Partida Rol por web

En mostrarle tus esperanzas a que pudiera concertar una cita con el Príncipe, viste a Adolfo sonreir un poco, todo añadiendo ya veras cómo si, tu dejalo en mis manos... Parecía confiado en él mismo, y realmente, no sabías si lo decía para quedar bien o porqué realmente tubiera algun tipo de amistad o contacto con ése tal Montoya. Aún así, tras decir éso, escuchó atentamente la descripción que le estabas dando de tu sire, negando levemente con la cabeza cuando le comentaste el tema del cambio de nombres, momento que aprovechó para sacar un pequeño bloc de notas y un boligrafo de la americana, para tomar algunas notas, sorprendiendose en cuando le hablaste del tema de la profecía, pero volviendo a sonreir cuando le mostraste tus dudas sobre algún modo de poder saber de él. Veo que se trata de alguien importante para ti -empezó a decir Adolfo-, y si, hay ciertos modos de contacto mental mediante los vínculos de sangre. Es un sistema que va bastante bien, sobretodo referente a los siervos mortales, pero para ello tienes que haber tomado sangre de ésa persona, y sólo el donante puede mantener ése vinculo. Aún y dificiles de entender por su complejidad, sus palabras eran tranquilas, comentándote el tema de una forma con que alguien poco habituado en ello lo pudiera entender; con mucha paciencia. No sabías si tenía algun chiquillo, o si fue sire alguna vez; pero, aún así, parecía un buen maestro. Por otro lado -dijo casi de forma seguida, mostrandote quizá otra posibilidad-, he oído hablar de algún tipo de ritual que permite contactar con el sire, pero el dominio de la mágia de la sangre es casi una exclusividad del clan Tremere, y suele ser difícil que alguno comparta su conocimiento con un no-brujo. Realmente, eran pocas las esperanzas que te daba Adolfo, puesto cada vez que se abría una puerta observabas cómo se cerraba otra, aún así, en ningún momento había nombrado la palabra imposible, sólo muy difícil, y si algo habías podido aprender ésos días es que el camino de la estirpe estaba lleno de ellas. Por lo demás, que haya ído cambiando de nombre dificultará quizá más su busqueda, aún y que no es algo tan extraño en los cainitas. En ése momento, pudiste ver cómo de nuevo volvía a escribir algo en su libretita, arrancando la hoja y dándotela. Si éso habla con éste hombre -empezó acto seguido-, se trata de Guerson Misrhaji, un viejo amigo. Él es el Regente de la Capilla Tremere de la ciudad, además del encargado del Archivo del Príncipado. Si hay algo escrito sobre don Alfonso o Alejandro él será el único capaz de encontrarlo. Dile que vas de mi parte.

En ése momento miraste el reloj y viste que ya casi eran las nueve de la noche. Lucía seguramente estaría al llegar, pero tenías aún bastante tiempo entre que desembarcaba, cojía las maletas y venían con Jeremías. No había ninguna llamada perdida en tu móbil, por lo que aún debía estar esperandola. Lo que si me ha llamado bastante la atención -dijo Adolfo tras un rato de silencio- es el tema de la profecía; ¿sabes algo más al respecto?

Escucho los métodos con los que podría contactar con mi sire y arrugo la nariz al oir magia de sangre Tremere. No conocía a ninguno de momento, y el más cercano iba a ser el príncipe de la ciudad, que no estaría muy por la labor a no ser que me debiera un favor. Todo se vería.

Para mí sorpresa me pasa una nota de donde estaba escribiendo con la dirección de otro vástago notable de la ciudad. Para ser un don nadie como yo iba saltando de personalidad en personalidad desde que salvé a Moreno. Asiento agradecido al toreador y medito la propuesta de visitarle. ¿Por qué no? Si no lo hago seguramente me arrepentiré de haber malgastado una buena oportunidad. Pero los rumores de los terribles experimentos que hacían los tremere me daban algo de respeto.

De acuerdo.. iré a visitarle mañana entonces.

A su pregunta de la profecía niego con la cabeza.

No.. no se nada. Esperaba enterarme de más por aquí. Su rastro le trajo hacia Barcelona.