Los jugadores con el número más alto y más bajo ven el equipo de cada uno.
Os los coumunicaré por mensaje privado.
Ya lo habrás deducido, supongo, pero Berthold pertenece a El Pueblo.
Todo en mundo coge una piedra de la bolsa de la suerte. El que coja la piedra negra, muere y revela su rol.
Precisar, por si puede haber confusión, que no es por el empate del turno pasado- la regla de la bolsa de la suerte es para romper cuando hay dos empate consecutivos.
Vale, la bolsa tiene que tener tantas piedras como jugadores, seis. Asi que vamos a hacer esto.
Empezando por el numero más bajo, voy a usar el creador de numeros aleaorios no repetidos. Generará un número del 1 al 6 para cada uno de vosotros. El que saque el 6 (por decir uno de los extremos), esa es la piedra negra.
Pongo captura con la pagina para que veais que no hay trampa ni cartón. Y de paso, si alguna vez necesitais hacer esto, las soluciones de esta pagina funcionan muy bien. Empezamos.
Clara genera el primer número. Es un 4. Clara se libra.
Eleonora genera el segundo numero.Es un 6. Eleonora muere.
Eleonora no aparece en sus campos. Al principio lo considerais normal. Eleanora es diligente, pero cualquiera puede tener un dia perezoso.
A medida que el sol empieza a alzarse, os dais cuenta de que algo tiene que estar pasando. Eleonora siempre ha sido diligente y trabajadora, levantándose con el sol y una canción desde que era niña. Llenos de aprensión, los vecinos más cercanos abren la puerta (nunca la cierra). Lo que encuentran los envía, dando gritos y con la lágrimas corriendo por su rostro hacia la catedral.
A lo largo de la mañana, varios vecinos se pasan a ver la misma estampa. Eleanora yace muerta en la cama, cubierta de un lecho de plumas blancas que se agitan en el aire, pero que nunca se despegan de ella por más recio que sople el viento. El simple retrato de la Virgen que pende sobre el jergón tiene dos gotas de sangre, como lágrimas, cayendo sobre el lienzo, y todo el que lo ve siente desdeos de unirsele, una tristeza insoportable agarrotándole el pecho.
Una niña ha muerto, y con ella, parte de la poca inocencia que pudiera quedar en esta tierra se ha ido.
Eleanora ha muerto, y se revela como Niña. Las fuerzas del mal están un paso más cerca de anegar la ciudad en las sombras.
Förner está inusualmente callado y pensativo en la sala de juicio. Un escriba tiene que acercarse a susurrarle algo, y parece volver en sí.
Creo que los hechos de anoche no dejan lugar a dudas. El mal se siente acorralado y ataca. El precio que pagamos por la expiación puede parecer a veces... se para un momento, como buscando las palabras - demasiado alto. El azar demasiado caprichoso. Pero Dios tiene un plan para todos y cada uno de nosotros, y nada que su mano permite, lo hace por casualidad. Mediten sobre ello hoy cuando salgan a la palestra. Que empiece el juicio.
Una noche más, un juicio nuevo.
Las máscaras parecían haberse quitado aunque la suerte en esta ocasión no estaba de la suerte del pueblo, comprobando que una sierva de dios caía en las garras del fuego. El único consuelo que le quedaba es que Eleonora ya no sufriría y descansaría en el seno de Cristo.
El señó la guarde en su gloria.- Recitó en voz baja antes de mantenerse al lado de Edeltraut y Harby, confiando ahora únicamente en ellos. Después señaló con inquina a Clara.- Os creo, he visto que es d’una secta.- Y a diferencia de otras ocasiones no gritó, teniendo claro que el día anterior ya estaban todos los papeles señalados. Únicamente estaba confirmando lo que ya parecía saberse.- Hoy la voto otra vé
Edeltraut estaba roja de ira. Con su cara redonda, parecía un tomate a punto de estallar.
—Almas oscuras... —dijo mirando a Franz y Clara—Una inocente ha muerto por vuestra culpa. Mi voto hoy está claro: Clara.
Mañana, si todo iba bien, caería el alguacil también.
Que una persona de alma tan pura cayera aquella noche no hacia mas que acentuar el temor del ovejero, nunca fue especialmente sonriente, pero desde que todo aquello se hubiera torcido a cada día, su cara cada vez era menos expresiva, siempre serio o taciturno y mas sabiendo que Eleonora, quien su sola presencia le daba algo de calor y calma a la suya se había ido a manos de las brujas.
-Espero que ya nadie tenga dudas. Han matado a Eleanora sin pudor, sabiendo lo que yo sabía. Es más yo pensaba que esta noche votarían por mi, pero fueron mas inteligentes y se llevaron a Eleonora...-Por suerte aun eran mayoría sin la presencia de Muriel, por lo que el pueblo, los hijos de dios, aun tenia una oportunidad.
-S-si, a Clara hoy y el Alguacil mañana, pues nosotros no podemos hacer más. -Sabía que era hoy o nunca y solo esperaba que ese dia estuviera la luz presente y no las tinieblas.
