Partida Rol por web

Cómo cada año, las fiestas de navidad habían sido algo frías en la capital Britanica.

Se te hacía extraño estar en casa sola con Rosalie; Nathan, tu hermano, se había tenido que ir hacía unas semanas, y no sabías nada de él desde su partida.

Gabriella Grey, una de las Toreador más importantes de la ciudad hacía unos meses había empezado a acercarse a vuestra família, por lo visto, bajo la pretensión de escoger a uno de los dos para mostraros todo lo que vuestra madre os ocultó tras vuestra conversión en el bosque... y, bajo tu sorpresa, fué tu hermano el elegido.

Por lo visto, para ti, había escrito otro destino, o almenos éso te dijo la señora Grey antes de salir de tu casa para irse con tu hermano en su lujoso Rolls Roice.

Pero, ¿qué era ése extraño "destino"? ¿que planes había en una "joven" y triunfadora empresaria del mundo de la moda?

JUEVES 6 DE ENERO (18:35 horas)

Despertaste en tu habitación, poco después de las seis y media de la tarde.

Hacía una hora aproximadamente que la puesta del Sol, vuestro enemigo natural, se había postrado en el horizonte, y te extrañó que Rosaline, tu fiel criada, no te hubiera despertado antes.

Pero hoy, era un día festivo, incluso para una empresaria que, poco a poco se había ido forjando una fama y una influencia notables en el mundo mortal, a la par que en su clan, pese al terrible pasado que acechaba tanto tu reputación, además de saber que, la mancha que había dejado el Abrazo "insensato y egoista" de tu madre tanto en ti cómo en tu hermano dificultaba llegar a ostentar la reputación merecida en la ciudad, dentro de la sociedad cainita.

Pero por lo visto, todo estaba empezando a cambiar; almenos éso había dicho ésa "extraña" que te dejo "huerfana" de nuevo, almenos por el momento.

Te pusiste algo más comoda y saliste de tu habitación del sótano.

Por lo visto, no se percivía ni un ruido en el piso superior, cómo si tu sierva, en ése momento, no se encontrara en la casa; algo realmente extraño que, en llegar al salón, comprobaste que así era.

Te había dejado una nota encima de la mesa: Maxine, no tardaré mucho en volver. 

Al lado, había tu telefono móbil, al que por lo visto, habían realizado algunas llamadas. El número, estaba oculto, pero por suerte había un mensaje de voz en el buzón: Señorita Wells -empezaba una voz de mujer, con tono suave pero marcado acento francés-, soy la señorita Giselle d'Anjou, si pudiera ser, me gustaría encontrarme con usted ésta medianoche en la abadía... Estaré sentada en el segundo banco durante la Misa, con un sitio vacío a mi lado, y detrás de Lady Anne... Cuando ésta termine le espero en los jardínes traseros.

Éso éra todo.

Aunque nunca habías tenido la posibilidad de conocerla, habías oído que ésa mujer era una importante Toreador, de reconocido status en la capital francesa e importante consejera de la Reina de Londres, Lady Anne, y según las malas lenguas, tambien su amante.

Ésa invitación quizá íba relacionada a las palabras de despedida de la nueva "mentora" de tu hermano, además de ser la primera Misa de Medianoche en que asistirías tras el inicio de tu no-vida...

Lo que si era seguro, es que tenías algunas horas aún hasta poder descubrirlo.

Sus ojos se abrieron súbitamente en la oscuridad de la habitación, agarró el reloj que había en la mesa y lo acercó a sus ojos, ahora podía verlo claramente, eran las seis y media, ¿Dónde estaría Rosalie? Y lo más importante de todo ¿Porqué no la había despertado antes? Se incorporó en la cama, metiendo sus pies en las zapatillas de andar por casa, dejando el despertador sobre la mesa y recogiendo sus gafas de esta para ponérsela. Abrió lentamente la puerta que daba hacia las escaleras verificando que no había luz solar alguna para subir por esta, por un momento pensó que quizás Norah estaba allí, pero aquella bestia era incapaz de despertarse antes que ella.

No había ruido alguno en toda la casa, exceptuando el sigiloso motor de la piscina, llamó un par de veces a Rosalie antes de darse cuenta de la nota que esta había dejado encima de una de las mesas. Luego miró su móvil  escuchando el mensaje de voz que le habían dejado. Se ajustó el pelo detrás de la oreja y marchó hacia el equipo de música que se encontraba en el salón dándole al play y comenzando a cantar la canción que comenzaba a sonar.

- Out on your own, Cold and alone again, Can this be what you really wanted, baby?...

Dejó el mando sobre la mesa en donde estaba la nota y entró en la habitación donde se encontraba toda su ropa mientras continuaba cantando la canción, eligió algo para la ocasión que se merecía, un estupendo traje negro de espalda descubierta, a juego con unos tacones del mismo color y unos guantes, cogió su colonia de “Halloween” y se fue hacia el baño, dejó la puerta abierta, la música a todo volumen y comenzó a ducharse todo lo tranquilamente que el tiempo le daba para no llegar tarde a la abadía. Pero realmente se pregunta por qué de aquél repentino cambio y ese interés en ella.

Con algo de dudas en tu interior por el cambio que estaban empezando a hacer vuestras no-vidas, tanto la tuya cómo la de tu hermana, fuiste a prepararte para la cita.

No tenías mucha prisa, aún faltaba bastante para que tubieras que presentarte ante la Abadía y ni en casa ni en la ciudad hubiera nadie que te precisara, por lo que, delicadamente, dejaste la ropa que te pondrías y te dirigiste hacia el baño para, tras ducharte, terminar de prepararte.

