Partida Rol por web

Las brujas han muerto. Por la mano de Dios, por su propia perfidia o por los actos de los hombres, han encontrado la justicia. Sus Familiares se escabullen en la noche, o simplemente, desaparecen al faltar el poder que les sustenta.

El precio ha sido alto. Muchos inocentes han muerto en la hoguera, y el azar y el rencor del Maligno arrebató a la ciudad a una de las pocas almas verdaderamente puras e inocentes que tenían. Han sobrevivido, sí. Pero todos son ahora un poco menos alegres, y un poco menos humanos por ello.

El cadáver de Förner nunca se encontró. Que fue de él o cual fue la grandiosa ironía que le hizo quedarse riendo con un gozo demente en la sala ardiendo, son preguntas que nunca encontrarán respuesta.

Con los días, el sueño de Bamberg, no interrumpido por los juicios y las quemas, vuelve a la normalidad y las pesadillas empiezan a disolverse en la memoria. Aunque algunos dejarán de soñar con la mano del diablo y soñarán en vez de eso con la inquina y la violencia irracional del hombre, y se preguntarán por las mañanas si, en el fondo, es tan distinto.

Un par de semana después, el pueblo es convocado en otra reunión en la plaza. Muerto Förner, el Emperador, harto ya de los desmanes de la comisión, ha enviado a un nuevo cabecilla, Anton Winter. En un tono seco y directo, casi militar, se les informa que el Principe-Obispo ha huido, que Bamberg queda bajo la tutela el Emperador y que todos los presos de la Comisión serán liberados mañana, para hacer sitio a los miembros de la propia comisión que, aunque no vayan a encontrar el fuego, no tienen poco por lo que responder.

Todos aquellos que estén en buen estado tienen otra prueba en el horizonte. Las tropas de Gustavo Adolfo de Suecia, que avanzan rapidamente hacia ellos.

Pero eso... es otra historia

FIN DE LA PARTIDA