Eh... no, te estas confundiendo. Eleanora no ha muerto por la votación de anoche. La votación acabó en empate, y cuando eso pasa no muere nadie. Si al turno siguiente vuelve a pasar, entonces es cuando se tira de la bolsa.
En este caso, Eleonora murió porque una de las cartas que se juegan al principio del día mandó sacar la bolsa, y tuvo la mala suerte de que la cayesa la piedra negra. No la ha votada nadie salvo el codigo javascript que generó su numero XD
Clara sonrió con malicia. Si bien no habían podido acabar con nadie durante las votaciones en las que contaban con Muriel, la suerte les había sonreído posteriormente, pues Eleonora había muerto. En cierto modo, la costurera lo sentía. Eleonora era una buena mujer, solo que en el bando equivocado. Toda guerra tenía sus víctimas inocentes.
Por otra parte, sabía que no había mucho más que pudiera hacer. Edeltraut y Harby conocían su verdadera naturaleza, del mismo modo en que también la conocía ahora Berthold.
-Creo que ya no tiene sentido seguir fingiendo -afirmó la costurera, en tono altivo, dirigiendo una mirada cargada de orgullo a los pueblerinos-. Sí, soy una bruja.
—Parece que la votación de hoy es... clara—dijo el alguacil.
El alguacil le hizo un gesto a sus hombres para que se prepararan a arrestar a la bruja confesa.
—El pueblo estará mañana mucho más cerca de su salvación. Pero no creáis que voy a quedarme de brazos cruzados mientras seguís en vuestra campaña contra mí—dijo mirando a Edeltraut y Harby—. No sé quién de vosotros es el brujo, pero defenderé el futuro de Bamberg hasta el final.
Los alguaciles de Laurentius se paran un instante a observar si Förner tiene algo que objetar, pero este se limita a hacerles el gesto de que sigan con su cometido.
Si te arrepientes, si finalmente decides aceptar la gracia que has rechazado en vida, que Dios tenga suficiente piedad en su alma para perdonar el daño que has hecho a esta tierra y a sus gentes. Yo no la tendré.
Los alguaciles se llevan a Clara, y la guardia desaloja la sala.
Cuando la conducen a la pira esa noche, su expresión orgullosa no ha mudado, a pesar de las multiples contusiones que le cubren la cara y de que casi tienen que llevarla en volandas. Las imágnes de Eleonora muerta en su lecho han dejado una impresión en las gentes de Bamberg, y parece que muchos tenían ganas de cobrarse la justicia por su mano. Förner no parece haber puesto mucho empeño en detenerles... si ha puesto alguno.
Aún así, la cara de Clara no cambia. Es una máscara fría de odio, y os mira a todos como desafiándoos a que os regodeeis en vuestro triunfo. La última mirada antes de que la aten a la pira es para Förner.
Mi maestro ya te conoce, sacerdote. Y yo también. Me convertí en lo que soy por orgullo. Porque no podía aceptar que esta ciudad, esta sociedad, esta gente, me pusiera su bota encima sin hacer nada. Me volví bruja porque tenía orgullo, y tu también lo tienes. Debajo de esas ropas santas, el orgullo de tu posición y tu poder te come por dentro, y sacrificarías a quien fuera por él. Hoy es a mi, pero a cuantos has sacrificado antes, y cuantos vendrán después. El orgullo de los poderosos pesa más que el de los humildes, sacerdote. Te veré allí a donde voy.
Förner no replica más que con el gesto de que enciendan la hoguera. Clara se yergue y mira por ultima vez, con desprecio, a todos los congregados. No grita, ni se mueve. Su cara permanece helada en un rictus despectivo, y sus ojos miran a través de las llamas, incluso cuando las pestañas arden, hasta que las llamas se cuelan en la cavidad ocular y los hacen explotar. E incluso después, cuando el fuego se apaga y solo quedan huesos requemados, esos huesos siguen alzando, desafiando a los cielos, y todos sabéis, en vuestros corazones, que aún ahora, Clara de Bamberg escupe en la faz de Dios y lo que representa, con un aliento que se extiende incluso más allá de la muerte.
Clara ha muerto.
Una bruja ha caído. El pueblo de Bamberg está un paso más cerca de su libertad.
Puesto que todo el mundo parece tenerlo claro, pasamos al final.
Cita:
Eh... no, te estas confundiendo. Eleanora no ha muerto por la votación de anoche. La votación acabó en empate, y cuando eso pasa no muere nadie. Si al turno siguiente vuelve a pasar, entonces es cuando se tira de la bolsa.
En este caso, Eleonora murió porque una de las cartas que se juegan al principio del día mandó sacar la bolsa, y tuvo la mala suerte de que la cayesa la piedra negra. No la ha votada nadie salvo el codigo javascript que generó su numero XD
¿Se ha entendido eso? XDXDXD no era mi intencion, quería decir que el mal se había cobrado una vida en la noche al no poder hacerlo nosotros los votantes. :P
Supongo que da equivocos por eso de que menciono que de venir a por mi, pero es un poco dificil ponerlo en rol cuando se supone que los aldeanos no sacan ninguna piedra negra, sino lo jugadores en si.