a Esderian." la realidad la azotaba como mil y un bofetadas. Se llevó las palmas de las manos al rostro, intentando apartar esas estúpidas y débiles lágrimas que no dejaban de salir, una tras otra. "Tendría que haber sido más egoista... debí... debí haberlo propuesto en lugar de Grook... No debí dejar que nos separaran..." en su mente, intentaba buscar qué había hecho mal otra vez, qué error había propiciado que Esderian perdiese la vida que Shar le había otorgado a Esderian Eslevs través de Lythrai Fonn'Aster. "No debí dejar que nos separaran... no he estado ahí para él..."

Pese a que había escuchado las advertencias de la masa que se le venía encima, ni siquiera las recordaba ahora. ¿Merecería la pena, siquiera? ¿Merecería la pena enfrentarse a esa cosa? ¿Seguir? Su corazón estaba roto de nuevo. Viejas heridas se habían reabierto y una nueva sobre las mismas. "¿Qué será ahora... de la mujer e hija de Esderian? ¿Qué será de su familia?... ¿Qué será... de mí...?" Honor y lealtad... ¿Estaba... estaba sola de nuevo? La pérdida... ¡la pérdida! La carga se le hacía insoportable. ¿De dónde sacar las fuerzas para continuar?

Ahora sólo los recuerdos de Esderian pasaban uno tras otro. Le había conocido en el Despeñapresos, siendo no más que el Guardián de los presos que estaban siendo trasladados allí. Yzlin, Lisa, Gohozor y ella misma. El Rey Muerto le tendió una trampa al Guardián y a los suyos, y a punto estuvo de morir de no haber sido porque Shar intervino, mostrándole a Lythrai que debía salvarlo. Por aquel entonces le consideró nada más que un esbirro, pero pronto fue él mismo quien demostró lo contrario. Le dijo que su vida ahora era suya. Que ahora era uno de ellos, un preso, y pronto ella le nombró Fonn'Aster.

"Honor y lealtad..." levantó lentamente la cabeza hacia arriba. Sus ojos, empapados en lágrimas. Apenas veía delante de sí a Hazir, Yzlin y Socar. Los demás, Lyssdar, Ahradiel, Grook, Greta, Theod, la Hiena o incluso el enorme elemental Etharium le parecían poco más que fantasmas. Todo le parecía casi irreal.

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08/05/2018, 12:07
Reo 601

Hacía demasiado tiempo que la tranquilidad reinaba la prisión. La última muerte fue la de Socar, pero conseguimos salvar su alma a un alto coste.

De pronto. Tras la llegada de los nuevos presos, la plaza delante de El Grosero, salta por los aires aumentando aún más la cifra de muertos. Ese día, caminaba entre callejones para evaluar la evolución de los heridos por esa explosión. A mi regreso, fui asaltada. Intimidada y, finalmente, brutalmente asesinada.

Mi cuerpo yace entre callejones. Intenté decir algo, quería ofrecer algo por mi salvación, pero no tuve tiempo. Sólo pude gritar y el eco se extendió rebotando en las frías paredes de piedra. No vino nadie. Cuando mi boca se abrió sentí sus dientes en mi garganta y sus uñas se clavaban fuertemente en mis brazos, inmovilizánda. Sentí el calor de mi propia sangre. Pude ver cómo mi asesino disfrutaba.

-Yo no debería haber muerto aquí. No ahora. No con este futuro prometedor... sola... Nadie salvará mi alma... me pregunto cuándo me encontrarán. Qué harán con mi cadáver frío tirado en un rincón de callejones olvidados. Yo, la curandera... ya nada importa. No importa.-

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01/01/2019, 11:06
Reo 009

Avanzo entre los escombros y el polvo. Huelo la sangre escapando de mi ser. -Traición y fuego han sido mi firma. Me ha podido el orgullo, muero al buscar la libertad. Que mis legiones sean las tuyas ahora que abandono este mundo.- Miro mis entrañas mientras las sostengo para evitar que se desparramen. Se me escurren entre los dedos. Caigo de rodillas.

-Ascario dijo que, dentro de unos días, pedirán la cabeza de Leixle y a cambio darán la libertad al preso que la sostenga en la plaza. Quise adelantarme. Casi la mato... casi... lo...-

Lo que ha producido el derrumbe que ahora conecta el primer nivel de Arkham con el tercero ha sido la explosión que el Reo 009 ha provocado al morir.

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01/01/2019, 11:11
Reo 016

Luz antes de la oscuridad. -¿Cómo es posible no haberlo visto?- He presenciado futuros más allá de este momento en los que estoy presente. He vislumbrado desenlaces cambiados gracias a mis visiones. Sin embargo, este hecho es revela la verdad...

...no he sido más que un charlatán. Tan consciente de los poderes del mundo como una hoja de té lo es de la industria del té de Quisam. Como tal, me entrego a la eternidad.

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01/01/2019, 11:15
Roriarkas

Roriarkas hace un sonido extraño. Su cuerpo se contorsiona retorciéndose de dolor con una herida en el cuello, una punzada. Como un resorte Socar salta hacia él y lo sostiene alertado. -Ese veneno te matará en segundos- Es la voz de Herst muy cerca, jocosa. -Traidor-. En ese momento una niebla purpúrea emerge en la estancia, una niebla que tensa la piel (de tenerla) y entumece los músculos (de haberlos) -La Guardia Roja ha llegado para evitar más muertes-. 