Fue cuando te estabas cambiando que el telefono móbil empezó a sonar. Por suerte no estaba muy lejos, y en responder te precataste que se trataba de Anne, la directora del British Vogue: Buenas tardes Max, y felices fiestas -empezó Anne-, espero no molestarte. Te llamaba para decirte que hoy la revista realiza una fiesta en el BB'Q... esperamos poder contar con una de nuestras mejores promesas en el mundo de la moda -añadió cariñosamente-. Desde hacía unos años, tu renombre en el mundo de la moda se había ido acrecentando, y ya eran normales tus colaboraciones o aportaciones en su revista. Habías oído hablar otras veces de sus fiestas, comentadas en la mayoría de periodicos cómo de las más importantes de la jett set británica, tal y cómo te había confirmado tu amigo Lloyd, llegando a sorprenderte, pues era la primera vez que te invitaban. El fotocol empieza a las 2 de la madrugada, en las terrazas del local, espero verte allí. Por lo demás, el BB'Q, era uno de los clubs más chiq de la ciudad. Situado en una terraza de los Hoteles Healton, en el centro de la ciudad, según habías oído, se tenía una perspectiva inmejorable de la ciudad, además de ser usado sólo para fiestas VIP.

Tras hablar con Anne, y una vez lista, salistes del baño ya para irte a cambiar.

Eran las ocho y media de la noche. Entre el relax y la llamada el tiempo había ido pasando, aún y así, en principio, llegar tarde no lo harías.

Fue en el comedor que te encontraste con Roselin, quien al parecer ya había vuelto, poniendo algo de comida para ella y tus invitados mortales en la nevera. Al verte, se giró, sonriendote, para decir: Buenos días señorita Maxine... había salido un momento a comprar algo para comer que estaba la nevera casi vacía. La veo muy elegante ésta noche, ¿alguna cita de trabajo? -preguntó, sorprendida al no saber que tubieras ninguna cita, pudiendo ver que no estaba en casa en el momento de la llamada-. ¿desea que haga algo?

La ropa se deslizó por su piel hasta caer al suelo, abrió la puerta de la mampara de cristal, cerrándola tras de sí. Encendió la ducha y se relajó durante un buen rato bajo esta con las manos apoyadas en la pared y la cabeza bajo el chorro del grifo. Después de su rato de relajación se terminó de la lavar para salir de la ducha, mientras se colocaba su ropa para ir a la Abadía comenzó a sonar su teléfono, ¿Sería Rosalie?.

Una vez llegada al salón y descalza cogió el teléfono, resultó ser Anne la directora de Vogue. – Felices fiestas a ti también Anne. – Respondió a su saludo. – Para nada me molesta, estará encantada de ir al BB’Q, ¿A qué hora empieza? – Preguntó para saber si realmente podría ir a los dos sitios durante la noche, para su suerte empezaba a las dos pero sin embargo no sabía exactamente cuánto le iba a ocupar la reunión de la Abadía. – En cuanto termine mi reunión de hoy estaré allí, nos vemos luego. – Colgó el teléfono y escuchó ruido en la cocina, era Roselie rellenando la nevera.

- Buenas noches Rose. – Dijo cogiendo una de las manzanas de una de las bolsas mientras comenzaba a olearla y sonrió. – De momento tengo asuntos personales, aunque te alegrará saber que tenemos invitación para el BB’Q justamente para esta noche, si quieres puedes venir a acompañarme.

Rosalie sonrió en verte, sorprendiendose, quizá más que Anne cuando le conformaste tu asistencia, en cuanto le comentaste la fiesta en el BB'Q. ¿Yo? -preguntó algo extrañada, para, con voz algo entrecortada seguir comentando-, no se la verdad... usted es una señorita, pero yo... -parecía que en la mente de Rosalie, ésta, tubiera algun tipo de complejo de inferioridad, o que quisiera hacerse de rogar- además, no tengo nada para ponerme para un sitio tan... tan... elitista. No me gustaría hacerla quedar mal y que ésto pudiera perjudicarla.

Cómo siempre, una negativa rotunda de ella era difícil de oír. Pese a todo, no dejaba de ser un ghoul, alguien que, devido al vínculo que tenía contigo, le resultaba imposible negarse a tus deseos, pero aún así, no dejaba de ser humana, y sus temores se mostraban en el nerviosismo de sus palabras.

Quedaba claro que, o se lo comentabas todo muy bien o se lo ordenabas, o ésa noche ibas a tener que vivir sóla la fiesta. Acompañada de miles de invitados y famosos, éso si, pero una falsa amistad al fin y al cabo.

Fué entonces que algo en ella despertó, cómo si en ése momento una brillante idea o un recuerdo azotara su mente, para algo sobresaltada comentarte: por cierto, antes me he encontrado al señorito Nathan, se ve que estará unos días en la ciudad. ¿Por que no se lo comenta a él?

Tu hermano en la ciudad, éso era una gran noticia. No sabías nada de él desde el día que Gabrielle vino a buscarle. Una gran posibilidad, de éso no cabía duda, pero para ti ésa separación era algo dolorosa, más siendo la primera vez que éso sucedía desde el inicio de vuestra no-vida. Parecía algo aburrido la verdad -comentó Rosalie-, me ha dicho que si podía un día de éstos se pasaría por casa a verla, pero, ¿por qué no le llama y salen juntos?.

Miraste el reloj, viendo que aún era bastante temprano. Tenías dos horas hasta que diera inicio tu cita en la Abadía, no sabiendo muy bien aún cual sería tu lugar allí, ni si el sitio vacío junto a la señorita d'Anjou estaría reservado para ti o sólo sería un señal para poderla reconocer para la posterior reunión con ella.