La mano de Roriarkas agarra el yelmo de Socar. -Eso es- susurra entre estertores -debo ser yo- comenta ilusionado aunque con la voz rota por el dolor y el miedo. Daebius lo ha escuchado. -Debo ser... yo- se debilita rápidamente. Cruzas una mirada con Daebius y el gnomo asiente. -Yo terminaré el ritual.- Sentencia dándote carta blanca para ir con Herst...

Un pulso en el ambiente. Así lo describieron cuando sucedió. Roriarkas consiguió terminar el ritual en el último momento, exhalando un suspiro. Aquella armadura se iluminó tenuemente. Un éxito. –Diablos, ha funcionado y yo aún sigo con vida- Se lamentó en silencio entusiasmado y desilusionado a partes iguales. En ese mismo instante, en el exterior, Comadreja exhaló el último aliento pese a los intentos de Nickar por salvarlo, la tiflin estuvo con él hasta el final y los ojos del contrabandista perdieron la chispa fundidos con su mirada. Roriarkas y Comadreja no descansarán en paz. Sus almas volverán a encontrarse en Necrópolis...

Dos respetables perecieron en aquel lugar, en aquel momento que quedó suspendido en el tiempo. En el interior, Herst se desvaneció saliendo de la posada como un cobarde, regocijándose de un éxito que no era suyo. Saboreando las posibilidades, esquivó a Hazir mientras Socar emergió del agujero y ocupó con su cuerpo el ancho de la puerta. Interponiéndose, sin saberlo, entre Krishnarj y su objetivo: “El Envenenador”.

Ugeus “La Plaga” se materializaba imponiendo su aterradora voluntad dentro de la estancia. Los escarabajos dieron paso a la carne muerta, tendones retorcidos y huesos ennegrecidos apenas cubiertos por girones de tela. Ahradiel, el elfo arquero, veía desde los tejados demasiado fáciles muchos de los posibles objetivos que se disponían a huir mientras Miraria (hija de Herst) se teleportaba fuera de la niebla para interponerse en la trayectoria que seguían Lyth, Yzlin y Grook motivados por Hazir, la joven con el arco tenso y dos flechas dispuestas en él sostuvo la mirada del quisashi. Resultaba evidente que La Guardia Roja llegaba bien armada y dispuesta a cumplir su cometido.

En ese instante suspendido, algo se estremeció, un chirrido que podría confundirse con el alarido de una mujer y su onda expansiva dejó a todos en silencio durante un segundo. Sólo Pain reconoció el grito oculto tras el sonido, lo había escuchado antes, en un momento ebrio de furia sangrienta. Una de sus víctimas asesinadas.

Serge y Suscinda no perdieron detalle de todo cuanto sucedía en el interior, sin interferir. Vieron aquella extraña armadura alzar una mano temblorosa, la vieron contorsionarse en ángulos imposibles, la vieron apartar de un empujón al sorprendido y paralizado Daebius y de una patada el cadáver de Roriarkas que ya ha sucumbido al veneno del traicionero Herst, la vieron despertar.

Socar, desde la puerta se giró para observar a aquel ser alzarse. Durante unos segundos de todas las aberturas emergió con furia vapor blanco que apartó la niebla en torno suya, rodeándola de una atmósfera tenue. Se levantó, contorsionada por un dolor que poco a poco iba remitiendo (o que se tornaba soportable). Alzó sus manos, interponiéndolas ante lo que sería su rostro, carente de rasgos, ojos o boca. No percibía su entorno como un ser normal y la ausencia, el vacío interior, provoca que las emociones se sientan como un eco lejano de la vida que una vez fue. Aquella cosa despertó con hambre, un hambre extraña. Las luces de su rostro se tornaron naranjas, cerró los puños, se curvó y comenzó a absorber a su alrededor. Primero fue la niebla a una velocidad desmedida. Pero no era suficiente. El primero en sentirlo fue Daebius, liberado ya de la parálisis su rostro mostró el horror. Su artefactos arcanos perdieron todo el brillo que poseían. Como si se tornaran a un espectro de luz en blanco y negro. –Está absorbiendo la magia-.

Ugeus, un ser revivido por pura esencia nigromántica sintió cómo se debilitaba. La magia del druida de plaga era divina, pero su despertar fue arcano. La transformación de su cuerpo se detuvo y los últimos escarabajos que quedaron se desprendieron del cuerpo, inertes, convirtiéndose en cenizas. En torno a la armadura se iba generando un área de magia muerta que se ampliaba y la momia sintió, después de muchísimo tiempo, la amenaza de la muerte definitiva. Algo para lo que no estaba preparado. Se convirtió en arena negra (su forma más veloz) y se filtró rápidamente huyendo de aquel lugar extraño.

Mientras tanto, la armadura, de alguna forma, detectó la mayor fuente de magia arcana allí (Neyderrad, el mágico de guerra). En un parpadeo aquella criatura formada por fragmentos de portales se encontraba encima del drow, dejando un vórtice cerrándose en el lugar donde se encontraba. El mago machacado no era consciente en principio, hasta que la magia le iba siendo arrebatada. Despertó con un estremecimiento, la boca abierta para gritar sin emitir sonido. Un nuevo vórtice y ambos desaparecieron dejando al Grosero sumido en la confusión y con áreas de magia muerta en forma de corona circular.

En el exterior, tras Miraria, se abre un portal del que emerge una figura conocida para algunos...